Sunday, February 22, 2009

A pesar de La Palabra.






















Entonces, no todo lo que se dice, incluso desde un púlpito, resulta ser Palabra de Dios. Existe una clara intención, por parte de los predicadores y cantantes del Gozo actual, que la gran masa de creyentes en Jesucristo pase por alto, o por lo menos no reflexione, en hechos puntuales que dan como señal, la orfandad absoluta y letal por la cual gran parte del cristianismo institucionalizado y jerarquizado, a penas sobrevive en su potente experiencia del gozo espiritual.

La Palabra de Dios, manifestada en forma literal y luego confirmada a través de los profetas del Antiguo Testamento, urge ser desarraigada como expresión única y soberana de la mente y del corazón del Dios vivo, desde las mismas profundidades en donde mantienen en total silencio a los verdaderos profetas de Dios para este siglo, porque no hay, y no existe dentro del plano de nuestras vidas espirituales, algo que pueda subrogar en importancia, todo lo que Dios desea que sepamos y comprendamos de Su Voluntad y Propósito en un tiempo histórico que no permite la reflexión y la libre expresión de la verdad. De tal manera, es que los tentáculos de la antigua horda católica, y ahora los propios de una realidad Protestante ensimismada y colapsada de fervor religioso, se hacen presentes en este tiempo sólo para confirmar, una vez más, que el espíritu ecuménico, fuertemente impulsado y concedido por la Puta romana, se encuentra más que vigente en nuestros días, y que la nube tóxica de los ya consabidos movimientos espirituales de avanzada protestantes, no permite a la multitud de creyentes definir, si lo que está en juego en estos momentos, va o no a alterar en algo el propósito de Dios para con sus vidas.

La Palabra de Dios, entonces, siempre ha sido el mayor y más importante recurso con que contamos nosotros los cristianos, para comprender y desarrollar el propósito, dentro de nuestras propias vidas. Debido a su carácter revelador, nos concierne saber entonces, con toda seguridad, si los elementos con los cuales se pretende dar a conocer un cierto ámbito de este recurso, cuenta con el apoyo que debiera, esto, debido a la poca profundidad con que hoy día se pretende defender o hacer apología de una experiencia que más que espiritual, parece ser parte de un gran organigrama comercial que no descansa ni permite a los opositores de tal experiencia, ni siquiera expresar las razones ni el fundamento de sus contradicciones a tal condición de fe y forma de vida, dicho de otra manera, el acto orgánico de tales movimientos, con una corporeidad casi robótica, no escucha a quienes tienen algo que manifestar desde la represiva y obscena estadía en que han sido obligados a ser silenciados. Pues bien, no siempre el pueblo del Israel bíblico oyó Palabra de Dios, no siempre, a pesar del Llamamiento, a pesar de La Elección, estuvo protegido desde su propio interior para evitar que otras voces usurparan la bendita voz de Dios, de otro modo, tal vez Israel no habría pecado como lo hizo, no obstante, hay declaraciones proféticas inevitables que traducen para nuestros días, el estado en que dicha nación se encontraba, y de cómo el verdadero enemigo de Dios y de Su Pueblo, fue capaz de permear defensas espirituales y teológicas profundas, dadas por Dios mismo a través de sus Ministros, basándose, lamentablemente, para el pueblo de Dios, en la utilización de la propia y bendita Palabra de Dios.

El Sacerdocio, con toda seguridad, tuvo mucho que ver en estas circunstancia, Israel no estaba siendo dirigido por un dios cualquiera, por lo tanto, debía estar siempre atento a lo que Su Dios tenía que decir, de lo contrario, la palabra APOSTASÍA se convertiría en un modo de vida. Por lo tanto, no es raro que nos encontremos tempranamente, como en el primer libro de Samuel, un libro de los llamados históricos, hablando de la decadencia espiritual y moral de los encargados de la salud espiritual y moral de ese pueblo:

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová”.
(I Samuel 2: 12)


