Tuesday, July 24, 2007

Mentir finalmente, es de profesionales.


Condenan por homicidio simple a Aarón Vásquez por muerte de ciclista.

El tribunal desestimó así los argumentos respecto a la premeditación y alevosía, y el ensañamiento con que Vásquez habría cometido el crimen contra Alejandro Inostroza con un bate de béisbol. El Tercer Tribunal Oral de Santiago declaró este viernes culpable del delito de homicidio simple al joven Aarón Vásquez, quien dio muerte con un bate de béisbol al ciclista Alejandro Inostroza tras un incidente registrado el 28 de octubre de 2006 en la comuna de Providencia. De este modo los jueces desestimaron los argumentos respecto a la premeditación y alevosía, y el ensañamiento con que Vásquez habría cometido el crimen, que expresaron los fiscales Vinko Fodich y José Villalobos, y que de haberse acogido habrían determinado que el delito se caratulara como homicidio calificado. La resolución también absolvió al hermano de Aarón, Boanerges Vásquez, de los cargos en su contra como cómplice, mientras que condenó al amigo de éstos, Diego Villalobos por lesiones menos graves en contra de los amigos del ciclista.

Se informó que el próximo viernes 27 de julio se llevará a cabo la audiencia de lectura de la sentencia, que determinará la pena contra Vásquez, quien tenía 17 años al momento de cometer el ilícito. En ese sentido se prevé que su condena y la forma de cumplirla será determinada a través de la recientemente aprobada Reforma Penal Juvenil, que para estos efectos tiene efecto retroactivo.

¿Qué más podemos decir de nuestra precaria y sórdida justicia chilena? Y voy a hablar no sólo como un ciudadano común y corriente, sino que además, como cristiano y vinculado casi toda mi vida a la realidad Evangélica Nacional. El problema básicamente consiste en saber, si los jueces con este veredicto piensan que al darle una oportunidad de este tipo a Aarón Vásquez están realmente haciéndole un bien. Nuevamente y casi como una rutina, nos encontramos frente a un literal abandono de funciones, sí, porque los jueces están para juzgar y no para enseñar, para enseñar, Aarón tuvo en todo su trayecto educativo a sus profesores y maestros de colegio, tuvo a sus padres y también a sus maestros de Escuela Dominical, a sus predicadores, que tal vez
él pudo concer desde muy cerca, a sus amigos con quienes compartió esa tarde. Aarón sin duda escuchó la sentencia e hizo creer a todos que estaba muy triste, sin embargo, él mintió, él estaba feliz, feliz porque por fin había pasado la prueba, y él, haciendo caso omiso a su pobre conciencia de cristiano, había logrado embaucar nuevamente a un pusilánime grupo de Ministros de nuestra decadente Justicia chilena. “Asesinato simple”. Y por ser menor de edad cuando cometió el crimen, no más de cinco años, lo que se transforma, en el lenguaje de los cristianos evangélicos, en una bendición para él, y para los afectados, simplemente una injusticia de este porte.

No obstante, hay otro juicio que recién comienza, y es el juicio del Dios a quién este joven, antes y después de la masacre, simplemente ignoró, y al cual, sistemáticamente con todas sus mentiras, ha querido burlar, no sólo ahora con este asesinato, sino siempre, desde que sus padres no le enseñaron el valor de la vida humana, desde el primer momento en que sus padres le dejaron hacer lo que él quería y no le dieron parámetros espirituales y morales claros, lo que no quiere decir que sus padres lo hayan preparado para cometer este delito, para nada, sólo que estamos en el justo derecho de preguntarnos, como cristianos y como parte de esta sociedad, ¿de cuántas cosas que los hijos hacen o cometen somos responsables los padres?

Pero ya sabemos lo que sucede con quienes intentan escapar a ese juicio, es bíblico. En tanto el asesinato de Alejandro no puede ser pasado por alto, no podemos como sociedad hacer que no vemos lo que de verdad debería espantarnos. ¿Qué ocurrió realmente ese día Aarón? Yo no lo sé, y quizás nunca lo tendremos claro, sin embargo, sí sé qué debió haber sucedido, como por ejemplo:

- ¿Por qué solicitaste fuego si tú dices que no fumas? … Pero el juez te creyó.

