Friday, September 05, 2008

¿Qué tiene de valioso el cristianismo actual entonces?
















¿Qué es lo que se valora entonces en el cristianismo actual? ¿Lo creativo? ¿Lo nuevo? ¿Lo decente? ¿Lo clásico? ¿Lo valórico? Nada de eso es importante para los impostores que se nutren de la falsedad, de lo mágico, de lo sensual y plácido que puede resultar el cóctel de mediocridad venido del Norte. Hay todo tipo de ofrecimientos para envolver y confundir las mentes incapacitadas para advertir el dolor, la miseria es total. Nunca se habló tanto de dinero en el campo de la fe, nunca fue tan importante las ofrendas, los diézmos y los aportes, los aniquiladores de conciencias lo saben muy bien, no admiten ignorar absolutamente nada, son capaces de hacer descender oro del cielo con tal que las almas no claudiquen por nada del mundo, ellos a fin de año necesitan cambiar su automóvil, es que un hijo del Rey no puede vivir una vida austera, sería proclamado como un símbolo de pobreza, algo que según los misioneros y catedráticos gringos, el Dios del cielo no puede tolerar en hombres escogidos para seguir y afrontar los peligros propios de un Llamamiento como este.


¡Son demasiado predecibles, demasiada materia como para creerles, demasiada fantasía como para seguirles! A pesar de aquello, es lógico que siempre habrá quienes van a estar dispuestos a todo por seguirles, por comprarles la pomada que no necesita de tanta proclamación ni esfuerzo como la verdadera exposición del Evangelio de la Gracia de Dios. A estos seguidores de agoreros entonces, los detesto, no los pesco, ninguna línea de mis nuevas y antiguas canciones, ningún espacio por pequeño que sea en mis poesías, está disponible para ofrecerle a estos ensombrecidos pero engominados hombrecitos de Dios, una miserable palabra, que se jodan, con sus miserables cantos, con sus empobrecidas visiones de plástico, por la insensatez para admitir que han estado bailando al ritmo de hombres que aún no saben de verdad lo que es el soplo del Omnipotente Dios.


Pero voy a hacer un acto caritativo en esta oportunidad con todos ellos, voy a contarles en unas pocas líneas nada más, el cómo Dios me inspiró a escribir uno de mis libros. ¡Sí, libros, dije libros! Hubo un momento en mi vida en que tuve una visión, porque para escribir temas relacionados con Dios, no sólo la creatividad hace falta sino que además, la inspiración divina. Pues bien, en aquella visión pude ver una ciudad cercada de muros, muros que contenían miles y millones de litros de agua, aquella ciudad estaba destinada a sucumbir, por sus pecados, por el pecado de no oír y atender el mensaje de Dios, tal como en los días de los profetas, del mismo modo como Nínive, como la misma Jerusalém, en fin, de un momento a otro, la ciudad colapsaba y el agua se filtraba por todas partes, dejando una estela de muerte y destrucción imposible de descifrar. En ese momento una voz me habló y me fortaleció, porque lo que veía era demasiado doloroso, pregunté de qué ciudad se trataba y la voz me decía que era New Orleans, sí señores, la misma que hoy día se encuentra en peligro, si no es por este nuevo Huracán, será por los que vendrán, Katrina no fue todo lo que deberán resistir hasta que Dios haya cumplido su Propósito, sin embargo, la suerte de ella ya está echada, el Dios del cielo lo ha determinado de este modo y nada cambiará, a menos que su gente se decida a cambiar.


Entonces, cuando ya había comenzado mi libro, decidí contextualizarlo dentro del ambiente profético propio de naciones con Llamamientos tan o más enormes que las Torres Gemelas, ¿y saben ustedes cuál fue la primera ciudad que Dios me inspiró a contextualizar dentro de ese espectro? Sí pues, New Orleans. ¿Qué coincidencia no? Si fuera ciego a lo mejor, si fuera seguidor de Marcos Witt tal vez, pero no, aunque les duela a mis detractores, que tengo por miles, es a mi y no a ellos a quienes Dios reveló esta profecía, me gozo por ello, porque si bien estoy lleno de dolores y malestar por mi enfermedad, mi espíritu se encuentra intacto, preparado apara asumir lo que Dios me está pidiendo que haga hoy por Él. Es que nunca se van a cansar, nunca van a admitir algún fracaso, a ellos la Palabra de Dios les llama, “Montes altos”, soberbia, orgullo, y una infinita cantidad de sinónimos más, sinónimos de los cuales está pero llenita La Palabra de Dios, la cual han decidido ignorar voluntariamente. Y si ellos son los elegidos, ¿por qué Dios no le reveló esto y otras cosas más al mismo Witt que vive adulándolo diariamente, y yo, que soy una yaga podrida en esta escoria de cuerpo que aún se atreven a llamar “El Cuerpo de Cristo”, a pesar de lo podrido que está, me revela tal realidad, y más encima me inspira para dejarlo escrito a modo de que nadie dude de la autenticidad de lo que estoy diciendo? Del mismo modo, ególatras, abductores de conciencias, Dios me reveló hasta el modo en que la Torres Gemelas iban a caer, nuevamente, ¿y por qué no a Benny Him, por qué no a Billy Graham, por qué no a Poul Wilbur, por qué no a toda esa casta de benditos elegidos de la caca de la Prosperidad? ¿Por qué nuevamente a un desconocido cantante de poca monta como yo, que escribo y distribuyo mi trabajo en fotocopias, que para mantenerme vivo tengo que diariamente diluir en mi estómago más de 10 tabletas diarias, sino más?

