Friday, July 10, 2009

¡En ÉL estamos a salvo, y en nadie más!

















Pero los que están dentro del sistema religioso, piensan que todos nosotros, los que carecemos de respaldo corporativo y por supuesto, de un espacio físico para reunirnos, no tenemos parámetros espirituales por donde echar a correr nuestras vidas ni menos, lo que es peor, la ayuda del Espíritu Santo, y si no es así entonces, ¿de dónde sale la palabra, de dónde sacamos fuerza para contrarrestar la indiferencia de los denominacionales?

Es claro y evidente que para ellos la palabra:

TEMPLO

es sinónimo de IGLESIA.

Si es así, entonces, entendieron mal, porque nunca ambas palabras fueron ni serán jamás sinónimos, ni tampoco para los seguidores del Señor, los cuales jamás recibieron ni por revelación ni por enseñanza, construir templos para que la realidad del Reino de Dios se hiciera tangible, todo se trata de una burda imitación, de una combustión tóxica que emanó de la mente de gente enferma de poder, la cual, no entendió ni palote lo que Jesús quiso decir cuando dijo que Él estaría presente donde hubiesen, dos o tres congregados en Su Nombre. Pero hoy día se adelantan y tuercen la realidad bíblica y manipulan las conciencias como ellos quieren, porque saben que los cristianos actuales se van a tardar una eternidad en reflexionar al respecto, porque tienen la certeza que ellos no están interesados en descubrir si es verdad o no lo que están recibiendo.

Hoy día, cuando la cristiandad se ha convertido en blanco fácil para los engañadores de turno, la construcción de la realidad espiritual ya no parte en el alma del ser humano, sino, en el bolsillo de él, en su cuenta bancaria, si es que la tiene, porque el Ministro, instigado por la realidad corporativa, debe hacer frente al gran desafío y plantearse propuestas enormes como la construcción de un templo, sin importar si los creyentes cuentan o no con los medios para tamaña propuesta. Así nos encontramos a diario en cada esquina de cualquier parte del mundo, con catedrales, del tipo católicas y de las otras, enarbolando al viento su condición de privilegio mientras los creyentes apostado bajo el alero del credo que profesa, intentan, a costa de fuerza de voluntad y de mucho coraje, hacer frente a toda la barbarie diaria que debe enfrentar. El engañador en cambio, que no muere, que es la antítesis del héroe, del valiente, se encuentra protegido y a salvo, creyendo que su credo lo ha de llevar a un final feliz y que todos los demás que no profesen su credo, están prácticamente condenados porque nunca visitaron su página en Internet ni menos dejaron sus ofrendas para que el caballero no tuviese problemas económicos a la hora de enfrentar la dura realidad.

Aquí afuera, a diferencia de adentro, siento que hay mucha más comprensión hacia quienes tenemos tanto que decir y compartir, la gente se toma el tiempo para oír a un cantor o a un poeta, y esto no es poco, ya que en el mundo en que vivimos, la gente carece realmente de tiempo para escuchar lo que otro ser humano quiere decir. En buenas cuentas, eso debió haber sido el cristianismo, hasta donde yo me acuerdo, así fue, la hermandad sentía “respeto” por el que escribía o les decía algo importante, hoy día todo se ha convertido en un basural, y los propios cristianos han colaborado para que ello ocurriera. El problema para la realidad evangélica entonces, es que ellos seguirán creyendo que Dios inventó el púlpito y todo lo que hay en su entorno, la forma en que se predica, en que se canta y etc., es decir, que no existe otro modo de decir y hacer las cosas, por lo tanto, si lo pensamos de ese modo, para muchos cristianos evangélicos, la creatividad de Dios es poco menos que menor con respecto a cualquier cosa, lo que me parece ignominioso y una calumnia de este porte contra un Dios que nos ha creado a su imagen y semejanza. Sin embargo, al cristianismo predecible de las alabanzas y de la religión corporativa, no les molesta, pero si han estado toda la vida allí, ¿de qué se pueden preocupar? Entonces, para ellos, nadie que crea o vea la realidad del Reino desde otra perspectiva, les parecerá correcto, dentro de la cual, importa a veces, más de lo que ustedes piensan, la corbata y el terno que te pongas a la hora de usar el bendito púlpito, que no es más que un entablado y que no representa absolutamente nada, porque para un hijo de Dios verdadero, lo más honesto y cercano a Dios, es hablar lo que el corazón te da, y par ello, no necesitas ni púlpito ni corbata, ni terno, sólo sinceridad, algo que la podrida y decadente realidad actual no permite, por ello, en mi opinión, están en decadencia, porque se jactan de tener grandes templos y corporaciones, ahora con respaldo legal, pero más allá, nada me dicen de lo que en verdad debieran estar diciéndonos.

