La Institucionalización de la fe

Pero, ¿qué tiene el cristianismo actual, o en su versión más moderna de la fe, para colaborar, como instrumento divino, a la manifestación del Reino de Dios y a la sanidad de una sociedad tan enferma como la nuestra?
Para mí el tema es amplio y confrontacional. Amplio, porque el cristianismo cree que la única forma o medio posible que Dios tiene para la propagación y manifestación de su Reino, es la Iglesia, con lo cual, debo ser honesto, yo también estoy de acuerdo, sí porque es bíblico, y por que además, y lo que es más importante, porque fue el propio Señor Jesucristo quien la instituyó en el corazón y en el alma de los hombres, pero, aquí es donde empieza el problema y en donde claramente los hombres han cortado la tela sin tomar en cuenta el sentimiento ni el espíritu de La Palabra.
Hoy día son muchas las definiciones que se manejan en torno a la palabra IGLESIA, la definición además, ha ido variando con el correr de la historia, y lo que comenzó siendo una pequeña comunidad de creyentes reunidos en torno a La Persona de Cristo, terminó en lo que conocemos hoy como, “LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA FE”, o mejor dicho, “LA FE INSTITUCIONALIZADA”.
El voraz apetito de los hombres por manipular y arrogarse el derecho de la fe, no sólo ha desvirtuado el concepto original de lo que debe ser un creyente en Jesucristo, sino que además, ha traído una enorme confusión en quienes esperan de esta comunidad de creyentes, respuestas al problema del alma y de la existencia. La orgullosa y siempre tenaz pretensión de los representantes de estas grandes organizaciones religiosas, ha contribuido a la mundanización de la fe, la codicia, ese gusano adánico que consume al mundo como una manzana podrida, está más

Pero este ausentismo escritural, no pasa de ser sólo un hecho más de la vida cotidiana, ellos han

¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos!
¡Vosotros siempre resistís al espíritu Santo!
Con una soberbia de esta envergadura, el pasaje de Apocalipsis comienza también a tener sentido en nuestra realidad:
¡He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo…!

Simplemente para que aquellos que no se han dispuesto a seguir la corriente “espiritual de hoy”, no se contaminen y tengan una bendita esperanza dentro de su solitaria existencia. Está claro, no es con la Institución, no es con la estructura espiritual, no es con los carteles que representan a las interminables divisiones que segmentan cada día aún más la requebrajada fe cristiana, sino, con el hombre que allí se encuentra, con el hombre ensimismado y forzado a creer en la enorme estructura religiosa que hoy pretende acallar la voz del Espíritu Santo, “si alguno oye mi voz, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Se trata entonces de un trato individual e íntimo, no tenemos excusa, contrariamente a lo que propone en su arrogante y soberbia actitud el sistema religioso imperante. Según estas palabras, la persona humana no desaparece con la Institucionalización de la Fe, el evento espiritual más importante entonces por el que ha de pasar la Iglesia verdadera, que son las personas que han creído al Evangelio de la gloria de Cristo, no es, según la propia Palabra de Dios, un evento de carácter masivo, sino, todo lo contrario, ocurre en el hombre y no en el sistema, y ocurre sólo cuando el mensaje profético pasa a formar parte de la vida del cristiano, sólo allí el cristiano verdadero tiene acceso a las verdades supremas que ha de revelar el Espíritu Santo para estos días.

La respuesta, aunque confrontacional, es simple, todo lo que los cristianos han rechazado como los principios, los valores, independiente a las diferencias dogmáticas y doctrinales que nos tienen entrampados, Dios es el mismo para todos, también todo lo que ellos miran por debajo creyendo que con ello evaden el fuerte peso de la realidad, es lo que el cristianismo en su construcción doctrinal y filosófica posee, debido a su dependencia absoluta de las enseñanzas y principios establecidos por Jesucristo mismo. Lamentablemente, el modelo americanizado de la fe, en todas sus versiones, ha influido de manera casi INQUISITIVA para que el nacimiento de una verdadera y genuina experiencia espiritual, no sea posible en nuestras ya prostituidas tierras, algo que pudo haber tenido un carácter pastoril y auténtico, por su contexto, terminó siendo una copia infeliz de los más humanos y pervertidos procedimientos de una fe en total descomposición.



Por esto mismo es que hoy día es tan fácil hallar cristianos sin base bíblica, y lo que empeora la situación, es que quienes tienen aquél fundamento para decirle a la Iglesia lo equivocada que está, ya están cansados, sí, porque no han sido oídos, no han sido valorados, la religión, en su formato actual ha desperdiciado la oportunidad de oír a hombres con mensajes claros y llenos de propósito, tarde o temprano lo lamentará. Súmese a esto, el hecho de que la guerra es en el área espiritual y que quienes pueden dar claridad a la Iglesia viven un abandono afectivo de este porte, la cosa se pone oscura, a pesar de que la Iglesia institucionalizada y fuertemente equipada, y aplicando una ergonomía espiritual que raya en lo absurdo y perverso, no lo note. ¿Qué tenemos entonces? Corteza, sólo corteza, superficie espiritual, fachadas, aunque la fragmentada realidad en que se encuentra la Iglesia organizada amenaza la ruina, aún así, están en pié, y gozan en este momento del más rotundo y total éxito, el modelo neoliberal fomenta el libremercado y las Instituciones religiosas, que han recibido esto como una bendición de Dios, practican con mucha facilidad el arte de la economía de Dios, y saben sacarle provecho a este injusto sistema que tiene sumido a muchas naciones del mundo en la más absoluta orfandad, de este modo se encadenan al sistema, perpetuando en el corazón de los cristianos que creen en esta forma de evangelio, un estado de orgullo e indiferencia sólo comparable con el orgullo que provoca a los cristianos católicos, la pompa y la riqueza mundana adquirida históricamente por Roma.

De este modo, la fe institucionalizada, rodeada de placeres mundanos, no va a escatimar esfuerzos para hacer desparecer de sus contornos, a quienes Dios ha enviado a decirles que cambien, sus líderes, capacitados en arrogancia, salidos de los mejores centros de orgullo espiritual, no lograrán advertir el peso de la enorme Apostasía que ya comienza a dar sus frutos, lo que a mi modo de pensar, representa un justo castigo por haber minimizado y empequeñecido la importancia de los Ministerios que Dios ha levantado en este país. Ellos, que jamás compusieron una sola canción con sentido, que jamás tuvieron un solo y escuálido enfrentamiento con el sistema, tendrán todo el tiempo necesario para dar testimonio de Cristo, porque también son hijos de Dios, pero, dentro de un período que La Palabra de Dios define como “Gran Tribulación”, allí serán probados y se verificará el verdadero espíritu y carácter de sus enseñanzas.
Mientras tanto, La Iglesia verdadera, la de aquellos postergados y pisoteados por un sistema religioso corrupto y mundano, emigrará a las alturas, encumbrándose en un viaje de placer no descrito, junto al que en ellos, jamás fue reconocido. Es hora entonces
de comenzar a preguntarse: ¿Cuál es La Iglesia verdadera? O ¿qué es la Iglesia? O ¿En dónde se encuentra La Iglesia? En cuanto a mi, seguiré creyendo que la Iglesia que Cristo fundó, está en el corazón del hombre, en ningún otro lado más, seguiré por tanto sosteniéndome en su bendita Palabra, por lo demás, qué puede haber dentro del sistema religioso imperante más enorme e importante que Su Palabra?
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