El comercio de la fe actual y sus derivados.
El
Señor y Su Palabra tenían razón, y más que razón, porque gran parte de lo que
nos ofrece el cristianismo actual en su prospecto Light, solo viene a confirmar
los grandes temores y sospechas a que se vieron enfrentados los propios
discípulos del Señor, cuando, en medio de una convocatoria histórica, debieron
redactar las cartas que luego se convirtieron en la base doctrinal de un
cristianismo que ha sufrido todo tipo de contradicciones, desde su mismo
interior, y hasta de los más extremos linderos de un mundo que ha visto, en las
enseñanzas del Maestro, una perfecta contradicción a los intereses egoístas de
una sociedad marcada por el individualismo y las grandes diferencias en el área
material y humana, las cuales llegan incluso al área de la justicia, porque en el mismo momento cuando uno de nuestros
representantes del poder judicial, libera a comprobados pedófilos, al mismo
tiempo, y muy cerca de esos grandes elefantes blancos mal llamados, “Tribunales
de Justicia”, se gesta la maldad, a vista y paciencia de todos, incluso, de los
encargados de mantener el orden, y además, de los que deberían proteger la
integridad y salud de todos esos indefensos que esta sociedad no pudo proteger.
(SENAME)
Este
debería ser el gran tema que podría convocarme, diariamente, a tener que servir
al Señor sin dar tregua alguna al descanso, no obstante, la realidad es completamente diferente, los señores ministros
de Dios, totalmente abducidos y sobrepasados de proyectos constructivos y
reconstructivos de realidades que nunca dieron una sola pelea en el campo de
batalla contra la maldad de este mundo, no se interesan en estos problemas, y
en ello, predicadores de radio y de televisión, con un manejo del marketing religioso y material, imposible de cuestionar, con sus predicaciones y sus charlas previamente
concebidas y hasta cansadoras, solo hacen afianzarse, en lo que queda del alma de este triste
aspecto de un cristianismo voluble que todos hemos conocido, ese temerario
pensamiento que de seguro, El Espíritu Santo de Dios, plantó en las conciencias
despiertas de esos valientes emisarios de la verdad de antaño. Por ello es que,
quienes vivimos y sobrevivimos en este mundo de Ministerios de fe, tenemos una
total confrontación con esta forma de cristianismo que han defendido a diente y
muelas, todos quienes no han visto el peligro ni el daño que cantantes de moda
cristianos, putrefactos traedores de mensajes, supuestamente divinos, ilusionistas de la fe, han
puesto en el corazón de los cristianos abstraídos de tales inmensidades. Pero
La Palabra del Señor, inspirada y llena de verdades reveladas por el mismo Dios
que hizo los cielos y la tierra, no nos deja huérfanos, de ninguna forma, el
peso de su santa realidad, no nos permite abstraernos a modo de simples
cantores de alabanzas, por supuesto que no, ni menos quedarnos pegados en
mensajes súper repetidos de una verdad que a diario necesita ser tratada dentro
de un contexto que involucre, rasgo social, realidades políticas, problemas morales,
éticos, culturales, espirituales, etc., sin embargo, para ser justos, una de
las virtudes mayores del cristianismo actual, es el haber sido capaz de llegar
a concretar, una de las más anheladas ambiciones del diablo, y que corresponde
a mantener, por parte del cristianismo en acción, la creencia en un Dios único
y verdadero, no obstante, y aquí es donde todo empieza a oler podrido, que cada
cual puede tener su propia y pretenciosa visión de lo que El Señor dijo e hizo,
y de este modo, abrir la posibilidad a lo que hoy día, los grandes manejadores
de conciencias han llamado, “la economía de Dios, o la sublimación de la
bendición material, por la negación de La Cruz.
