Una enorme APOSTASIA disfrazada de piedad.
Ser cristiano en medio de un
mundo que hoy día nos ofrece de todo cuanto hay, no parece ser fácil,
desde luego que no, sobretodo para quienes pensamos que la libertad que El
Señor nos ofrece a través de Su Bendito Evangelio, está destinada en su más
importante propósito, a dirigir nuestras vidas hacia la eternidad, y llegar de
este modo, si Dios lo permite, a conocer a La Persona de nuestro Señor
Jesucristo como nunca lo pudimos hacer dentro de este mundo. Sin embargo,
existe dentro de la realidad espiritual en la cual nos movemos, la teoría de
que los hijos de Dios, como beneficiarios del legado de Abraham, podemos y
debemos sucumbir ante los ofrecimientos que nos hace el sistema con todas sus
perversiones, razón por la cual, el Espiritu de Dios, no deja de hacerme
reflexionar en lo que de verdad hoy día puede estar dañando la vida de millones
y millones de personas que creen estar siguiendo las huellas del Salvador.
En fin, de todo hay en la viña del Señor, no obstante, la
propia Palabra de Dios, hace referencia que en estos postreros tiempos, una
gran Apostasía tomará control del cristianismo imperante, lo cual debería
ponernos en alerta en relación a los métodos que el sistema, dirigido por
Satanás en persona, está utilizando para que nuestras vidas, puedan
desperfilarse del verdadero propósito que Dios nos ha trazado a través de La
Persona de Su Hijo, El Señor Jesucristo. Lo realmente alarmante para mí, radica
en la poca o nada de importancia que muchos y grandes ministros de Dios, dan a
estas luces rojas que nos pone Dios, para que nuestras vidas no caigan en
semejantes peligros. Desde ofrecimientos ridículos para que la conciencia de
los hijos de Dios, puedan mantenerse alejadas de la Omnisciencia de Dios, hasta
dar cuenta de una forma de cristianismo que la realidad de los ministros
acomodados que ha producido la cristiandad actual, han llamado, La Doctrina de
La Prosperidad, es el triste panorama que hoy día mantiene a los hijos de Dios,
en un verdadero Status Quo con respecto a las verdades que nos da a conocer La
Bendita Palabra de Dios, para que nuestras existencias en Él, se mantengan
lejos de estas perversiones que el propio cristianismo ha producido, con tal de
evitar el sufrimiento y las pruebas que inevitablemente, debería pasar toda
persona en este mundo que de verdad ha creído en El Evangelio que transforma y
convierte el alma del hombre.
Cuando uno puede apreciar los peligros en que nos
encontramos por tratar de seguir las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, no
puede más que asombrase por la exactitud con que La Palabra de Dios, profetiza
en relación al engaño y normas que el diablo, disfrazado de Ministro de Dios,
utiliza para desviarnos de la verdad. El caso es que, el habitat que él ha
encontrado para quedarse y establecerse como manipulador de dichas
experiencias, no puede ser otro que la propia realidad espiritual de La Iglesia
de Cristo, si señores, porque si los Ministros de Dios, hubiesen creído a La
Palabra de Dios, habrían tenido claro que La Iglesia, como instrumento de
revelación, es el lugar que Dios tiene en este mundo para detectar las
maquinaciones de satanás y darlas a conocer a sus hijos, el pueblo de Dios. No
obstante, ellos entendieron que la cosa va por otro lado, de manera que las
bendiciones materiales, como objetivos centrales de la cristiandad, se han
convertido en el blanco de una forma de cristianismo que hace bastante tiempo
atrás, ya no sabe para dónde se dirige. El materialismo entonces, acompañado de
una enorme cuota de nihilismo y hedonismo, sin dejar de lado el personalismo y
la guinda que adorna a la torta que es, finalmente, dejar a los cristianos sin
herramientas espirituales para advertir los peligros en que nos encontramos,
son los objetivos en los cuales hoy día me encuentro trabajando, a pesar del
dolor que día a día me acompaña y que no me permite llevar una vida a lo menos
un poco normal. La enfermedad, si bien es cierto con el paso de los días, me ha
limitado tanto físicamente como espiritualmente para lograr algunos objetivos
en mi vida, nuevamente, no ha sido impedimento para que junto a los míos, pueda
ir enriqueciendo mi alma con las enseñanzas que a diario Dios nos entrega a
través de Su Bendita Palabra. El tiempo con que cuento, y que es el que Dios me
ha dado para desarrollar el Ministerio que Él me entregó cuando era muy joven,
es el que ahora me permite reflexionar en estas verdades que muchos Ministros
de Dios prácticamente han ignorado, a pesar del fuerte llamado de atención que
Dios nos hace a través de Su Palabra, el mérito consiste entonces en no dejarse
influenciar, de modo que El Espíritu Santo, pueda ejercer tan poderoso dominio
sobre nuestras vidas, que nos convirtamos en hombres impenetrables, herméticos
como para que satanás, disfrazado como ángel de luz, pretenda hacernos caer con
respecto a las innumerables verdades que La Palabra de Dios nos ofrece por
misericordia.
