Wednesday, April 04, 2007

Los Mercenarios y el Aguijón


























Pero, en un medio espiritual tan hedonizado y "helenizado" como el nuestro, parece ser que el hombre y su circunstancia, o mejor dicho, el hombre y su conflicto están absolutamente fuera de lugar, la premisa espiritual preconizada hasta la fatiga misma por los impostores de la Predicación actual, excluye una forma siquiera de evangelio en donde el dolor humano en toda su potente manifestación, sea parte de un negocio tan lucrativo como el de predicar. El espíritu materialista y depredador de los reconocidos representantes de la Prosperidad y sus aledaños, no darán a conocer jamás el cómo un hombre como Pablo, pudo hacerse de una realidad Ministerial y proceder a desarrollarla en circunstancia que en su propio cuerpo cargaba con el estigma de una enfermedad incurable.
Este desacomodo lo salvan sí, simplemente pasan por alto este problema y dogmatizan diciendo que la revelación es progresiva y por lo tanto, el Apóstol es sólo una pequeña parte en toda la estructura doctrinal de la fe cristiana. Esta perversa actitud de los apóstoles actuales, sintetiza de manera muy cruenta el espíritu que mueve a estos impostores que, como animales carroñeros despedazan el cuerpo del animal, exhibiéndose luego, a manera del Nacional Geographic o del Discovery, junto a sus trofeos de caza.
La pregunta entonces debería ser:
¿Quién quiere ser como Pablo?
¿Quién osaría en un medio como el actual, oír hablar a algún hermano de su propio aguijón?
La verdad es que, en todo mi pasar por el evangelio nacional, no recuerdo haberme encontrado a una sola persona queriendo vivir o ser como el Apóstol Pablo, y quienes sinceramente si lo concebían, simplemente eran dejados atrás. Este comportamiento sintomático del Cuerpo en cuestión, me habla con claridad de cómo el Evangelio de Cristo ha ido acomodándose para la aparición de un tipo de "mercenario espiritual" que todo lo capitaliza en dinero, que no se enferma, porque la enfermedad según ellos no es de Dios, es satánica, diabólica, por lo tanto, quienes viven aquejados de fuertes enfermedades quedan estigmatizados para siempre, e impedidos de ejecutar cualquier ejercicio ministerial, lo que a mi modo de pensar constituye simplemente en una herejía de este porte, ya que la propia Escritura nos da a conocer la fragilidad de muchos siervos de Dios que, a pesar de sus limitaciones físicas y de salud, aún así, el Todopoderoso Dios de los ejércitos celestiales, tomo en consideración para poner en práctica sus propósitos, prueba de ello, insisto, es el propio Apóstol Pablo, su discípulo Timoteo, quién es señalado en una de sus cartas, como una persona aquejada de un mal estomacal, al cual jamás Pablo pudo hacerle frente, ni menos sanarle, el amigo de Pablo, Demetrio, el cual a pesar de haber sufrido una enfermedad de muerte, Dios lo guardó para cumplir con su Llamamiento. Además de todo lo anteriormente planteado, está el concepto de que ellos son los únicos portadores de la REVELACIÓN, y por lo tanto, los únicos medios de que se vale Dios para hablar a Su Pueblo. ¡Que orgullo no! Ah, y debemos aceptar, como ellos son los patrones de fundo y únicos ungidos para absorber TODA la revelación , que como Dios los ha puesto a ellos en vez de nosotros, les debemos reverencia, y además, lo que faltaba, debemos brindarles toda nuestra ayuda, particularmente en su aspecto MONETARIO, recuerde, a ellos nos les debe faltar pero nada de nada.
La voracidad con que estos hombres se han empoderado de la realidad espiritual, nos da a conocer aspectos profundamente proféticos en los cuales se haya sumida la Iglesia de Cristo, ignorarlo parece ser una buena medida, en razón de que la apariencia dicta que muchos de ellos hablan de Dios y por lo tanto, en el reino de los ciegos el tuerto es rey, sin embargo, la propia Palabra de Dios advierte como en una inmensa pantalla de imágenes virtuales, que la aparición de esta clase de Evangelio sería una realidad para nuestros días. El no querer reconocer que ya estamos viviendo esta realidad, equivale a las palabras dichas por el propio Señor Jesucristo, "no hay peor ciego que aquél que no quiere ver".
