Sunday, September 13, 2009

Adoradores y adorados, los nuevos emisarios del silencio.


















La actitud de comodidad en la cual establece sus bases la cristiandad actual, es claro que evade el caudal profético, de otro modo, tendríamos o contaríamos al menos, con una exposición coherente en cuanto a planteamientos bíblicos, los cuales, no dejan de ser simples repeticiones o adaptaciones de lo que alguien ya dijo en el pasado. Esta forma de preservar las estructuras vigentes, y de hacer caso omiso a la realidad profética, nos habla con mucha claridad del modo en que es posible obstruir, cualquier intento de dar a conocer a los creyentes, algunos puntos de vista que para nada respaldan la condición actual de la realidad espiritual.

El Apóstol Pablo, insigne representante del cristianismo, estable en sus cartas con mucha claridad, que existe, para la bendición y desarrollo de los creyentes, una enorme variedad de dones y Ministerios que permiten además, a los creyentes, dar a conocer el mensaje de Dios a quienes aún no tienen conocimiento de Él, sin embargo, la gran burla de los llamados Apóstoles actuales, deja fuera el contexto y el elemento clave en toda esta cuestión que es la profecía, ellos, como instrumentos de la más pura egolatría espiritual, desechan conceptos bíblicos inevitables, y por supuesto, a todos quienes desean tener una comunión íntima con el espíritu y enseñanza de La Palabra de Dios, priorizando la cuestión monetaria por sobre los elementos constructivos propios del cristianismo, a ellos y otros dignatarios más, se debe el que un porcentaje enorme de dinero que la pura cristiandad protestante o evangélica logra reunir en sus arcas, en su mayoría sirva, solamente, para arrendar espacios enormes como cines, gimnasios, sinagogas u otras, o en su defecto, para levantar y construir una vez más, alguna catedral, que por sencilla que parezca, necesariamente debe erigirse con las ayudas u ofrendas de los creyentes. No obstante, debe quedar claro, una vez más, primero, que no son tan necesarios tantos templos en la tierra para la difusión de la fe cristiana, y luego, que los Ministerios que existe, no son de creación humana ni tampoco sirven o se sirven del sistema, muy por el contrario, la realidad histórica-profética antiguotestamentaria, nos muestra el estado decadente de La Nación de Dios, Israel, en circunstancias que Dios la había dotado de todos los elementos para su preservación, tanto teológicos como militares y hasta políticos, comienza de algún modo a desertar de los principios divinos, para dar origen a una sociedad muy religiosa, religiosa y externa, pero fuertemente armada contra la reflexión y la verdad profética. Carente de verdades absolutas que emplazaran a los religiosos corruptos, el debilitamiento y final destrucción del reino era inevitable, y así ocurrió, le llegó la hora, y la realidad espiritual que sustentaba ahora la vida de los israelitas, no fue suficiente, no había forma entonces de evitar que una sociedad como aquella colapsara, sin embargo, debía quedar un fuerte testimonio en la historia acerca de los procedimientos de Dios, de cómo Su Carácter, aunque lleno de amor y de misericordia por su pueblo, no fue impedimento para que Dios permitiera lo que habría de sobrevenir.


Israel, cae entonces, su desmoronamiento como Nación de Dios había sido profetizada por Isaías y Miqueas, 100 años antes. Nabucodonosor se tardó 20 años en destruir Jerusalén, desde el 606 hasta el 581, pero el profeta Jeremías había hilado mucho más fino diciendo que el cautiverio duraría, 70 años. Habiendo recibido los mandamientos de la mano de Jehová, habiendo incursionado en el propósito divino, ellos prefirieron seguir ejerciendo su religiosidad en forma externa, dejando atrás un proyecto inigualable en el que Dios invirtió muchas y grandes esperanzas. El dolor se hizo tangible cuando los Babilonios cercaron Israel, llevándose consigo, una enormidad de elementos constructivos del gran templo de Salomón, y además, llevándose a los ricos y acomodados que la propia religión inmoral había protegido, y dejando en la tierra prometida solamente, a los que nunca tuvieron acceso a las bendiciones de Dios.