Mientras
yo deambulo por estas intrincadas callejuelas de lo bello, profundo e
insondable que es el andar en Dios y Su Perfecta Voluntad, los bendecidos del
sistema apóstata, gozan del lucro que les proporciona semejante comodidad, por
lo tanto, ellos no necesitan de un canto como el mío, desde luego que no, ni
menos, un tipo de reflexión que pueda indisponerlos o incomodarlos con la retórica
de la bendición a que hace alarde, toda esta inmensa gama de seres indiferentes
sacados de algún tipo de película de misterio o de terror, por lo tanto,
siempre he sabido a lo que me expongo, no he ignorado jamás el costo, sin
embargo, podría fácilmente hacerme pasar por uno de ellos, desde luego que sí, pero,
desde el momento mismo que me convertí, supe siempre que el camino no solo no
sería fácil, sino que además, intentar contribuir a la expansión de un Carácter
como el del Señor, basado siempre en las experiencias bíblicas, en el acontecer de
quienes le vieron y le siguieron, y dentro de un mundo que no desea en absoluto
el poder transformador de Su Verdad, ni tampoco los cristianos, debe ser una de
las cosas más difíciles que me ha tocado enfrentar a lo largo de toda mi vida, incluida mi enfermedad, y con esto quiero ser también muy sincero, porque he llegado a comprender, a diferencia
de todos mis detractores, que gran parte de la enfermedad que me toca
sobrellevar a diario, con todos sus determinantes y dolorosos costos, tanto en
el alma como en el bolsillo, y en el cuerpo lógicamente, se debe
principalmente, aunque muchos no lo acepten ni lo entiendan de este modo, a las
grandes impotencias e injusticias que he debido enfrentar dentro de la realidad
que muchos llaman, El Reino de Dios, ya lo tengo claro, porque ni siquiera fuera de él, había
visto las cosas que he hoy día he podido palpar gracias a la siempre enorme misericordia
de Dios. Pues bien, ello me da la posibilidad de escribir y de expresarme con
toda libertad acerca de este problema frente a todos ustedes, no tengo vínculos
con los pervertidos que usan La Palabra y la dignidad del Hijo de Dios, para
llenarse los bolsillos con los cochinos billetes, no señores, para ganarme un par de pesos,
honestamente, debo esforzarme, como cada uno de ustedes, como lo hicieron Pablo y muchos apóstoles, no obstante, nunca he negado, delante de Dios y de mis propios hermanos, que cuando he necesitado la ayuda de todos ustedes, he recibido mucho
más de lo que podría imaginar, sin embargo, debo ser honesto y claro, creo por
ello que jamás, jamás dejaré de hacer una de las cosas que más amo para
solventar en parte las grandes necesidades que tenemos como familia, el arte, o
la artesanía del trabajo que Dios me dio, es una de las grandes posibilidades
que me permiten distraerme y salirme de todo este basural en donde a diario me
pregunto, ¿cómo lo harán los hermanos que no cuentan en sus realidades con
algún tipo de cristianismo disidente, cuando la realidad misma nos obliga a
tener que replantearnos lo que creemos, si de verdad queremos hacer caso a lo
que está escrito en Su Bendita Palabra?
Estoy
agotado, de verdad, porque luego de levantarme e intentar darle un poco de dinamismo
a este cuerpo que se niega a mejorar, las fuerzas se hacen pocas, no obstante,
Janett, mi esposa, tomó un nuevo proyecto, y haciendo los esfuerzos ya
expresados, me decidí a ayudarle en todo, para ello, debo andar con mi mochila,
y dentro de ella, con todos mis medicamentos, nada puede faltar, en cualquier
momento puedo ser presa de una de mis angustiantes crisis, y de esta forma,
puedo a lo menos palear en parte, todo el maltraer que pudiera provocarme está
ya, lejana y oxidada realidad. Pero este cansancio corporal, me permite también,
junto a mi esposa, ganarnos unos pocos pesos para sobrevivir, y ello además, me
da la fuerza moral necesaria para intentar decir todo lo que pienso, desde
luego, desde mi personal perspectiva, que no es satánica ni trivial, sino que
intenta, por todos los medios que me proporciona este sistema, de aclarar a
quienes todavía no presienten el riesgo en el que están, que aunque todas las
cosas brillasen en el mundo como el oro, no siempre lo que brilla, es
precisamente oro, porque lo que hace al oro, no es solo su brillo, recuerde que
el oro tiene propiedades, y existe además en esta tierra, oro de baja y de muy alta
ley. Así que, cansarse trabajando con las propias manos, no debería ser
considerado como algo tan malo por los que viven de lo que otros les dan,
quedar abatido lijando una muralla, aún con una enfermedad respiratoria como la
que yo sobrellevo, me llena de tranquilidad, es más, me permite agradecer a
quienes, desinteresadamente, siempre nos han tendido una mano para salir de
nuestras incomodidades económicas, propias de hijos de Dios que viven en
conciencia dentro de un tercer mundo, que pocos desean oír y sanar de sus más
enormes y desequilibrantes perversiones, no obstante, Ministerios como el mío,
archiconocidos por la cristiandad, siguen padeciendo todo tipo de indulgencias y contradicciones,
mientras tanto, los fieles seguidores de personas más que del Señor, de instituciones
humanas más que de la realidad de Cristo, se jactan, irónicamente, porque a
ellos no les alcanza la maldición de la enfermedad, porque con sus sueldos son
capaces de darle a sus hijos, no solo la educación que se merecen, sino que
también, enseñarles a proceder con la misma indiferencia que sus padres, “cristianos
por cierto”, proceden frente a los grandes y enigmáticos dilemas morales y espirituales por
lo que atraviesa gran parte de este mundo en completo desconcierto, de esta manera, incomprensible para mí,
ellos sacan provecho de la bienandanza en que se hallan enquistados sus verdaderos
intereses, y que no son otra cosa más que, la compra y venta de valores
bursátiles ahora, dentro del campo mismo de la fe, y que viene a representar en
buenas cuentas, el capital y el patrimonio material en donde esta perjura
realidad, ha puesto toda su alma y todo su corazón, contradiciendo el
fundamento bíblico en primer lugar, y evitando con ello en algún momento, como
segundo elemento, que ellos puedan encontrarse de repente, con
la encantadora e invulnerable fuerza de la verdad pura y santa que se desprende de SU
PALABRA, y no de otra cosa. Así que, hermanos y amigos, agradecemos del alma,
mi familia y yo, a todos los que han visto en este humilde ministerio, algún
sesgo a lo menos del Evangelio predicado y practicado por El Señor y su
discípulos, y que a pesar de las objeciones propias a que desean someternos los
acomodados con el sistema, no pretende ni jamás podrá despegarse de lo que
Cristo, hace ya dos mil años atrás, trazó como objetivo único, para todos los que
un día fueran capaces de recibirle con toda la humildad y sencillez, dentro de sus propios corazones.