Por lo tanto, parece ser que El Apóstol Pablo, inspirado
obviamente por El Señor, en una de sus cartas, mete el dedo en la llaga a
nuestro cristianismo cuando se refiere a lo siguiente:
4 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
II Timoteo 4: 1 – 8
“Y apartarán del oído la verdad…”
¿Quiénes apartarán del oído la verdad?
¿A quiénes les ocurrirá esto, es decir, el oído de quién?
¿Qué verdad?
Está claro a través de casi todo el contenido bíblico, cuál
es el objetivo de la enseñanza, cuáles sus alcances, el por qué Dios desea que
su pueblo, sea un pueblo ilustrado, y no que tenga un mero contacto con las
enseñanzas que Él ha entregado a sus Ministros, para que Su Pueblo alcance las
metas que están destinadas en su paso por este mundo. Aun así, aún a pesar del
enorme peso de esta realidad establecida en la conciencia del pueblo de Dios:
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por
cuanto desechaste el conocimiento, yo ye echaré del sacerdocio; y porque
olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
Oseas
4 : 6
…el pueblo, dirigido por Ministros arrogantes, olvidó los
principios en el pasado, y Pablo, recordando a la Iglesia la causa de este
problema, advierte que en estos tiempos, la misma situación acontecerá a una
forma de cristianismo que ha olvidado en la práctica, la razón de la división y
destrucción final del reino de Israel. Para el Apóstol, fariseo en el pasado y
por lo tanto, conocedor de Las Escrituras, además, formado a los pies del
maestro Gamaliel, queda claro que por alguna razón, la maestría, el conducto de
Dios para impartir la enseñanza a sus hijos, se desviará al igual que en los
tiempos del profeta Amós, dando lugar ahora a las fábulas, es decir, doctrina
de la prosperidad y muchas otras desviaciones más cometidas por maestros
actuales.
No es fácil entonces vivir la experiencia de Cristo
ignorando semejantes verdades, teniendo alrededor nuestro, no fuera del propio
cristianismo sino, dentro de él, una verdadera maquinaria de impostores que,
por influencia de satanás, han procesado gran parte de la verdad que manifiesta
Su Palabra para estos tiempos, y han dado a luz, doctrinas e interpretaciones
que carecen en absoluto de respaldo escritural. Lo importante para nosotros, se
encuentra en el acierto de Dios para con la vida del insigne Apóstol Pablo, y
por supuesto, damos gracias a Dios desde este pequeño espacio, por la vida de
todos y cada uno de los grandes valientes que ha producido la cristiandad a través
de la historia, los cuales, indudablemente, hasta con sus propias vidas nos
dejaron una profunda herencia, con tal de que nuestras vidas, no sean
arrastradas por ninguna clase de tormenta con las que hoy día, el cristianismo
de las bendiciones materiales, pretende engañar a los propios hijos de Dios que
esperamos con toda nuestro corazón el cumplimiento final de Su Palabra, y por
supuesto, el Retorno de Cristo por segunda vez a este mundo.
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