La Biblia siempre ha tenido la razón.

¿En qué hemos convirtiendo a este mundo? ¿Qué cosas deberíamos hacer para detener esta loca y desenfrenada situación? Lo cierto es que como humanidad, como sociedades que pretenden, en diferentes puntos de este planeta, en variados estratos o terrazas culturales, desarrollarse a diario sin tener a veces el ánimo de dañar a los demás, no está claro si en verdad hemos comprendido el valor de lo que significa la palabra “prójimo”, que más que una palabra, es uno de los pilares fundamentales con los cuales, cada ser humano de este mundo debería contar a la hora de enfrentar el designio de la vida, sin el, estamos perdidos, como seres humanos provistos de alma y espíritu, como personas que forman parte del colectivo de otros seres humanos que también nos miran y nos necesitan.

Por ello es que cualquier análisis que pudiéramos hacer de lo que hoy acontece a nuestro mundo, no tendrá valor si no tenemos como base o parámetro de medida, el concepto o significado de esta particular pero universal definición de lo que es y debe ser el “otro” distinto a nosotros, es decir, “nuestro prójimo”, o nuestro próximo, como bien pretenden definirlo algunos puristas de la palabra. No obstante, a pesar de la parábola del buen samaritano, a pesar de las muchas y crudas realidades que hoy nos concierne como sociedad enfrentar ya, es claro que el problema no ha sido ni será tratado jamás como debería por quienes tienen el deber de hacerlo, en clara oposición con lo que plantea o demanda el pensamiento cristiano,


Todas las desgraciadas conductas de religiosos, tales como, hacerse del dinero de la gente que sufre con el pretexto de que Dios les dará lo que pidan si ellos les entregan sus bienes, inmortalizan para el día del juicio final, un enorme y voluminoso archivo de pruebas que determinarán el triste final de quienes han usado la fe, no sólo para propagar el engaño en Nombre de Cristo, sino que además, para vivir vidas más allá de lo que permite o demanda expresamente la verdad bíblica y profética. No es de extrañar entonces, que quienes se encuentran en peligro, logren persuadir con una montaña inmensa de explicaciones que parecen bíblicas, a esos cientos y miles de seguidores que diariamente logran alcanzar con sus burdas imitaciones de la verdad. Pero no son pocos, el engaño, al parecer, tiene mucho más seguidores que la verdad, siempre ha sido de esta forma, nos gusta aparentar más que ser

Cristo no retrocedió jamás un solo centímetro a su mensaje, nada lo detuvo, nada le hizo temblar, si Juan el Bautista fue radical, su Maestro más, porque Él era la verdad, porque Él estaba destinado de mucho antes de la creación para ofrecer su vida por causa de nuestros pecados, de todos y cada uno de nuestros pecados, los que aún no hemos confesado, los que llevamos guardados en el alma desde hace muchos años. Por ello, el concepto de prójimo tiene la importancia que tiene en el mensaje de Cristo, porque una sociedad tan compleja como la judía de su tiempo, con toda su estructural y desdichadas desigualdades, serviría como prototipo para las sociedades futuras en las cuales, la realidad humana se iba a desarrollar, por ello también es que su Palabra o su mensaje posee un carácter redentivo que otros mensajes no han tenido en la historia, Cristo es, sin duda, una de las más impactantes formas con que el Dios Eterno de la vida nos ha hablado, a la humanidad toda, para que comprendamos que la verdadera salvación o


Por esto mismo, es que sociedades más justas ya no veremos, por el contrario, tenemos frente a nosotros una de las versiones más tristes de un ser creado en Amor y con Propósito eterno como es el hombre, un ser que no se cansa de ambicionar el poder, de adquirir bienes, de acumular mientras otros no tienen qué comer, algo peor que esto no habíamos visto, desde papas hasta curas, desde rabinos hasta pastores, todos envueltos en el mismo envoltorio, con una tarjeta en una de sus ya dormidas partes de sus pies que dice:
- “En descomposición”.
La Biblia entonces, la que es La Palabra de Dios, no mentía, las putas del Apocalipsis existían, no sólo en la conciencia despierta de un hombre como El Apóstol Juan allá en Patmos, sino que también en nuestros días, aquí en Chile, en México, en Nicaragua, en Buenos aires, en Roma, en Londres, etc., se trata de una manifestación, de un espíritu de engaño que Dios mismo ha enviado a este mundo para que aquellos que no han buscado la verdad, beban de su

- ¡Oh rocas! ¡Caed sobre nuestras cabezas! Pero la muerte huirá de ellos.
Así será y así se habrá cumplido con lo que Dios ha demandado, Dios no puede ser burlado, y Él, más que seguro, no sólo ha de redimir a muchos que hoy día se pierden por culpa de los ineptos, sino que además, hará que su juicio sirva como elemento final para establecer una vez más, frente a la humanidad y a los ángeles, su total dominio hasta la eternidad.
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