Monday, December 01, 2008

La miseria espiritual y sus retratos.
























Miseria espiritual es lo que hoy está de moda cultivar. La propuesta del gozo nos indica con mucha claridad, que la derechización de la fe cristiana ya es toda una realidad, los títeres como Marco Witt y toda esa casta, lo han entendido de este modo, por ello es que hoy día se encumbran por sobre humildes ministerios que a veces nada tienen de nada, pero que no obstante, colaboran con la propagación de una fe literalmente en extinción, una fe vapuleada por los propios instrumentos de Dios en sus versiones criollas, centroamericanas y cuanto surja en este peligroso pero suculento negocio de vender hasta el alma, con tal de que la gente no tenga nada más que reflexionar.

Así fue establecido por los colonizadores de conciencias, así se construyó una realidad que muy poco nos ha hecho ver acerca del drama de la existencia. Absolutamente plagada e intoxicada de placer espiritual, no tiene herramientas para valorar un mensaje de cuatro a cinco líneas que podrían ayudar a comprender de verdad cuál es nuestra verdadera condición frente a Dios, y por supuesto, frente a una sociedad que rápidamente se nos desmorona así, como convertida en polvo delante de nuestros propios ojos. Mientras tanto, la disidencia es tratada como lo último, los corruptos son tratados como hombres especiales, reciben honra, bendiciones materiales, invitaciones, reconocimiento, en fin, una montaña inmensa de adulaciones improcedentes para una fe prostituida y sin posibilidad alguna de retorno, justo cuando la palabra comienza su libre vuelo sin que nadie pueda ahora detener su ambiciosa emigración de supervivencia, en medio de un mundo que ha resuelto dar, virtualmente, la espalda a un Dios que en la práctica, lo ha dado todo para que la condición del hombre cambie, porque al cambiar el hombre en su interior, cambia también la sociedad, en todas sus estructuras, en todas sus infinitos matices con los cuales logra hilvanar una forma de vida casi en el límite, casi en la misma periferia de la existencia.

En este punto de la vida, nuevamente, y con una hilarante condición de inquisidores de segunda y de tercera, me piden arroparme con los trapos que porta la religión decadente e indecente de la actualidad, me ven desnudo, hambriento, en harapos, por ello, algunos me nombran textos bíblicos para que yo acepte el soborno, en tal condición, me creen predecible, dispuesto a no comprender que la lujuria y la seducción de una música perversamente construida, podría ser capaz de envenenar mis convicciones y alejarme de la luz con la que un día el verdadero Cristo de La Gloria infinita, llenó mi corazón y subyugó mi alma de modo que nada ni nadie podría en este mundo, hacerme renunciar a sus palabras, a su mirada, a su incondicional misericordia que nutre diariamente el presente de mis adoloridos huesos. Aquí estoy entonces, detenido por una fuerza mucho mayor a la que podría yo enfrentar, se trata de una fuerza incontenible y luminosa como el sonido de los ríos, como el sentido que mueve a los pájaros mutantes, preso en tal condición, me dejo llevar, en todas las direcciones posibles, simplemente me dejo llevar hasta que el cuerpo adolorido de mis noches infinitas, me deje descansar por un momento, sin infiltraciones, sin medicamentos, y pueda al fin contemplar la llegada de ese nuevo día, que de seguro, aliviará para siempre mi vida de este mal.

Con hombría entonces me sumerjo en esta nueva aventura, en este nuevo capítulo de escenas incomprensibles para mi, mi cristianismo derrotado jamás predijo mi caída, jamás ofertó salidas a mis convicciones, de modo que estoy aquí porque así lo he comprendido, porque así lo he decidido, nada ha sido fácil para mi, nada ha llegado luego de una plegaria, la voz de esta divinidad a veces se ha vestido de silencio, carcomiendo mis esperanzas, haciéndome dudar, de mi fe, de mis dones, humildes, pero dones al fin y al cabo. Logro ver delante de mí, una sombra, una enorme y distractiva sombra que pronto se disipará, sin antes penetrar con frialdad y crudeza mis huesos que se hielan, que se enfrían como las rocas que a nadie pertenecen ni se nombran todavía.



No he de renunciar aún, todavía el alma tiene tintes de melancolía, todavía el alba se escabulle en la mirada de mis ojos que interrumpen la alborada. Los años no han llegado a su final, permanezco en actitud de confrontación, sin un ápice de debilidad para combatir contra la arrogancia de los abductores, de los inquisidores, de los Torquemada, de los que un día aceptaron una forma de fe corrupta que los mantiene ciegos y sin poder diferenciar entre qué o cuáles cosas debemos hacer ahora en el Nombre de un Dios muy mal representado por las huestes de la soberbia espiritual.

Huelo ahora desde mi realidad, la hediondez, el mal olor de las fecas que va dejando la propuesta del Gozo y La Prosperidad, mientras la danza no culmina, no hay manera en que puedan obligarme a comprender, no será fácil, antes muerto, pero no tan muerto como el cuerpo de las desidias, de las venenosas y contaminantes danzas de una forma de alabanza que no dijo nunca lo que Dios quería, lo que Dios amaba, lo que Dios deseaba, simplemente se abstrajo, se ocultó detrás de una postura orgullosa para no ser nombrado, aún así, fue descubierto, su danza de millones y vergonzosa condición, había sucumbido, todos lo vieron danzando para el ecumenismo que propagó por este sistema la puta romana, aunque él lo negó, aún así, hubo valientes jóvenes y personas que lo denunciaron, que lo investigaron, pero él, una vez más, haciendo uso de su mal gusto y poca honestidad, lo negó, dio una enorme explicación que nadie con sentido común aceptó, aunque las pruebas eran evidentes, aunque el peso de la verdad no mereciera más explicaciones, él había bailado con la puta de roma y lo negó, sólo debía confirmar y reconocer su error, eso nada más. Pero no importa, él es especial, él es una de las tantas y tantas vacas sagradas que no pueden ser tocadas, porque al ser tocadas, se tocan convicciones profundamente inútiles, tan inútiles como cada uno de los que propagan por este mundo la fe de la indiferencia con que se nutre la realidad de millones de cristianos en todo el mundo, en todos los Continentes, en todas las lenguas.

Al final, mis huesos comienzan a recibir calor, un calor especial que me asegura que en las próximas horas, la jornada volverá a ser normal, aunque a decir verdad, ¿qué hay de normal en la vida para un verdadero hijo de Dios? ¿Para uno que no ha vendido su conciencia a la religión imperante? ¿Para el que sólo necesita el rumor del viento para contemplar y contemplarse?

Vuelven ahora los días como bellas y enarboladas metáforas de paz, me subyugan de palabras, de versos interminables y constantes, como los rayos del sol, como el brillo de las límpidas estrellas. Aquí me quedo con mis plácidos recuerdos, con mis auroras, con mis plegarias, un eco de lúcidos sonidos me acompaña y me renueva, para que una vez más disienta, me oponga, hasta que la vida finalmente silencie y deje sin movimiento mis armaduras, sólo así voy a callar, sólo así dejaré de soñar, nunca antes.

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