Este fuerte llamado de atención que nos hace el mensaje bíblico, parece en este tiempo no tener consecuencias dentro de una realidad, prácticamente impermeabilizada en contra de los defensores del planteamiento histórico-profético, la sugerencia habitual para ellos venida desde el propio sistema religioso, “es que debemos cambiar de actitud y no atacar a la cristiandad por sus formas y religiosidad”, lo que a mi modo representa, la más fiel e indubitable prueba de la actitud siniestra con que ciertas agrupaciones han asumido el cristianismo. Pues bien, suponiendo que este tipo de cristianos tuviese razón, y que las personas que nos encontramos al borde de la delgada línea estuviésemos equivocados, aún así tenemos necesariamente que plantear algún tipo de reflexión e interrogantes, como por ejemplo:

- ¿Puede la realidad espiritual sustentar toda su vida espiritual en base solamente a la adoración?

- ¿De qué modo la adoración ha ido tomando el lugar de La Palabra de Dios hasta dejar al propio cristianismo expuesto solamente a la manifestación de tal o cual adorador?

- ¿Cómo explican los gastos corporativos aquellas congregaciones que prestan servicios a los diferentes realidades?

El caso es que hoy, en tiempos de APÓSTOLES DE SALÓN, de cristianos saturados de gozo, de interminables jornadas de alabanza, parece ser que la lista de Ministerios que nos ofrece la enseñanza bíblica, dejó de ser importante, y lo que empeora el panorama, que solo ciertas congregaciones o agrupaciones cuentan con el beneplácito de Dios para nombrar APÓSTOLES Y APOSTOLADOS como si el servicio a Dios fuera una cosa tan simple y llevadera. La Unción ya no tiene importancia, lo que Dios te ha mandado a hacer, tampoco. Esta forma de desprenderse de la realidad espiritual tradicional, deja en claro no obstante, que ya nadie quiere o desea depender de nadie, cada congregación posee su propia mecánica corporativa como para desarrollar, independientemente de las otras, su propia realidad, ignorando el valor de los LLAMAMIENTOS Y MINISTERIOS de algunas congregaciones con las cuales no se tiene ni tendrá relación alguna.

¡Bello testimonio entonces!

La adoración por su parte, o mejor dicho, EL ADORADOR, centro de gravedad de una realidad empática con el bienestar material de las estructuras religiosas, es el que ahora toma el lugar o definitivamente suplanta la labor del PROFETA, o del CONTEXTUAL, sin tener siquiera el LLAMAMIENTO ni la UNCIÓN, y lo que es peor, careciendo en absoluto de MENSAJE PROFÉTICO, el adorador en cuestión, se ve apoyado por las diferentes corrientes espirituales, para que al cristiano común y corriente no le falte ambiente ni posibilidad de dejar pasar esta enorme oportunidad que le brinda el sistema con los llamados adoradores. Pareciera ser que la cristiandad actual, se ve totalmente plena en tal condición, por lo tanto, no comprende o no desea comprender que la ADORACIÓN, LA EXALTACIÓN Y LA ALABANZA, que hoy día se encuentra en el corazón de este sistema religioso, y que por su causa La Palabra de Dios ha sido prácticamente dejada en el olvido, no tiene ni cuenta con las herramientas ni TEOLÓGICAS, NI HISTÓRICAS, NI CONTEXTUALES como para dar sustento y credibilidad a toda la realidad espiritual del cristiano, el ejemplo más próximo lo tenemos en David, siendo David un indiscutido ADORADOR y Siervo de Dios, no fue llamado a ejercer el Ministerio de La Profecía, es que él, como adorador, aún siendo un hombre conforme al corazón de Dios, no fue CAPACITADO ni ORDENADO por Dios para tales efectos, lo que no fue impedimento para que en su enorme trabajo literario, incluyera además, elementos propios del mesianismo.