Ellos han hecho creer a las multitudes que el estar "congregados" en una especie de "ejercito espiritual", les da seguridad y protección, lo que es totalmente antibíblico, ¿pero de qué estamos hablando? o ¿de quiénes estamos hablando? Recuerde que para ellos el aguijón es un problema, por lo tanto no desean ni soldados enfermizos ni tampoco tienen un Hospital para sanarlos, ellos cuentan con la billetera y la respectiva cuenta corriente de gente neófita en La Palabra, para administrar según ellos, los Misterios de Dios. Así el panorama se torna elocuente, las imágenes Apostólicas y Apocalípticas en general se quedan cortas, ellas no alcanzan en toda su real magnitud a descifrarnos el estado de perversión y maldad en la que están incurriendo esta clase de impostores, este es el momento entonces en que las imágenes mortuorias y cadavéricas de Ezequiel comienzan paralelamente a converger dentro de una realidad fatalmente sentenciada. Los engaños están por todas partes, en la misma y letal cantidad que los propios engañadores, las inocentes víctimas de los emisarios de las tinieblas ofrecen todo tipo de ayuda a quienes ellos creen, están sirviendo a la justicia de Dios.
En este trance, muchas personas caerán, muchos buenos cristianos serán engañados y movidos inescrupulosamente a seguir el destino de los animales cuando van al matadero, habrá eso sí, mucho llanto, pero no será sino hasta cuando Dios saque la venda de sus ojos y vean en quien han depositado toda su confianza y sus convicciones.
El aguijón entonces, que fue en la era Apostólica una marca elocuentemente fuerte, y que señalaba el imperio de luz por sobre las tinieblas y el precio que debió pagar nuestro Salvador para sacar nuestras mentes de la oscuridad más absoluta en donde se encontraban, es hoy día "pan comido", el sufrimiento ya no es un requisito, fue extirpado de la demanda de Dios, hombrecitos con sus manos lustraditas y de corbata son hoy día el mejor ejemplo de la realidad que viven millones de cristianos en el mundo entero, el hombre enquistado en La Palabra de
Dios a costa de mucho dolor ya no es necesario, para ser cristiano hoy día no es necesario sufrir tanto, ni menos mostrar a las multitudes prototipos enfermizos que puedan ejercer algún tipo de influencia en las conductas de los cristianos, la medida es sumamente bestial, pero está ajustada a personas que están acostumbradas a manipular y a tener señorío sobre otros seres humanos.
Pero qué ocurriría si es que esto en un momento cambiara, si de verdad comenzaran a aparecer dentro del panorama espiritual hombres sobrellevando sobre sus lomos aguijones semejantes o más fuertes incluso que el soportado por el Apóstol Pablo, y que además, tuviesen la fortaleza espiritual de estar embebidos de tal forma de La Palabra de Dios que no necesitaran mas que Su Presencia para ejecutar Su Palabra? Está claro que de inmediato el sistema religioso intentaría por todos los medios de coartar la libertad de esos individuos para que callaran, la verdad dicha por alguien con un aguijón de esta envergadura es demasiado fuerte como para soportarla y digerirla, La Iglesia ni los cristianos están preparados para tal evento, menos ahora que la el concepto helenizado de un Ministro de Dios está total y absolutamente aceptado por todos, una enfermedad en la vida de un Ministro de Dios no es una buena medida para nadie, el Ministro debe estar siempre bien y no carecer de nada, quítenle a los grandes mercenarios de la fe y de la música actual sus ayudas en dinero y verán que es verdad, pero de qué estamos hablando, si todos sabemos que es verdad, todos sabemos que este libro no va a ganar ningún premio, quién querría escuchar las quejas de un Job, o las quejas de un Jeremías en este tiempo, pero no vayamos tan lejos, ¿por qué nos estimula leer la historia de Job? Simplemente porque conocemos el final, sabemos que Dios, luego que él se disculpara y reconociera su pequeñez ante Él, Dios le perdonó y le bendijo mucho más de lo que le había bendecido antes, entonces, la contextualización o aplicación que hacemos de este libro se sintetiza, en que lo vamos a leer porque después de todo Dios nos va a dar todo lo que le pidamos, incluso más allá, esto, a mi modo de ver, representa el espíritu carroñero que impulsa a los grandes exponentes de la fe actual, a no saber o no querer diferenciar el enorme abismo que existe entre quienes, sin esperar
ningún tipo de bienestar material, conservan intactas sus convicciones a pesar del AGUIJÓN que deben soportar a diario, como es el caso de madres y padres que deben soportar la realidad de tener hijos parapléjicos, enfermedades letales como el cáncer, enfermedades a los pulmones, a los riñones (diálisis), y cuanto dolor existe en el mundo, con quienes llevan una vida sana y de vez en cuando dejan caer un par de lágrimas para que no les falte un centavo el día que deben pagar el agua o la luz, entonces, la filosofía errática de los mercaderes de la fe, es inductiva y letal, letal porque destruye el sentido y el Propósito del sufrimiento, que en buenas cuentas sólo puede ser comprendido por quienes cargan la desdicha de la enfermedad, y pone en su lugar el bienestar material como premisa de fe.
