Wednesday, October 31, 2007

Una abultada flojera social.



Hacía mucho calor, era como las 12 ºº del día, al parecer se trataba de visitas no muy ilustres, porque no había alfombras rojas ni una banda de uniformados esperándolas, el caso es que yo simplemente pasaba por allí, acostumbro sí a llevar mi cámara a donde voy, el espíritu de periodista urbano me condena en tales circunstancias. Pero yo nada pregunté, decidí solamente esperar que las imagenes hablaran por sí solas, es que no había nada que preguntar, sin embargo, la reflexión siempre es necesaria y no puedo dejar de pensar en este grupo de valientes mujeres que, cansadas de la indiferencia, no contuvieron su anhelo de justicia y decididamente salieron de sus anonimátos y dijeron a la gente que pasó por allí, y a los policías que cuidaban las conciencias de los ilustres parásitos de nuestra sociedad política, que ellas necesitaban mejores salarios, que no alcanza con lo que ellas ganan para desarrollar una mejor labor en beneficio de los más indefensos de nuestra sociedad que son los niños.

En lo personal, si hubiese pasado y sin hacer absolutamente nada por esta manifestación de cansancio, creo que hubiese sido un cobarde y además un condescendiente con la indiferente actitud de quienes tienen por deber constitucional y por ética profesional y vocacional, oir a las personas que los han elegido para resolver los problemas que ellas tienen. Estaba claro, en este tipo de manifestación no habría chorros de agua ni apaléos, tampoco detenidos ni el típico hedor del zorrillo expeliendo su contaminante gas de las lágrimas, solo se trataba de gente muy decente que trabaja con niños, con los más pequeños, para ellas no habría solución, nadie saldría a conversar para intentar mediar con problemas tan menores como la protección y cuidado de nuestros pequeños.

Cuando una sociedad que dice creer en la inserción económica mundial, en la inversión tecnológica, y en todos los medios con que se debe profesar la labor de país desarrollado, y no atiende a quienes tienen bajo su responsabilidad proteger y velar por la seguridad de los que en el futuro serán los que dirigirán los detinos de nuestra patria, entonces estamos cometiendo un suicidio, y hablamos abiertamente de discriminación, de una discriminación que tiene serios alcances en el perfíl sicológico de nuestra sociedad, es que la genética social de nuestra patria se encuentra bastante dañada como para añadir más dolor, por lo tanto, quienes tienen en sus manos y bajo sus hombros el deber de oirnos cuando nos duele el alma social de nuestro país y simplemente ignoran este síntoma, que ya es una enfermedad en nuestra querida patria, es que estamos hablando de indiferencia, de una abultada flojera social que termina siendo olvidada en los pasillos de ese antro y luego, al calor de una taza de café oyendo a Mozart o bailando con alguna secretaria el contagioso y edificativo ritmo del KOALA, se extingue el por qué Dios ha permitido que cada uno de esos personajes ocupe un lugar allí, justo en ese lugar que esa tarde se encontraba rodeada de policías, de rejas, de barrotes, se trata entonces de una DEMOCRACIA tímida y cobarde, embustera a ratos, paranoica, sicopática, porque sólo abre sus puertas a la gente cuando hay alguna exposición o alguna manifestación cultural, pero nadie que diseñó y finalmente construyó ese elefante blanco pensó en los problemas de la gente verdadera, de la gente que cree en la Democracia, "el gobierno es para el pueblo", ese lugar está pensado en gente que no tiene contacto con la realidad y que jamás saldrá a las calles a pedir un aumento de sueldo, eso se repara fácilmente con la firma y la colaboración de todos los
presentes, ahí no hay partidos políticos, no se peléa por un miserable voto que al final ayudará a mejorar la calidad de vida de los trabajadores de nuestra patria, no señor, no hay colores ni personas disidentes, el sueldo de los honorables está asegurado y no hay forma de que ellos exijan lo que otros sí necesitan, por lo tanto, el espacio que existe entre los que gobiernan y los gobernados se vuelve simplemente en un abismo, y quiéranlo o no, los carteles deben volver al lugar en donde fueron escritos, no hay respuesta para los que esperan algo más de esta prostituida DEMOCRACIA.

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