Tuesday, March 23, 2010

La Ética del olvido en plena práctica.
















Debe ser algo muy bello habitar un lugar en donde el viento ni la lluvia golpean tu morada en invierno, donde no te llueves, un lugar en donde la enfermedad simplemente no existe, y por lo tanto, no existe la muerte ni el temor a ella, un lugar de paz, un lugar en donde se puede hacer vida espiritual sin tener que lidiar con toda la mugre que nos asedia y nos rodea día y noche, sin tener que tomar tu teléfono a las 3 de la madrugada para intentar conectarte al 133 de los Carabineros, solo porque algún estúpido no deja dormir a la vecindad oyendo a todo volumen su infame Reguetón. Existe un lugar así, y ese lugar es el cielo, y obviamente no se encuentra en este planeta ni en ningún otro, es el espacio en donde vive Dios, nuestro Dios. Pero a veces me pregunto, si acaso esta misma condición de vivir en un lugar de esta naturaleza, bajo condiciones de privilegios inalcanzables para un hombre común, ¿no habrá provocado en el alma de Dios un cierto grado de indiferencia con respecto a la humanidad y sus necesidades?


Porque lo último humanamente bendito que hemos recibido aquí en la tierra de parte de Dios, se llama Jesucristo, nuestro Señor, pero eso, hace 2000 años atrás, que es bastante para una vida con tanta limitación como es la vida humana, de allí en adelante, mejor ni hablar, la mentira se apoderó del corazón de los hombres y jamás supimos en dónde quedó la verdadera Iglesia de Cristo, simplemente desapareció de la historia, porque todas las versiones que hemos conocido hasta hora, han sido simplemente invenciones humanas, intentos materialistas por querer darle a una edificación espiritual como es la Iglesia, un carácter material. Pero bueno, no podemos juzgar a aquellos que no teniendo claro, qué o cómo es La Iglesia de Cristo, han logrado unirse y hacerse fuertes frente a La Persona del Señor Jesucristo, y así crecer y seguir con mucha austeridad las enseñanzas del Maestro. Pero existe también de los otros, los leídos, los electos, los simplemente mejores, los invulnerables, aquellos que teniendo claro los conceptos, viven más preocupados del edificio físico y de todo lo concerniente a la construcción material de La Iglesia de Cristo, que de la vida de los creyentes y sus necesidades.

¿Quiénes están mal? − Juzguen ustedes mismos.

Pero con respecto a ese lugar bello y etéreo de la eternidad, pareciera ser que a veces, nuestras plegarias, no logran llegar hasta aquella habitación celestial, y desde allí, precipitar desde el corazón de Dios, algún tipo de respuesta que nos haga comprender que no estamos solos en esta batalla, y que el fundamento espiritual en el cual hemos puesto todas nuestras convicciones, está en práctica y completamente actualizado, y que por lo tanto, no siempre somos nosotros los culpables de que el mundo que nos rodea se encuentre en la condición que está, porque si hay culpables, debieran pagar por ello, porque la justicia existe, no sólo como concepto, pero la verdad, es que nunca pagan, siempre hay una cobertura sobre ellos, siempre están protegidos para que la justicia tanto humana como divina los alcance, allí debemos mordernos el alma porque pareciera que al final, los malos siempre ganan. Yo sé que muchos no quisieran hablar de esto o escuchar hablar a alguien decir estas cosas, menos si se trata de alguien como yo, embebido de convicciones espirituales y con un Ministerio a cuestas. No obstante, la reflexión es necesaria, a pesar de los fariseos que de seguro esperan este tipo de comentarios para soliviantar el ánimo de los creyentes, y así, incitar a quienes no tienen carácter ni postura frente a las cosas de Dios, el respectivo y siempre poco convincente, “apedreamiento”. Y digo todo esto, porque suele suceder que quienes hoy día dictan cátedra de fe en el mundo evangélico y del otro, son aquellos que no padecen enfermedades crueles o crónicas, me atrevo a decir que generalmente, se trata de simples ejecutivos de la fe organizada, que por transmitir ciertos esquemas pragmáticos de la fe babilónica, reciben suculentas bolsas de dinero, a manera de Judas, porque son capaces de vender hasta sus propios hermanos con tal de comer la mejor parte del animal, por ello mismo no hablan de la paciencia con que te debes armar en las madrugadas cuando tienes que ir en busca de un número para que te atiendan en el servicio público de salud, eso es menor para ellos, no tiene importancia, además, no lo viven, así que de ningún modo podrían poner en una exhortación, una reflexión de este tipo. Tampoco se interesan en los sueldos y en el costo de tener que educar a tus hijos en condiciones infrahumanas. Para nada, ellos viajan, comen bien, duermen bien, como el charlatán de Lucas Márquez, que le dió por dar cátedra desde cualquier parte del mundo para que entendamos que él, y sólo él, recibe la bendición de Dios.


