Tuesday, September 01, 2009

El sueño no parece terminar.










Y bueno, te podrías sentar a esperar toda una vida y los cambios desde luego, jamás ocurrirían, no hay índices de ello, y no me refiero a la politiquería insípida de éste y otros tiempos, sino, a la condición de La Iglesia de Cristo. Y lo peor, uno podría elegir dejarse llevar por la corriente y dormir el sueño de los iluminados, pero es un costo altísimo que no estoy dispuesto a pagar, por lo que podría perder en ello, hay tanto en juego, tantas convicciones de por medio que prefiero sufrir las consecuencias del exilio antes que renunciar a lo que me parece son las bases de una fe que no tarda en extinguirse.

Yo no sé, ni soy además, la persona indicada para poner en duda lo que otros hacen o no con sus vidas espirituales, pero de repente uno se pregunta, y vale la pena hacerlo, ¿en qué parte de los bandos estoy?, ¿estoy o no interesado en lo que Dios me ha propuesto? Pues bien, he visto demasiadas vidas pasar delante de mí como para no saber qué está ocurriendo con las de otros, es que a veces, por esas cosas que uno cree no entender, pareciera ser que a muchos cristianos no les interesa de verdad saber en qué lugar de la batalla se encuentran, es más, estoy casi seguro de que ignoran que existe una batalla declarada aquí y en este preciso momento. Todo porque sus conciencias han sido embaucadas con esta hambre de la “imagen”, “porque la imagen lo es todo”, “dicen”, y las vidas parecieran no tener diferencias en cuanto a forma y fondo, si, porque la realidad espiritual pareciera que se tratase de una de esas películas en donde alguien, venido desde algún lugar del recóndito universo, hubiese sembrado la tierra con ciertas semillas o capullos, y estuviera procreando como en una fábrica o invernadero interestelar, vidas semejantes, paralelas, o como quieran llamarles, vidas que simplemente transcurren para el tedioso oficio del aburrimiento, es decir, una danza de imágenes a las cuales deben seguir e intentar obedecer sin que ello altere el ritmo de la vida cotidiana.


Entonces, nos encontramos en medio de una película de Ciencia Ficción que la industria de la fe comercial nos ha encajado justo en el corazón de un cristianismo que hace mucho, pero mucho rato, olvidó al que creó el cristianismo y ya no desea reflexionar ni saber algo más de su enriquecedora experiencia como hombre sobre esta tierra. Esta tenaz y precaria condición de la siembra apostólica actual, no sólo ha dejado cristianos en verdadera condición de inanición espiritual, sino, sin saber siquiera a qué bando o a dónde pertenecen.

Pues bien, sólo voy a tomar el tema en ciertos aspectos y después ustedes sacarán sus propias conclusiones.

- ¿Hacia dónde va nuestro cristianismo?

- ¿Hacia dónde va nuestra búsqueda?

- ¿Qué nos gustaría hacer para salir del tedio?

- ¿De qué modo o cómo es que llegamos a esta condición?

- ¿Estamos dispuestos a cambiar o simplemente nos acomoda no tener conflictos con nadie?

Ahora tampoco se trata de andar peleando como Testigo de Jehová con medio mundo, sin embargo, las técnicas de persuasión utilizadas por los propagadores de gozo, a quienes más ha traído contrariedades es a los propios seguidores de luminarias espirituales, de ello no hay duda, ellos, están demasiado cansados como para enfrentarse con Goliat y salir a dar la batalla cara a cara con el que nos quita el sueño. Pero ellos, de manera altanera y soberbia, dicen pertenecer a un ejército poderoso, que son los soldados de hoy, y una montonera de otras arengas más que no impiden que la maldad se detenga por unos momentos bajo este cielo que a veces se nos viene encima, ellos, los que han sido llamados a cantar alabanzas sin recibir un mísero rasguño por hacer de sus vidas, rutinarias y frágiles construcciones de sueños sin cumplir, allí se escudan, allí vierten la esperma de la esperanza y de la verdad que afuera, a los que se pierden, de mucho les serviría, proporcionando a la vida urbana y cotidiana, una increíble y poco consciente propuesta que no se interesa en los problemas reales de la gente.


Por ello es que desde hace tiempo que estoy alejado de algunas realidades “ESPIRITUALES”, por tratarse de burdas, carentes de imaginación para la reflexión y propagación de un mensaje extraordinario y lleno de elementos que pueden ofrecer a las personas, con y sin realidad de Cristo, toda una gama increíble de herramientas para enfrentar el día que nos toca vivir. Pero ello no ha sido motivo para alejarme de lo que a mí me interesa, llegar a otros con Cristo, ya sea a través del canto, de la poesía, de la reflexión, de la fotografía, de la pintura, de lo que sea. La Industria de la fe comercial no cree en estos procedimientos, pero yo, que estoy en práctica constante, sólo les puedo asegurar una sola cosa, La Iglesia duerme, duerme un sueño interminable, agotador, un sueño que no tiene principio ni fin, y que además, detiene la gran bendición del mensaje de salvación a la humanidad aún no redimida, aquí mismo, en nuestras ciudades, en Valparaíso, en Santiago, en Buenos Aires, en donde sea.



Pero si alguien, dentro de esta etérea y colosal realidad de imagenes compuestas, con aspiraciones serias a querer colaborar en esta obra de determinación y valor, decide abandonar la somnolencia de las alabanzas pre-establecidas y copias de una copia que ya era copia en el pasado, téngase presente una sola cosa, por simple cuestión de experiencia, que no será tan fácil, he llegado ha pensar incluso, que esta gesta, que ocurre dentro del hombre, sólo posee el gran mérito de que un día, porque Dios así lo quiso, fuimos capaces de darnos cuenta que estabamos en una condición de pobres, ciegos y desnudos por no conocer ni aceptar la verdad, y por supuesto, que nos hallabamos en el bando que no nos correspondía, de este modo, y desde ese mismo instante, ocurrió que la guerra fue declarada, los días entonces ya no iban a ser los mismos, nada sería igual, nada volvería a ser como antes, el estado de la guerra nos vuelve a veces inseguros, serpenteantes, alertas, todo puede afectarnos, por ello es que, antes de tomar cualquier decisión con la vida espiritual, yo recomiendo, a cualquier cristiano honesto y honrado, que piense primero, que saque sus cuentas, que medite en lo que tiene y no desea perder, de lo contrario, podría perderlo todo, y nuevamente Dios, con Su Evangelio y todas sus demandas, se podría volver en un terrible obstáculo para el que alguna vez, en una era pasada, festejó y celebró en medio de la desoladora noche de los tiempos que nos ha tocado vivir.

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