EL AMOR QUE NOS ENRIQUECE...
Aprender a convivir diariamente con una enfermedad de esta
envergadura no es fácil, la inversión de energías y tiempo que te tardas en
procesar y separar la información para enfrentar con sabiduría un mal que se ha
apoderado de esta forma de tu cuerpo, es inocua con respecto a la inmensidad de
ella, todo parece inofensivo, no se trata de lo que eres o no capaz de soportar
sino, de cómo hacer para que un par de días ella, pueda detenerse y permitirte
descansar, liberarte al menos en un momento para que tengas un instante de paz,
aún en nuestro cuerpo, porque tienes, crees y sirves a Un Dios Omnipotente, y
por lo tanto, si llega ese milagro, te vas a sentir por fin separado de ella, y
como consecuencia, llegarás a sentir aquél reparador descanso que todos
necesitamos para continuar luchando.
Puedo pasarme toda la vida escribiendo de lo que he sido
capaz de soportar en todo este tiempo del duro trato de Dios para con mi vida,
no sería problema para mí, el problema es que tendré que redundar en cosas que
en este preciso instante, ya casi han perdido la importancia que en algún
momento tuvieron dentro de mí, y ello además, es algo que no le voy a permitir
al destino o la vida, porque de todas maneras, aunque mi vida se halla
sumergida desde hace muchas semanas en episodios de dolor y malestares
interminables, tengo muchas cosas por las cuales darle gracias a Dios, muchas
cosas que se han ido sumando a este proceso de vida que en un momento, pensé no
iba a ser capaz de enfrentar.
La vida no es como todos pensamos, es claro, en algún
momento las cosas pueden cambiar del cielo a la tierra, y de este modo, podemos
quedar expuestos a las más diversas influencias con que el entorno podría
terminar por destruir todo lo que Dios con tanto Amor, un día construyó dentro
de nosotros mismos. Pero Dios no lo va a permitir, sobre todo cuando tu alma no
se deja vencer, cuando das la lucha, ves cómo todo se vuelve oscuridad y
tinieblas, dolor, tristeza, no hay sitio en donde puedas albergar tu dolor,
porque viaja contigo, a donde sea, en los carros del metro, a esa hora en que
se halla saturado de gente, o cuando te animas a caminar por una solitaria
calle del centro de Valparaíso y la brisa helada de la noche comprime no solo
tu andar sino que todo tu mundo interior.
Dios ha estado en todo momento junto a mí, Él se ha hecho
sentir en medio de todo lo que he vivido hasta aquí, lo he visto actuar en esos
momentos en que parecía que mi mundo se diluiría, no hay palabras para expresar
lo que siento cuando pienso en lo que pudo haber ocurrido conmigo, quedarme
solo, sin mis hijitos, sin mi hogar, prendido a una enfermedad que ha tenido
enormes costos cuando he tratado de sobreponerme a todo. Dios está Vivo y Vive
dentro de mí, no tengo dudas, no sé cómo puedan estar experimentando Su Persona
muchos seres humanos en este mundo, pero yo tengo la certeza de que Él está
intentando, Personal y constantemente de alentarme, de que no me deje arrastrar
por ningún tipo de pensamiento que pudiera debilitar mis convicciones, Él está
y seguirá estando de lado de los que sufren las injusticias de la vida, las que
sean, jamás podrá ser burlado, no existe ser humano en este mundo que pueda
decir que ha logrado burlar Su Carácter o pasar por encima de la vida de un
hijo de Dios, sin que Él le haya hecho sentir lo que es realmente ser Dios y
Padre nuestro a la vez.
Estoy en paz con ÉL, con los demás, con la vida, enfrento
dificultades en mi cuerpo, grandes dificultades que me detienen físicamente,
pero no espiritualmente, porque en esa esfera de mi ser, estoy logrando
aprender y comprender todo lo que Dios desea que yo aprenda en medio de este
proceso. He dejado muchas cosas atrás, muchas que en este momento entorpecerían
mi andar si estuvieran allí, el Amor con el cual me he dejado tratar por El
Señor, no me permite acumular odios o rencores con nadie, no obstante, la
justicia es parte del Carácter de Dios, y aunque tratemos de disimular, “los
que tienen hambre y sed de justicia”, existimos, en todas partes del mundo, yo
soy uno de ellos, y lo soy porque también aprendí a perdonar, a olvidar que
quienes me han provocado algún daño, deberán enfrentar algún día la propia
justicia de Dios, no porque quienes tengamos esa hambre y sed de justicia lo
deseemos de este modo, sino, por una cuestión de simple balance en este Reino
que Él nos trajo, lo demás, son solo conjeturas, nada más que conjeturas
nuestras.
f. navarro m.
cantautor cristiano chileno
0 Comments:
Post a Comment
<< Home