Lo que no cantan ni dicen los de la prosperidad.
Yo soy de los que creo fehacientemente en la realidad de
Cuerpo, es más, estoy completamente seguro que el día que pretenda desarrollar
algo en la certeza que no necesito nada de nadie para lograrlo, estoy frito,
absolutamente, porque al pensar de ese modo, tendría que ignorar el valor que
tiene las vidas de los demás con respecto a mi trabajo en Dios, la forma en que
Dios va ordenando y utilizando los diferentes dones y como todos ellos nos
complementamos, se trata de un mundo, de una manera en que nuestras vidas,
ignorando la forma, Dios se vale de nuestras imperfecciones para probarnos o
dejar establecido en esta vida que Él, a pesar de lo que digan o no los
entendidos, si hace uso de nuestras pequeñas realidades, y que no necesitamos
que los grandes paradigmas de la fe actual, nos llenen con su retórica para
comprender que El Espíritu Santo si está presente en nuestras vidas, y que
además, por el hecho de que en nuestra patria, los políticos nos roban a diario
en educación, en cultura y salud, muchos de nosotros, incluidos hermanos en
Cristo, que aún viven en condiciones inhumanas, Dios no deja de tomarnos en
cuenta por esta razón, y que cuando los grandes profetas de la prosperidad y
hombres corruptos de la fe sacan cuentas suculentas de sus sucios negocios,
nosotros simplemente los ignoramos, si porque esa clase de fe, en nada se
parece a la nuestra, tanto así, que estamos seguros que muchos de ellos, ni
siquiera saben cuánto cuesta un kilo de pan en nuestro país, y que a pesar de
la miseria en la que nos tienen sumidos los grandes representantes del poder político
mundano, Dios nos da inteligencia para saber qué hacer con la luca diaria que
Dios nos provee.
Pues bien, no es para la risa, pero desde luego no le estoy
poniendo de más, estoy seguro de ello, por ello mismo es que hoy día, a pesar
del gran obstáculo que Dios ha puesto sobre mi salud, puedo alegrarme de poder
mirar a la cristiandad y recibir de ellos todo cuanto, en una forma de amor
desbordante a veces, nutren mi vida tanto material como espiritual, y nótese,
he puesto primero la vida material antes que la espiritual, pretendiendo con ello,
que no dejemos de pensar que El Evangelio de Cristo, en su principal y más
importante acepción, intenta que nosotros, al reaccionar con su mensaje,
vayamos en pos de quienes más lo necesitan, y no como lo plantean muchos seudo
ministros de Dios de la actualidad, que haciendo caso omiso de Su Palabra y del
poder transformador que hay en ella, utilizan este mismo Evangelio de la
Misericordia, para enriquecerse y dar rienda suelta a sus más bajos instintos
de miseria humana que hayamos visto jamás dentro de nuestra realidad del Reino
de Dios. Es cierto entonces, que para ejercer mi sencillo Ministerio, he debido
aprender a escuchar a los demás, incluidos a aquellos que pretenden a diario
dictarme cátedra de moral, o en su defecto, intentar que yo, un viejo cantor de
verdades, corroído por el tiempo y la enfermedad, me desdiga de todo lo que he
dicho hasta aquí en El Nombre del Señor, y luego cambie las letras de mis
canciones para no hablar tanto de dolor, es decir, que me ponga de acuerdo con
Witt, y le solicite una clase de cómo debo escribir una alabanza, ojalá, sin
dolor. Algo así como una, Apostasía simulada.