Para este problema entonces, Dios tenía preparado a otra clase de hombres, otra clase de personas, a esos hombres los llamó:

PROFETAS,

NO ADORADORES
NO EXALTADORES
NO MARCO WITT
NO MARCOS BARRIENTOS, o como se llamen, apenas la palabra que ellos poseen contiene ciertos elementos evangelísticos, pero proféticos, en ningún caso. Pues bien, los profetas eran hombres extraídos del sistema que no tenían más vínculo con la realidad religiosa que la que Dios les permitió, al igual que los sacerdotes y los levitas, estaban capacitados para sobrellevar el enorme peso de La Palabra de Dios sobre sus vidas, no el texto de una adoración o de una alabanza, sino, La Palabra de Dios, la contextual, la del hoy, aquella palabra que podía remecer conciencias e increpar al pueblo por su falta de humildad y menosprecio a la labor y verdad POFÉTICA. Hombres como estos no se daban de la noche a la mañana, ellos para nada fueron condescendientes con el sistema tanto secular como religioso que les tocó presenciar, ellos se arrojaron sin titubear al precipicio de tener que decir la verdad, a cualquier precio, en cualquier circunstancia, sin importar el valor de sus propias vidas, las que en muchos de los casos sirvieron para burlas y escarnio de los propios dirigentes de la religión. Tampoco ellos gozaron con su estadía, hubo algunos que por lo tediosas de sus jornadas, estuvieron dispuestos a abandonarlas, pero Dios, que los LLAMÓ y los guardó, tenía sus propios planes, sus propios Propósitos que en esta generación de ACOMODADOS, pretende pasarse por alto.

En tal caso, la cristiandad Protestante por su parte, ha preferido ignorar estas monumentales verdades, y cambio de profecía, hoy día nos ofrece como Menú espiritual:

ADORACIÓN, GOZO, ALABANZA Y EXALTACIÓN,

todos elementos propios de un corazón que ya conoció el mensaje de Cristo, pero que carece de realidad contextual y teológica para dar a conocer el mensaje de Dios para este tiempo al mundo inconverso. Esto es entonces lo que justifica la condición económica que viven muchas congregaciones en lo referente al discurso bíblico, y además, el fluir constante de estos grandes sementales espirituales en la era de los ADORADORES, es que al parecer, el Protestantismo tampoco quiso quedarse atrás con esta moda, su deserción de la condición profética en la que debería permanecer hasta cuando El Señor Jesucristo regrese, es una realidad ya, y por lo tanto, nos encontramos viviendo frente a una expectativa profética ya anunciada de antemano y por la cual, el cristianismo todo deberá dar cuenta a Dios por su manera de alternar con las corrientes ecuménicas y seculares del orden político.

Por ello entonces, los adoradores gozan de tan grande prestigio dentro de la realidad sensual de La Iglesia, ellos no dicen nada, absolutamente nada de la profecía, y no es que a ellos no les interese, es que simplemente NO HAN SIDO LLAMADOS PARA TAL EFECTO. El problema nos lleva ahora a pensar en la forma en que las congregaciones han protegido a estos “MINISTERIOS”, y por supuesto en la manera en que han discriminado y finalmente desechado a quienes tenían algo que decir. La versión de LOS ACOMODADOS, no deja espacio para el hombre que tiene mensaje de Dios para La Iglesia de Cristo, que son los creyentes en Él, le ha sido impedido que tal hermano diga lo que tiene que decir, los métodos son variados, algunos muy originales y otros que rayan en la frescura, sin embargo, todos quienes creemos en el poder de La Palabra de Dios, en todas sus variables y posibilidades, evangelística, profética, histórica, etc., y creen ellos, “nos encontramos en el olvido”, seguiremos observando cómo la deserción del cristianismo actual se materializa totalmente, hasta que La Apostasía profetizada en Las Escrituras, se convierta en una realidad universal.

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