La Iglesia verdadera de Cristo, no fue ni será jamás corporativa, porque la realidad de La Iglesia, se trata de un contenido, de un concepto, y por lo tanto, algo tan vulgar como un par de murallas no pueden contener algo tan perfectamente diseñado como la Iglesia. Todo lo que hay en su entorno entonces es mundano, de pura creatividad humana, los hijos verdaderos de Dios no necesitan ni necesitaron jamás de un templo, el templo se hizo por una cuestión política, pero no para albergar a los santos de Dios, por ello los discípulos jamás fueron adiestrados por el Señor Jesucristo, el cual hizo todas las cosas, para diseñar y construir cúpulas o algo semejante que pudiera cobijar u hospedar a los creyentes, para ello estaban las casas, lugar en donde La Iglesia si fue poderosa, o pregúntenle a Pablo cómo fue o desde dónde conquistó el corazón de un Imperio tan pervertido como el Romano. Hoy día con suerte los cristianos “convertidos”, llegan a las nuevas congregaciones buscando las respuestas que no hallaron en sus natales organizaciones.

El problema de la fe entonces, no es algo de lo cual deberían jactarse tanto los propios cristianos, porque más allá de la construcción del templo y de los diezmos tan bien explicados por los expertos en finanzas eclesiales, el cristianismo seguirá siendo un modo de vida, hasta cuando Cristo lo desee así, de otro modo, estaríamos hablando de una condición estrictamente estacionaria e inmutable, y según entiendo, La Iglesia que Cristo fundó, la Bíblica, no la que inventaron los hombres, si ha de tener características que le hacen diferente a cualquier entidad que intente su utilización de modos extra-bíblicos, es su carácter nómade, es decir, trashumante, ambulante, migratorio, errante, itinerante, y jamás estático, lo que significa que su condición terrenal, está basada en su carácter de transitoriedad, en todos los aspectos. Pero esto no tiene importancia, es menor, total, ahora que la fuerza corporativa le ha dado un empuje político y legal, la cristiandad puede incluso acceder a ciertos beneficios estatales que sólo en tiempos del pervertido de Constantino y la escuela que él fundó, fueron reales. Aún así, dicen ser La Iglesia de Cristo, y los que escuetamente nos juntamos de vez en cuando en ciertos hogares para compartir La Palabra, estamos equivocados, erramos, estamos condenados. ¡No me hagan reír!

¿Pero a quiénes de verdad les interesa este tipo de realidad espiritual? Bueno, no es tan difícil comprender, me imagino que, en primer lugar, a quienes tienen fuertes lazos con la realidad corporativa, ellos son los que defienden a muerte el que La Iglesia evangélica, en su versión templista y organizativa, se mantenga en pie, no ven más allá, para ellos, el mundo aún permanece en blanco y negro, Dios no se dio el tiempo en esos seis días de trabajo, en ofrecernos un mundo a color, sí, a color, y en varias dimensiones, para que ocupemos nuestros sentidos y traigamos a nuestra mente y a nuestra alma, recursos poderosos para seguir confiando en este Dios que la religión aún pretende ocultar y utilizar, para atemorizar a los seres humanos. También se encuentran todas aquellas personas que no se atreven a dar pasos fuertes en la vida y temen a todo lo que la religión les ha dicho, como por ejemplo: “que un día vas a ser condenado porque te separaste y te casaste de nuevo”, basura de ese nivel, como si Dios no tuviese compasión de las personas que Él mismo creo, ellos se creen con el derecho de ocultar o manifestar si Dios tiene o no amor por los seres humanos, es decir, la podrida religión se ha quedado lamentablemente sola, como los religiosos, como los hipócritas que no desean que los demás tomen decisiones con sus vidas, pero ellos jamás cuentan ni hablan de las cosas que hacen en secreto.

Por eso a ellos no les interesa un cantor o un poeta que les haga reflexionar, para qué, si están bien, sólo desean espiritualidad, somnolencia, pastillas para dormir, que no haya confrontación de ningún tipo, me parece absolutamente medieval, por ello prefiero la disidencia, porque cuesta, porque trae consigo dolor, negación, la religión ha terminado por ofrecernos un espectáculo de realidades templarias y corporativas que trasladan el campo de la profecía bíblica y el de la escatología, a la mismísima esquina en donde vive cualquier mortal que pisa este planeta, lo que propone, a quienes aún desean un poco de honestidad en el campo de la vida espiritual y valórica, un desafío tan grande y valioso como es el de, sobrevivir, en medio de este sistema, sin templos, sin corporaciones ni nivel organizativo, más que con la ayuda y dirección del Espíritu Santo, el cual, El Señor nos ha dejado, hasta cuando Él vuelva y finalmente seamos testigos de su poderoso Retorno, en Gloria y Majestad.

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