Saturday, May 09, 2009

El peso de las evidencias.











Escándalo sexual del cura de EE.UU. más mediático
Unas fotos muestran como besaba en la boca y acariciaba lascivamente a una chica en la playa, el sacerdote abandona temporalmente la parroquia de South Beach

El padre Alberto Cutié, el sacerdote católico más mediático de EE.UU., párroco en Miami Beach, es protagonista de un sonado escándalo. La comunidad católica del estado de Florida está sumida en un acalorado debate por la aparición en 'TVNotas', una revista mexicana del corazón, de tres series de fotos en las que el cura aparece besando en la boca y acariciando lascivamente a una chica en la playa.

A mi no me sorprende que un hombre joven como el curita de la tele se haya metido con una mujer, eso es lo normal, eso es lo que la propia Biblia señala, “no es bueno que el hombre esté solo”, lo que molesta no obstante, es la gran y podrida hipocresía con que La Puta romana se atreve a denigrar otras religiones u otras congregaciones. El problema no lo tienen entonces otras agrupaciones, es la industria católica del sexo moralista la que hoy día se ve en aprietos, una vez más, debido a la pretenciosa y casi fantasmal artimaña de creer, o por lo menos, hacer creer a los feligreses católicos, que todos los curitas son célibes. Tremenda porquería que solo tiene sustento en la mente y en el corazón de los perversos sodomitas que gobiernan tal realidad, por ello no es extraño la conducta de curas pedófilos, incapaces de comprender y practicar la sexualidad humana desde una perspectiva real y tal como Dios la estableció, pero sí son lo suficiente hombrecitos y valientes para mandar a la misma cresta a una mamita que en Chile lucha, por su condición de mamá soltera, tratando de meter a cualquier precio a su cabro chico en un colegio laico, eso si que no, eso no se puede, la santa y puta Iglesia católica romana no acepta este tipo de actos reñidos contra la moral de una institución que se ha valido en la historia el nombre de PUTA, y no por practicar justamente la prostitución como lo haría cualquier mujer que practica tal trabajo, sino, por condescender con gobernantes asesinos, pervertidos, etc., y por contar además en sus filas, con los más peligrosos criminales sexuales de la historia, los cuales, varios de ellos, aún no pueden ser juzgados porque en los mismísimos jardines de la curia vaticana, se encuentran protegidos por el santo clero de mierda que le interesa un comino el daño provocado por sus, “otrora”, castos representantes de la santidad.

El caso del cura puede que sea hasta divertido, es seguro que ocupará varias páginas de la revista del corazón y esas cosas, aún así, el hombre tiene derecho a usar lo que Dios le ha dado, no precisamente para que haga ostentación de ello, sino, para su bienestar, para el placer humano y afectivo, para su desarrollo intelectual y espiritual, y por supuesto, para procrear, que es un mandato de Dios. A pesar de dejarlo en claro La Palabra de Dios, ellos lo omiten, cortan de un plumazo todo lo que se oponga a los principios divinos, como esto, de tener a un hombre detrás de una bata negra simulando que no le gustan las mujeres, ¿cuántos sacerdotes estarán en la misma condición? ¿A cuántos curas les gustaría tener por compañera a una mujer y realizarse como todo ser humano? La situación parece insostenible, el problema no se resuelve quitándole al padrecito la parroquia, por su puesto que no, ¿hasta cuándo el pensamiento moralista antibíblico de tal realidad espiritual seguirá coartando el que los seres humanos decidan qué hacer con sus afectos y vida sexual? La verdad es que el problema no es tan grave, no más grave que la corrupción de los Papas, no más grave que el alma de los curas pedófilos que aún siguen siendo protegidos por la Institución romana, el tal sacerdote entonces, deberá cambiar su brújula espiritual y buscar otros rumbos, pero ténganlo por seguro, él no va a dudar en aceptar todo lo que La Santa Madre Iglesia católica de pacotilla le imponga, él seguirá creyendo que todo lo que le han enseñado es bíblico, demostrando con ello, que el DOGMA siempre ha de superar a la verdad, por lo menos en esta realidad, y que por nada del mundo ellos intentarán obedecer al pie de la letra lo que La Escritura dice y demanda, no señor, no están decididos a cambiar en esto ni en ninguna otra cosa que pueda debilitar el poder dogmático y religioso que han impuesto en todo el mundo a costa de dolor, sufrimiento y muerte, como en los años del oscurantismo. Esto simplemente va en perjuicio de los propios creyentes católicos, que, una vez más, ven como se desarma la torre de naipes ante sus propias narices, y que obviamente, ello en nada dañará la moral con la cual han juzgado las vidas de personas que ni siquiera conocen, como ha sido la costumbre y usanza de ellos.


Con un pensamiento así, con una dictadura inmoral como esta, no me explico cómo es posible que aún haya cristianos evangélicos en el mundo, y aquí en nuestro Chile, que crean que es posible una unidad del tipo ECUMÉNICA con una perversión tal, una perversión que amputa el derecho a todos los seres humanos de disfrutar con las cosas que Dios nos dio, partiendo de sus curas, quienes, por temor, sé que no son capaces de decir todas las cosas que ven y han visto en los seminarios católicos con respecto al sexo. Jesús dijo hace dos mil años atrás, “el árbol se conoce por su fruto, no puede el árbol malo dar buenos frutos ni el bueno dar malos frutos”, es una lógica o ley que rige en el Reino de Dios, los frutos hablan de la naturaleza, en este caso, de un árbol, todas las demás explicaciones están demás, nadie desea un mundo de antivalores, nadie con sano juicio desea ser parte de un mundo en donde reine el nihilismo y la desesperanza, no obstante a veces es necesario que los golpes a tales o monumentales realidades espirituales, vengan de dentro mismo, de este modo estaremos más que claros, que cada uno de quienes viven y pernoctan detrás de una bata negra con un crucifijo al pecho, existe la real probabilidad que se trate de hombres como cualquiera de nosotros, hombres llenos de necesidades e incongruencias, llenos de caídas, de faltas, de pecados, sólo que entre nuestras vidas y las de ellos, al parecer, por lo que sucede hoy mismo con el curita este, las nuestras son mucho, pero mucho más honestas y sinceras que lo que ellos puedan imaginar.

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