El cristianismo actual, basado en cifras comerciales, se ha
quedado pegado en lo que más dolor me provoca y que es, la forma en que se
pretende ignorar las verdades supremas de la fe profética que El Señor nos ha
legado. Son muchos hermanos que hoy día, ganando buenos sueldos, teniendo
seguridad económica estable, asisten a congregaciones que no necesitan de esas
ayudas para predicar a Cristo, desde luego que no, yo les quitaría, sin
embargo, como esto no es comunismo, todavía se puede decir y hacer lo que cada
uno quiera, pero note la diferencia, mi Ministerio, aún con lo equivocado que
yo pueda estar, todavía depende de ciertos afectos que ruego a Dios, pueda Él,
en Su Inmensa Misericordia, mantener vivos hasta el día de Su Retorno, porque
sin esta clase de cariño, simplemente muero, porque no es la cantidad de plata con
la que muchos amigos y hermanos en Cristo me ayudan para que yo siga en lo que
estoy, lo de verdad tiene valor para mí, y lo digo del alma, sino, la calidad
de esos extraordinarios aportes, de lo que lleva a esas personas a comprometer
estas ayudas. Yo no soy de esos que va por el mundo sin dejar nada en la gente
y luego cobrar por ello, he sabido que en Santiago, existe ciertos sementales
espirituales que para ir a cantar u ofrecer sus servicios en Dios, cobran, y no
pocas monedas por llevar a Cristo a otras personas, lo cual, a mi modo de entender
la fe cristiana, completan un panorama lleno de vergüenzas que no puedo sufrir,
el vómito se incrusta en mi garganta y me vienen unas ganas de decir unas
cuantas cosas, pero, por amor a aquellos que aún mantienen su fidelidad a Dios,
prefiero guardármelas, ya llegará el día en que podré decirlas sin tapujos y
con toda libertad.
Así que, para sobrellevar un Ministerio Itinerante y
expuesto a toda forma de crítica, dependemos de esos buenos sentimientos que
aún quedan en este mundo, siempre en los corazones de aquellos hombres que,
como pabilos aún humeantes, no permiten que esta clase de amor, se extinga por
causas que yo no estoy dispuesto a vindicar. El hecho cierto es que en nuestra
realidad, muchos que se dicen estar sirviendo a Dios, lucran, se aprovechan de
la ignorancia o la falta de rigor de las personas en lo que respecta a
discernir, porque es el mismo pueblo de Dios el que debería, POR LLAMAMIENTO,
intentar por lo menos, poner las cosas en el lugar que corresponde, pero,
lamentablemente, la gente tiene miedo, la gente se asusta si uno dice que tal o
cual perico de los palotes se ha hecho millonario con la fe de nuestro Señor
Jesucristo, y prefieren seguir ignorando o hacer como si las cosas estuviesen
como una taza de leche, cuando, frente a un mundo lleno de inclemencias y
dolores insufribles como lo que hoy día estamos viendo y viviendo; porque esto
pronto llega a nuestra patria, basta darse una vuelta nada más por Santiago
para ver que lo relacionado con extranjeros, ya no es una cuestión menor; tanto
el discurso como el estilo de vida que ellos han asumido como norma, debería a
lo menos parecerse en algo a lo que demanda o establece La Escritura, pero,
como los olmos no dan porotos, la cosa no parece cambiar.
El descontento profético llega entonces en forma de canto a
nuestras realidades. Yo nunca he cantado alabanzas, tampoco canto salmos, aunque
muchos hermanos pretenden darle ese carácter a mi canto, lo cierto es que en
cuanto a mis textos, nunca he pretendido transformarme en un éxito comercial
por decir lo que todos dicen en sus cantos, por el contrario, no me he vuelto
un millonario de la fe, no porque no tenga que cantar o decir con mis
canciones, o mejor, porque carezca de música o gente que pudiera acompañarme,
no señores, no elijan ese camino, tampoco estoy en pecado, lo cierto es que en
cuanto a mis canciones, porque son canciones, no alabanzas, demoro un largo
tiempo en construirlas, aunque ustedes no me crean, a veces me he tardado
muchos meses en entender qué cosa quiere Dios que yo imprima en ese pequeño
trozo de papel en donde un día nacerá un nuevo texto. Se trata de un trabajo diario,
es decir, te levantas con ello, almuerzas con ello, en fin, desarrollas tus
actividades concentrado en lo que deberías decir o no acerca de lo que estas
escribiendo, todo ello sumado al hecho de que en mi caso, muchas de las
canciones que canto, son imágenes que he podido rescatar de ciertas visiones o
sueños que he tenido en mi vida, y que luego de orar y de reflexionar, El
Espíritu Santo las ha retornado a mi memoria y yo, actuando con el don que Él
me ha dado, le he puesto notas y ordenado un poco para que tengan sentido y de
este modo, los demás puedan también tener acceso a este bello milagro que Dios,
en mi caso, ha logrado materializar en una canción.