- ¿Por qué dijiste que no querías matarlo y le diste espantosamente en su cabeza y luego lo remataste en el suelo? … Pero el juez también te creyó.

- ¿Por qué dijiste que no querías matarlo y sin embargo tenías a tu mano un Bate de Béisbol? … Pero el juez también te creyó.

Y las preguntas siguen, pero todas ellas no encontraron eco en las conductas y el débil carácter de esos jueces que te beneficiaron grandemente, es más, realmente no comprendo el por qué te estás condenando, dicen que es por
homicidio simple, explicación que no entiendo por razones técnicas, no obstante, he predicado el Evangelio de Cristo en cuanto lugar he podido, incluso en Cárceles chilenas, y he visto el sufrimiento de esos hombres, pero también he visto el de sus familiares, y por último, el que más me conmueve, el de las víctimas. Sea como sea, sea la labor que sea que desempeñemos en la vida, está claro que una vez más los victimarios han triunfado por sobre las víctimas y por sobre un sistema judicial espantosamente colapsado por la ceguera de unos jueces que no hacen ni quieren hacer bien su pega, y que además, con este tipo de sentencias, sólo confirman una vez más, que para ellos la vida humana no tiene valor, ni menos consideran que es creación de Dios.
Aarón, finalmente has triunfado, las jovencitas de tu congregación estarán un tiempo solitas, sólo podrán ver tu rostro cuando alguien logre sacarte alguna sonrisa de tu rostro juvenil y lozano y lo comparta con otras niñas en sus entretenidos pero vacíos Fotologs. Lo que sí tengo claro Aarón, es lo que decía denantes, y es que, yo sé realmente que debió haber sucedido ese día y no ocurrió, como por ejemplo, en vez de haberle pedido fuego a Alejandro, debiste haberle predicado el Evangelio de Salvación, tal como lo hacen muchos congéneres de tu congregación, en especial los que representa tu padre dentro del mundo Pentecostál, por los cuales siento un profundo respeto y admiración, luego, haberlo presentado a tus amigos e invitado de inmediato a una reunión de esas en que se habla tan afanosa y cariñosamente de la vida del Maestro, sí Aarón, pero lamentablemente tú no andabas en eso, hace tiempo que estabas mintiendo a Dios, a tus padres, y a los hermanos de tu congregación,
así que, por favor Aarón, nunca más digas que no tenías intención de hacer lo que hiciste, recuerda, sin Cristo somos nada, tú lo sabes, es lo que han querido enseñarte tus maestros por mucho tiempo y que tú, libremente, has decidido obviar.

También debes recordar Aarón una última cosa, cuando salgas de la Cárcel después de esta corta sentencia que de seguro será, no menos de 5 años, ten por seguro que no podrás olvidar ni deshacerte jamás del rostro de Alejandro, no amigo, Alejandro no era un chico malo, era todo un deportista, un hombre lleno de valores, y a una persona con estas cualidades que de seguro tú no tienes, y que además se daña de la manera como lo hiciste tú, no hay manera de olvidar, tendrás tiempo suficiente para pensar en ello, elige pensar en esto y no en seguir viviendo como si nada, como si la vida del prójimo no tuviese importancia, recuerda, todos somos imagen de Dios, todos merecemos una oportunidad, por ello, cuando vuelvas a tu realidad de Iglesia, prepárate, por que lo que no logró la justicia humana, es más que seguro lo hará Él, el cuerpo de ciclistas de tu congregación te lo va a agradecer.

Finalmente, pido disculpas, sinceras, honestas, a los padres de Alejandro Inostroza, perdón por el pecado que estamos cometiendo a título de sociedad, al permitir que esta clase de jueces tenga como responsabilidad, juzgar problemas tan profundos y tristes como el asesinato de su hijo. Como cristiano también, por no haberles acompañado en el momento en que más han necesitado de la ayuda de otros seres humanos, perdón, es todo lo que pedimos, el perdón logrará erradicar el odio y así, finalmente, veremos como la vida de Alejandro sigue su rumbo sobre esa bicicleta que hoy día atraviesa las calles del cielo en donde, de seguro Dios, ya lo habrá tomado.
PD. En Estados Unidos este tipo de asesinatos se castigan con la pena máxima, la inyección letal.