Thursday, November 12, 2009

Una deslealtad asumida y en práctica.






















Pero existe pruebas de mis dudas y de mi reticencia a creer en esta fábula del Gozo y toda su desconcertante deslealtad, pruebas indubitables, razones que si no provocaran el daño que provocan al alma del cristiano sincero, no tendrían porque ser tomadas en cuenta, podrían fácilmente pasar inadvertidas, casi ser tomadas como un chiste o como una broma. Sin embargo, la vida humana, la real, y más aún la que tiene profundas raíces en el alma y en el corazón del Evangelio de Jesucristo, no merece tener que transitar por toda esta tediosa jornada de cobardía para existir, los cobardes siempre tendrán explicación para sus deserciones, igual que los desertores, aunque todo esté contra de ellos, aunque la realidad diga lo contrario, es que el mundo cristiano, en su conformismo, en su vuelta a la niñez, en su retroceso, no ve los peligros que intrínsecamente lleva el aceptar una forma de fe que se abstrae de la crítica y de la reflexión, de no contar con un canto verdadero que no tenga vínculos, ni con el modo de los profesionales del canto de la adoración actual, ni con los músicos que amenizan los cultos de cada jornada para dejar a la cristiandad irreflexiva, tranquila y sin preocupación alguna con respecto a lo que de verdad sucede con la vida de la fe, luego de sus agotadoras sesiones de música predecible. Viviendo y nutriéndose de este modo, el cristiano actual, todo lo considera posible, permisivo y aplicable, aunque venga de gringolandia, aunque venga de países totalmente sobrepasados de pecado. Prescindir entonces de la demanda bíblica y en su defecto, ofrecer al mundo un cristianismo carente del recurso más poderoso con que cuenta el cristianismo mientras dure su estadía en este mundo, como es la misericordia, el amor por el prójimo, la caridad, y otros enormes sinónimos más que son y deberían ser parte de esta confusa condición de una realidad que lentamente va perdiendo su influencia en la sociedad, no es otra cosa más que lo predicho por La Palabra de Dios, “que vendrían tiempos peligrosos”, pero no para los que no tienen conocimiento de Dios, sino por el contrario, para los que no aceptan el soborno espiritual de los dictadores del Gozo, ni la majadera propuesta de la nueva forma de la fe cristiana con envase de piedad.


Las pruebas entonces, están a la vista, no hay que escarbar mucho para darse cuenta del daño que puede provocar una realidad que se haya unida al Estado y todas sus figuras constitutivas, para dar razón de su existencia, la atadura es fuerte, comprometida, consanguínea, porque si la dictadura del Gozo vino para desnaturalizar la buena fe de los evangélicos y quedarse aquí para siempre, imaginen el significado y fruto de esta unión adultera entre el Estado y La Iglesia cristiana Evangélica chilena. Ahora bien, puede que tengan un fuerte argumento también para haber decidido fornicar de este modo, quién sabe, habría que preguntárselo a las prostitutas, porque ellas sí saben de este tema, no obstante, vamos a suponer que el motivo desborda los propios intereses de La Palabra de Dios, y del profundo Propósito que tiene nuestro Llamamiento, en tal caso, habría que preguntarse:

Estas realidades, por formar parte de las instituciones reconocidas por el Estado, ¿son más espirituales?

¿Están más llenas de amor?

¿Practican con mayor intensidad el principio del amor cristiano ahora que la Presidenta los invita a La Moneda?

¿Cuánto de búsqueda espiritual y cuánto de política hay en toda esta sarta de mentiras?


