¿En qué está el cristianismo cuando todo Chile llora?

Ayer fueron nuestros hermanos del Norte, pero hoy son los de las tierras del Sur. El drama es elocuente, las imágenes de rayos y relámpagos partiendo el cielo nocturno de Chaitén y Futaleufu, no pueden haber dejado a nadie indiferente, porque no solo es el hombre el que sufre cuando la naturaleza manifiesta todo su poder de este modo, los animales, el agua, los árboles, etc., todo se transforma en un triste y desolado canto que debería hacer enmudecer, a lo menos por un tiempo, el pervertido ritmo del reguetón, al cual, hasta los propios cristianos han debido echar mano para calentar la frialdad con que hoy día, en la vida espiritual, estamos respondiendo al llamado de Dios.
La fumarola, que hoy ya se convirtió en un enorme hongo casi semejante al producido por la bomba lanzada en Hiroshima, nos presenta un panorama lúgubre, triste, nos anuncia además que la tierra hoy día se encuentra de duelo, marchita y languidece. La tierra y el aire del Sur están siendo devorados por los gases tóxicos que expele el Volcán, esa inusitada meseta que despertó para devorar todo lo que está a su alrededor y dejar prácticamente en la calle, a un par de pueblos que vivían ignorando lo que allí se estaba gestando.
Nosotros, desde la distancia pensamos, y lo he dicho otras veces, “esto nunca nos va a pasar a nosotros”, “estas cosas han de ocurrir en otros lugares del mundo pero nunca aquí, justo en donde estamos hoy”. Sin embargo, nada puede asegurar que esto u otras cosas puedan ocurrirnos, más aún si el nuestro es un país lleno de volcanes y perturbaciones geológicas, entonces, tanto santiaguinos como porteños, cual sea nuestra ubicación sobre el mapa de Chile, corremos más o menos el mismo peligro de nuestros hermanos del Sur. En tales circunstancias, deberíamos tomar toda clase de resguardos, se trata de nuestras propias vidas, de la vida de nuestros seres queridos, algo potente nos está declarando la naturaleza, y si no la oímos, puede que en un momento llegue a sorprendernos. Nosotros, los que esperamos de Dios protección, el Salmo 121… “Alzaré mis ojos a los montes…¿de donde vendrá nuestro socorro?
Entonces surge la interrogante, ¿será tiempo éste de gozo, de regocijo, de Júbilo? Isaías 24 dice:
“Una tierra en duelo y marchita
El orbe languidece y se marchita.
Por eso arderán los moradores de la tierra
Y quedarán pocos hombres.
Ha sido quebrantada la ciudad…
Desterróse de la tierra el Júbilo,
La desolación ha quedado en la ciudad,
Y la puerta, habitada, en ruinas.
La tierra se rompe con estrépito,
La tierra retiembla, se conmueve.
La tierra vacila como un ebrio,
Es sacudida como una choza.”

Nosotros, desde la distancia pensamos, y lo he dicho otras veces, “esto nunca nos va a pasar a nosotros”, “estas cosas han de ocurrir en otros lugares del mundo pero nunca aquí, justo en donde estamos hoy”. Sin embargo, nada puede asegurar que esto u otras cosas puedan ocurrirnos, más aún si el nuestro es un país lleno de volcanes y perturbaciones geológicas, entonces, tanto santiaguinos como porteños, cual sea nuestra ubicación sobre el mapa de Chile, corremos más o menos el mismo peligro de nuestros hermanos del Sur. En tales circunstancias, deberíamos tomar toda clase de resguardos, se trata de nuestras propias vidas, de la vida de nuestros seres queridos, algo potente nos está declarando la naturaleza, y si no la oímos, puede que en un momento llegue a sorprendernos. Nosotros, los que esperamos de Dios protección, el Salmo 121… “Alzaré mis ojos a los montes…¿de donde vendrá nuestro socorro?
Entonces surge la interrogante, ¿será tiempo éste de gozo, de regocijo, de Júbilo? Isaías 24 dice:
“Una tierra en duelo y marchita
El orbe languidece y se marchita.
Por eso arderán los moradores de la tierra
Y quedarán pocos hombres.
Ha sido quebrantada la ciudad…
Desterróse de la tierra el Júbilo,
La desolación ha quedado en la ciudad,
Y la puerta, habitada, en ruinas.
La tierra se rompe con estrépito,
La tierra retiembla, se conmueve.
La tierra vacila como un ebrio,
Es sacudida como una choza.”

Algún día los cristianos de este país comprenderemos el valor de La Palabra, de eso estoy seguro, y cuando ello ocurra, ya no serán nuestros sentidos solamente quienes serán los responsables de decirnos qué o cuál cosa debemos y tenemos que oír, sino, también nuestro entendimiento, nuestro discernimiento, porque Dios no nos ha puesto en este país solo para bacilar con las alabanzas de moda y defender a los esqueléticos cantantes del gozo como los Witt y sus imitadores, Dios nos tiene aquí en este hoy para cumplir con ciertos propósitos, propósitos que tienen plazos, tiempos que al cumplirse, deberemos dar cuenta por lo que hicimos o no con lo que Él nos mandó a hacer. La lujuriosa y sensual propuesta del gozo entonces llegará a su fin,


Lamentablemente para los seguidores de falsos agoreros espirituales, no habrá posibilidad de defensa, la verdad será una sola, como siempre debió haber sido, sin relatividad, sin cursos gringos con 10 o 20 PASOS para alcanzar la felicidad, todo eso se irá definitivamente a la basura, a donde pertenece, como una cantidad inmensa de prótesis con las cuales aprendió a vivir nuestro pobre cristianismo, desde cantos llenos de gozo a porquerías de cursillos que no hicieron en este país a ningún ser humano ser mejor cristiano, tal como la vanidad de sus templos,

Pura caca, pura de las más pura caca, de una mierda inigualable y nauseabunda, y ni piensen aquellos cristianitos de débiles conciencias que solo alzan la voz para defender a quien saben quien, que Dios me va a castigar por decirles unas cuantas verdades más, ni lo sueñen, por el contrario, “el habla y no calles” ha formado parte de mi vida y de mi modo de ser, y aquí estoy, increpándoles su ignorancia, su indiferencia, su nauseabunda fe religiosa que no ha servido ni para provocar profundos cambios en sus propias vidas, y la peor acusación que tengo contra ustedes delante del Dios Todopoderoso, porque esto no es todo, es la falta de amor, la falta de caridad para con sus propios soldados, por haberlos abandonado, por haberlos dejado solos, por no haberlos considerado en ningún momento, vuestras conciencias no seguirán inmunes para siempre, pronto Dios les hará recordar, de a una a una, todas su malditas fechorías, y les declarará abiertamente, sobre qué, realmente, están fundamentadas sus existencias, y les aseguro, Él no va a ser tan benevolente como lo he sido yo en todo lo largo y ancho de ésta, mi propia vida. Como pueden ven, les he perdido todo el respeto, porque no se lo merecen, porque apoyaron gobiernos dictatoriales y hoy día le sacan provecho a un sistema cruel como el que vivimos.


Para nuestra Patria … paz … si … paz, que esa inmensa herida por la cual llora hoy la tierra del Sur, deje de sangrar. Que todo vuelva a la calma, a la tranquilidad con que siempre estuvo, que el Poderoso Espíritu de Dios descienda sobre esa enorme nube y disipe con su Presencia, todo el terror con el cual nos hemos dormido y luego despertado todos estos días sin saber hasta cuándo ha continuar todo esto. Dios se apiade de nuestra Patria. Lo necesitamos.
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