Mi oración matutina.
Todos los días, cada
día, a las 5: 30 o 6: 00 de la mañana, estoy aquí mi buen Dios. Tú que lo sabes
todo, Tú que lo entiendes todo, para darte gracias, para intervenir las sombras
de este mundo con tu resplandor, para detener el avance del mal sobre este
mundo, al menos alrededor de mi propio mundo, un mundo quebrantado y
friccionado, pero un mundo al fin y al cabo, un mundo que sólo Tú, con Tu Bendita Presencia, permitas que exista. Desde estas líneas, impresas en
las páginas de mi ser, pretendo llegar hasta Ti, porque sé que en Tu
Misericordia, nos escuchas a todos, aún a los que más sufren, a los que nadie
escucha, porque no haces diferencias, esas que hoy día pueblan el corazón de
los seres humanos, eres capaz en Tu maravillosa Sabiduría, de darte un tiempo
para cada uno de nosotros, y por lo tanto, no ignoras nada de lo que nos ocurre,
porque a diferencia de los dioses humanos, imperfectos, temporales, inactivos, Tú
gobiernas el Universo con Tu Verdad y Tu Justicia.
A Ti mi Dios Eterno,
dirijo mis primeras palabras este día, mis primeras emociones de gratitud,
aunque muchas veces en la vida, no escuché cuando me decías que tuviera cuidado
de tal o cual situación, a pesar de aquello, me guardaste del mal, no has
permitido hasta ahora que mi vida quede expuesta, al contrario, me has
protegido con tus alas, tal como dice Tu Bendita Palabra, “bajo la sombra del
Omnipotente Dios”, qué más podría pedirte Señor, sino que un día tomaras mi
vida y me llevaras junto a Ti. Pero aquello ocurrirá, por cierto que sí, solo
cuando haya terminado la tarea que Tú mediste que hiciera en este mundo, sin
excusa alguna, sin pretextos de ninguna naturaleza, solo en ese momento sabré
que ya está cumplido todo y que debo partir, no antes. Por ello es que te
necesito Señor, cada día, en cada momento, porque no estoy solo en esta tarea,
muchos son los que has puesto a mi alrededor para que te sirva, vidas,
hermanos, amigos que han sido tocados por Tu Amor y que han preferido ayudar a
un hombre como yo, lleno de estas ganas de servirte, a derramarse por completo
en donde a veces, ni siquiera se conocen unos a otros. Por todas estas personas
te ruego Señor, por sus vidas, sus propósitos, porque en el andar de cada uno
de ellos, Tu Presencia bendita también les acompañe, que sientan que Tú sí vas
con cada uno de ellos, a su lado, en el bus a trabajar, en el metro, cuando
abarrotado de gente no somos más que una mínima parte de este enorme suburbio
de personas, hazle sentir a ellos que nos están solos, que siguen siendo
importantes para Ti, tal como lo haces conmigo.
No ignoro Tu quehacer
en mi vida, de ningún modo, mi vida se ha doblegado fuertemente a Tu Voluntad
en este tiempo, tal vez debido a todo lo que me ha tocado vivir, lo cual se
podría tomar como una excusa o algo parecido, pero siempre ha sido de este modo,
incluso en la vida de los grandes hombres con los cuales Tú trabajaste en el
pasado, todo tuvo un inicio, un desarrollo, y después, partieron a Tu
Presencia, esa es la forma en que Tu trabajas con las personas, las huellas que
vas dejando en cada ser con el que asumes tu rol divino, son inevitablemente
perceptibles, y yo, como siervo tuyo, también las llevo, dentro y fuera de mi,
en mi alma, en mi espíritu, en mis manos, en mi ser que está hecho de cada cosa
que me ha tocado vivir, en todas las respuestas y señales que has dado a mi
vida para que mi fe no se quebrante, yo me he quebrantado como persona, como
humano, pero de haberse debilitado mi fe, hace mucho tiempo atrás habría
retrocedido, pero Tú no lo has querido, Tú no lo has permitido y es eso mismo
lo que en estos minutos, he tratado de decirte mi Buen Dios, que por todas
estas cosas, y muchas otras más, te amo, con todo mi ser, con toda mi alma,
porque cada pensamiento que nace en mi mente, cada sentimiento, mucho antes que
fuese expresado por mí, Tú ya lo conocías, y de este modo, solo nos queda
amarte, por Tu Inmenso Amor, por Tu inmensa Misericordia, por cada gesto tuyo,
por cada palabra, por tus cuidados, por tu ternura para con nuestras vidas, por
esas infinitas horas que no vemos ni sentimos en lo que te tardas diariamente para
tratar con nuestras vidas.