Les aseguro que detrás de toda esta basura religiosa, existe una grupo selecto de vagos que aparte de recibir buenos y suculentos sueldos por parte de alguna congregación de medio pelo para arriba, jamás escribieron ni dijeron algo importante en todas sus aburridas vidas, es más, los desafío a que indaguen en el derecho de autor y en el derecho intelectual si es que hubiese alguno que ha inscrito alguna obra, les doy todo lo que resta de mi vida y no van a encontrar nada, porque los parásitos siempre se nutren de lo que otros hacen y no de lo que son capaces de hacer con sus propias manos, como el Apóstol Pablo, el cual literalmente afirmó, “trabajo con mis propias manos”, y de seguro debe haber muchos que así sobreviven, ellos desde luego, son los más contentos con mis reflexiones, aunque no lo digan, aunque se escuden en el anonimato, pero los entiendo. Pero los energúmenos con carácter de serios y paradigmáticos, han puesto en práctica una forma de cristianismo pragmático y de ejecutivos, ellos juran que en sus maletines trasladan el futuro de la fe cristiana en el mundo, se sienten importantes, más cuando algún político de relevancia les soba el lomo y les ofrece su cara de estúpido intelectual para salir en alguna foto, así de fácil, así de caras dura, de congreso en congreso, de fiesta en fiesta, así uno nunca envejece, y si lo hace, va asegurando su vida de tal modo que a Dios poco o nada le queda por hacer en sus predecibles condiciones de vida. Lo que más me provoca risa, son su vestimentas, sus corbatas, dando la impresión de que ellos son buenos lectores de La Palabra, instruidos, relevantes, importantes, que el pueblo está de acuerdo con todo lo que ellos hacen y dicen, que nosotros, los creativos, nos sentimos seguros y protegidos porque semejantes paradigmas de la cobardía espiritual nos representa en el Congreso chileno.


Pero la traición más potente no se comete contra el Eterno y Soberano Dios, no señores, Al que hizo al Leviatán e hizo aparecer lo que se ve de lo que no se veía, estas cosa le rebotan, tiene la piel dura, y cuando necesita sentirse amado o comprendido, porque también es Hombre, no busca en esas sórdidas estancias del poder humano, el Cielo y la tierra le pertenecen, así que su necesidad la sacia siempre en aquellas humildes realidades que para estos magnates de la fe, simplemente pasan inadvertidas, es que Dios no ha cambiado en cuanto a esto, porque el corazón contrito y humillado sigue siendo un tesoro valiosísimo para Él, y en esa condición, como es Omnipresente, sabe a donde dirigirse, por lo tanto, la deslealtad más grande y la traición más sórdida es contra aquellos hermanos que aún intentan practicar el amor cristiano a través de sus sencillas vidas, prácticamente en extinción, de lo contrario, sabríamos donde están. Sin embargo, a toda esta casta de vendidos al sistema, qué puede importarles la opinión de un pequeño grupo de creyentes que se oponen a ser considerados una parte más del Estado, nada, absolutamente nada, no hay más que considerar, el dolor provocado en sus almas por la utilización e instrumentalización de una fe que jamás necesitó de tal condición para sobrevivir en este país, no tiene tratamiento, no hay mensaje para ellos, total, esta forma de hermandad, ha visto muchas veces en la historia como se desmorona y se pulveriza la realidad espiritual, pero, después que ello ha acontecido, tienen más que la seguridad de que todo nuevamente volverá a comenzar, con mucha más certeza que antes, con mucho más vigor, mientras tanto, ellos, desde su sencillez, serán testigos de esta deserción histórica, y además, verán cómo Dios los salva y los protege para impedir que el mensaje profético por ellos creído y esperado, no sufra las mediáticas influencias de la peste actual.


La relevancia de este tema, nos obliga entonces a dedicar mucho de nuestro tiempo para comprender las verdaderas dimensiones del problema, aunque todavía no comprendamos todo, como por ejemplo:

Aquellas realidades espirituales que se oponen, ¿dejan de ser cristianas porque no aceptan el tratamiento que les da el Estado junto a la teocracia evangélica?

Si ahora existe jerarquías de poder dentro de las propias cúpulas políticas de la realidad evangélica chilena, ¿quiénes son los encargados de gobernar?

Si el Estado chileno ha reconocido corporativamente la existencia de la realidad evangélica chilena, ¿los cristianos evangélicos del pasado eran menos cristianos que los de ahora?

No deja de tener un carácter de fábula todo esto, no deja de hacernos pensar en los verdaderos intereses de los príncipes de esta realidad, aún así, ellos se han propuesto no pasar inadvertidos, y no precisamente por predicar el Evangelio de la Gracia de Dios, sino, por que sus rostros, en algún momento, serán vistos pro una gran cantidad de chilenos que aún cree en lo que los periódicos de turno son capaces de decir, y también de omitir.

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