Es por esta razón que las conversaciones, la lectura, el oír
a los demás tiene tanta importancia, incluidos aquellos, que como dije antes,
pretenden darme clase de todo, yo los escucho no más, antes discutía con ellos,
me enfermaba, vomitaba, ahora no, los escucho, pacientemente, en una de esas,
algo cae para mí, porque de nada tengo que sentirme dueño, todo le pertenece a
Él, todo lo ha creado con Su Fuerza, de manera que nosotros, de nada tengamos
que sentirnos orgullos ni dueños, en absoluto, siempre creyendo que al haber
servido a Dios de esta manera, siervos inútiles somos. Por esta misma razón,
aún comparto con los hermanos, me quedo en sus casas, a veces enfermo y ellos
me retribuyen cuidándome, es la forma que me ha dado El Señor para este tiempo,
es el método con el cual estoy siendo vivificado y fortalecido para que el
dolor de este mal, no me supere en el alma, el milagro es evidente, teniendo
más del 99 % de mi tráquea, mis vías respiratorias y parte de mis coronarias
afectadas por esta dura enfermedad, ¿cómo es que aún puedo cantar? ¿Qué detiene
el avance de este sufrimiento hasta unos centímetros bajo mis cuerdas vocales
nada más? Es Dios hermanos, son las oraciones vuestras, son las plegarias de
mis pequeños hijos, son los cuidados de quienes valientemente me han adoptado
en sus vidas y dan gracias, al igual que yo, por mantener viva esta pequeña
pero importante llama que no parece extinguirse.
El canto que Dios me ha dado, no es evasivo, bajo ninguna
perspectiva, yo exalto a Dios, le alabo, pero cuando estoy frente a Él, por
ningún motivo aceptaría hacerme rico cantando alabanzas, por último, donaría
mis ganancias, haría cualquier cosa para demostrar a la cristiandad que el
dinero, es lo que menos me importa en toda esta cosa. Pero bueno, parece que le
estuviera poniendo de más, pero es así, no tengo codicia en mi vida, carezco de
esa apetencia, no puedo comprender el cómo hacen muchos hermanos ignorando que
solo en nuestro país, muchos niños aún no tienen ni zapatitos para ponerse, y
ellos, a veces no saben qué hacer con lo que tienen. ¿Ven? No podría imitar la
fe de Witt, de Romero, de Cash Luna, o de cualquiera de esos millonarios,
Cristo no me permite mirar sus vidas como parámetros, Él es mucho más fuerte en
mi ser, tanto como para no ignorar que en mi entorno, son muchos los
compatriotas y hermanos en la fe que deben hacer tremendos esfuerzos para
ganarse el pan diario, esfuerzo que no siempre se ve recompensado con sueldos “justos”,
palabra que simplemente ha sido desarraigada de nuestra realidad, justicia,
partiendo por los jueces y quienes tienen la responsabilidad en mi país de
impedir que la corrupción, a modo de cualquier forma, tome cuerpo y soberanía
sobre las vidas de las personas que más sufren. Se dan cuenta, no alabo a Dios,
o sea, si alabo a Dios, pero cuando estoy en la congregación, en cuanto a
texto, tengo algo que decir, algo que debo plasmar y que tiene mucha
importancia para Dios y para la gente, mucho más importante que decir a Dios
que es grande, que es poderoso, se trata de un modo de pensar, de ver la
realidad, de cómo contextualizamos nuestra fe, de no quedarnos pegados en Cash
Luna y sus millones, de no aceptar que nuestra fe se debe regir por códigos
humanos, dejando de lado la experiencia de nuestros antepasados como Abraham,
Enoc, Noé, en fin, hombres que aprendieron a caminar con Dios y llegaron, no
por repetir vidas o formas de vida, sino, porque fueron capaces de enfrentar el
tiempo que les tocó vivir, y con la ayuda de Dios, a través del caminar junto a
Él, lograron comprender cuál era el método y la forma que Dios deseaba que
ellos aplicaran a sus vidas.
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