En busca de la verdad.

La verdad finalmente, no es propiedad de algunos, aunque así ellos quisieran, porque la verdad es un valor, un valor intangible e inmaterial, y cualquier reproducción de ella de forma corporativa e institucionalizada impedirá al fin y al cabo su genuina manifestación. Hubo uno en la historia que se interesó mucho en la verdad y preguntó:

¿Pero qué es la verdad?

No hubo respuesta para él, porque al parecer no basta con tener una idea de lo que es la verdad o conocer al menos qué es ella, contrariamente a esto, la verdad, como valor intangible, goza de una característica única y particular, y es su propio dinamismo, su movilidad frente a la realidad, una movilidad que le permite hasta escurrirse, si fuera necesario, por entre las alcantarillas, está preparada para cualquier evento extraño e impredecible, incluso para ser ignorada, evadida, traicionada por gente que dice abiertamente ser hijo de la verdad y no obstante, mienten,

falsean, se definen abiertamente y sin impedimento alguno como hipócritas, y luego dicen tener su propia verdad. Con esta demencial actitud, la propia realidad Evangélica se ha llenado de estos déspotas predecibles que viven y se alimentan como parásitos del alma de los demás, sólo porque ellos no son capaces de abrirse su propio camino. En esta encrucijada histórica en que nos encontramos, la verdad parece entonces mentira, y la mentira logra ser aceptada como verdad.

Pero esto no tiene nada de nuevo, los antiguos griegos investigaron y dieron una gran importancia a este valor fundamental en la vida y desarrollo de la humanidad. Los romanos no dejaron de inquietarse en el descubrimiento y comprensión de este valor, aunque a decir verdad, la experiencia con Jesucristo en el plano de la historia, nos deja muy en claro que el orgullo humano puede generar dualidades o comprensiones medias de aspectos que tarde o temprano provocaron la caída del propio Imperio Romano, gobiernos y establecimientos en general. Esto quiere decir que el rechazo a una verdad tan potente como la verdad expuesta por Él, no tiene otras alternativas, aunque sus seguidores actuales no lo quieran aceptar, los hipócritas y moralistas tienen dentro del mundo espiritual hoy día, la oportunidad que les brinda el propio sistema religioso para vivir intensamente sus mediocridades, porque la verdad puede ser también manipulada para cualquier fin, para propósitos maléficos, para desviar la atención, para obtener poder, para llenarse los bolsillos de plata con el pretexto de estar sirviendo a Dios.

Hoy, la carrera de Predicador y cantante del gozo parece estar en la cresta de la ola, la oferta es superada con creces por una demanda irreflexiva que no tiene elementos para contrarrestar la poderosa y casi tentacular influencia de una Industria que ve la verdad, como un mercado de libre oferta y técnicamente productivo. Así, el costo no tiene importancia, la vida tampoco, es decir, el derecho que puedes haberte ganado a través de tu vida sirviendo a una causa noble y sencilla como el de sembrar la Palabra de Dios, no tiene valor, carece de importancia, una persona que a duras penas conoce en parte La Palabra de Dios, y que jamás ha dejado nada por servir a Cristo, es decir, que emite sólo balbuceos espirituales, y por ese orgullo propio de los que sirven al sistema y del cuál viven y se nutren, hoy día nos pueden dictar hasta cátedra sólo porque existe el Internet, porque de otro modo, ¿cómo iban a levantar la voz? ¿cómo sabríamos que existen? ¿cómo entenderíamos que para ellos un hipócrita es lo mismo que un sincero, y que a pesar de estar todos los días escuchando repetidas alabanzas y textos bíblicos a montones eligen ser hipócritas y no sinceros?

