Friday, September 19, 2008

La escandalosa propuesta de la indiferencia.
























Los que nunca pelearon con Dios y que nunca han experimentado el fracaso en la vida, nada tienen que decirnos de Dios. Los que nunca inundaron sus gargantas de por qué, tampoco, sólo quienes se han atrevido a desafiar al sistema y que además, pudiendo vivir vidas púdicas se han estructurado para ir contra la corriente, sí tienen mucho de qué hablarnos acerca del implacable golpe con el cual la realidad toda, pretende sobornar nuestras aún despiertas conciencias sin pensar en el costo que ello pueda acarrear.

La existencia del alma en el ser humano; mayor y más importante tesoro de la compleja vida que todos llevamos sobre este exiguo planeta; nos obliga a veces a tomar decisiones que no siempre, a los que están más cerca de nosotros, parecieran dejar tranquilos. Es que las medidas que se utilizan para comparar si estamos o no comprometidos con algo tan grande como la fe cristiana, suelen siempre provenir de las acomodadas visiones de profetas transitorios construidos de plástico y chocolate, jamás el sistema ofreció ayuda sincera a los sinceros, no los quieren, los desechan, por radicales, por extremistas, han inventado nombres para catalogarlos como: “comunistas”, “marxistas”, “revolucionarios”, etc., y una lista tan enorme como es la imaginación de los temerosos correligionarios de la casta religiosa. Los miedos, tan presentes en la filantropía evangélica actual, parecieran estar proporcionando a la cristiandad, todo tipo de conjeturas que no están relacionadas precisamente con la verdad proclamada por los profetas verdaderos de Dios, y por el propio Señor Jesucristo que siempre vivió al límite de la vida, ello no ha sido tratado por nadie, pero de vez en cuando, algunos paradigmas eclesiásticos lanzan algunas pigmentaciones de esta verdad para no olvidar ellos mismos que todo esto se trata simplemente de la verdad, del amor, pero no del amor sensual en el que están enredados en cuerpo y alma en esta sublime experiencia del Gozo, sino del amor por la verdad, y no por la verdad dicha con amor, como algunos proclaman, verdad simplemente, amor por la verdad, aunque duela.

Quienes vivimos en esta siempre limítrofe perspectiva de la vida, nos damos cuenta de que las cosas son alteradas, como los productos híbridos, como cuando en una pipeta de laboratorio se mezclan varios elementos para producir algo que se parezca a lo que ya existe milagrosamente en la realidad, así nos movemos en este mundo, con angustiosas certezas de lo que pensamos o creemos, nos vemos indigentes frente al porvenir, nos creemos ya absolutamente sobrepasados por una realidad informe y constante que no permite al ciudadano común, creer simplemente en Dios, sino que ahora para creer en Él, tenemos que aceptar una larga y siempre tediosa encuesta de muchas interrogantes y respuestas que no siempre lograron hacer mejor cristiano a nadie. Cursos para conocer a Dios, cursos para amar a las esposas, cursos para amar a los hijos, cursos para alcanzar sabiduría,
toda una interminable y predecible jornada de absurdos impedimentos que no sólo no colaboran a comprender mejor quién es Dios, sino que además, obligan a los seres humanos a convertirse en verdaderos sicólogos de ellos mismos y de sus hermanos. El campo del alma entonces, deja de tener la importancia que tenía al principio, cuando, desde esa pequeña comunidad de disidentes llamados “los del camino”, el verdadero Espíritu Santo no sólo hablaba, sino que sanaba y claramente las personas iban añadiéndose a una nueva cultura del amor. Pero ello ya no está, desapareció por completo, ya no queda absolutamente nada de aquello, salvo lo que nos dice La Escritura. Deberemos entonces conformarnos con leer, con repensar la realidad, con creer que en algún momento de nuestras lacónicas vidas, los suburbios en los cuales se desenvuelven nuestras creencias, será el ambiente propicio para que una nueva cultura del amor florezca desde las cenizas mismas, no como un avivamiento mundano y letal que nos ofrece la pagana realidad de la fe actual, sino como una potente y desgarradora convicción de no haberse dejado embaucar por los artificios de las prostitutas espirituales que hoy día nos incitan a corrompernos y a dejar de lado la herencia que costó miles y millones de vidas en todo el correr de la historia, sólo ello será capaz de devolverle el alma verdadera a la cristiandad actual, nada más, ni los viajes que a diario emprenden los expositores bíblicos por todo este angustioso mundo, ni las librerías cristianas que abundan por todos lados en la realidad actual, ni los grandes espectáculos ofrecidos por los mega ministerios que han ofertado comercialmente un cristianismo fácil y de rápida digestión, sólo el peso y la convicción de un alma incorruptible podrá devolverle al verdadero cristianismo su fuerza inicial, todo lo demás deberá fundirse junto a las empobrecidas doctrinas de la Prosperidad y del Gozo en una gran hoguera que representará con toda su crudeza, ese terrible y angustiante momento que vivió el profeta Elías cuando debió confrontar a los seguidores y falsos profetas de Baal.

