Dicen estar cristianizandonos.

La generación actual de combatientes en pro de la fe moderna no escatima en costos, el ultraje y el latrocinio, auspiciado por los grandes economistas de la fe norteamericana, que no deja a nadie indiferente, salvo a quienes creen a pie firme en su honestidad, ha regado el mundo entero con su ya fraudulenta teoria económica-espiritual, la llamada, Doctrina de la Prosperidad, para ello, la derecha facista gringa ha debido invertir grandes cantidades del suculento pero pervertido "en Dios confiamos", con el propósito de enmudedcer a una América Latina impedida por su aislamiento geográfico y por su dependencia económica de los grandes potentados económicos del mundo, de decir lo que de verdad piensa. Dentro de este contexto, deambula, en una especie de sonambulismo espiritual, una realidad conocida como: Mundo Evangélico o Protestantismo.
Habiendo estado vinculado a él por mucho tiempo, pretendo, en esta especie de introducción, dar a conocer paulatinamente mi forma de pensar con respecto a este verdadero enjambre de ilusionistas que, al amparo de músicos comerciantes y de predicadores títeres de la realidad norteamericana espiritual, pretenden seguir dictándonos cátedra acerca de una fe vapuleada y distorcionada en sus misma bases por los herederos de un imperio construido a fuerza de hambres, muertes, invasiones y demases, que ni la más cruenta de las imagenes traídas del corazón mismo de un Continente como África, podría siquiera igualarse al inmenso daño que esta nueva visión del Evangelio de Jesucristo ha provocado al mundo entero. Vaya entonces mis saludos sinceros a quienes de aquí en adelante serán mis detractores, y un abrazo profundo y entrañable a esos pequeños cultores de la palabra que yacen en el más absoluto anonimáto y que en esta especie de EXILIO espiritual, pretenden poner en orden sus ideas. A ellos, fuerza.