La Palabra de Dios coincide entonces, la efervescencia espiritual de la nueva fe protestante mundial, no ignora monumentales verdades bíblicas, las conoce totalmente, está al tanto de ellas, es que simplemente ha decidido evadirlas, no tomar en cuenta que una Nación de Dios, no se construye con cantos ni repeticiones de alabanzas sino, con conocimiento de Dios, y este, por La Palabra de Dios. “Escrito está”, así lo demandó y confirmó El Señor, así lo manifestó La Palabra hecha carne, La Palabra por sobretodos las cosas, pero no sólo una pequeña porción de ella sino, toda, toda la que Dios desea que comprendamos, toda la que Dios desea que hagamos como propia y por lo tanto, seamos responsables de ella. Dios, en tanto, no nos ha mandado en este tiempo a cantar bonito ni a decir cosas bellas a la gente, Dios ha querido que la realidad histórica que nos ha tocado vivir, haya llegado a la condición que todos ya conocemos, una condición imposible de cuantificar en cuanto a la gran cantidad de víctimas que ha de dejar la sola problemática de la economía norteamericana en todo el mundo. Para defender entonces nuestra fe, nuestras convicciones, la cristiandad deberá pedir a Dios una reingeniería en aspectos fundamentales como el planteamiento profético, del cual, simplemente carece en absoluto la fábula del Gozo actual. El daño provocado a la cristiandad por parte del elemento ecuménico, cuya manifestación corre por parte de los propios cantantes del gozo, ya comienza a ser tangible, no olvidemos la importancia sacerdotal de La Iglesia de Cristo mientras dura el proceso de La Gracia y se establece en el mundo, el gobierno del Anticristo, Estados Unidos, una Nación totalmente entregada a los vaivenes del sistema, es la prueba más contundente de lo frágil que es el cristianismo de cualquier ser humano en condiciones de Prosperidad y de Gozo sin par, no son pocas entonces las realidades del mundo que están a salvo de tal magnicidio espiritual, porque toda la basura que ha expelido durante largos años la que es ahora la gran Ramera de este siglo, lamentablemente, llegó y pasó a ser parte del propio pueblo de Dios vía predicadores y Ministros de Dios regionales con alma de adúlteros y fornicarios, es inobjetable, La Palabra de Dios sin embargo, no posee dos lecturas, Dios se Autorevela en ella y por supuesto, Su pueblo, el que ahora es solo un REMANENTE, entenderá lo que Él quiere decir a su corazón y a su mente.


En tanto, la realidad institucional, la llena y saturada de pragmatismo, la que habla de cobertura espiritual, al igual que la podrida realidad de LAODICEA, deberá pagar por su incredulidad y su falta de compromiso real con los principios que mueven la fe cristiana. Su precaria y fantasmal infraestructura, no serán lo suficientemente fuertes como para resistir una auscultación o investigación del ojo divino, tal como ha sido profetizado en Apocalipsis, la economía espiritual y La Prosperidad material, que ha sido enseñanza obligada de los nuevos emisarios del parasitismo espiritual, y que en lugar de haber traspasado a Su Pueblo la importancia de Las Parábolas y enseñanzas del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, serán la base por la cual deberán dar cuenta de su condición de miseria y podredumbre espiritual. Nada ha sido escrito porque sí, ningún recurso en La Palabra de Dios que avale tales sentencias pueden ser objetados ni puestos en duda por simples ministros carentes del verdadero conocimiento de Dios, llega el momento del reencuentro con el Señor de la Viña, y no todos estarán en condiciones de entregar una razonada y clara cuenta de lo que han hecho con las demandas que el Señor dejó para Su Iglesia.