Pues bien, como esta clase de meretrices y mariquitas del sistema no tienen ningún tema trascendente que transmitir, alguien debe intentar poner el cascabel al gato, aunque el tal, quede mucho más machucado que antes. Decía entonces, que esta clase de “mojones”, jamás están en conflicto con Dios, la vida o el sistema, como viven regalados sin trabajar un día a nadie, gracias a las rentas que los propios cristianos vendidos les cancelan, urgen en sus predicas a sus seguidores al gran tema de este tiempo, al tema del DINERO, EL VIL BILLETE, por el cual, decía el Apóstol Pablo, muchos ya se perdieron, por la codicia y el amor a él, pero sus palabras no han sido tomadas en cuenta, quiera Dios que él se halle descansando y no tenga conciencia de esta lacra, que Dios lo guarde, porque si existe algo que pueda definir o caracterizar a los “santos hombres de Dios de este tiempo”, es el amor al dinero, un mal que hoy día corroe el alma tanto de buenos como malos cristianos, y que al final, no los deja descubrir el verdadero propósito del Llamamiento del cual están siendo objeto por parte de Dios, porque hasta la hormiga más pequeña que hay en todo este formidable pero inteligible universo, entiende para qué o por qué existe, sin embargo, todos quienes nutren su alma de estas y otras pestes de este siglo, no alcanzan ni a tientas a comprender el gran Propósito de Dios, por ello leen lo que leen, oyen lo que oyen, siguen a quienes siguen, porque sin un “líder”, como ellos les llaman, no son capaces de ver por sí mismo las grandes verdades que el Evangelio del Señor Jesucristo trajo a la humanidad, ellos mismos no se dan cuanta que están siendo alimento para que este mundo se vuelva cada día más miserable, con su ignorancia, con su permicibidad, con aleación y actitud silenciosa frente a las injusticias que a diario comete y se nutre este podrido sistema. Es claro que en sus Centros Cristianos o matrices espirituales, jamás analizaron las razones que tuvo finalmente Dios para permitir la división del reino de Israel y su final destrucción, eso está más que claro, porque en el reino de los ciegos el tuerto es rey, así que ni siquiera hay inquietudes, ni siquiera una reflexión, porque si el gran tema de la Prosperidad material es el centro hoy día del cristianismo, y que para ello, hubo que dejar atrás el gran tema de La Justicia social, tema sin el cual, el Antiguo Testamento, lice y llanamente no existiría o no tendría sentido, estamos entonces completamente perdidos, y ni a tientas llegamos.


