Tuesday, August 13, 2013

¡Hablar y no callar, esa es la consigna para el cristianismo de hoy!!

Este tiempo no ha sido fácil, desde luego que no, sobrellevarlo con todo el enorme significado de una traqueopatía osteocondroplástica sobre tu cuerpo, languideciéndote, abatiéndote por completo, dejando tu cuerpo cansado, prácticamente tirado sobre las mismas cuerdas, solo te hace pensar que si Dios no interfiere pronto en tu realidad, no tienes ninguna clase de oportunidad. Pero esta es la cruz que me ha tocado sobrellevar, no otra, es así como Dios lo ha querido, yo no soy quién para poner en duda lo que Dios, en Su Misericordia, ha querido darme a conocer con esta inmensa prueba, a mí, como hijo de Dios, no me queda otra cosa más que soportar, sobreponerme a toda la enorme dificultad que me impone esta condición, y seguir adelante, como sea, aunque esto me tome gran parte de mi tiempo, gran parte de mi propia vida, tanto como para contar solamente, con un par esquivas horas diarias que permitan a mi ser, a fuerza de tenacidad y de paciencia, desarrollarme y presentarme de cara a la vida, con una sonrisa que sea capaz de prorrogar por un tiempo aunque sea, toda la dolorosa y cansadora condición que me ha impuesto el creador, porque aunque cuentes con la ayuda de Dios para sobrellevarlo, la enfermedad como prueba, ya me resulta agotadora, y por supuesto, para todos los que debemos soportar éste y otros males, la situación se torna a veces casi incomprensible, de todos modos, nuestra fidelidad a Dios pasa por otros parámetros, por otras circunstancias muy ligadas a las convicciones más que a los sentimentalismos que venden los comerciantes de la alabanza actual, razón por la cual, personas como nosotros, cuestionados hasta el cansancio por los cómodos antropófagos de la fe Light y comercial, vivimos distanciados de las volubles manifestaciones de amor a un Dios, que a pesar de amarle y de guardarle por completo eterna fidelidad, nos propone interrogantes tan enormes y difíciles de comprender, tan grandes como para poner en duda que alguno de los más sobresalientes propagadores de gozo y prosperidad actual, sería capaz de llevar siquiera, un par de minutos sobre sus espaldas, es que no nacieron para ello, otras son sus prerrogativas, otras sus metas. No obstante, ese mundo familiar que me rodea, me permite creer que aún Dios tiene todas las posibilidades en nuestras vidas, si quiere, y sé con toda seguridad que muchos de ustedes, hasta no les guste el tenor de mi sinceridad, sin embargo, la prueba a que estoy siendo expuesto, junto a los míos, por el mismo Creador de todas las cosas, no es menor, así que mis interrogantes y mis cuestionamientos, están en completo relacionadas con la exacta dimensión de mi dolor, el cual, solo puede ser calmado por la morfina y otros analgésicos que comienzan a hacer estragos en mi hígado y mis riñones, pero como decía, gracias a la invaluable compañía de mi mujer, por la cual doy gracias a mi Dios, y al cariño enorme de mis pequeños hijos y mis verdaderos hermanos y amigos, he ido lentamente sorteando toda tipo de dificultades, de este modo es como, a pesar de todo esto, me animo a escribir, puedo abrazar a mi mujer y a mis pequeños hijos, Mateo y Efraím, los cuales, en su inocencia, con sus juegos y sus sueños, son capaces de inyectar a mi alma, una clase poderosa de energía que no existe en los canales de televisión por cable, ni tampoco en el contenido de estos poderosos medicamentos que si bien, me ayudan a librarme a ratos de mis dolencias, sé que terminarán por destruir algunos de mis importantes órganos que en este momento, ya están dando señales de su agotamiento. Pero todo esto se trata de esfuerzo, de sobreponerse, de no dejarse apabullar aún por las más decidoras y contundentes declaraciones de los médicos, por ello es que sigo creyendo en esa fuerza, porque se trata de una fuerza incomparable, de una clase de fuerza que solo puede provenir de Dios, ahora, en forma de familia, dentro de un carácter de hogar que esta sociedad, necesita recuperar, y nosotros, “los que estamos al servicio del Señor”, aún con estas enormes dificultades atravesando nuestras vidas, es claro que no estamos dispuestos por ningún motivo, a dejarnos silenciar por nadie, Cristo nunca lo hizo, sus apóstoles menos, y nosotros, que vivimos dentro de un mundo completamente deshumanizado, cedido y entregado además, a las crueles y reales perversiones de un sistema que se nutre de materialismo y desigualdades, como si nuestras vidas se trataran de cosas que no tienen ningún valor, seguiremos esforzándonos, no obstante, mi dificultosa realidad, me ha llevado a pensar, en la enorme responsabilidad que tiene el cristianismo actual con respecto a las dolencias nuestras, porque no puede separarse, como si se tratara de objetos inservibles, la vida de quienes hemos entregado todo por El Señor, de la evidente y bíblica realidad de los procesos que ha de vivir el cristianismo a lo largo de toda la historia, a veces, fundamentando toda su egoísta predisposición, en el mezquino y ruin sentimiento de una filosofía de vida que más bien representa, a una forma cruel de economía espiritual más que de servicio a los que de verdad sufrimos con la realidad de las enfermedades, lo que se traduce en buenas cuentas, a una trágica y evidente falta Ética sobre la cual, las inconclusas realidades espirituales actuales, no han querido ni querrán seguramente; por mucho tiempo más; poner sobre ella la mirada, para remediar en parte, el enorme daño moral y espiritual que han provocado con sus miserables predicaciones y cantos construidos en living de un departamento en donde el dolor humano pasa prácticamente inadvertido, y a través de una concepción de cristianismo que solo pudo tener su origen, en la poderosa e indestructible condición de una comunidad que no desea tener contacto con los verdaderos valores proclamados por Cristo a sus valientes discípulos, ni menos con aquellos que a pesar de mantenernos aferrados a este Dios Misericordioso con un esfuerzo casi sobrehumano, somos prácticamente pasados por alto, haciendo creer a la comunidad, supuestamente cristiana, que nosotros somos los culpables de tan enorme dificultad.

