Monday, September 25, 2006

En busca de instancias con Dios

Dentro de un cristianismo mercantilista y hedonista como el actual, la palabra enfermedad suele ser definida como "maldición" por los predicadores de la Prosperidad, sin embargo lo que asombra de verdad, es que ninguno de los Apóstoles de Cristo, ni ninguna de las doctrinas cristianas, y es más, dentro de los propios libros sapiensales y poéticos existe siquiera, un atisbo al menos de una interpretación como esta, al contrario, el libro de Job nos deja bien en claro que siempre existe la posibilidad que nuestros dolores y enfermedades sean permitidos, por parte de Dios, para que nuestro carácter reciba tratamiento, en el más profundo sentido espiritual y humano posible dentro de los límites peopios que nos impone el estado de la enfermedad. Los Salmos, tan recurrentes en los momentos de aflicción y de dolencia física, parecieran estar dirigidos y perfilados a esta especial circunstancia por la que todo ser humano debe atravesar en algún momento de la vida, pero cuando el alma pierde su orientación y el cuerpo no es capáz de obedecer a los dictados de una mente confundida, también los salmos de David se transforman en un oasis espiritual que ayudan al alma del ser humano, a encontrar el sentido que parecía haberse extraviado
Es por ello que en un tiempo en donde la deificación del YO, y através de un medio como el Internet, en donde este mismo Yo parece haber encontrado su máxima expresión, he querido en esta ocasión hablar un poco de mi enfermedad, no con el propósito de mostrar mi dolor desde mi yo egoísta o desde mi egocentrismo, sino, con la honesta esperanza de que a través de el, y por medio de esta sencilla página, pueda aportar a la comprensión del dolor en forma de prójimo, que es lo realmente importante en este momento, debido a la frialdad e indiferencia con que la vida virtual pretende establecer parámetros dentro de nuestra realidad espiritual diaria, y así transformarnos en simples y abyectas imagenes que carecen de sencibilidad y de dolor propio, de ese dolor que no se olvida con el CHAT, de esa herida que no se sana mostrando a los demás una falsa imagen de lo que somos a través del FOTOLOG, porque estas instancias virtuales, en mi opinión, y a pesar de lo útil e importantes que resulten para todos quienes las usamos, aún no han sido comprendidas totalmente por los cristianos actuales, y por lo tanto, en esta confusión, no se puede advertir la diferencia entre una instancia virtual de verdadera vida espiritual.
De esta forma puedo comprender entonces, el por qué esta mañana, pudiendo haber sido así, no fue como todas las mañanas de todos los días, los dolores en mi cuerpo y en mis articulaciones fueron mucho más intensos, mi estomago, absorviendo medicinas desde la niñez, hoy día ya no resiste el desagradable sabor de las tabletas, a vececs me provocan náuceas, no obstante, no puedo dejar de tomarlas, mis articulaciones en tanto, junto con mi cuerpo, se inflaman, de pronto aparece el dolor y ya no es posible seguir durmiendo. Mi pecho, constantemente obstruido, siento que se congela y se cristaliza, y que luego de un par de minutos esa enorme roca de hielo sepultada aquí en mi pecho, se rompe, entonces siento que cada un de esos filosos y fríos trozos de hielo se reparten por todo mi cuerpo, provocándome un malestar que sólo la vida del alma puede ayudarme a contrarestar.
Pero esta mañana fue distinta, hubo dolor, creo que el dolor estuvo allí toda la noche, intenté por todos los medios de evitarlo pero no pude, entonces clamé, oré, rogué, y sin embargo nada de ello tuvo efecto, creo que incluso estuve llorando por largo rato intentando despegarme un poco de esa situación, pero a pesar de ello, el amanecer llegó. En un momento, en una instancia de luz, el canto de un ave me despertó, quise evitarlo también pero me fue imposible, a pesar del cansancio propio de esta crisis no pude evitar el sonido que llegaba a mi ventana, era el único y plácido sonido que mi alma habría de absorver, de esa manera también pude comprender que Dios sí tiene maneras muy especiales para tratar con nuestras vidas, que su medicina es un bálsamo para mis huesos, de esa manera pude al fín descansar y le dí gracias a Dios, gracias por lo que soy, por lo que Él ha hecho en mi vida, porque a pesar de esta enfermedad aún puedo percibir en el lenguaje de la naturaleza su bendita Presencia, porque si no existiera la vida espiritual y la vida del alma, nosotros, los que padecemos enfermedades crónicas en el cuerpo, no tendríamos ninguna esperanza ni a quien recurrir cuando la dolencia nos supera. Pensé por un momento en mucha gente que hoy día está postrada en una cama, y que dentro del mundo que hemos construido no alcanzaamos a percibir su dolor, mi plegaria entonces fue para todos los que sufren algún tipo de dolencia, para los que no pueden valerse por sí mismos, para quienes asumen el dolor de los demás como propios, como es el caso de las familias y personas que tienen a su cuidado, a niños y hombres con enfermedades hasta hoy, imposibles de sanar, por los ancianos, que yacen olvidados después de habernos servido tanto, por todos ellos, ¡derrama Señor el ünguento de tu Espíritu Santo, que ninguno de ellos quede sin ese bálsamo que desciende de Tu Presencia, derrámalo sobre tu pueblo, sobre tus hijos e hijas y haz que en ellos despierte el espíritu de servicio, y que sean ellos los portadores de tu sanidad y del bienestar que nos proporciona la verdadera vida del ESPIRITU!