El alma convertida en un mercado de ofertas.
Tambaleándonos
diariamente sobre la cuerda floja de las indulgencias, corriendo todos los
riesgos que nos obliga el estar viviendo una forma de fe casi en extinción para
las acomodadas realidades de la vida espiritual actual, la moral con la cual
debes dirigir este navío de la existencia, acompañado siempre de La Presencia Bendita
del Señor Jesucristo, no te permite condescender siquiera un poco, con todo lo
que dice relación con esta manera tan materialista de entender y de vivir
esto que llamamos, El Reino de Dios. El punto, o el espacio que nos separa por lo tanto,
puede que no tenga relación alguna con aquellas cosas sin las cuales, muchos de
estos prototipos de cristianos; porque ya no se trata de Ministerios solamente,
sino, de una forma persistente y apóstata de vivir la realidad; simplemente no
podrían vivir, ello mismo es lo que nos ha hecho en este tiempo, difícil por lo
demás, dar pasos realmente decidores en el campo siempre beligerante de la vida
de fe en Cristo.
De este
modo, es como familia, como clan elegido y protegido por Dios, que va siempre
en busca de esas promesas que el gran patriarca de nuestra fe, Abraham, nos
enseñó y nos legó, que hemos tenido que tomar nuevos tipos de acuerdos, hacer nuevos convenios con
Dios para emprender esto que a diario, nos da la fuerza necesaria y nos impulsa
a seguir perseverando en Él, a pesar de la clase magistral de indiferencia que nos
ofrece la realidad del cristianismo actual, con todas sus catastróficas y
vergonzosas desviaciones, las cuales, infectadas e inyectadas del veneno más
mortífero y doloroso que se ha producido en este mundo, habrá convertido el
alma del ser humano, hasta la aparición de nuestro amado Salvador, El Señor
Jesucristo, en un denigrante mercado de ofertas y demandas. Porque finalmente,
tratándose todo esto del alma y de la salvación de ella, ¿qué realmente habrá traído el hombre actual a su alma, el cristiano, qué habrá sembrado en su alma en este tiempo que
sea digno de resaltar o de nombrar, estando inmerso en su naturaleza y rodeado de alternativas en cuanto al campo valorico espiritual? Por
supuesto, no pensamos entonces como los grandes patriarcas del mercado de la fe
que hoy día envenena la conciencia de los cristianos y de los seres humanos en
general, navegamos tal vez, para ellos, en el corazón de un mar tormentoso e
incierto, en el cual, las dudas y el temor podrían simplemente hacer zozobrar
nuestra barca, sin embargo, La Presencia y la certeza de sabernos guiados y
protegidos por el mismo que un día, sobre un pequeño bote en medio de una
tormenta en el Mar de Galilea, fue capaz de calmar el viento y la tempestad,
nos llena de una bella y poderosa calma que nos hace pensar que nuestras vidas,
y las de todos quienes aún conservan en su alma este tipo de certezas, se
encuentran en completo protegidos.
Pero no
ha sido fácil queridos amigos, desde luego que no, como tampoco fue fácil para
nuestros antecesores, Los Apóstoles, ellos, al igual que todos nosotros, no
contaron con los medios adecuados para hacer lo que debían por el Señor,
cansados, agotados o enfermos, muchos de ellos ni siquiera lograron acabar ni
vieron terminadas sus labores antes de emprender el viaje, por el contrario, El
Apóstol Pablo, en sus cartas, nos especifica con lujo de detalles, allá en el capítulo 4 de I
de Corintios, el estilo de vida que ha de representar un verdadero Apóstol del
Señor Jesucristo, y si el Espíritu Santo lo aguijoneó para que escribiera estas
características, por algo fue. Sin embargo, como es de conocimiento general,
estas cualidades, o mejor dicho, estas características que hacen o retratan a un Ministro
verdadero de Dios, jamás fueron tomadas en cuenta por los tributarios del
sistema actual, ellos, de manera violenta y hasta ignorando las advertencias del
Espíritu Santo mismo, no solo las ignoraron, sino que además, las amputaron de
todo el espectro escritural a que nos impulsa a creer y a sustentar la inspiración
divina, de manera que, rebajando o excluyendo la importancia del dolor en su
aspecto formativo, fundamento y soporte de toda la experiencia con Cristo, dejaron
expuesta la realidad ministerial y docente, a verdaderos delincuentes y
prosélitos de una forma de vida que no contempla el sacrificio como herramienta
para alcanzar los rasgos morales y éticos a que nos induce La Bendita y siempre
cuestionada Palabra de Dios. El espacio entonces, o la distancia que nos ha de
separar con la forma actual de entender los conceptos de la doctrina cristiana,
como decía anteriormente, no tiene en absoluto relación como plantean los
dictadores de las tinieblas, con aspectos puramente materiales, la soberbia
propuesta de la Prosperidad, en la cual, prácticamente casi todo el
cristianismo se encuentra actualmente inmovilizado, está prácticamente errada
cuando piensa que un cristiano, por poseer bienes materiales, ello es un
síntoma de la fidelidad que éste le guarda a Dios, y por ende, la bendición alcanzada es producto de esa misma fidelidad, pasando por alto casi todo el contenido de Su Palabra Bendita.
