Friday, August 19, 2011

La Palabra cantada está de vuelta.


No hay desaliento ni menos tiempo para el desaliento en mi corazón, al menos así lo creo yo, aunque la enfermedad se encuentre presente en todos los recónditos lugares de mi cuerpo, es más, no me avergüenza hablar de ello, ¿por qué habría de sentir vergüenza por algo que Dios me ha permitido que hoy día esté viviendo? ¿Qué importa si existe gente en el Evangelio que no entiende el significado de una enfermedad? Porque si no fuera por esta enfermedad, tal vez hay muchas cosas de esta vida que no hubiese podido comprenderlas con mi limitada espiritualidad, por supuesto que no, como por ejemplo, el cariño con el que se dedican muchas personas a tratar el dolor humano desde la perspectiva que les brinda la medicina alternativa, con cuyos consejos y tratamientos, todo lo que debo sobrellevar cotidianamente se hace menos pesado, es una realidad que me bendice, me ayuda a darme cuenta que muchos de nuestros males tienen a veces su origen en nosotros mismos, no obstante, para entender todo esto, uno debe humildarse, no puede con su mirada religiosa de la vida, pretender, que solo porque existe tratamientos fuera de la medicina tradicional, que tu enfermedad va a desaparecer de la noche a la mañana, por supuesto que no, las ideas preconcebidas no permiten que cualquier tratamiento de esta naturaleza, tengan verdadero efecto en nuestros cuerpos, el milagro yo lo he vivido desde otra perspectiva, no desde la sanidad absoluta de este mal que daña mi ser entero, sino, desde la perspectiva del amor, de cómo hace Dios para que tus fuerzas no se agoten y puedas diariamente ponerte de pie para continuar luchando, eso es enorme, indescriptible.

Soy un hombre agradecido de Dios, por la oportunidad de concederme el comprender el propósito de estos enormes obstáculos que ha puesto en nuestras vidas, en donde la vida del Espíritu tiene una fundamental importancia, por lo trascendente, por las implicancias que tiene para toda la realidad humana, tanto físicas como sicológicas el ser portador de una enfermedad incurable, porque la enfermedad no sólo daña tu cuerpo, sino que también tu mente, es una inobjetable realidad que debes sobrellevar todos los días, aún así, el cariño, y más que las cantidades de personas que puedan estar orando por ti, son elementos que aún hoy, pasados tantos años, no puedo comprender en toda su dimensión, he tenido visiones en donde he visto a pequeños grupos de hermanos orando por mi condición, ello mismo me ha permitido en este tiempo albergar poderosas certezas dentro de mí en torno a Dios y a su Propósito, es como aprender a caminar de nuevo, aprender a confiar en su protección y bendición se ha tornado en una conducta hasta formativa, a pesar de mis cincuenta, espero no fallarle a Dios, no decaer por cualquier causa, aún así, sé que soy persona y que me canso, que en algún momento de la batalla puede que deserte y quiera dejarlo todo, por el enorme y costoso precio que conlleva el subsistir en medio de este mundo con una enfermedad de este tipo sobre tu cuerpo y más encima tener que soportar el rigor de un Ministerio.

Una enfermedad que te incapacita para desarrollar una vida como deberías, se torna desastroso, de todas las maneras, uno pude palpar en su propia naturaleza cómo cada día que pasa se transforma en un campo de batalla en donde por lo general, pocas veces, aunque vayas en el Nombre del Señor, ganas alguna de esas batallas, el dolor y el cansancio te impiden avanzar, por lo menos con el cuerpo, luego te quedas observando el paso de las horas y nuevamente te debes enfrentar a tu realidad, de este modo, ¿de dónde sacas fuerza para superar la dificultad? ¿Quién se hace cargo de todo esto? Nadie, absolutamente nadie, solo cuentas con que unos buenos hermanos desde lejos te apoyan, que no van a dejar de orar para que las fuerzas no se vayan de tu cuerpo, eso es bastante, suficiente cuando sabes que cada hora que pasa es solo una oportunidad que te da Dios para seguir lidiando, algo más no está en el itinerario de Dios ni de nadie. Por lo tanto, te debes conformar, debes ser lo suficientemente hombre como para ponerte de pie y luego presentarte frente a los hermanos y continuar haciendo lo que sabes hacer, sin que sus críticas te destruyan, sin que el pragmatismo con que suelen manejar sus realidades, afecte finalmente tu buena disposición para servir al propósito mayor que es servirlo a ÉL.

Pero muchos no entienden esto, no saben nada acerca de este tema, se han pasado la vida en otras cosas como para detenerse en este tipo de dolencias o enfermedades, por lo tanto, obvian el tema, lo pasan por alto, o simplemente no te ayudan, no tecolaboran, se hacen los ciegos cuando sí pueden ver lo que te sucede, porque lo que está pasando es evidente, es indiscutible que estás siendo motivado, a dar lo mejor de ti para enaltecer el Nombre de Cristo, pero a muchos esto les parece de bajo perfil, preferirían mil veces viéndote en otra cosa que en esto, tal vez vendiendo en las calles, cualquier cosa, en Patronato o no sé donde, jamás defendiendo la fe, no les gusta tu estilo, directo y honesto, prefieren a los hipócritas, a los vendedores de ilusiones, a los que son capaces de falsear el contenido de La Palabra con tal de salir bien parados ellos, de este modo es como se nutre la realidad actual de la fe, sin parámetros certeros, sin medidas claras en lo que respecta a algo tan importante como el dolor de otros seres humanos, por ello es que poco tienen que aportar algunos a todo este mundo que se cae a pedazos, no saben qué hacer con sus experiencias de vida en Cristo, las ven inútiles frente al progreso material de esta sociedad, sienten miedo, mientras tanto, invierto gran parte de mi tiempo orando, rogando para que las fuerzas no me falten, para que el sistema no sea lo suficientemente fuerte como para erradicar de este mundo a aquellos que aún creemos en la honestidad, en el valor del recurso que te vuelve simple, humilde, y no en lo que los demás desean que tú seas para que ellos se sientan bien, sino, en el propósito mayor que es agradarle a ÉL, lo demás es solo cuestión de resistencia, que es lo que yo le pido a Dios, resistencia para no caer, para no desmoronarme frente a los molinos de viento que el mundo ya me tiene preparado.

