Wednesday, August 05, 2009

Los paradigmas de la fe actual.





La realidad espiritual corporativa ha lucrado con la fe, no se ha preocupado del problema moral ni espiritual de la sociedad, no contradice, no lucha, no tiene capacidad para enfrentar los enigmas que hoy destruyen a nuestros jóvenes, por ello han optado por un tipo de evangelio Light, una forma de cristianismo inconcluso que no cumple con roles proféticos, como si el Evangelio del Señor Jesucristo fuera solo un epigrama moral, un pequeño atuendo que el ser humano se puede cambiar cuando lo desee o cuando las circunstancias se pongan de veras difíciles. Por esta misma razón es que no es raro de repente, encontrarse con personas dentro del propio sistema secular, abriendo su corazón e intentando por lo menos un dialogo que permita dar a conocer “al otro”, es decir al prójimo, que uno no está tan solo en este mundo, que alguien por lo menos entendió aquello de:

"Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura."
Marcos 16: 15

Se trata de una manera afectiva de dar a conocer a Cristo en medio de un sequedal espiritual enorme, aquello se agradece, tal vez lo rudimentario pueda pasar desapercibido por los doctores en Gozo, no obstante, para un ser normal, construido de problemas y dificultades difíciles de salvar, la palabra siempre llega en el momento preciso, el apretón de manos, el saludo, cualquier tipo de gesto que pueda hacerte sentir persona y que para Dios, aunque no para los etéreos discípulos de Witt y su casta, significas algo más que un número o una mera coincidencia.

Es claro que los cristianos han decidido guardar silencio, sin adquirir compromisos, es claro además que la cristiandad se ha estructurado de manera que todo ocurra dentro de las cuatro paredes en donde tienen la verdad guardada, a cambio de una casi tormentosa e interminable jornada de alabanzas que no han traído mayor claridad a quienes esperamos de verdad, El Retorno de Cristo a este mundo. Los planteamientos están más que predeterminados, se hace lo que dice el Apóstol, aunque ello signifique la castración de los dones y talentos que Dios ha puesto en las vidas de las personas para que traigamos a otros a Cristo, y no para que nos encerremos y vivamos una especie de “abducción espiritual” que nos inocule en contra de la verdad y por supuesto, de la autocrítica.

Pero este silencio cobarde tiene sus propios parámetros, su propio carácter, para que exista, debe estar envuelto en una nube de espiritualidad en la que no quepa dudas que se trata de algo especial, algo que Dios ha mandado, algo que ni el mismísimo ungido pueda poner en entredicho. Pues bien, de este modo es como hemos llegado a esta condición en la que una alabanza o adoración, es el único mensaje que la cristiandad evangélica está recibiendo como Palabra de Dios, es como si estuviéramos sirviendo “mamaderas” a personas que ya son hombres y mujeres formados, se trata de un retorno a la adolescencia, una laguna mental que no permite al cristiano en cuestión, repensarse su realidad, y por lo tanto, no tiene interrogantes ni respuestas enormes a tanta desdicha que se plantea a diario a través de los medios de comunicación. Envuelto en esta nube entonces, está decidido a no tomar la vida espiritual en la medida en que la propia Palabra de Dios exige, a estas alturas, yo me pregunto:

- ¿Por qué los hijos de los papitos acomodados que hay en el Evangelio no salen a pasar peripecias por causa de Cristo?

- ¿Por qué siempre son los mismos los que sufren?

- ¿Por qué siempre quedan atrapados en esta clase de problemas los hermanos que no tienen muchos recursos?

Parece ser que la contiende sigue siendo desigual, pues dudo que un papito de esos que tienen una billetera suculenta en la fe, permitan que sus hijos dejen cualquier iniciativa profesional para que ellos opten por una carrera de evangelistas o misioneros. Está claro, la religión organizada ofrece expectativas espirituales mucho más interesantes que dejar a los niños para que vayan en pos de los que sufren en este mundo, y ofrecer de este modo, un genuino servicio a Dios. Pero eso no ocurre ni ocurrirá jamás, la carrera de discípulo de Cristo no parece ser muy rentable e interesante desde el punto de vista monetario, para los precursores y sustentadores de la Prosperidad, recuerden, “vivimos inmersos en un mundo de oferta y demanda y la fe también posee sus propias perversiones”. Todo esto se traduce ahora, a GOZO, a placer espiritual, a tener parámetros mínimos de reflexión para una fe que en la historia ha dejado su propia huella, es el cristianismo de Witt, de los cantantes de moda norteamericanos, de toda esa casta de hijos del sistema mercantil de la fe, que en nada han aportado con sus métodos musicales y textuales al desarrollo del cristianismo, por el contrario, cada vez más ecuménico, el cristianismo actual va decayendo en su propuesta y por lo tanto, la sociedad va perdiendo una preciosa oportunidad de conocer al que un día murió y resucitó para salvarnos.

El temor y el miedo a confrontar y confrontarse, ha pasado a ser la tónica en la que, predicadores y predicados están desarrollando toda su infructuosa jornada de alabanzas. El método, por supuesto, no ha sido resistido, es que la verdad no interesa cuando tu corazón parece estar henchido de gozo, de plenitud, a eso le llaman, “integridad”, “fidelidad a Dios”. Basados en esos parámetros, la conducta del cristiano ya no tiene cuestionamientos fuertes para lograr un verdadero “carácter”, los cursillos de la escuela moderna han logrado evadir el fuerte peso de los predicamentos doctrinales de nuestro cristianismo histórico, por lo tanto, el futuro no puede ser auspicioso, de ningún modo, la cobardía es una herramienta muy bien aceptada y practicada por los propios mentores del gozo, los cuales, sin siquiera preocuparse, han omitido el peso profético del propio mensaje de Cristo, “celebrando” un episodio que aún no ha acontecido.

De este modo, la cristiandad y el mundo en general, se prepara para ofrecer uno de los mensajes proféticos más potentes con que cuenta La Palabra de Dios para estos tiempos y que es, La Apostasía, no la de un grupo determinado, no la de una organización, no la de una sola denominación, sino, la de la propia y real cristiandad que hoy día no se interesa en verdades potentes, sino, en pasarlo bien, en llenarse de gozo y éxtasis espiritual, porque este es el tiempo de la evasión, de los hombres amadores de sí mismos, de los que tienen poder y lo utilizan para su
propio provecho, por lo tanto, se trata de una enfermedad del alma, aún más contagiosa que el Sida, que la malaria o la lepra, es el tiempo en el que el sistema habrá seducido completamente la vida de quienes tenían por destino sufrir por la causa de Cristo, padecer, jamás ceder, es un hito en la historia, uno de esos paradigmas con el que la propia organización eclesiástica ha colaborado para su aparición, se trata de una de esas pandemias espirituales que no tendrá remedio por lo menos, dentro de este período, y si bien algunos pretenden enfrentarla con aspirinas espirituales como la música actual y sus derivados, está bien, pero en la realidad, en la de Dios, en la de la Profecía, no hay escape, no hay alternativas, el cristianismo organizado habrá sucumbido totalmente y Cristo, a las puertas de este sistema, no será aceptado una vez más, Él seguirá llamando, pero Su Voz se extinguirá entra las frías calles de alguna lejana y oscura realidad espiritual marginal.

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