Monday, November 03, 2008

La Biblia siempre ha tenido la razón.





















¿En qué hemos convirtiendo a este mundo? ¿Qué cosas deberíamos hacer para detener esta loca y desenfrenada situación? Lo cierto es que como humanidad, como sociedades que pretenden, en diferentes puntos de este planeta, en variados estratos o terrazas culturales, desarrollarse a diario sin tener a veces el ánimo de dañar a los demás, no está claro si en verdad hemos comprendido el valor de lo que significa la palabra “prójimo”, que más que una palabra, es uno de los pilares fundamentales con los cuales, cada ser humano de este mundo debería contar a la hora de enfrentar el designio de la vida, sin el, estamos perdidos, como seres humanos provistos de alma y espíritu, como personas que forman parte del colectivo de otros seres humanos que también nos miran y nos necesitan.



Por ello es que cualquier análisis que pudiéramos hacer de lo que hoy acontece a nuestro mundo, no tendrá valor si no tenemos como base o parámetro de medida, el concepto o significado de esta particular pero universal definición de lo que es y debe ser el “otro” distinto a nosotros, es decir, “nuestro prójimo”, o nuestro próximo, como bien pretenden definirlo algunos puristas de la palabra. No obstante, a pesar de la parábola del buen samaritano, a pesar de las muchas y crudas realidades que hoy nos concierne como sociedad enfrentar ya, es claro que el problema no ha sido ni será tratado jamás como debería por quienes tienen el deber de hacerlo, en clara oposición con lo que plantea o demanda el pensamiento cristiano, estas personas, acumuladas como hormigas en torno a la persona de un pontífice que no podría, ni aunque quisiera, percibir el mínimo dolor de aquellos que simplemente no logran hacerle frente a la vida con lo que tienen, convenientemente aceptan cualquier forma de Dogma o Doctrina abiertamente opuesta a la verdadera enseñanza de La Palabra de Dios con tal de mantenerse al margen de tales enfermedades, ellos, con su indiferencia, no sólo propagan un espíritu religioso incompatible con valores que dicen representar el pensamiento de Cristo, sino que además, ofrecen a los abductores de conciencia o inquisidores de este siglo, un medio propicio para la propagación de parásitos espirituales que han sabido hacer bien su pega de holgazanes, y al igual que las abejas reinas, sacar provecho de un panal que hiede ya no como algo que comienza a putrefactarse, sino, como algo que en su muerte finalmente acontecida, aprovechará la forma de llevarse bajo las sombras de sus alas, el destino eterno de las almas que no lograron comprender en esta vida, el valor de servir a los demás y no de servirse de los demás.


Todas las desgraciadas conductas de religiosos, tales como, hacerse del dinero de la gente que sufre con el pretexto de que Dios les dará lo que pidan si ellos les entregan sus bienes, inmortalizan para el día del juicio final, un enorme y voluminoso archivo de pruebas que determinarán el triste final de quienes han usado la fe, no sólo para propagar el engaño en Nombre de Cristo, sino que además, para vivir vidas más allá de lo que permite o demanda expresamente la verdad bíblica y profética. No es de extrañar entonces, que quienes se encuentran en peligro, logren persuadir con una montaña inmensa de explicaciones que parecen bíblicas, a esos cientos y miles de seguidores que diariamente logran alcanzar con sus burdas imitaciones de la verdad. Pero no son pocos, el engaño, al parecer, tiene mucho más seguidores que la verdad, siempre ha sido de esta forma, nos gusta aparentar más que ser, Shakespeare lo tenía claro, El Señor Jesucristo, más todavía, porque Él sabía que una verdad enorme como la que Él traía a este mundo, tarde o temprano terminaría por mandarlo a la cruz. Hoy día sin embargo, ¿quién procede de este modo? ¿No es acaso mucho mejor hacer como que uno no ve lo que debería ver? ¿Cómo que no oye? ¿Cómo que no tuviésemos ninguna responsabilidad en lo que hoy acontece al mundo entero? Es como estar afirmando que mi mentira, mi ínfima y vulgar mentirilla a este otro lado del mundo, no es comparable a la gran mentira con que abordan la existencia otros seres semejantes a nosotros en otros puntos de este planeta.