Pero no nos escapemos del tema, La Palabra que Israel oyó, ellos creyeron haber sido la autentica y única Palabra de Dios, tuvieron razones más que poderosas entonces para creer que no estaban lejos de lo que Dios quería para ellos, ¿qué pasó entonces?, ¿cómo es que fallaron a Dios?, ¿en dónde estuvo el problema? En primer lugar, La Palabra de Dios nos revela el verdadero Carácter de Dios, no el que el mundo, el sistema o el que el Diablo mismo quiere que creamos, sino, el único, el Santo, el Sempiterno, desde luego, muchos dirán que también ellos sostienen el mismo argumento y por lo tanto, no ven en ningún lugar las diferencias. Pero no olvidemos que Israel era La Nación de Dios, ellos estaban Llamados a ser Nación Santa, y un pueblo separado de los demás, no obstante, ellos pecaron, invalidaron lo que La Palabra de Dios les reveló de Su propio Carácter, para dar lugar a una forma, o realidad de dios, que en la práctica sólo ponía obstáculos para lo que ellos deseaban hacer en su obstinado corazón, de modo que, en su apariencia y manifestación externa de su realidad espiritual, no había duda de que ellos eran los ungidos y elegidos de Dios, sólo cabe reflexionar, al tener ellos o contar con el recurso de La Palabra y de la asistencia de Sacerdotes y Profetas de Dios, ¿qué probabilidad tenían de fracasar y echar por tierra los planes que Dios tenía con ellos? Sin duda que muy pocas, ínfimas, servir a Dios es uno de los más grandes privilegios que nos ha dado Dios a todos los hombres, sin embargo, el enemigo de Dios se las arregló para desautorizar en el corazón de los propios israelitas, lo que La Palabra de Dios alcanzó a revelar a sus vidas antes del desmoronamiento de La Nación de Dios.


Este ejemplo entonces, ¿no pone de relieve la importancia que debería tener La Palabra de Dios dentro de un sistema religioso que se jacta de ser todo lo que dice ser? ¿Qué estará revelando Dios al corazón de Los Magnates y Profetas de La Prosperidad material norteamericana y mundial, ahora que la crisis económica comienza a hacer sentir su presencia? No existe dos lecturas, podemos tener la misma Biblia, cantar incluso los mismos cantos, pero lo que hace la diferencia es el contenido, y por supuesto, lo que hacemos con ese contenido, del cómo utilizamos los recursos que Dios nos ha dado para destronar el orgullo de sementales espirituales saturados de placer y bienestar espiritual que en nada han aportado a la manifestación del Reino de Dios aquí en la tierra, sino por el contrario, favorecen con el ejercicio de una fe arrogante y podrida, el espíritu avaro y miserable con el cual, muchos y grandes seudo ministros de Dios en todo el mundo, prácticamente se han hecho ricos a costa del engaño. Ahí está el problema, ahí está la crisis, el sistema no avala a predicadores que cuestionen un proceder semejante, ellos no quieren que la gente escuche el cómo La Iglesia evangélica mundial, desertó de los principios de Dios para asumir una actitud puramente contemplativa y soberbia frente a una realidad que mucho necesita de la verdad bíblica en tales circunstancias históricas. Así, del mismo modo es como la propia Nación de Dios, Israel, desertó de Dios en la historia, es algo que se repite exactamente igual, pero el ejemplo de Israel nada dice a los profetas actuales de la flojera espiritual, las actitudes del propio pueblo de Dios, lejanas del verdadero sentir de un pueblo lleno de misericordia y humildad, como debiera ser, sólo sirven de parámetro para dimensionar, el cómo la nueva evangelización de los promotores de gozo artificial, ha surtido el efecto que ellos esperaban, flojera, silencio, indiferencia, soberbia, corrupción espiritual, sin embargo, la somnolencia espiritual e intelectual que propagan los embaucadores, de seguro seguirá fomentando flojera y parasitismo espiritual, de eso no cabe ninguna duda, no obstante, La Palabra de Dios, La Bendita y Eterna Palabra de Dios, seguirá iluminando los corazones de quienes no están dispuestos a condescender con una formula espiritual que sólo se nutre de ciertas y muy poco sustanciales realidades bíblicas, que en apariencia parecieran conservar y mantener a los cristianos en algún lugar de la batalla, pero que en realidad, y con una honesta mirada, sólo se dedica a mantener una actitud lo menos comprometida con verdades trascendentes y potentes que en otro tiempo sirvieron para que muchos seres humanos, igual que nosotros, entregaran sus propias vidas por causa de estas controversiales pero siempre importantes convicciones.

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