El milagro por lo tanto, he de comprenderlo en su verdadera dimensión, no puedo pasar por alto cosas de enorme significado para mi vida como el estar compartiendo esta experiencia de vida en Cristo, con hermanos que me han ayudado a darme cuenta que mi realidad, por precaria que parezca, tiene valor e importancia no sólo para mi propia vida sino, para la de muchas personas que aún se interesan en el hecho de que exista aún, dentro del mundo de la fe, esta clase de seres que formamos todos aquellos que a pesar de todas las complejas situaciones de la vida, todavía somos capaces de representar con nuestros dones y humilde arte, a ese romántico artista itinerario de la palabra que recorría pueblos y ciudades en la vida medieval, y que con sus historias y cantos a cuesta, bendecía la vida de las personas, si hacer esto es producto de rechazo por parte de los lucrativos y oscuros personajes de la vida de la Iglesia actual, ya no tiene valor para mí, porque yo mismo, cada Domingo, cada Jueves, cada vez que tengo la oportunidad de participar en sus cultos, en sus reuniones familiares, en las reuniones en sus hogares, que evocan antiguas tertulias en torno a una mesa conversando de Cristo y Su Palabra hasta altas horas de la noche, solo me hacen pensar que el cantor itinerante de La Palabra, no solo no ha pasado de moda, sino que está de vuelta, con todo su esplendor, con toda su brutal honestidad, para hacernos volver a lo simple, a lo cotidiano, a lo que los grandes escritores de libros cristianos no tomaron en cuenta, es probable que tal vez el pueblo de Dios ya esté agotado de tanta parafernalia, quién sabe, lo cierto es que este último fin de semana, cuando tuvimos junto a mi hermano y amigo, Cristian González, la oportunidad de servir al Señor en una iglesita perdida por allí en la Quinta Región, luego de acompañar a los hermanos en una sencilla cena improvisada, al calor de una salamandra, sentimos que estábamos en el lugar indicado y en el tiempo que nos corresponde vivir, otra cosa, ya no es posible, porque la propia Palabra de Dios afirma que los hijos de Dios son guiados por el Espíritu, de tal modo que nada puede obstaculizar el hecho de que Dios, en su soberana misericordia, esté tomando el control de esta clase de personas para que vayamos y nos desafiemos a nosotros mismos, todo con el propósito de establecer una vez más dentro de esta realidad ensimismada y predecible, que el cantor de verdades no ha dejado ni dejará jamás su arte de entonar canciones sin el miedo de creer que a alguien, por su simpleza y falta de medios, no le guste lo que uno es capaz de hacer con su cristianismo, vivir en fe por cierto, como lo he dicho otras veces, no es fácil, para nada, pero no se necesitan tantos millones para sentir que uno va por el lindero correcto, la sola llamada de algún Ministro de Dios, o la invitación de algún hermano a una de sus reuniones en sus sencillos templos, es suficiente motivación para no permitir que los emisarios de la incredulidad y el ocurantismo epiritual, sigan aportillando la entrada a un Reino que el mismo Señor, hace dos mil años atrás, dejó abierto para que todo aquél que tuviese algo que hacer, por y en Su Nombre, lo pudiese realizar sin trabas y en completa libertad para su Bendita Gloria.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Querido hermano:
Tus palabras me permiten conectarme con la realidad de tantos cristianos que han conocido el amor de Dios reflejado en hermanos de bajo perfil,,,,sencillos pero con una fuerza que llama a pedir humildad al Señor y ser como ellos.La vida es hermosa pero a veces es dificil respirar,tanta mierda de politica te agota,tanta falta de etica ,pero cuando leo a personas como tu,la esperanza de que el Señor sigue preparando el camino para volver por sus hijos,vuelve a tomar fuerza y pasa a ser una verdad que se encarna .
Gracias y le pido al Señor que sane tus dolencias,no es necesario que las sufras,ya ha sido suficiente.No puedo pedir otra cosa.Un abrazo y fuerza.Que el Señor te bendiga.

7:02 PM  
Blogger florencio said...

Me alegro que mi humilde trabajo pueda provocar en tu persona un beneficio espiritual, los seres humanos, incluidos los cristianos, somos personas imperfectas, con muchos dificultades a veces para escuchar y ayudar a los demás, no obstante, la enfermedad que me ha tocado enfrentar, de todos modos me ha ayudado a humildarme y a reconocer desde lo más hondo de mi alma, que sin Cristo nuestras vidas, no tienen sentido.

Muchas bendiciones y fuerza del Señor.

elrecolector

2:04 PM  

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