Monday, September 25, 2006

El Evangelio circunstancial

Hoy día se nos quierre hacer creer que toda la parafernalia de que son objeto muchos de los actuales exponentes del gozo espiritual, ya sea en su formato tipo, predicadores o cantantes, son los interlocutores válidos de una "forma de vida" que tuvo sus comienzos en circunstancias muy, pero muy distintas a las que se nos plantea hoy como cristianismo, y no es que sea majadero o algo por el estilo, es que la simple introspección debería provocar a lo menos, una sensata y profunda autocrítica a todos quienes viven y dependen de la rigurosa y siempre constante oferta de la carta comercial "espiritual". Allí es donde yo pienso, termina por construirse una realidad espiritual basada más en la estética que en el contenido, se trata entonces de una moda o de una cadena que, eslabón con eslabón dan cuerpo a una forma de cristianismo que en la realidad siempre carece de eso que yo llamo "autocrítica" o "reflexión", no hay manera de inyectar a esta enorme cadena de errores tanto históricos como doctrinales, con la verdad que el Dios verdadero de la Biblia en la cual dicen ellos estar creyendo y sustentando todas sus convicciones, desea introducir, aunque sea a la fuerza, en una realidad espiritual que se ha tornado eterna y forzosamente "circunstancial". Es como si el espíritu del sistema en el cual estamos inmersos se hubiera apoderado de todos los estamentos que forman parte de la vida espiritual de los cristianos, tenemos dolor de cabeza, hay aspirina para el dolor de cabeza, de inmediato vamos a la farmacia y compramos, hay solución para todos y cada uno de los problemas que tenemos en la vida cotidiana, la búsqueda casi no existe, y si no hay búsqueda, es que la circunstancia ha logrado superarnos.
El evangelio histórico en cambio, siempre fue parte de un proceso, jamás Pablo dejaría a alguien a cargo de una congregación sin siquiera recibir un discipulado, es que la necesidad ministerial nace de la falta de hombres con visión de sacerdocio, sí, todos estamos llamados a llevar vidas sacerdotales, cual sea nuestra condición, cual sea nuestra postura frente a la realidad del sistema o de la situación en que se encuentra la Iglesia misma, el problema es que los responsables de tomar en cuenta estas situaciones, no quieren admitir que se han visto superados, que ya no es posible detenerse, que la función debe continuar, de esta forma tenemos un ejército enorme de cristianos muy bien informados, gracias a la incansable y casi agotadora aparición de predicadores a granel, pero con el bien entendido que, informar nunca será lo mismo que formar.
Tal vez los Apósotles de Cristo tenían razón, el tiempo que pasaron con el Señor fue suficiente para comprender el valor inmenso de pasar tiempo con quienes creemos llegarán a ser parte de ese misterioso y silencioso a veces ejército de apóstoles modernos que, en la clandestinidad y en el exilio más bíblico posible, intentan poner en orden sus ideas para colaborar, desde la humildad de sus dones o ministerios, a la manifestación del Reino de Dios en el mundo y al anuncio de su pronta venida a este sistema absurdo de vida y lleno de realidades circunstanciales.