Aquí estoy Verdadero
Dios y Señor de nuestras vidas, para proclamar Tu Soberanía, delante de un mundo
que no acepta el que Tú, tengas el absoluto derecho de gobernar las vidas de
las personas, te resisten, se ensoberbecen, no llegan muchos de ellos a
comprender que cuando derramó Jesús, Tu Único Hijo, cada gota de sangre en la
cruz, lo hizo precisamente para darnos una salvación de cualquier forma de mal
y pecado que traíamos o simplemente somos capaces de concebir en nuestros
corazones. Y frente a esto mismo Dios Eterno, jamás voy a comprender cómo puede
el corazón humano, tan lleno de Tus manos, de Tu quehacer divino, concebir o
dar a luz tanto mal, tanto dolor, siendo Tú Señor, un Dios tan lleno de piedad,
de Amor, deberíamos ser capaces de forjar en nuestras vidas, todo el bien y no
el mal que hemos heredado de Tu Misericordia. Pero como seres humanos,
desprovistos de Tu Santo Espíritu, somos incapaces de comprender la dimensión
de todas estas cosas, y por lo tanto, debemos cada mañana, poner nuestras vidas
a Tu cuidado, tal como si fuéramos niños, porque los peligros que nos acechan
son enormes, demasiado grandes como para ignorarlos, como para desconocer que
en medio de nuestro quehacer diario, hay uno que jamás nos dejará tranquilos,
que desde que comienza el día y que no descansa, se ofrece para distorsionar absolutamente todo, para
ponernos en entredicho con Tu Voluntad, por esa razón es que estoy aquí esta
mañana nuevamente mi Señor, orando por los míos, por mis pequeños Mateo y
Efraím, por Danielita, para que Tú en Tu Misericordia, les guardes, les
protejas de todo el mal que nos acecha, de continuo, y más aún sabiendo que te
servimos, aleja a los nuestros de los peligros, guárdalos en Tu Amor, no
permitas que el mal ponga en riesgo sus vidas, de igual manera a nuestros
hermanos, a sus hijos, a sus hogares, a sus familias, somos personas que
necesitamos tanto de Ti, de Tu Amor, de Tu Benevolencia, y por lo tanto, no
podríamos sin Ti.
Ahora que ya está
amaneciendo mi Dios amado, ruego por este mundo, por los niños que hay en él,
porque Tu Mano Poderosa, pueda contra los que acechan a los nuestros y a los de
nuestros vecinos, guárdanos a todos, Sé con cada uno de los nuestros, no
permitas que ignoremos jamás la importancia que tiene nuestro clamor delante de
Tu Bendita Presencia, sería fatal, sería verdaderamente una pérdida enorme para
Tu Propósito que es tener a un pueblo, sobre este mundo, preparado para
enfrentar todas y cada una de las dificultades que nos aguardan como a hijos de
Dios. Protégenos entonces mi Buen Señor, de todos los peligros, sé con nosotros
en este día, no permitas que lo malo de este mundo se quede en nuestros
corazones, límpianos de tal forma que al volver a casa nuevamente, lleguemos,
aunque cansados, siempre con la disposición de abrazar a los nuestros, de hacerles
sentir que aunque este mundo, confundido y lleno de tinieblas, no ha podido
enturbiar el Amor con el cual un día, Tú nos atrajiste hacia Ti, hacia Tu Persona.
Guarda entonces a tus
hijos, dispersos sobre este planeta, a tus siervos que te sirven en los lugares
más increíbles de este planeta, toca y llena sus espíritus de fuerza, dales
conforme a la disposición que hay en sus corazones, no permitas que la avaricia
y el egoísmo que hoy día llena el corazón de los hombres, toquen siquiera sus
vidas, para ello clamo en esta mañana, para que ese mal, tan evidente que hoy
día corroe el corazón de muchos de tus siervos, no logre tocar el mío ni el de
los tuyos.
Porque en Ti, y solo
en Tu Amor confío, te agradezco todas las cosas, todo lo que has puesto y
seguirás poniendo en mis manos. Bendíceme Señor esta mañana, porque sin esa
bendición que viene de Tu Presencia, nada de lo que has preparado para que yo
pueda servirte y agradarte en este día, será posible.
Gracias mi Buen y
Amado Jesús…
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