La Bendita Juventud.
Hacía
mucho tiempo que no recibía tantos llamados a mi teléfono, ni cuando he estado
internado de emergencia en el Hospital, ni menos cuando he estado hospitalizado.
Lo increíble, es que a pesar de ello, las llamadas se han ido sucediendo una
detrás de la otra, los que saben y conoce de la enfermedad que me aqueja ya de
largo tiempo, preocupados, ofreciéndome ese abrazo generoso que solo El
Bondadoso Espíritu Santo de Dios, sabe brindar, otros, para que, textualmente,
yo me ponga las pilas y salga a buscar a quienes han sufrido y lo han perdido
todo.
Como lo
he compartido antes, la experiencia de servir al Señor, todavía detrás de un
Ministerio como el que yo tengo, puede que tinga tintes hasta de heroico, claro
que sí, porque no es fácil de ningún modo, ponerse de pie frente a algo que los
doctores te dicen, no hay absolutamente nada que hacer, ni siquiera
tratamiento, aún así, cuando las fuerzas me acompañan, muchos hermanos saben
que pueden contar con mi canto, con mis reflexiones y pensamientos detrás de
una guitarra. De esta forma es como me construyo y no he dejado, con la Misericordia
de Dios y de la fortaleza de mi esposa e hijos, y por supuesto, de todos
aquellos hermanos que han tomado ésta, mi experiencia de vida, como una
oportunidad que Dios nos brinda para aprender y comprender acerca del dolor y
del costo que tiene para los seres humanos la dura realidad de la enfermedad. Llevo,
según mi cuenta, casi 8 a diez años totalmente sobrepasado por estas realidad,
han sido años durísimos, en los cuales, no ha faltado la compañía ni el cuidado
de Dios, aún así, el camino ha sido costoso, en todos los sentidos, en lo
económico, en lo humano, en lo emocional, el impacto que te provoca el efecto
de cada crisis que debo soportar, te deja a veces inmóvil, absolutamente
inerte, razón por la cual, no puedes trabajar con insistencia y bajo un régimen
de horarios, basta solo una crisis fuerte para que te quedes en cama 2, 3, 4, o
cuánto sean los días, lo que convierte a esta enfermedad, en una tragedia.
Sin
embargo amados hermanos, a pesar de lo tremendo que resulta ser el día a día,
la dulzura de Dios nos enternece en la persona de nuestros pequeños, Mateo y
Efraím, ellos, nos animan a continuar y a no quedarnos detenidos en esta
inmensidad, de manera que el día a día se nos torna llevaderos, lo cual se
transforma en una verdadera tormenta de fuerza que el Buen Dios del cielo, convierte
en bendición, así que no falta nada, ni para los medicamentos diarios, ni para
sobrellevar el peso de un Ministerio que nos bendice y bendice a muchos. A
pesar de ello, debo aclara, que los Ministerio de Fe nacional, son los que más
fueron afectados con la llegada de Witt y toda su casta de vagos, La Doctrina
de La Prosperidad, vino también a refrendar una vez más, que muchos Ministros
que dicen ser de Dios, solo están interesados en los peces gordos, así que
ustedes comprenderán, yo debería haber dejado de cantar y testificar hace rato,
no obstante, El Espíritu de Dios, hablando poderosamente a mi alma, me insta a diario
a no dejarme amedrentar ni menos socavar por esta clase de apostasía en la cual
se haya inserto casi todo el cristianismo protestante mundial, contrariamente,
uno pensaría que muchos hermanos, en la situación por la que nos encontramos
hoy como ciudad por la tragedia que vivimos, habrían de ser tocados para dar a
Ministerios como el mío, la verdad es que no, nada hay de eso, salvo esos
hermanos que sí están preocupados por mi salud desde hace mucho tiempo, el caso
es que, por el tipo de enfermedad que me aqueja, específicamente ubicada en mi
tráquea y casi todo el aparato respiratorio, y además por lo avanzada que se
encuentra, no puedo acercarme a los que sufren como habría querido hacerlo, sin
embargo, sé que llegará el momento en que Dios usará, éste, mi humilde canto,
cuando los valientes jóvenes de mi país, hayan vuelto a sus clases en la Universidad,
y comience tal vez, la restauración del alma de muchos de nuestros hermanos que
lo han perdido todo, allí, un Ministerio tan denostado y segregado por estas
verdaderas castas de la religión evangélica actual, volverá a ser usado como
siempre, como Dios lo ha querido, mientras tanto, me uno a todos y cada uno de
los hermanos y amigos que a diario, hacemos profundas y honestas oraciones para
que, el dolor de nuestros hermanos, en el Sur de Chile, en el Norte y ahora,
aquí en Valparaíso, pueda ser mitigado con toda la fuerza que emana de lo alto.
Nos ha quedado entonces, la postal del dolor y del desvanecimiento casi
absoluto de hogares que hace solo un par de días atrás, colgaban como racimos
de las laderas de este Valparaíso que tanto amarra, casi como el viento, nos
queda también la postal inolvidable de una juventud que no solo sabe carretear
y pasarlo bien, sino que además, ir en ayuda de los que necesitan de una fuerza
que solo, la juventud bendita de mi pueblo, la sana, la que ve en el prójimo a
sí mismo, puede ofrecer.
Bendito
sea Dios y todos los que han hecho lo imposible para que el sufrimiento de
tantos, pueda ser también el de todos nosotros, desde nuestras sesgada realidades,
adoleciendo el dolor de una enfermedad como la que me aqueja entonces, bendigo a Dios, y
oro al Altísimo, por cada una de las personas que sé muy bien, esta Nación finalmente, sabrá
arropar y bendecir, como se merecen.
elrecolector
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