Entonces:

¿Cuál es la responsabilidad de Dios en esto, acaso no es Él el que permite todas las cosas?

¿Y qué propone el cristianismo materialista de las alabanzas para personas como nosotros, continuar con las alabanzas, no hacer ninguna clase de preguntas o interrogantes a Dios y mantenernos por completo en silencio?

Si es así como piensan y dictan los abductores de conciencias que debe ser nuestra actitud frente a un Dios que ha ofrecido todo tipo de ayuda a quienes sobrellevamos esta clase de males, entonces mis queridos hermanos, Dios no es un Dios de trato con el hombre, y todos los vendedores de ilusiones están en la razón, y por lo tanto, habría que sacar de La Biblia, no sólo el testimonio de Job, sino que, de varios valientes hombres que no se callaron cuando el dolor de ellos y el de sus hermanos, era simplemente ignorado por las castas religiosas de la nación de Dios.

Sin embargo, mi reflexión me ha llevado a pensar, inobjetablemente, y desde la aflicción que me somete en este instante a semejantes incomodidades, en ciertas circunstancias que no pueden pasar como si nada en la vida de quienes, no solo sobrellevamos el peso de alguna dolencia profunda en nuestro ser, sino que también, en todas aquellas vidas de los hermanos que no están dispuestos a condescender, ni menos dejarse embaucar en sus principios, por esta clase de arrogancia espiritual que hoy día parece haber desarraigado, completamente, la verdad pura del Evangelio que un día el mismo creador del Universo, trajo y compartió a un mundo en completa y total oscuridad. Por ello es que reconozco entonces, que existe cierta clase de interrogantes que de continuo, como una comezón sobre mi conciencia, parece estar asediándome, rodeando mis circunstancias, continuamente, como si se tratara de algo imperioso, inobjetable, inequívoco, influyendo incluso, sobre la humilde creatividad que Dios me ha dado para construir a veces, en base a ciertas impresiones poéticas y musicales, la belleza de una canción, o el sentido de un rasgo poético, todo para impedirme avanzar con libertad, y llegando a detenerme incluso para proceder a preguntar:

¿Cómo pueden los hermanos que se hallan afectados por esta forma de proceder y de pensar la fe, orar por alguien que se encuentra enfermo, si ni siquiera se esfuerzan por conocer el tipo de mal que te aqueja?

¿Cómo podrían si quiera acertar con una oración si mantienen sus corazones distantes del dolor que afecta a miles de personas, incluidos nosotros los cristianos?

¿Cómo poder cifrar en ellos nuestras esperanzas si ni siquiera visitan a los enfermos con esta anticristiana forma de ver El Evangelio de Cristo?

¿Cómo puede rogar un cristiano o La Iglesia de Cristo por alguien que sufre, si no entiende el significado del dolor en el ser humano?