Cristo no retrocedió jamás un solo centímetro a su mensaje, nada lo detuvo, nada le hizo temblar, si Juan el Bautista fue radical, su Maestro más, porque Él era la verdad, porque Él estaba destinado de mucho antes de la creación para ofrecer su vida por causa de nuestros pecados, de todos y cada uno de nuestros pecados, los que aún no hemos confesado, los que llevamos guardados en el alma desde hace muchos años. Por ello, el concepto de prójimo tiene la importancia que tiene en el mensaje de Cristo, porque una sociedad tan compleja como la judía de su tiempo, con toda su estructural y desdichadas desigualdades, serviría como prototipo para las sociedades futuras en las cuales, la realidad humana se iba a desarrollar, por ello también es que su Palabra o su mensaje posee un carácter redentivo que otros mensajes no han tenido en la historia, Cristo es, sin duda, una de las más impactantes formas con que el Dios Eterno de la vida nos ha hablado, a la humanidad toda, para que comprendamos que la verdadera salvación o redención del alma, comienza por el amor al prójimo. Ningún mundo, ninguna sociedad, ninguna comunidad se mejora si es que la medicina que se aplica, no posee como principal propósito, sanar al hombre en la persona del prójimo, sea quien fuere, de cualquier raza, sin omisiones, sin predilecciones, no como en las religiones actuales, al hombre simplemente, al viejo Adán que aún no conoce en toda su verdadera expresión el amor de un Dios inconmensurable y misericordioso que ha salido en Jesucristo a buscarle, en cualquier calle del mundo, en cualquier lugar en donde él se encuentre, lo realmente extraordinario entonces, no necesariamente es que Él nos haya enviado a su propio Hijo Jesucristo a morir por nuestros pecado, que ya es grande, sino que Él, el Todopoderoso Dios del cielo y la tierra, no se detendrá porque religiosos y religiones corruptas de este tiempo hayan olvidado este fundamental principio que mueve tanto la dinámica profética y antiguotestamentaria como la neotestamentaria, no señores, desde mucho antes Él se propuso redimir al hombre y lo hará, aunque sea con un par de voces a su servicio, aunque sea con un par hombres detrás de unos viejos instrumentos, aunque no tenga la ayuda de toda la infraestructura comercial de la fe actual, Cristo, el Señor, irá en busca de cada uno de sus hijos pródigos que se hayan extraviados en este mundo y los volverá en sí, para recuperar una vez y para siempre, a ese prójimo que olvidaron los obstinados y soberbios creadores del placer espiritual.


Por esto mismo, es que sociedades más justas ya no veremos, por el contrario, tenemos frente a nosotros una de las versiones más tristes de un ser creado en Amor y con Propósito eterno como es el hombre, un ser que no se cansa de ambicionar el poder, de adquirir bienes, de acumular mientras otros no tienen qué comer, algo peor que esto no habíamos visto, desde papas hasta curas, desde rabinos hasta pastores, todos envueltos en el mismo envoltorio, con una tarjeta en una de sus ya dormidas partes de sus pies que dice:

- “En descomposición”.

La Biblia entonces, la que es La Palabra de Dios, no mentía, las putas del Apocalipsis existían, no sólo en la conciencia despierta de un hombre como El Apóstol Juan allá en Patmos, sino que también en nuestros días, aquí en Chile, en México, en Nicaragua, en Buenos aires, en Roma, en Londres, etc., se trata de una manifestación, de un espíritu de engaño que Dios mismo ha enviado a este mundo para que aquellos que no han buscado la verdad, beban de su propio vino, al igual que las putas del Apocalipsis, no hay más para ellos, el juicio existe, y existe no porque yo lo diga sino, porque Dios así lo ha establecido para quienes se complacieron en las injusticias, de todo tipo, a los que protegieron religiosos degenerados que violan niños y luego hacen sus misas como si nadie los hubiera visto, para quienes teniendo qué decir, han obviado la demanda bíblica y han preferido el camino ecuménico antes que la verdad, no habrá escondite para ellos, dirán:

- ¡Oh rocas! ¡Caed sobre nuestras cabezas! Pero la muerte huirá de ellos.

Así será y así se habrá cumplido con lo que Dios ha demandado, Dios no puede ser burlado, y Él, más que seguro, no sólo ha de redimir a muchos que hoy día se pierden por culpa de los ineptos, sino que además, hará que su juicio sirva como elemento final para establecer una vez más, frente a la humanidad y a los ángeles, su total dominio hasta la eternidad.

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