No me vengan con esa mierda de que Dios me va a sanar y todo ese cuento, a otro perro con ese hueso, Dios no quiere sanarme y ya, lo que necesito sano son otras cosas, y las tengo sanas, como mi lengua, como mi mente, como mis manos, como mis piernas, como mi garganta, eso es suficiente para un hombre como yo, la verdad que hay en mi corazón no necesita más que esto para manifestarse. Ah, una de las últimas canciones que escribí, que erróneamente los hermanos llaman alabanzas al Señor, también la pesqué un día en que al igual que el libro, tuve una visión como Juan allá en Patmos. ¡Hay Dios! Allí estaba nuevamente, antes que ocurriese, antes que todo pasara, una ola inmensa arrastrando con todo, una mar que se elevaba y hacía que todas las cosas fueran pequeñas, ví cuerpos desparramados por todas partes, cadáveres por miles, sombras que se levantaban, cuerpos de niños que no tenían vida, era la gran ola de Tailandia, y nuevamente Dios le confiaba a este pequeña espina incrustada en el cuerpo, una determinación como esta. Es que Dios no está en silencio, Dios tampoco está mudo, no voy a seguir diciendo qué cosas más Dios me ha mostrado, es sólo para aclararles a quienes aún no deciden qué hacer con sus Llamamientos, que el tiempo se acerca, a pasos agigantados, que los políticos del mundo no saben qué hacer con tanta mierda, con tantas desigualdades, con tanta hambruna, con tanto dolor, con tantos dramas sociales, no puede gente que dice haber conocido a Dios vivir con tanta indiferencia, autosatisfaciéndose como cuando eran adolescentes, si no quieren salir del sistema tal como Dios lo exige en su Palabra, no se quejen, como no se puede quejar ninguna nación del mundo en donde el Evangelio de la cruz ha sido predicado y ellos, por simple altanería han ignorado el valor redentivo y profético del mensaje de Cristo.

Me encuentro aquí de nuevo entonces, observando mis contornos, el mar, las montañas, los bosques, los enormes eucaliptos que llenan los espacios, tal vez hoy día no hubo visiones, pero la mejor visión fue el observar que la vida toda nos cita de vez en cuando para dar cuenta de lo que somos y hemos hecho con ella, allí donde estamos, allí donde nos movemos, y para ser sincero, creo que siempre le deberemos, por todo lo que Dios nos da, por todo lo que hace que nuestras convicciones, aún subsistiendo en la periferia, sigan y se mantengan intactas, con la misma fuerza con que los árboles van creciendo, del mismo modo nos seguimos aventurando en esta especie de experiencia ilimitada y enriquecedora, en todos los aspectos, de todos los modos, sin necesidad de ver o ser asistidos por los antídotos televisivos con que cuenta la sociedad para enclaustrarnos en la mediocridad en la cual viven muchos cristianos incluso, pensando que así se encuentran a salvo, que cuando llegue la tormenta estarán protegidos por esa cadena de porquería con que la imagen televisa, logra embaucar la conciencia de los predecibles seguidores de fantasías espirituales.

¿Qué ha privilegiado el cristianismo actual entonces, la profecía, La Palabra de Dios, la revelación, el entendimiento, el discernimiento? Nombren una sola profecía que haya salido de la boca de uno de estos cantantes de moda que se haya cumplido, y les creo, pero como eso no ha ocurrido ni va a ocurrir tampoco, seguiré esforzándome para continuar en mis escritos, en los textos de mis canciones, en lo que viene. Ello me ofrece un panorama cercano a Dios, muy cercano a sus designios, como las visones que no se agotan, que no se llenan de polvo como los instrumentos que yacen semanas enteras dentro de los templos, enmudecidos por causa de la flojera, de la incapacidad para saber qué hacer con lo que Dios nos ha dado. Nosotros en cambio, los que vivimos desterrados, lejos del ambiente en donde la Palabra perdió su propósito, anhelamos el día para vivirlo, esperamos la noche para reconstruirnos, para descifrar con esos dones que Dios nos entregó el enigma, y amontonar sobre nuestras propias corazones, un montón de palabras que aún no se encuentran vencidas ni mucho menos olvidadas, para luego, en la amanecida volver a dar a luz, un poema tal vez, una plegaria quizás, algo que nos haga pensar, una vez más, que no estamos aquí solamente para repetir las vidas que otros ya en el pasado vivieron, sino para vivir la experiencia que Cristo desea vivamos hoy, sin miedo a perder lo que tanto a veces nos gusta tener.

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