Y peor aún, si el pensamiento que hoy día rige el alma y la mente del cristianismo con respecto a las enfermedades, sigue siendo la prepotente propuesta de esta verdadera maldición de LA PROSPERIDAD, entonces los cristianos finalmente, no solo dejarán de orar por quienes soportamos estoicamente el rigor de las dolencias que una enfermedad nos proporciona, sino que además, está claro que todo se habrá de concentrar solamente, en las bendiciones materiales, de modo que el espíritu y el amor de los primeros cristianos por quienes debían sufrir los embates de la propia naturaleza, se habrá finalmente desintegrado, ¿responsabilidad solo de los seguidores de pastores sin relación con el dolor? No queridos hermanos, sino que también de los propios ministros de Dios que solo se han preocupado de empoderarse y de lucrar en esta realidad espiritual, negando en primer lugar al pueblo de Dios, el conocimiento de La Verdad Suprema de Dios como elemento redentivo e intrínseco en la doctrina del Evangelio de Cristo, y además, utilizando el contexto espiritual, el de La Iglesia de Cristo y del Reino que ÉL nos trajo a este mundo, para el efecto materialista y consumista a que tiene sometida a una gran cantidad de cristianos en este mundo, la cruel y desenfrenada mercadotecnia de la fe actual, a manera de predicadores rapaces, de pastores impávidos frente a la corruptela habitual de movimientos espirituales centrados en el bienestar material, o de cantantes profesionales dispuestos a todo con tal de adquirir reconocimiento y fama dentro de una urbe protestante construida con gran poder económico, no cualquier poder económico, sino, con un gran poder económico.

Es realmente ancho y tenebroso el camino que nos ofrece el evangelio de la llamada Doctrina de la Prosperidad entonces, ya sea de segunda o tercera mano, ya sea enmascarado, con una imagen de humildad incuestionable accediendo a tus principios, o simplemente expresada como tal y sin tapujos, de cualquier manera, las tinieblas sobre nuestras realidades, son un hecho absolutamente palpable, evidente y además, contundentemente cruel como el egoísmo de quienes ofrecen su servicio a esta clase de fe, como muestra, doy un pequeño ejemplo de lo brutal y dañino que puede llegar a ser para el alma honesta que ama a Dios, esta forma particular de pensamiento, cuando, intentando vapulearte o darte ciertas nociones éticas para mejorar tu vida ministerial, el frío y calculador representante de esta tragedia moral y espiritual, pudiendo ayudarte o beneficiarte incluso con todas sus bendiciones, es capaz de abalanzarse sobre ti, e insinuar engañosamente a tus oídos y decirte, ¡que yo no debes decir tantas cosas cuando das a conocer tu canto, sino que debes guardar la debida compostura, o ser capaz de silenciarte sobre ciertas realidades que nos tocan a todos vivir a diario, y que solo debes remitirte a tu canto, y nada más.

En primer lugar, desconocer la gran necesidad que existe dentro del pueblo de Dios, y fuera de él, de oír La Palabra de Dios desde la perspectiva de La Verdad de Cristo, y no desde las improvisadas peculiaridades de los apóstatas profesionales, es una de las prácticas más frecuentes que utilizan en su sensualidad, cantantes de moda y predicadores que se han construido en base a los modelos de fe que le ofrece el sistema, apócrifo y desertor, lo que se traduce en la realidad espiritual y de La Iglesia del Señor Jesucristo, a una desvalorización del Ministerio que alguien, valientemente, y por inspiración del Espíritu Santo, es capaz de ejercer en semejante realidad, y a pesar de todas las circunstancias adversas. Y en segundo lugar, minimizar la importancia del mensaje profético, ha sido una constante en estos últimos años por parte de los maestros de la prosperidad, y de toda su amalgama de desertores, con el propósito de impedir que la cristiandad toda, pueda hacerse de valiosas interrogantes que pudieran ser canalizadas o capitalizadas dentro de sus propias y siempre cuestionadas realidades, no obstante, en un ambiente sensual y preocupado más de las bendiciones materiales que de servir a los intereses verdaderos del Reino de Dios; estancada además en el poder de la imagen más que en el contenido de las cosas, en especial, en las cosas de Dios; la tendencia de ridiculizar nuestros grandes esfuerzos, es una constante a la cual, no estoy dispuesto en El Poderoso Nombre del Señor Jesucristo, a ceder ni un solo ápice en mis valiosos principios, solo porque un grupo de mercaderes de la fe, prepotentemente pretende silenciar y abducir nuestro mensaje, como si se tratara de algo que nosotros hemos inventado.