Pero ese es el caso de ellos, no es el mío ni de quienes tienen la película clara, tampoco vamos a escupir al cielo y pensar que tenemos toda la razón, si apenas entendemos algo, pero son los profetas que hoy día se hallan ilustrando al mundo evangélico los responsables de dar a conocer esta clase de temas, no otros sino, ellos mismos, hombres incapaces de confrontar sus dudas y sus miedos, hombres incapaces de llevar un reflexión frente al pueblo de Dios que haga cambiar los corazones y volverse a una plegaria que convoque las verdaderas necesidades de las personas que sufren y tienen enormes cargas que llevar diariamente. Pero no están interesados en ello, el tema es medio peludo como para comprometer “la carrera” en semejante estupidez, además, el Antiguo Testamento no debe tomarse tan en serio, sino, La Gracia, las bendiciones, la alabanza, porque a Dios hay que alabarle, en ello se centra todo, no hay rastros ni vestigios del dolor que ocasionamos al prójimo con nuestra indiferencia, no hay siquiera, un solo y miserable elemento de queja por la lentitud de nuestros procesos y por la tardanza de la respuesta divina a las necesidades que nos urgen, y que si Dios no responde, los pocos fieles con entendimiento que van quedando aquí abajo, terminarán por desertar, y no por falta de comprensión hacia lo que Dios nos pide, sino, porque los encargados de llevar a Dios las necesidades de los creyentes verdaderos, simplemente se hayan de vacaciones en las Islas caribeñas de La Prosperidad y de La Indiferencia.

El alcance profético entonces, ha sido alevosamente pasado por alto por quienes hoy se hallan disfrutando de la bonanza material que les brinda La Prosperidad, el siglo en cuestión, se plantea doloroso, la fuerza de la naturaleza ha despertado con una violencia formidable, mientras tanto, la vida mediocre de un cristianismo lleno de placer y absorto en porquerías, y en donde además, las necesidades nuestras no son tomadas en cuenta por los tecnócratas, inoculando a la realidad toda de la fe evangélica contra cualquier germen de reflexión que surja desde las realidades que ofrece el panorama espiritual, parecen estar claramente sentenciando a nuestras realidades, pareciera ser que lo inexorable, de un momento a otro, se hará realidad.

3 Comments:

Anonymous mamiña said...

Hay Florencio!!! todavia me pregunto como lo hara Dios si viene a vuscar una iglesia sin manchas y sin arrugas, y estamos tan lejos de esa marabillosa realidad y teniendo absoluta claridad de que cuando Dios habla de iglesis no habla de edificio fisico, sino de nosotros sus hijos, quienes le amamos y morimos de amor por El, y por El somos capaces de dejar todo, pues todo palidece ante su majestuosa presencia, y nos atropellamos por morir primero, por que asi somos....verdad???...
En fin, creo que la sangre de nuestro marabilloso Cristo hoy y siempre es quien nos limpia de todo pecado, porque definitivamente no es por nuestros propios meritos pues de ser asi, estariamos todos sonados.
Entonces nuevamente le digo, gracias marabilloso Cristo, pues tu sabias que yo no podria dar la medida entonces viniste y te hiciste maldito por mi.
como te agradezco todo lo que has dado por mi? pues no lo merecia, no me lo ganè, solo fue tu amor.
como iglesia, te agradezco todo tu amor tu espera y tu fidelidad.
A pesar de todo creo que Dios va a restaurarnos como iglesia, no he perdido la fè, porque mas que en nosotros mismos confio en su amor restaurador, y solo quiero amarle, cada vez màs, conocerle mas, poder entender que pide de mi y hacerlo.
El es mi esperanza Florencio, hermano mio, no pierdas tu la fe, cree en El, todo se ve mal, todo se ve negro, pero El tiene el control, y cuando El determine todo va a parar, y estaremos frente a El, y El traera todas las respuestas que reclama tu corazòn. Vamos guerrero solitario!! no te canses, no vajes la guardia, todavia nos queda trecho que caminar y que pelear, y recuerda, no estas solo, hay mas guerreros que todavia no han doblado sus rodillas ante baal.
Con el mismo afecto y respeto me despido de ti hermano mio, amigo mio, hijo del Dios eterno...

8:32 PM  
Blogger Unknown said...

y eso que mi amado Hno Florencio, no se ha referido a Hedito espinoza, auto llamado obispo, que no encontro nada mejor, entrar a la palestra a glorificara Piñera
Dele no mas Hédito Espinoza, la religion y la politica son buenas alienzas para estar en el poder

2:24 PM  
Blogger mamiña said...

con todo creo que Dios tiene el control , y que el traera su orden, aunque todo se ve mal, creo en Dios.
màs cuando veo a una Marta, a un Florencio, creo en Dios

11:48 PM  

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