Friday, April 23, 2010

Cuando la rapacidad se institucionaliza.






















Pero han quedado varios temas en el tintero que de seguro no fueron tocados aquél día por los chicos poderosos de la profecía, temas relevantes para las sociedades actuales, las cuales, estructuradas en base a hedonismo e inquietudes mínimas en el campo de la vida espiritual y valórica, colapsan y caen como naipes sobre la mesa de las clarividentes fórmulas que poseen los corruptos que, asentados en el poder, hacen lo que quieren a vista y paciencia de hombres que juran, de “guata en el suelo”, que han sido enviados por Dios para “extender el reino de Dios aquí en la tierra”.

Tengo tantas dudas como convicciones de que todo lo pertinente a movimientos en donde los que se encuentran tras bambalinas, son aquellos que lloriquean como señoritas por los medios de comunicación para secar el bolsillo de hermanos que con esfuerzos inhumanos algunos, logran ganarse unos pesos al mes; usan como excusa todo esto para que gente como Chaparro y su séquito de vagos, puedan adjuntar algunos cobres más a sus ya abultadas ganancias y arreboles bancarios. Con un alma de este tipo, y en este tiempo, y en este país, los mercaderes y cambistas del templo quedan absolutamente absueltos de toda culpa, pero estos, sinónimos de la peor lacra espiritual que jamás haya visto en mi vida, quedan expuestos cual macaco encerrado en el zoológico de Santiago, al más sólido y siempre juicioso escrutinio público.



¡Ustedes tienen la palabra!

Pero yo, un accidente en estas lides de la fe evangélica, sin antepasados ni historia en el campo de la vida religiosa protestante, lo conocí al principio, cuando recién comenzaba, cuando Chaparrito usaba su humilde casa para hacer reuniones y el olor a sopaipillas, incomprensible para mi, era vaciado como una densa nube sobre nuestras cabezas, ejerciendo una especie de “unción” para que de ahí en adelante, lo que sea, pudiese fructificar en el campo de las finanzas y así, definitivamente, abandonar la pega de motorista de Carabineros, labor que agradezco a todos aquellos chilenos que a pesar de ser cristianos evangélicos, jamás pensaron en desertar de tan importante labor como la de ser guardianes del orden, para seguir al Señor. ¡Son tan necesarios! Pero bueno, él no pensó así, él tenía otras metas, otras medidas, los seres humanos son capaces de sorprendernos a veces, él sabía que la ignorancia, tarde o temprano, daría su fruto, y cómo no, si en el medio en el que un tipo como ese se desenvuelve, las palabras solo significan lo que un niño de segundo básico cree que significan, lo demás, el silabario Chino, incomprensible, por eso él se pasó de listo, por eso él tiene lo que tiene, por eso él compra, como el juego de la gran capital o METROPOLI, extensiones de territorios, posesiones, pone allí su huella digital, imprime su acostumbrada firma y se hace de medios de comunicación a costa del soborno que ejerce sobre seres humanos indefensos para enfrentar a tan magno imbécil. De este modo llega a convertirse en dueño de edificios, casas, lo que sea, cualquier cosa, total, con plata que se compran huevos, y como la ignorancia no le permite sucumbir al encanto de la verdad Profética, porque él nunca leyó acerca de la filosofía ateniense, ni tampoco leyó a los grandes escritores clásicos, ni menos abandonó su enorme búnker de miserias para conocer de verdad la vida de los grandes apóstoles de la fe, porque si los hubiese conocido otra sería la historia; que en este instante no vale la pena enumerarlos para llegar a ser el dueño de la connotada Radio Corporación, que alimenta a diario a una cantidad innombrable de seres que ignoran el peso de La Palabra de Dios y de su importancia en el desarrollo de nuestro cristianismo, pero él lo logró, llegó a su meta, alcanzó, como Omar Gárate, tras vender la pomada de las pulseritas, a ser el encantador de Shrek y ganarse todas las bendiciones posibles con tal de dejar a tras la pobreza y la miseria que le esperaba si es que él seguía conduciendo aquella motocicleta que el Estado había puesto a su cuidado para que él, irónicamente, cuidara de las personas.


Mi padre fue policía, no se si realmente fue un gran policía, porque no siempre un buen ser humano hace a un buen policía y viceversa, lo concreto es que él cumplió, nos educó a todos, a sus hijos, junto a mi madre, ellos lograron con muy bajos ingresos, hacernos ver que todo cuesta en la vida, que nada es gratis, que uno no debe vivir a expensas de nadie, que debemos trabajar en la vida para obtener lo que queremos. Como policía entonces, no lo conocí bien, pero me siento orgulloso de él, de sus logros, del cariño con que aún sirve al Señor. De mi madre solo puedo decir, gracias Señor, gracias por la madre que me diste, porque ella me guió y me señaló, sin querer tal vez, que mi camino siempre estaría vinculado a las artes. Entonces, si fuera por servir a Dios, ¿cuántos policías deberían dejar la institución y comenzar a vivir de lo que otros hermanos te dan? ¿Y quién nos cuidaría en las noches entonces? ¿Quiénes harían cumplir la ley? ¿Los boys scout?