Así está la cosa, así vive hoy la cristiandad, y cuando uno se aparta y trata de vivir de manera que estas maléficas ideas no lo alcancen, aparecen en Internet rastreando tus ideas y alimentándose de ellas los predecibles de siempre, y yo entiendo por qué lo hacen, para mí está claro, han estado pegados en algo por mucho tiempo y no quieren que les quiten la teta, ellos insisten que las castas no deben desaparecer, aunque se encuentren podridas dentro del cuerpo, aunque su olor putrefacto de síntomas de muerte, ellos defienden la muerte, están muy relacionados con este tipo de sentimientos que hacen causa común con dictadores espirituales y de los otros, sólo porque los hiere una verdad que ha sido dicha por un pequeño hombre que apenas logra hacer una vida normal, pero ellos, jamás destinarían un par de meses para vivir una experiencia de verdadera fe viviendo para predicar y compartir a “otros” en “otras condiciones” tanto espirituales como materiales, se encuentran demasiado abrigados y no quieren perder sus derechos ni comodidades, el soborno para enmudecer la vida del espíritu ya fue cancelado, nada pueden hacer, se transforman entonces en los filósofos, en los Contadores de almas, ellos llevan los registros, conocen mucho de estadística, se codean con los números, la Palabra de Dios que dice, “Id y predicad el Evangelio a toda criatura”, nada les dice. Es que la verdad está siendo utilizada, muy mal utilizada por los que fomentan el parasitismo espiritual, que es propio del sedentarismo que hoy día condenó y dio muerte a nuestra sociedad a través de sus economías capitalistas y anticristianas. El señor Busch y sus juego de guerra son sólo una muestra de ello, sólo él es capaz en el mundo de solicitar a los Senadores y políticos Norteamericanos que apoyen a los jóvenes soldados que todavía tienen para rato allá en Irack, él habla de miles de millones de dólares, él usa su influencia para que la Industria de las armas siga enriqueciéndose más y más todavía de lo que es, no tiene escrúpulos, no tiene conciencia,
Para él y sus comprensivos adeptos, no existe simplemente el hambre, pero él no está solo, los propios Norteamericanos son responsables de su conducta, ellos lo eligieron, ellos le dieron la oportunidad de gobernarlos, pero el incendio de California no será fácil apagarlo como tampoco será fácil que esta guerra absurda de orgullos se detenga, el colapso no está cercano aún.

¡Y apartarán del oído la verdad!

Tampoco esta Palabra no sirve para ellos, ¿qué quieren entonces? ¿qué nos volvamos todos hipócritas como ellos? ¿qué no tengamos opinión? ¿qué seamos planos como ellos? ¿qué nos dejemos hipnotizar por los seductores? ¿qué sigamos y aceptemos su alcantarilla de La Prosperidad y olvidemos que en el mundo hay gente que se muere de hambre? ¿eso quieren? Jamás, no es posible, el valor de un alma y una mente despierta es inconmensurable, no hay plata ni regalías posibles que puedan enredarnos en dichos que finalmente puedan distorsionar

nuestra genuina vocació, hay y existe una verdad, y esa es la que hay que defender, sino, hay que enmudecer y no tratar de explicar a los demás de cómo se puede llevar una vida mediocre y pusilánime, y lo peor sí, es que estos cara dura digan que un hipócrita tiene su propia verdad, eso me parece casi demencial, con el tiempo entonces los hipócritas nos gobernarán y nos van decir cómo debemos servir y vivir a Dios, así la verdad perderá su profundo valor y el hombre de hoy podrá establecerse sobre sus propios parámetros y convertirse en su propio dios.

Pero yo estoy convencido de una cosa, y lo digo con mucha sinceridad, yo aún sigo creyendo que dentro del pantanal, existe personas honestas y sinceras que no han vendido su alma al sistema, y lo creo de verdad, porque para mí no es un juego la verdad mía ni la de los demás, y digo que los estrategas y financistas que hoy día tiene la Prosperidad dentro del sistema religioso, no han sido capaces de sobornarlos, sólo porque ellos tienen a su favor algo mucho más enorme que toda la porquería del gozo y la Prosperidad, ellos tienen alma, y además de un alma, ellos tienen conciencia, y por lo tanto, saben pedir perdón, no como “otros”, que les gusta que los traten con pinzas y que no los hieran, a diferencia de ellos, saben oír y ser humildes, no como los otros, que nunca los he escuchado siquiera decir, “perdón, he cometido un error”, no señores, ellos no van a pedir perdón, son déspotas, son los tiranos disfrazados de piedad, están demasiado convencidos de su mesianismo que el sólo saber que hay alguien metido aquí dentro de esta mátrix virtual diciéndoles algunas verdades, harán todo lo posible por desintegrarlos, por perseguirlos, por destruirlos, tal como lo han hecho con las cosas que no entienden y no son de sus gustos, están demasiado americanizados como para desintoxicarse y ver la verdad tal cual como Jesús, El Señor, se la manifestó a los hombres de su tiempo.