Los
convenios a que hemos llegado con el Señor sin embargo, nos han permitido crecer, desde
todos los puntos de vista, tener la confianza de que Dios no te dejará caer en
ningún momento, o mejor, saber que en algún momento puedes llegar a tropezar,
pero que cuando ello ocurra, Él siempre estará cerca de ti para brindarte todo
tipo de ayuda, no es algo que pueda, desde nuestra humilde perspectiva,
cuantificarse o compararse con la compra de una pantalla plana, o con algún otro
importante accesorio que falte en tu hogar; un hijo de Dios no puede
equivocarse tanto; la dimensión espiritual en la que los hijos de Dios nos
movemos en este mundo, no nos permite razonar ni ver la realidad del modo en
que los cantantes de moda cristiano y predicadores en general, pretenden ahogar
el pensamiento que el Espíritu Santo tardó años en engendrar en el alma y en la mente de un
hombre tan inquieto como El Apóstol Pablo. Por lo tanto, a pesar del crédito, a
pesar de lo que puedan decir los cristianos acomodados y vendidos a este
sistema, ni Falabella, ni el Easy, ni ninguno de los grandes representantes de
esta degradación moral en la que vive inmersa la iglesia apóstata, cuenta con
los elementos propios para ofrecer a nuestras vidas, un poco siquiera de lo que
la vida del verdadero Reino de nuestro Dios, nos ha heredado en La Persona de
nuestro Señor Jesucristo. El Reino establecido por el Señor, no contempla esta
clase de presupuestos, desde luego que no, la vida valorica y de fe, se nos
presenta como una meta diaria que no nos permite derrochar ningún poco de
nuestras siempre importantes energías, por el contrario, El Espíritu de Dios,
haciendo todo tipo de esfuerzos para declararnos el mensaje de Su Palabra,
logra atravesar el mar dificultoso de las contradicciones, para presentarse, de
manera casi milagrosa a nuestras vidas, e impregnarnos de una poderosa
confianza que hoy día, a pesar de las necesidades propias de tener que sobrellevar
esta enorme prueba de vida, debido a la enfermedad que se torna a veces
persistente en mi, reina, gracias a este bondadoso Dios que nos ha enseñado la
manera en cómo debemos sortear con su compañía, hasta los más tempestuosos días
de invierno.
Queda
claro, el por qué el cristianismo no volvió jamás a producir hombres como un
Pablo o un Pedro mismo, o un Juan, que sin Tablet ni computador ni Internet,
recibió el libro de Apocalípsis, sin el cual, no entenderíamos ni tendríamos si quiera, una pequeña idea de la conclusión de este
enorme panorama espiritual que nos ha legado el cristianismo bíblico, lo realmente notable, no es entonces que estos hombres de
Dios, hayan sido lo que fueron o llegaron a ser, no queridos amigos, allí no hay
ninguna clase de problemas, la dificultad para mí siempre estará en el ámbito
de los valores y de la moral cristiana:
¿Cómo
hacen los cristianos y ministros actuales del Evangelio, para evadir toda la
demanda de Su Santa Palabra?
Ello
para mí, es y seguirá siendo, un enorme e inescrutable MISTERIO.
