Tuesday, July 21, 2009

Falsa religión = realidad templista.





La estructura física entonces, “no es el Templo del Espíritu Santo”, esta es una enseñanza absolutamente católica y pertenece a la imaginería apostata de los primeros siglos, Jesucristo, el creador del cristianismo, no tuvo jamás en mente ni el diseño ni la construcción de semejantes estructuras para que albergaran al Espíritu Santo, y consecuentemente, la vida de La Iglesia, que somos todos los creyentes, por el contrario, su vida está plasmada de quejas en torno a la falsa espiritualidad que se fomentaba en su tiempo, debido a la existencia de una realidad como la del Templo de Salomón, que a esas alturas, ya casi nada quedaba de él.

El Templo, si bien en los días de Salomón tuvo importancia cabal en el nacimiento y florecimiento de una nación como Israel, absolutamente Teocrática en su gobierno, poco a poco fue perdiendo su verdadera importancia, y más que un recurso espiritual para la propia nación judía, se acrecentó alrededor de su falsa religiosidad, la corrupción política y social de la nación, ofreciendo a los judíos de aquel tiempo, una forma de espiritualidad basada en la manifestación externa de la fe más que en la genuina del alma. Los líderes religiosos, coludidos con el sistema imperante, fueron capaces de dar a luz, las más pervertidas expresiones de la oscura y tétrica inventiva humana, llegando incluso, a establecer dentro del propio territorio israelita, y dentro del Templo, la adoración a Baal.

No es raro entonces ver, al creador del Universo, tomar un látigo y comenzar a echar fuera a los comerciantes que hacían de la vida espiritual, una forma de subsistencia que los propios dignatarios religiosos avalaban y estaban dispuestos a defender.

Pero el Señor, no se quedó callado, su lengua mordaz y directa no dejó títere con cabeza, Él estaba dispuesto a dejar una clara enseñanza acerca de lo que se debe o no hacer dentro de una realidad que se ha consagrado para otros efectos. Si bien el problema no logró ser resuelto con la envestida de Él dentro de los atrios, está clara su postura y divergencia con la manera en que se utilizan los instrumentos o medios que se han separado para el servicio sacerdotal del cuerpo de creyentes. Por lo tanto, no es una locura pensar que hoy, en pleno tiempo profético, en días en que la vida espiritual carece de poder para defender y dar razón de sus contradicciones con el sistema, el Templo haya perdido su verdadero propósito, la conducta humana a través de la historia, nos hace pensar que la hipocresía y mediocridad humana, tergiversan las cosas y logran sacarlas de su contexto para otorgarles, propósitos distintos por los que fueron tal vez concebidos.

Anteriormente planteaba que para los israelitas, la realidad templista sólo se remitió a ofrecer un antecedente externo de una experiencia profunda del alma, por lo tanto, aquella religiosidad, por boca de los propios profetas de Dios, no llegó a cumplir con las demandas éticas, morales y espirituales que demandaban un compromiso con un Dios que no estaba dispuesto a ser manipulado ni menos a olvidar que una nación de Dios, como la israelita, debe tener características propias y genuinas en relación a la vida espiritual de las personas. Del mismo modo, el cristianismo actual, desesperadamente ha creído que en la realidad del templo, La Iglesia de Cristo, subsiste y encuentra su verdadero propósito, por lo tanto, la sed de grandes y pequeños hombres de Dios en la actualidad por corresponder a esta necesidad, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones, por lo que, el interés supremo de tales Ministros y ministerios, se centra en la forma en cómo capturar la atención de los creyentes para que ellos colaboren material y monetariamente con la EDIFICACIÓN DEL TEMPLO, ya que Dios no puede obrar sin él, piensan ellos. De este modo, el traspaso de la información bíblica, surge de una ansiedad puramente humana, y luego recae en el corazón del hombre afligido creyendo éste, que el “iluminado” está en la posición en que Dios nos quiere.

¿Pero de qué han servido realmente los enormes elefantes blancos? Porque no vamos a hablar de las pequeñas comunidades, de esas que tienen que juntar monedas con monedas para pagar los gastos de luz y agua, y que para hacerle un sueldo al Pastor, necesitan hacer grandes y forzados esfuerzos que, finalmente, convierten a esta realidad, en una problemática constante que no permite a las personas, ver o vislumbrar otros aspectos de la fe cristiana. Pero no se vayan a creer que ahí, en esos pequeños reductos no existen los déspotas, por el contrario, la tozudez humana no tiene límites, se encuentra en todos lados, es omnipresente. Sin embargo, no queda claro si los creyentes comprenden realmente, para qué o qué propósitos cumple el “Templo” en la vida de La Iglesia, ello porque muchos piensan que el parámetro más importante que debe exhibir un hijo de Dios a la hora de dar testimonio de su fe, es su asistencia dominical al Templo, argumento que tampoco tiene asidero bíblico, por el contrario, La Biblia deja un enorme ámbito de especulación al respecto, y centra toda su atención en la enseñanza y vida transcultural de la propia Iglesia, que sólo hasta Constantino, deja de ser lo que algún día fue para convertirse ahora, en una realidad templista y jerarquica.

¿Pero los templos han servido para que los creyentes sean más cristianos? Para nada, la experiencia del hombre con Dios, debe ocurrir en el alma humana, y por lo tanto, difícilmente una realidad jerarquizada y establecida sin características nómades, podrá evaluar y guiar siquiera, al hombre con propósito. Yo sé que a muchos no les va a gustar lo que estoy diciendo, que estoy en contra del Templo ahora, y que sólo deseo la erradicación de la fe cristiana, lo que simplemente se transformaría en una calumnia de este porte, ya que mi crítica, está centrada en la forma en que se utilizan dichos instrumentos y no en su erradicación. Yo sé que para el Pentecostal, el Templo es “La Casita de oración”, para el Bautista, La Primera o La Segunda, y así, cada cual le da el significado que desea, lo que indudablemente aclara el concepto anterior de que La Iglesia de Cristo, no estaba diseñada en su origen para ser albergada por templos o construcciones de este tipo, y que por el contrario, La Iglesia, en su forma itinerante, debía ser capaz de desarrollar los propósitos para los cuales Dios la creó.

De este modo es como la posibilidad de que la realidad templista tenga o cumpla con verdaderos propósitos, simplemente se extingue, ya que la herencia norteamericana y judía en su concepto de templo = sinagoga, no permite que esta realidad albergue los dones y puedan desarrollarse en ella, todo el potencial que Dios nos ha dado, debido a que la religiosidad, no permite que un edificio como el templo, sirva como instrumento de manifestación diaria y genuina de las diferentes propuestas que nos ofrece la imaginería de Dios, es decir, mientras el templo solo sirva para adorar y cantar a Dios, la realidad de La Iglesia que, equivocadamente se ha establecido allí, deberá soportar las críticas fundadas de quienes creemos que la predicación y la alabanza a Dios, en estos tiempos, ya nos son métodos efectivos para la transmisión y propagación del mensaje profético y contextual para la propia Iglesia encadenada a tal realidad ritual.

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