MI EXPERIENCIA CON EL DOLOR.
Son muchas las cosas que uno, como hijo de Dios, puede llegar a comprender y desde luego, hacer parte de su propia vida, sobre todo cuando el barco de la sobrevivencia comienza a dar indicios de estar zozobrando. De ello en este instante creo yo, podría hasta llegar a dar cátedra, cosa que por nada del mundo quisiera llegar a hacer, debido al enorme respeto y cariño que siento por la vida, y de todo lo que ella, día a día, ha ido dejando como experiencia en mi ser.
El cómo o de qué manera cada uno de nosotros se construye
para hacerle frente en esta vida a las grandes vicisitudes que a diario nos presenta la realidad, es
algo que debiéramos todos tomar muy en cuenta y por supuesto, valorizar esta
experiencia de tal forma, que no quedase guardada en nuestra mente o conciencia
como un trofeo valórico al cual, solamente, hacemos uso cuando la necesidad se
nos presenta. Lo realmente notable, es que la gran mayoría de personas que
profesamos la fe cristiana, en cualquiera de sus envoltorios, contamos con parámetros
valóricos y espirituales casi semejantes para enfrentar la realidad, lo cual
hace del tema, algo necesario de ser comprendido y retratado a lo menos en una
reflexión que pueda ser leída, por los grandes inconvenientes que debemos
confrontar en nuestro diario vivir.
En mi caso; tratando de darle uso a mis propias lecciones; este
ha sido para mí, el año que más y profundas experiencias ha dejado por Voluntad
de Dios en mi vida, sin dejar de lado eso sí, que el costo por cada una de
estas entrañables verdades adquiridas, como un preciado manojo del saber venido
de lo alto, ha tenido relación con una especie de dolor que a veces pienso,
supera con creces el dolor que puedo llegar a sentir por efecto de la
enfermedad que me afecta ya por largo tiempo. Estando ya la mayoría de ustedes
en conocimiento de esta realidad que a diario me aqueja, he podido a través de
este trabajo en mi blog, en el del facebook, y también en la construcción de
mis canciones, transmitirles cada detalle que conlleva el sobrellevar un tipo
de padecimiento como el mío, que no existe día normal para mí, que debo ingerir
constantemente medicamentos que afectan mi motricidad, y lamentablemente, no
terminan por detener el avance de este en mi cuerpo, sino tan solo, mantener a
distancia el dolor cuando las crisis me superan, nada más, y lo peor, que a
veces ni siquiera estos analgésicos logran apaciguarlo.
Leyendo, instruyéndome, buscando en Internet, en libros,
oyendo la experiencia de otras personas con enfermedades parecidas pero no
igual, he llegado a algún tipo de conclusiones que me han permitido ampliar
dentro de mí, no sólo el conocimiento que he adquirido de este mal y de sus
efectos en mi cuerpo, sino que además, comprender al sumergirme en La Bendita
Palabra de Dios, el cómo Dios, cuando nos creó, si bien no nos hizo para que
nos enfermáramos, en Su gran y poderosa Omniciencia, nos creó de tal forma que
nuestro mundo interior, pudiese contar con verdaderas reservas tanto valóricas
como energéticas (bioquímicas), para enfrentarnos armados contra los grandes
dramas que rodean a nuestra existencia, sobre todo lo que tiene relación con el
dolor, ya sea corporal o el dolor manifestado en forma intangible en nuestro
mundo interior, es decir, no estamos a la deriva cuando algo como una
enfermedad tan grande como el propio cáncer, que a diario se lleva miles y
miles de vidas sobre este planeta, incluidos hijos de Dios, se nos puede
manifestar en nuestras vidas sin previo aviso, de ahí que en estos días que
vivimos, haya cobrado tanta importancia la realidad de las medicinas
alternativas.