Curiosamente el Apóstol Pablo, inferido por la influencia del Espíritu Santo, no solo fue enriquecido con el mensaje de La Palabra de Dios, sino que frente a las sensuales envestidas de un sistema que ya en su principio parecía dejarse embaucar por el engaño, la respuesta divina a tales convocatorias de falsa humildad y de las muestras de una forma de amor totalmente adulterado por parte de cristianos limitados por el materialismo imperante, es el siguiente:

“Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.

Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.

Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.

Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.

Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.

Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.

Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.”

[Hechos 18 : 1 - 11]

Y además, fundamentando esta explicación desde la contundente realidad de Su Palabra, tenemos por ejemplo, el episodio vivido por los discípulos del Señor en los momentos en que se atrevieron a divulgar El Evangelio de La Verdad, entre la población de los judíos y en El Poderoso Nombre de nuestro Señor Jesucristo.

La Palabra entonces lo detalla de este modo:

“Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.

De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente.

Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.

Y aún de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.

Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo:

Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.

Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.

Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso,

diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.

Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo.

Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.

Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también El Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos.

Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres.

Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.

Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados.

Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.

Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en El Nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.

Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”

[Hechos 5 : 11 - 42]

La contundencia de esta Palabra no deja dudas, el verdadero discípulo de Cristo, no debe dejarse amedrentar por nada ni por nadie, porque si El Señor le ha llamado para cumplir con un propósito tan importante como hablar en Su Nombre, entonces, él deberá hacer todo lo posible, y hasta lo imposible, con tal de cumplir con lo que El Señor le ha encomendado, por ello creo que toda esta falsa humildad y profesionalismo doctrinal en el cual se halla inmersa gran parte de la cristiandad actual y mundial, solo busca poner obstáculos a todos quienes hemos recibido por parte de Dios, un enorme y valioso llamado a servirle en este tiempo. La verdad profética en tanto, solo viene a confirmar el hecho de que Dios, en cada generación, ha sido capaz de construir en ciertos hombres, alguna forma de disidencia que permita al propio Señor, dar a conocer a través de estos importantísimos y valiosos instrumentos, La Eterna Verdad de Su Palabra, la cual, a pesar de la arrogancia con que viven y llevan a cabo sus propósitos los productores de Gozo espiritual artificial, no necesita de tanta parafernalia ni poder económico para ser expresada:

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.

Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.

Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.

Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.

Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.

Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;

y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.

[Hechos 3 : 1 - 11]

y lo que es mucho más contundente, a Dios le vale que tan solo un único ser humano, con toda una humanidad evidentemente imperfecta a su servicio, comprenda la importancia de semejante contradicción, para proponer, a través de este interlocutor validado por el mismo creador de nuestra Fe, Su Inobjetable desacuerdo con un sistema que solo sobrevive en base a expresiones emocionales, y por supuesto, a la incondicional alianza con el mayor y más característico elemento que los representa y que es, su férreo compromiso con la mercadotecnia de la fe, y todos sus perversos laberintos que conducen con toda claridad, a la misma impiedad e iniquidad que nos da a conocer Su Bendita Palabra.

El mensaje profético, siempre tuvo al frente a verdaderos mafiosos que, en su desafiante conducta, intentaron por todos los medios de desorientar al interlocutor de Dios, llegando incluso a proponer algún tipo de soborno con tal de enmudecer la voz que Dios le había dado a esta clase de personas, los ejemplos existen en La Biblia, no obstante, me parece razonable sumergirnos una vez más, en cierto momento de uno de los Ministerios más conflictivos que da a conocer Bendita Su Palabra:

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, con motivo de la sequía.

Se enlutó Judá, y sus puertas se despoblaron; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.

Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.

Porque se resquebrajó la tierra por no haber llovido en el país, están confusos los labradores, cubrieron sus cabezas.

Aun las ciervas en los campos parían y dejaban la cría, porque no había hierba.

Y los asnos monteses se ponían en las alturas, aspiraban el viento como chacales; sus ojos se ofuscaron porque no había hierba.

Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.

Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?

¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.

Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus pecados.

Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien.

Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.



Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.

Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan.



Por tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre serán consumidos esos profetas.

Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá quien los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad.

Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa.

Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no entendieron.

¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.

Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado.

Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.

¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover? ¿Y darán los cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, pues tú hiciste todas estas cosas. [Jeremías 14 : 1 – 22]

Muchas son las maneras en que un falso profeta engaña al pueblo de Dios, a veces ni siquiera se sirve de La Palabra de Dios, basta con un carácter, con un modo, una forma, el pueblo, en una condición de constante deserción a los principios divinos, está dispuesto a creerlo todo, de manera que el quimérico visionario, solo hace lo que tiene que hacer, mucho más trabajo le toma al que pretende, en El Nombre Glorioso del Señor, y con el solo peso de La Verdad en su mensaje, sin contar con las ayudas que se brinda a los falsos representantes de un sistema corrupto como el de hoy, establecer que el Derecho de Dios, parte en las propias vidas y estilo de vida que eligen las personas con principios divinos, y por lo tanto, el ser humano afectado por el mensaje y el Carácter de Dios, debería ser capaz de discernir las diferencias, no obstante, esta enorme realidad profética que nos expresa Su Bendita Palabra, nos deja claro una cosa, que el problema con la actitud apóstata de muchas realidades espirituales actuales, se basa, al igual que en los tiempos del profeta Jeremías, en el inequívoco punto de vista que se relaciona con el estilo de vida que eligen los hijos de Dios para asumir el llamado divino. No hay contradicciones en el mensaje Bíblico, por el contrario, el drama espiritual ha de trasladarse en esta profecía, al campo de las necesidades de vida y del mundo físico que nos rodea, como la sequía que hoy día asola a gran parte de nuestro país, no obstante, nuestro cristianismo, completamente absorto en propuestas que nada tienen que ver con nuestras realidades, evade, descarada y desvergonzadamente, todos aquellos elementos que una realidad espiritual, completamente entendida del propósito de Dios, sería capaz de enfrentar si a lo menos los verdaderos mensajeros de Dios, fueran oídos y recibidos como debieran, pero la realidad es otra, la sensualidad en la cual se halla sumergida gran parte de nuestro cristianismo, solo digiere propuestas que le hablen de lo bueno que es Dios, y de toda una cantidad enorme de cosas que en nada contribuyen a la comprensión del PROPÓSITO DE DIOS para nuestras vidas en esta complicada circunstancia, nada más, sin una sola disidencia, sin una sola contradicción, como si el Cáncer no afectara sus realidades, como si no hubiera homosexualidad en sus congregaciones, como si el adulterio y la fornicación solo fueran hechos consumados por otros, eso señores, eso no es cristianismo, eso es simplemente, indiferencia y APOSTASÍA.

Puede entonces que la enfermedad que me aqueja, como yo lo creo, no sea un obstáculo para comprender lo que El Señor desea hacer con nuestras vidas, además, y lo que es mucho más valioso desde mi moral y ética en Cristo, ni siquiera se transforma desde la eterna misericordia de Dios, en un problema para servir al Gran Propósito divino, contrariamente, me fortalece la idea de saber que nuestros hermanos, los primero cristianos, se gozaban de haber sufrido por causa de Su Nombre. ¿Quién hoy día estará dispuesto a ello? ¿Cómo podrían los cristianos de la elite profesional de la fe, dictarnos cátedra de vida y sufrimiento cuando nosotros, con toda esta enorme montaña de dificultades que nos golpea de continuo, aún somos capaces de honrar el Glorioso Nombre de nuestro Salvador, sin siquiera recibir de ellos, una miserable palabra de aliento?

Finalmente, Jesús, El Señor, dijo que nosotros estábamos en el mundo, pero que no éramos del mundo, sin embargo, esta nueva forma de cristianismo llamada PROSPERIDAD, imitando las artimañas del sistema, más que de otro mundo, parece sentirse cómoda en éste, a nivel de negarle siquiera la oportunidad de reflexionar a sus seguidores, en la veracidad de la propuesta profética con la cual, EL DIOS del Amor, ha hablado a la humanidad toda, por mucho y bastante tiempo ya. Los cristianos actuales, ya no pueden negar ni poner en duda que Dios ha hablado claramente a sus vidas, los hipócritas dirán que los interlocutores no eran válidos, los orgullosos pensarán para sí mismos, que todos lo que andábamos detrás de una realidad ministerial con evidentes negaciones y sufrimientos, no era posible que fuésemos los instrumentos con que Dios hablase a sus cauterizadas conciencias, aclarándonos La Palabra de Dios, que solo una conciencia herida, y a veces hasta sangrante, es la única conciencia capaz de atribuir a Dios, la obra incomprensible de estar utilizando una vez más, a estos pequeños valientes para confrontar, toda la ignorancia e infidelidad de un pueblo, que junto a sus ministros, no desea ser tratado por La Suprema Verdad de un Dios, que junto a Su Palabra, nos dice lamentablemente que el tiempo, el tiempo ya se acerca.

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