Yo sé por
lo tanto, que debo contar con una muy pequeña cantidad de inflexibles correligionarios
que aman mi canto y que leen el contenido de mis reflexiones, lo sé, porque ellos,
al igual que yo, conocen las tragedias que se vienen, y por supuesto las que a diario debemos enfrentar, mientras tanto, toda este
sin par ejército de parásitos sementales, supuestamente espirituales, constituyen
y dan vida, a una forma de cristianismo que no contempla al que padece y
sobrelleva el peso de una cruz, ilimitada y casi sin término, porque el dolor queridos
hermanos, no acaba cuando te regalan una guitarra último modelo como a mí, la
cual me fue donada por un hermano del alma, para que yo no dejara de servir al
Señor por ningún motivo, sino que continúa, por no sé cuánto tiempo más, hasta
cuando Dios diga, tampoco el dolor desaparece mis hermanos, cuando los demás,
extasiados por el gozo y el placer que les provoca el sonsonete de su voz, y el
empobrecido contenido de sus cantos, son capaces a nombre de todo el cristianismo protestante chileno, y representando la realidad de un CEMENTERIO, a atreverse a darte un diploma al insigne adulador de Cristo, Marco Witt, porque su música, restaurada y todo, ha bendecido a muchos sobre esta siempre
incomprensible realidad llamada, CHILENSES NEW AGE WAIRHCHTR, no hermanos, Marco, seguramente,
después de la caída que ni se nombra, ahora debe estar cargando con una cruz
propia, y lo que debe ser realmente elocuente para él, una cruz real, tal como
Dios lo quiere y no de otra manera. Por ello es que los pocos amigos que ahora
tengo, los valoro, no los desdeño por nada, ellos son mi cable a tierra,
conforman la gran nube de testigos que darán cuenta, delante de Dios un día, de
la honestidad y del esfuerzo que debí desplegar junto a los míos, para poder ejercer
con responsabilidad, este Ministerio de servicio
a Dios, en primer lugar, y luego, de fortaleza moral y espiritual, a toda esa gran marea de hermanos
que en estos últimos años, han permitido que mi canto, al igual que en el
pasado, pueda bendecirles con toda la humildad que ustedes ya conocen, por lo
tanto, está claro que en esto, hay muchas cosas en juego, mucha tela aún que cortar, muchas importantes
cosas que ni se nombran, cosas turbias que se ocultan al precio de mantener al
pueblo lleno de ignorancia, a mi humilde modo de pensar, por estas mismas
condiciones, y para que la Gloria sea completamente de Dios y no de nosotros,
mortales todos, si el Señor no viene antes, creo que mi voz, aún con mi
garganta cristalizándose a montones, seguirá dando que hablar y multiplicándose
en el aire, al final de cuentas, yo sé que un día, allá en lo alto del este claro
firmamento, en la compañía del Señor y de todos sus disidentes detractores de esta vulgaridad llamada, DOCTRINA DE LA PROSPERIDAD O CRISTIANISMO SIN CRUZ, nos podremos abrazarnos, con toda libertad, sin carteles ni grandes diferencias coagulando nuestras experiencias en Cristo, estoy seguro que no ha de faltar en aquél lugar, el tiempo ni el momento para
que nuestras vidas sean tomadas verdaderamente en cuenta, de la manera en que debieron haber
sido tomadas por una cristiandad que se ufana en este mundo de lo perecedero, pero
que nunca fue capaz de comprender, a pesar de todas los medios puestos a su
alcance, ni el valor ni la importancia de lo realmente vital, e imperecedero,
como las cosas que se llevan silenciosamente en el fondo de nuestra a veces,
angustiosas realidades.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home