Habiendo sido desahuciado ya hacer varios años, he tenido la
preciosa y valiosa ayuda como cristiano del Espíritu Santo, lo que me ha
llevado a comprender y poder vaciar, si Dios lo permite, a través de todo mi
trabajo en este formato de Internet, ésta, mi experiencia, de manera que si Dios
en algún momento, así lo decidiera, el don de sanidad corporal y del alma, pudiese
volver a La Iglesia de Cristo tal como en el primer tiempo de su nacimiento,
recuerde bien, los Apóstoles del Señor, eran personas como cualquiera de
nosotros, sin embargo, la helenización griega, que afectó a todo el mundo
conocido, incluidos los escritores del Nuevo Testamento, de alguna manera nos
presentan sus personas y experiencias, la de los Apóstoles, como algo lejanas a
nuestra realidad, tornándose en intangibles, casi imposibles para nuestras
realidades intoxicadas de máquinas y computadores portátiles, cosa que creo, El
Dios Eterno, para nada desea se comprenda de este modo.
Es obvio entonces que nuestra naturaleza humana, afectada
poderosamente por el entorno ecológico que también, como el hombre, sufre las
inclemencias del maltrato que nosotros, como animales irracionales, estamos
dando a diario a los que Dios creó con tanto Amor, pende lamentablemente de un
hilo en lo que se refiere a la salud de nuestro cuerpo, la aparición de
enfermedades que se creía ya estaban desaparecidas o bajo control, la
proliferación de las diferentes formas de cáncer, solo nos hablan de la
irresponsabilidad con la que el ser humano ha tratado la naturaleza, las
explosiones atómicas a escalas nunca vistas en el siglo que pasó, dejaron una
honda secuela de espanto que, inevitablemente, han convertido la supervivencia
del hombre en este planeta, como un cheque a fecha. Por lo tanto, la ayuda que
puede brindarte el comprender que nuestro cuerpo, posee estas reservas
bioquímicas y espirituales de las cuales estamos hablando, no solo pueden
ayudarnos, como ha sido mi caso, y puede sea el de muchos de ustedes, alargando
el período de vida aún sobrellevando el peso de una enfermedad incurable para la
medicina tradicional, también, si Dios así lo permite, hasta experimentar la
sanidad total, lo cual, creo yo, no está lejos de producirse cuando nuestra
alma, inspirada fuertemente por la vida del Espíritu, se deja afectar por la obra
de Cristo en nuestras vidas, y de este modo, el cuerpo, las células, se
regeneran de manera sobrenatural, demostrando con ello Dios, que no todas las
cosas están perdidas.
Este año, específicamente, ha sido un año que ha marcado
poderosa y para siempre mi existencia, por la violencia con que determinados
hechos me han afectado, en el área familiar, en la destrucción de mi hogar y
todo lo que arrastra una situación de este tipo. En cuanto a mi salud, he
tenido recaídas constantemente, lo cual me ha llevado a tener que usar drogas
fuertísimas, que unidas al debacle afectivo, espiritual y sicológico por la pérdida
de mi hogar, solo me instan a decir que hasta aquí, estoy en pie únicamente porque
Dios así lo ha querido. He comprendido que un hijo de Dios, como un soldado en
medio de la batalla, jamás debe menospreciar las experiencias propias del
pasado, ni tampoco las de otras personas, en especial la de aquellos que Dios
ha puesto a tu lado para cuando, por la circunstancia que sea, te veas
enfrentado a dramas realmente enormes, un hijo de Dios, si ha logrado adquirir
sabiduría a pesar de lo doloroso de la prueba, como el desastre de perder tu
hogar de un momento a otro, cuenta con valiosas herramientas para enfrentar el
tipo de dificultades de las que hablamos, por lo tanto, nada desestima éste,
nada desecha, para él nada es inútil, todo puede prestar una valiosa ayuda
cuando de verdad se quiere salir adelante.