Bueno, tal vez el hombre recibió un fuerte llamado de Dios a servirle, pero él, en sus noches de trémulas nocturnas, pensó para sí mismo, ¿y de dónde voy a sacar billete ahora? Así comenzaron las reflexiones y las inquietudes al respecto, comenzó a digerir todo lo que se relacionaba con prosperidad material, porque él no leyó libros de sociología, para nada, se pasó por alto las clases de ética. Pero veamos, como había tanto, porque él no es el único, los “iluminatis del evangelio” tenían mucho que ofrecer al respecto. Fueron llegando hasta sus manos entonces, uno por uno, sendos tomos de mercadotecnia espiritual y pronto, muy pronto, tanto como la sed de poseer y tener lo que nunca tuvo, recibió el tan esperado master como alumno avanzado en economía espiritual. De allí en adelante todos fuimos para él incapaces de comprender el verdadero mensaje de La Palabra de Dios, porque cuando nosotros leíamos al Apóstol Pablo para darnos fuerza en nuestras crónicas enfermedades, él degustaba los mismos textos tal vez, pero en ellos él veía la tan ansiada PROSPERIDAD, los graneros llenos eran parte de sus engordados sueños, no, no, él no aspiró jamás a la tan añorada Venida del Señor, desde allí en adelante otras fueron las metas, aunque Dios lo haya llamado para ello, el caso es que al poco tiempo, pletórico de dicha material, autos y propiedades comenzaron a ser pan de cada día en la vida de este GRAN APOSTOL QUE HA PRODUCIDO LA REALIDAD EVANGELICA CHILENA, nadie objetó absolutamente nada, el campo prácticamente le fue ofrecido con colores subliminales por la curia protestante, en buen chileno, ¡todos le dieron la pasada!, los creyentes, que con su ignorancia, han hecho que este personaje, típicamente chileno, como el vino en caja, ahora sea uno de los promotores de un programa en el arenamovistar.


Con un prontuario así, a uno por gíl podrían pasarle pasas por huevos, pero no estoy dispuesto a condescender en mi propio país cuando el dolor de mis hermanos chilenos aumenta, en la medida que se acerca el invierno. Pero deseo que sepan, con toda la responsabilidad que escribo estas ardientes líneas, que los culpables de que existan esta clase de hombres en el mundo de la fe, se debe a los propios creyentes, por no ejercer ninguna clase de sacerdocio, por hacer como que no ven el inmenso robo, la cobardía de los ministros de Dios para no enfrentar semejante vago, porque no oran, porque le temen, porque piensan que si dicen la verdad, algo les puede pasar, hasta esta hora no he sabido que a alguien le hayan cortado la cabeza por decir unas cuantas verdades en este país. Toda esta realidad tiene fuertes responsabilidades en la aparición de éste y otros mercaderes que hacen de la miseria espiritual, sus fuentes de ganancias, algo que Jesucristo el Señor, condenó severamente y llamó, LOBOS DISFRAZADOS DE OVEJAS. Pero el pueblo no entiende, aporta, envía su dinero, colabora para que estos vagos de turno no trabajen como todos los demás, y llenen sus bolsillos de dinero. El propio pueblo que los sigue tendrá que dar cuenta a Dios, por su mayordomía, por haber abandonado el espíritu de La Palabra de Dios y haber entregado su apoyo a quienes solo generan ganancias para sí mismos.


Por ello, juzgar una situación como esta debe ser complicada para muchas personas, pero no para mi, porque jamás colaboraron con un miserable juego de cuerdas para mi guitarra con la cual sirvo a Dios, porque no sólo está chaparrito, también la famosa radio Armonía, que con la plata que han pedido, ustedes podrían imaginarse cuántas obras de caridad podríamos haber hecho. Pero yo entiendo porqué los hermanos colaboran, por qué los asisten, porque los afectos están dañados, porque ya nadie sabe en quien confiar, y como en la radio usted no ve los rostros y solo oye voces, las cuales pueden parecernos hasta angelicales el día que haya que ayudarlos para pagar la mensualidad, el cristiano apartado del conocimiento de las escrituras, sucumbe, y por supuesto, sigue alimentando el parasitismo espiritual cuando él mismo debiera generar en su propio hogar, un pequeño tabernáculo diario en donde recibir la bendición y el apoyo del Señor.

Así el panorama obligaría a que estos comerciantes de la fe, tuviesen que elegir otras formas de propagación, tal vez dejarían de existir, pero créanme, el evangelio del Señor Jesucristo seguiría iluminando las vidas de las personas en los rincones más inhóspitos de este y otros países, porque siempre habrá Presencia de Dios si hay disposición a servirle, pero que todo tenga que pasar por las manos de comerciantes, me parece un descalabro, una iniquidad por la cual el propio pueblo de Dios y sus Ministros deberán dar cuenta, uno de estos días, al que hizo el cielo y la tierra.

Habrá un lugar entonces, aquí en la tierra, en donde los honestos se juntarán algún día a orar, a clamar, a esperar en completa paz el bendito retorno de nuestro Señor Jesucristo, mientras tanto, nuestras voces seguirán siendo quebradas por el viento, seguiremos el curso de los ríos en donde el alma se nutre del rumor de las hojas desvaneciéndose en la orilla, allí, la plegaria será inundada de Su Presencia, no tengo dudas al respecto, allí cenaremos, allí compartiremos el pan y seremos lo que siempre debimos haber sido.

¡Así ha dicho Jehová!

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