Esta nueva cultura cristiana actual, es la basura más horrible y diabólica jamás exhibida por gente que dice estar en comunión con un Dios misericordioso como el nuestro, es tan artera y cruel, que poco menos culpa a quienes tienen la desdicha de caer en estados de dolor, sean estos corporales, sicológicos, espirituales, etc. La contribución que ellos están haciendo para la aparición del super-hombre es elocuente, como elocuente es el cementerio que va dejando tras de sí esta mortuoria y perversa interpretación de la fe cristiana. El Apóstol Pablo decía, "imitadme a mi, como yo lo imito a ÉL", pero hoy día, dentro de la propia realidad emergente de predicadores y cantantes del gozo, quién querría imitar a un artesano constructor de carpas, y dejar a tras el modelo de vida que impuso la colonización americana de la fe? ¿quién estaría dispuesto a costa de un gran dolor o de una enfermedad a seguir las huellas del Maestro? Difícil no? Casi imposible, la esclavitud en la cual viven los Ministros actuales no lo va a permitir, sus esposas, acostumbradas a ser servidas, en el caso de las grandes congregaciones, se opondrán, los niños, provistos de todo bien, no lo van a permitir, y si es así entonces, ¿quién debería predicar el evangelio? Nadie, nadie debería predicar el evangelio, es lo más honesto que deberíamos hacer, por lo demás, el evangelio fue diseñado como una forma o estilo de vida y no como una rutina o itinerario para alcanzar reconocimiento o fama, como es el estilo de los mercaderes actuales. La basura a la cual nos tienen acostumbrados los predecibles de siempre, ya no tiene efecto alguno en aquellos cristianos que están renunciando en forma progresiva a los dictados de una fe pervertida.

Ellos nos llaman pequeños o menores a todos nosotros los que carecemos de medios para desarrollar nuestros trabajos en bien de la obra, pero, ¿qué saben ellos acerca de Dios que nosotros no sepamos? ¿qué nos pueden enseñar que Dios ya nos haya enseñado? ¿es que estamos impedidos para expresarnos? En ese medio a lo mejor, si somos medidos con la medida que utilizan ellos para dimensionar todas las cosas, puede que seamos menores, incluso más pequeños que ellos, no obstante, la riqueza de una relación de amistad o de amor con otro ser humano, no se mide por lo que tiene o no tiene el otro, sino por la calidad de ese amor o la riqueza de esa relación, esa misma medida creo yo, es la que utiliza Dios para darnos a conocer sus verdaderos afectos para con nuestros corazones. Lamentablemente muchos cristianos, por esta forma de pensar, por esta manera de hacer del Evangelio de Cristo un comercio, sienten que están solos frente a la vida, frente a los problemas que la vida nos da, el pragmatismo en el cual se haya sumida la realidad de la Predicación, como forma, le ha dado al cristiano materialista un impulso nunca antes visto, y al cristiano aproblemado y desprovisto de protección, incluso social, le ha dejado en la indigencia misma espiritual, lo que colma cualquier medida y llega al cansancio mismo, dejándome una sola salida para enfrentar mi propio aguijón y mi realidad Ministerial, la cual viene siendo hace tiempo absolutamente opuesta a los predicamentos de estos mercenarios actuales de la fe.