En mi situación, a pesar de la inmensidad del mal a diario
avanza por mi cuerpo, y que va dejando tremendos estragos en donde pone su
calcárea impronta, llegué a pensar cuando vivía con mis hijos, en medio del
calor de mi hogar, con mi esposa a mi lado, que prácticamente ya había
comprendido todo acerca del dolor en el ser humano, pensando eso sí, en el
dolor físico o corporal, pero Dios, que es quien rige y dirige nuestras vidas,
tenía otra cosa preparada para mí, para el hombre interior, porque el que se va
desgastando, ya tenía lo propio. Y ese algo que no había tomado en cuenta con
profundidad, por lo distante que pensaba se encontraba, por contar con un hogar
y una familia que uno cree indestructible; habiendo tenido incluso una
experiencia antes; y además porque traté de ser y comportarme como un verdadero
sacerdote de Dios para los míos, ello no fue impedimento para que el dolor del
tipo intangible de pronto apareciera, haciendo estragos en mi vida familiar, y
dejando mi vida afectiva y mi vida en general, al borde de la muerte. El
sentimiento de la pérdida es tema de otra reflexión.
Cuando nos armamos para luchar y comprometernos delante de
Dios y de la vida con el ser que hemos convenido, mantenernos fieles hasta la
muerte, y quizás más allá, en esa lógica, yo creo que no pensamos en el dolor,
esas palabras que El Apóstol Pablo vierte en uno de sus escritos a La Iglesia
de Corintios (Cor. 13), cuando dice: “La Caridad (Amor) es sufrida.” …simplemente
es algo que pronunciamos pero que en el fondo desconocemos, porque no comprendemos
la dimensión de lo que estamos leyendo o diciendo con nuestros labios, y creo
se debe, sin temor a equivocarme, a que la intensidad con deseamos en esos
momentos manifestar al ser que amamos lo que sentimos por él o ella, supera
grandemente nuestra comprensión o entendimiento de lo que es realmente el
significado del amor, y también el hecho de compartir una vida con otra persona.
Y como aún no comprendemos el verdadero significado del amor, lamentablemente ello
trasunta en algo absolutamente impredecible en su resultado, pues conociendo y
comprendiendo que la erotización de nuestras vidas, ha afectado incluso a
nuestro cristianismo que creíamos imposible de franquear, es obvio que un
matrimonio, o una unión entre un hombre y una mujer cristiana, jamás logrará
triunfar sobre las grandes exigencias que nos presenta el sistema, si la forma
en la que hemos comprendido El Amor de Dios los cristianos de este siglo, es
equívoca, como pienso yo que así es.
Pues bien, esta clase de dolor que a mí me faltaba
experimentar, es una clase de dolor que no te deja vivir, pues crees que todo
se ha perdido, no hay forma de encontrar un equilibrio para que tu alma pueda
descansar, todo parece extraño, todo se vuelve en contra, lo que creías seguro
se ha vuelto incierto, movedizo, eventual, a lo cual, lo único que pude finalmente
decirme hacer, fue el ir en buscar de esa realidad de Dios que tanto compartí a
otras personas, allí es donde pude con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar
una manera de enfrentar una dolencia de este tipo, no fue fácil, han sido días
y noches interminables, noches sumergido en la oración, en la lectura de La
Palabra, pude comprender aquello de las reservas que Dios nos ha dado para
enfrentar este tipo de problemas. Si otros pudieron, ¿por qué no iba a poder
yo? Tengo mucho que contar al respecto, espero poder transmitirlas de manera
que puedan servir a muchos hermanos y amigos que tal vez, han creído que nada
se puede hacer, que lo dicho por un médico es lo último, que la manera en que
quedó tu mundo desecho, ya no tiene forma de poderse reparar. El tiempo, que
dirige y empuña Dios con Su enorme Saber, nos irá aclarando cosas, mientras
tanto, a esta hora, en este momento, vuelvo a mi oración, vuelvo a mis
estatutos con los cuales El Espíritu Santo, ha logrado día a día, ponerme de
pié, y de esta manera, poder acercarme a ustedes un poquito más con estas
experiencias que, creo firmemente, nos ayudarán a mejorar nuestro valioso y
bello cristianismo.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home