Tuesday, April 14, 2009

Aarón y su padre, un poder sin límites.








Aaron Vásquez vuelve al encierro total
Corte de Copiapó revocó régimen semi-cerrado que Tribunal de Garantía concedió al condenado por el crimen del ciclista Alejandro Inostroza.
Satisfacción existe entre los familiares del ciclista asesinado Alejandro Inostroza ante la resolución de la Corte de Apelaciones de Copiapó de mantener en el encierro total al autor del crimen, Aarón Vasquez.
El tribunal de alzada de Atacama revocó hoy la decisión del 4to Juzgado de Garantía que había concedido un régimen semi-cerrado al joven autorizando su salida desde el centro del Servicio Nacional de Menores (Sename) en que permanece.
El homicida había conseguido el beneplácito al haber cumplido casi dos años y medio del total de 7 años de castigo impuesto, en el marco de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente. Con esta determinación su defensa sólo podrá volver a apelar cuando cumpla 3 años y medio de su encierro .
Vásquez fue condenado por homicidio calificado por el asesinato con un bate de béisbol a Inostroza en la plaza Pedro de Valdivia en la esquina de la calle de ese nombre con Bilbao, en Providencia. El delito fue considerado por el tribunal con la agravante de actuar con alevosía.
























Un padre busca desesperadamente la manera de cómo ayudar a su hijo en problemas, en esto puede no haber ninguna clase de crítica o culpa, pero, tratándose del padre de un condenado como Aarón Vásquez, la cosa cambia, porque él, el padre, como representante de la fe evangélica Pentecostal chilena, como maestro en su congregación de la enseñanza bíblica y apostólica, debería enseñar que todas las cosas tienen límites, aún cuando se trata de un hijo, aún cuando están en juego valores que se ha defendido, equivocadamente, por muchos y largos años de historia.

El caso es que nuevamente nos encontramos, como en una de esas pesadillas de las que uno no puede salir, con esta angustiante realidad que nos ha tocado vivir a todos, querámoslo o no, y de la cual ninguno a salido inmune o sin un rasguño, porque todos somos padres, porque todos queremos lo mejor para nuestros hijos, porque siempre pensamos que lo mejor para ellos, es darle lo que nosotros nunca tuvimos, y en eso fallamos, en eso precisamente carecemos de equilibrio, porque nada ni nadie puede suplantar la gran necesidad que tenemos todos, como seres humanos, y en especial nuestros hijos, de recibir afecto, pero no cualquier afecto, sino, afectos dentro de un contexto de enseñanza, una pedagogía que logre ampararnos cuando tenemos problemas, pero que además nos haga pensar en la responsabilidad que tenemos cuando nuestros actos transgreden las libertades o derechos de otros. Esto realmente, no puede lograrlo ni el encierro ni la condena a la que podamos someter a quienes son culpables de actos tan deleznables como el asesinato, porque ya sabemos cual es la condición de nuestra realidad penitenciaria y de la lentitud de nuestra siempre vituperada justicia chilena. Pero éste, no se trata de cualquier asesinato, porque el asesinato de Alejandro Inostroza debe ser uno de los más violentos y terribles que hemos visto y que ha conmocionado a la sociedad chilena en este último tiempo, el problema entonces se torna complejo cuando pensamos en la inmensa responsabilidad que tenemos los padres en las conductas que incurren nuestros hijos cuando se encuentran lejos de nuestro cuidado. Por ello es que el asesinato de Alejandro Inostroza, el joven ciclista, no termina en el momento en que es detenido y condenado el autor de tales hechos, sino, continúa, y no sabemos hasta cuando, porque para los padres de Aarón Vásquez, la justicia humana no representa absolutamente nada, no posee ni un carácter modelador ni tampoco punitivo a la hora de disciplinar a quién ha cometido un acto, como decía anteriormente, tan terrible como el que cometió Aarón Vásquez, entonces, nos encontramos con otra cosa, realmente diferente, ambigua talvez, no entendemos, no tenemos seguridad si esta última decisión de un tribunal chileno, impidiendo a un asesino sentenciado la salida diaria para evadir el castigo que le ha sido impuesto, con el pretexto que este desea estudiar una carrera profesional, será lo último que veremos en esta escalofriante demostración de indiferencia y soberbia por parte de los padres de Aarón Vásquez, no estoy seguro, creo que ellos deben pensar que la justicia se equivocó y por lo tanto, harán todo lo necesario para que el delincuente recupere pronto la libertad.

En tal condición, es necesario decir lo siguiente, si un delincuente común es tratado como delincuente y no recibe ayuda del sistema solo hasta que éste haya pagado la mitad de su condena, entonces por qué habría de tener, Aarón Vásquez, tratamiento diferente, ¿acaso él es distinto a los demás delincuentes? ¿Puede acaso el dinero de su familia servir para que todos los que hemos seguido este caso ignoremos la verdad de su condena? Indudablemente que no, la diferencia entonces, se encuentra en que los verdaderos hombres, como son muchos delincuentes de este país, aceptan en silencio lo que la ley les ha impuesto por dañar a otras personas, en lo que demuestran su verdadero valor y hombría al momento de enfrentar la justicia, pero he aquí, y el porque este caso sigue dando vueltas en
nuestra cabeza, a un padre, un Ministro Evangélico, estudiante de Ética cristiana, maestro en su congregación, dictando la más tenebrosa de las cátedras que haya oído y visto jamás en mi vida, una cátedra con tintes propios de cobardes rematados que sólo piensan en sí mismo y no admiten el peso de sus actos. El problema ahora se traslada al campo de la Ética cristiana, sí señores, porque, ¿qué puede estar predicando ahora este padre acongojado después de evadir el peso de la justicia en la persona de su hijo, Aarón? ¿Qué nos puede enseñar desde un pulpito ahora, ahora que está claro que su hijo, el que cometió el horrible asesinato, se le ha impedido gozar de ciertas libertades y debe cumplir con la sentencia que el tribunal le ha dictado? ¿Qué nos puede adelantar de la ética de Cristo en tales circunstancias? ¿Qué nos dice la Ética de Cristo para tales personas? El culpable ahora pasa a ser un simple títere de los frustrados deseos de un padre sin límites valóricos, el cual, amparado en una investidura ministerial religiosa, encubre sus verdaderos y tétricos sentimientos que son, despedazar a quién puedas con tal de defender lo que tu quieras, es decir, tener todo en la vida al costo que sea, por lo tanto, nada relacionado con el Evangelio de Jesucristo, nada que nos haga pensar en los verdaderos valores que sustenta el cristianismo que a todos a diario nos cuesta una enormidad llevar a cuestas, como una verdadera cruz, como la cruz que a esta familia le ha impuesto la vida y que por nada del mundo desean sobrellevar, incluso estarían dispuestos a pagar porque otras personas se las llevase, una verdadera demostración de cómo se puede ser un desertor y una muy mala copia de un cristiano verdadero. Pero un cristiano de verdad asume su dolor, asume la tragedia y se ampara al ardor de la plegaria, no gasta millones en defender lo indefendible y da, a la sociedad toda, una explicación y pide disculpas, algo que aún no ha acontecido, porque esa ralea, a la que pertenece Aarón, nunca pide disculpas, ellos, en el Nombre del Dios Todopoderoso, han hecho de la fe cristiana un verdadero imperio, un imperio que tarde o temprano terminará por derrumbarse, al igual que los grandes imperios, hasta llegar a convertirse en polvo, nada más que en polvo.

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