En esta
moral entonces, no tiene lugar la desidia de los traficantes de la prosperidad,
sus hijos un día lo lamentarán, ellos serán la prueba más evidente del daño que
hombres como los ya nombrados y expuestos en toda su dimensión en mi trabajo no
más, han sido capaces de inyectar en alma de un cristianismo que no comprendió,
ni quiso esforzarse en comprender, el valor y la importancia de un LLAMAMIENTO
venido de Dios mismo. El dogma materialista por lo tanto, que hoy día consume a
los consumidores de profetas con sueldos millonarios, se habrá desintegrado,
como todo lo que hoy día existe bajo el ala de un cristianismo que Su Palabra,
ya nos daba a conocer en el cierne de nuestra fe, no obstante, queda claro que ellos son
necesarios, por su puesto que sí, de lo contrario, no habría diferencias entre el trigo y la cizaña,
y de ese modo, el juicio moral, espiritual, valorico, ético que ha de venir, no existiría, además,
tiene mucho sentido si pensamos y reflexionamos en lo que especifica Su bendita Palabra, “el juicio
comienza por casa”, así que, la sentencia para el cristianismo actual, aún a pesar de la arrogancia de sus precursores y sustentadores, sigue siendo la misma, “estuve enfermo, ¿me
visitasteis? Tuve hambre, ¿me diste de comer? Y así…” Por lo tanto, aferrarse
tanto a las bendiciones materiales, puede que no sea una buena medida, desde luego que no, tampoco
hacer creer de manera descarada que el patriarca Abraham, solo pensaba en la
materia y en lo que ello podría ofrecer a sus perspectivas, porque si él hubiese pensado de ese solo modo, entonces, Dios no le
hubiese confiado semejante responsabilidad como la que él debió enfrentar
cuando Dios mismo, conversando a solas con Abraham, le declaró que su bendición
sería más incontable que la arena del mar. Gracias a que el Patriarca, lleno de
un corazón misericordioso, logró comprender el trato de Dios, es que nuestras
vidas hoy día, gozan de la mayor y más grande bendición que Dios nos traspasó a
través de este extraordinario hombre, y que no es otra cosa que, La Persona y
La Vida de nuestro eterno salvador, El Señor Jesucristo.
Por
ello es que partí diciendo que a diario nos tambaleamos sobre la cuerda floja
de la realidad, y es verdad, como la vida que deben vivir muchos de ustedes,
aún así, hemos comprobado en nuestras vidas que Dios, de manera milagrosa, ha estado presente en
todo, y de este modo, nos hemos ido enriqueciendo y llenando de grades
bendiciones, a pesar de la enfermedad, a pesar de a veces no poder trabajar y
no generar los recursos que son necesarios para la subsistencia, aún así, siempre está la mano tendida de aquellos que han
comprendido que el dolor de un hermano, es el propio dolor de nuestro Señor Jesucristo, por lo tanto, no solo se dedican a entregar palabra, sino que además, a hacer por los demás, lo que La Palabra nos dicta, "si ves a un hermano tener frío y no le das con que abrigarse, entonces, ¿para qué sirve tu cristianismo? ¿Para qué pasarse la vida alabando a Dios?... Algunos no lo entienden así, y prefieren hacerse a un lado e ignorar, tornarse
indiferentes, porque ello les torna inmunes, esa actitud no les acerca al dolor que tanto
detesta la doctrina de la prosperidad y toda esa manga de arrogantes que dan
forma a este verdadero ejército de cristianos apostatas, no obstante, siempre
hay alguien cerca que necesita de nosotros, de nuestros cuidados, a veces me
pregunto, ¿qué realmente quiere decir un cantante cristiano cuando dice en una
alabanza, que lo único que desea es querer tocar la gloria de Dios? ¿Para qué me pregunto, quiere un
ser humano tocar tanto la gloria de Dios si no es capaz siquiera en la realidad, de visitar a un hermano cuando sufre en un hospital por ejemplo? Dios, obviamente, no
está de acuerdo con esta clase de impunidad, no lo digo yo, lo dice Su Palabra,
la misma que ellos han ignorado, sistemáticamente, pero, cuando esto se haya
cerrado y llegue el tiempo de dar cuenta, no ahora, no en medio de un tiempo en
el que el cristiano, carece de oportunidades, según él, para hacer lo que debe
por El Nombre de nuestro Señor Jesucristo, estoy seguro que el llorar y el
crujir de dientes, como certifica Su palabra, será toda una realidad en La Bendita Presencia del
Todopoderoso Dios del Cielo y La Tierra, y yo, por nada del mundo, deseo
perderme esa bella oportunidad.
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