Thursday, January 21, 2010

Cristianismo actual, sin tiempo para el dolor.
















Entonces, ¿qué hará el cristianismo actual de la prosperidad y todas sus perversiones con este dolor? ¿Qué harán los emisarios del gozo y de la prostitución espiritual con semejantes imágenes? ¿Logrará el dolor de Haití doblegar el espíritu soberbio y orgulloso de quienes se han erguido como los representantes de Cristo aquí en la tierra? Mi reflexión me induce a pensar que no, que no hay ni existe nada en el mundo que pueda hacer que tales y monumentales representaciones de la indiferencia espiritual, dejen el Circo espiritual que han propagado por toda la realidad Latino y Americana, y se declaren en quiebra, que dejen de agitar banderas y den inicio a una etapa de quietud y de reflexión en donde los pordioseros del gozo no tengan ninguna oportunidad de opinar ni de expresar sus predecibles alabanzas.

Sin embargo, estoy claro que nada de lo ocurrido en Haití podrá derribar semejante orgullo, si lo sucedido con las torres gemelas allá en la poderosa Babilonia norteamericana, si lo acontecido con el Katrina en New Orleans, si la gran ola y el terremoto que hizo desaparecer miles de almas en Thailandia no logró conmover el corazón de miles y miles de cristianos en todo el mundo, menos lo hará Haití con el corazón de quienes hoy día dicen estar guiando el alma de un cristianismo podrido e indiferente al dolor humano, seguramente hay mucho que perder, mucho que dejar atrás, primero, reconocer que han estado equivocados, que el camino elegido por los oportunistas no tiene sentido, y por lo tanto, carece de norte y de contenido, luego, admitir que todo lo que han hecho hasta ahora, no deja de ser más que un movimiento religioso fundamentado y edificado en torno al dinero y a la indiferencia, un Circo de gente inmadura que no admite los errores y que carece de autocrítica para reflexionar en problemas de verdad trascendentes para la vida humana. De esto es lo que he venido hablando y escribiendo hace bastante tiempo atrás, y he sido criticado por ello, por no condescender, por mantenerme fiel a los predicamentos bíblicos, pero eso no es todo, me he ganado la bendita indiferencia de quienes dicen estar representando el Carácter de Cristo aquí en el hoy, lo cual se transfiere no sólo a críticas sino que además, a no contar con el apoyo de toda esa inmensa mayoría de cristianos que nunca verán el peligro de estar siendo partícipes de una realidad semejante.


Pero aunque ustedes no lo crean, eso no ha sido suficiente como para enmudecer mi canto y mi forma disidente de pensar, para nada, mientras más grandes han sido los misiles que la derecha religiosa protestante y toda su cobarde representación de la miseria espiritual han lanzado sobre mi trabajo, más fuerza me ha dado Dios para seguir luchando y oponiéndome a tan enorme torre de Babel, además de recibir otra clase de bendiciones que la Prosperidad simplemente no toma en cuenta, como por ejemplo, bendiciones en forma de cariño, en forma de fidelidad, en forma de entender el mensaje que Dios desea que entreguemos en este tiempo, y en la manera como muchos cristianos, que al igual que yo, cansados de la cobardía que inyecta la realidad espiritual actual sobre nuestras minúsculas vidas, han decidido apoyarme con sus oraciones y sus donaciones, todo para defender dignamente no solo el mensaje de Cristo, sino que además, para aullar si es necesario cuando nos toca defender con nuestro canto los derechos de los niños.


Por ello es que tengo moral para criticarlos y despedazarlos si fuera necesario, no tienen excusa, sé que no van a cambiar, que el mexicano de Witt seguirá infiltrando sus cuerpos para que el dolor se mantenga lejano, casi tan distante que no lo puedan percibir, porque al final de eso se trata toda esa basura de las alabanzas, de mentir, de ocultar, de impedir, de enmudecer, de ocupar un lugar en la realidad espiritual lo menos cercano o comprometido con el dolor, no obstante, aquí estoy, inmerso en propio dolor, ahogado en mis encrucijadas diarias y esta vez, para defender la amargura y la miseria que viven hoy día los haitianos, seres humanos que la Prosperidad y el Gozo nunca ha tomado en cuenta, por no tener nada que sacarles, por no tener nada que robarles, como lo han hecho a diario con sus caravanas de vagos extendidos por todo el hemisferio.

Pero nuevamente, aquí estoy Marco, y toda tu saga de ignorantes, ¿qué vas a hacer con el dolor de los niños de Haití? ¿Con que miseria nos vas a sorprender ahora? ¿Servirá de algo en Haití tu propaganda de ultraderecha religiosa? ¿Servirán allí tus conceptos religiosos ortodoxos y pasados de moda?



Pero bien, sé que no van a cambiar, ningún rostro de un niño desfigurado y los cuerpos prácticamente despedazados por el terremoto logrará sensibilizarlos, a lo más, lloriquearán un poco y tal vez se junten para hacer algún tipo de donación, cosa que el arte de la mediocridad y de la cobardía salga ilesa de esta encrucijada que la naturaleza ha puesto sobre nuestras vidas, pero cambiar el estilo de vida que han propagado entre gente mediocre, jamás, Dios me ha dicho, “no habrá cambios, pero por nada vayas a intimidarte, golpea fuertemente sus conciencias, hasta que sangren, de modo que quede testimonio de mi Palabra”, así que, Marquito, prepara tu Circo, muéstranos nuevamente de cómo en el arte del mimetismo y de la mediocridad, tú eres el más grande, tan grande como para negarle la verdad a tantos seguidores tuyos que
sólo atinan a llorar, como las señoritas, como los cobardes, como los afeminados, a ver si puedes esta vez escribir algo que valga la pena, algo que traiga interrogantes tan enormes como era Cristo, como eran los Apóstoles, echa una mirada en YOUTUBE, a lo mejor una de mis canciones, que están llenas de dolor, puedan servirte de inspiración, tal vez así comience tu verdadera y única redención, me lo vas a agradecer, y cómo sabes, hasta podría iniciarse una bella amistad, aunque de verdad, ahora lo dudo, lo dudo porque en este instante solo tengo tiempo para mi proceso, el cual, ha sumado un peso más, una enorme carga que sólo El Señor puede ayudarme a llevar, pues la desolación de las almas y las vidas que se pierden en Haití, no me permiten retroceder, ni un centímetro atrás.

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