Si la cristiandad de hoy pretende estar en pie para cuando aparezca el Rey y Soberano Señor de señores, deberá hacer algo más que cantar alabanzas o dar gritos de júbilo, ello no será suficiente para un Dios que en las propias Escrituras se nos presenta inconformista y siempre exigente en cuanto a la fidelidad pura que demos a su Santo Evangelio. Pero está claro, todos quienes colaboran hoy en la edificación de una realidad que ha dejado prácticamente sin Palabra de Dios a los propios cristianos, y que además, nutre el alma de ellos con falsas posibilidades de una redención que parte y termina en el exterior del ser humano, sin afectar en lo más mínimo su condición interna, evitarán por completo a los disidentes, no querrán ver ni oír por nada del mundo a quién ofrezca a la cristiandad algún tipo de contradicción a sus

pragmáticas fórmulas de vidas alegres y Light, no señor, ellos oficiarán de fiscales cuando la realidad espiritual, organizada como la mismísima Inquisición Católica, castigue severamente a quienes se han atrevido a confrontar sus métodos de vida burguesa en medio del dolor provocado por las cofradías económicas del mundo, lideradas por la Babilonia moderna norteamericana, a la cual los cristianos protestantes del mundo entero veneran, como si se tratara de dioses, como si al imitar sus formas de vida estuviésemos con ello dando mil veces en el blanco.

El alma entonces no tendrá salida, deberemos ofrecer la vida si es necesario para defender nuestras convicciones, no habrá en ese momento calles de oro ni mar de cristal, ningún texto será suficiente, la sangre de los mártires ha de clamar y resonar por lo que queda de la historia en los mismos oídos de los que no se atrevieron a decir lo que tenían que decir, en las mismas y pérfidas conciencias de quienes se atreven a amenazar a quienes no hemos aceptado el soborno de sentirnos bendecidos a cambio de un silencio atroz y demencial que sólo pueden propagar quienes ya no tiene nada que decir ni nada que comunicar en relación al tema de La Venida de Cristo a este mundo.

En ese crucial momento, cuando Cristo retorne a este mundo, los ojos inundados de lágrimas entonces no tendrán importancia, el valor de nuestra alma ha sido desdeñado por los autores del engaño, nada podrá evitar lo irremediable, el cristianismo falso y pagano deberá sobrevivir en medio de una realidad sin la colaboración ni asistencia del Espíritu Santo, Él, simplemente no estará, se habrá retirado. Desearán como nunca antes en la vida el aroma siquiera de un alma comprometida con la verdad, el cartuchismo con el cual se han construido en el hoy, y por el cual han ofrecido todo tipo de resistencia, de nada servirá, la verdad proclamada desde la disidencia, la que ellos rechazaron sistemáticamente, se convertirá en un argumento poderoso para que el período de La Gran Tribulación, sirva como elemento purificador de una realidad mediocre e hipócrita que fomentaron las meretrices des sistema religioso corrupto.

Por lo tanto, navegar en medio de la densa oscuridad portando solamente un manojo de fuertes convicciones, tal vez no sea tan malo en este mundo, aunque en una realidad como la nuestra, puede que parezca hasta ridículo para quienes no tienen nada que perder ni nada que ganar si descubren y llegan a manifestar el valor de la verdad en lo que dicen estar haciendo para el Señor. Así, el alma humana deambula, a veces como sonámbulo, otras como


peregrino, pero nunca, la de aquellos que dicen estar poseídos de la verdad y sólo se alimentan de fábulas y mediocridad espiritual, han dejado algo que siquiera podamos recordar, ahora que el tiempo apremia, ahora que las horas son rápidos segundos. Es probable entonces que lo dicho por el propio Señor Jesucristo hace dos mil años atrás, sea tan certero como la luz de la mañana, hoy mismo se los repito:

“Los publicanos y las prostitutas van delante de vosotros al reino de Dios.
S. Mateo 21: 31

Pero también, dedicado a los cartuchos que se escandalizan porque digo mierda y caca a lo que es mierda y caca:

“Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.”
S. Lucas 7 : 33 - 34



Amén.

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