Thursday, January 19, 2012

El Proceso actual que vive La Iglesia de Cristo.

















Pensar o creer por lo tanto, que todo lo que La Palabra anuncia acerca de los tiempos que estamos viviendo no se cumplirá, es una manera evasiva de enfrentar la realidad, cobarde en muchos aspectos, muchos cristianos ni siquiera se cuestionan la situación, otros, totalmente embebidos y acomodados a las franquicias que te ofrece el sistema en una de sus cotidianas irrupciones, viven creyendo que nada de ello ocurrirá, que todo se trata de una fantasía, de una utopía solamente, y que de un momento a otro, alguien o algo pondrá las cosas en su lugar, saltándose eso sí, todas y cada una de las más descriptivas visiones y profecías acerca del fin de esta era inicua y llena de miserias.

Por ello es que nuestros procesos no deben detenerse, de ningún modo y por ningún motivo, porque todo lo que el hombre de este tiempo ha construido está completa y totalmente sentenciado, inobjetablemente, aunque el hombre de hoy ignore voluntariamente que todo el orden cósmico y su desencadenamiento hacia sucesos como los que describe La Palabra de Dios, son parte del proceso universal redentivo, es decir, nada de lo que pueda acontecernos como humanidad, a pesar de los nihilistas, de los esotéricos, de los gnósticos, de los ateos, se haya separado del procesos que debe seguir la humanidad hasta que Cristo en su Segunda Venida, levante finalmente a Su verdadera Iglesia y establezca, de una sola vez y para siempre, Su Reino aquí en la tierra. Mientras tanto, miles de personas viven diariamente el proceso de la insuficiencia humana para resolver problemas tan enormes como el hambre, la vida en tanto, cada día se hace más difícil, no hay trabajo para toda la gente que lo necesita, muchos de los que trabajan en su mayoría, lo hacen a veces por sueldos miserables que no alcanzan para solventar los gastos mínimos de una forma de vida que le cierra el paso a millones de personas que habitan este planeta. El dolor humano en tanto, se agiganta en nuestras vidas cuando personas, comunes como nosotros, advertimos que el materialismo, instalado como una premisa en el corazón de tantos seres humanos, simplemente no tiene cuestionamientos de ninguna naturaleza, es allí cuando uno se pregunta, ¿para qué sirve entonces el cristianismo?, ¿cuál es el mensaje que podrían dar los Ministros arrogantes que viven sumidos en la miseria de La Prosperidad, a toda esta gente que no entiende el cómo una realidad como la evangélica, no asume costos ni cuestiona el proceder de hombres que, utilizando el disfraz de cristianos y el Nombre del Señor para sus propósitos, simplemente ignoran el valor de una sola alma que, debido a todas sus perversas maquinaciones, no han podido acercarse un poco siquiera a la verdad de Cristo?

La cobardía del cristianismo actual es la que no me permite ejercer mi Ministerio dentro de la realidad de La Iglesia de Cristo en este tiempo, no es mi forma de decir las cosas, ni lo que estoy tratando de decir, se trata de una modalidad que no permite a hombres como yo, expresar el fuerte contenido de Su Palabra en un tiempo en que La Verdad de Dios, simplemente, no recibe el tratamiento necesario para esclarecer a muchas personas en el mundo entero, lo que Dios desea que la gente entienda con respecto a Su Persona. El dilema de la fe es fundamental para comprender hacia donde se dirige el destino de la humanidad, un cristianismo sesgado y parcelado como el actual, no cuenta con las herramientas que podrían orientar a los seres humanos a vivir vidas que dependan aún más de La Voluntad de Dios, es irrisorio pensar que hombres absolutamente dedicados a capitalizar la realidad de la fe desde la perspectiva del dinero, puedan tener claro el rol que le corresponde al cristianismo en un contexto como el nuestro. La propia realidad nos da entender que no se puede confiar en ellos, porque más preocupados del bienestar de los demás seres humanos, el atractivo magnetismo que produce el dinero en sus almas, no deja duda alguna al respecto, la propia verdad bíblica lo declara, POR AMOR AL DINERO, MUCHOS SE EXTRAVIARON DE LA FE… Ello no significa que Dios no los pueda perdonar por lo que hacen, el problema es otro, y es que uno no tiene claro si de verdad ellos aman a Dios más que el dinero, por lo tanto, le corresponde a los propios cristianos juzgar y no defender a quienes, haciendo caso omiso de la queja bíblica e ignorando sus demandas, han utilizado el campo de la fe para hacerse millonarios, como ellos mismos lo han planteado. El cristianismo actual, asentado en su soberbia, también tiene fuertes y controvertidas debilidades con las cuales pretende sustentarse frente a una incierta realidad que el propio mensaje de La Palabra describe como, “tiempos peligrosos”, aún así, es claro que la inmunidad para los monarcas del dinero dentro del campo espiritual, está casi asegurada, no hay nada que pueda impedir que hombres sin ninguna clase de escrúpulos, sigan utilizando la fe como un mecanismo de enriquecimiento, es una verdad inobjetable que deberemos sobrellevar, de todos modos, el tiempo se acerca, el tiempo de Dios, a pasos agigantados.

Nos encontramos entonces, a las puertas de nuevos acontecimientos, catástrofes tal vez, de todos modos, ningún tiempo futuro puede ser mejor, nada de lo que el hombre ha hecho a la naturaleza quedará sin castigo, está más que probado, todo el acontecer profético casi depende de esta disyuntiva que nace del corazón humano, y de la propia realidad espiritual que le niega al hombre una verdad que es por sobre toda verdad, y que además, si fuera expresada como tal, ellos tendrían la posibilidad de reflexionar en cuanto al estricto proceder que nos demanda la Palabra de Dios, pero que, por la negligencia de una realidad espiritual mediocre y pusilánime, simplemente quedan sin mensaje, y lo que empeora las cosas, absorben el contenido de las alabanzas de moda, pensando que con ello, se hayan protegidos de todo lo que el Evangelio de Cristo ha puesto como fundamento para su correcto ejercicio. El pensamiento de Pablo, las cartas de los apóstoles, todo el contenido ético del Evangelio del Señor Jesucristo, es una línea imposible de cruzar para todos los que circulan por la catastrófica realidad del evangelio Light que hoy día inunda la constante espiritual, de continuar así, el Evangelio, como expresión, simplemente habrá desaparecido, no sólo para impedir que el ser humano encuentre en Cristo la salvación para su alma, sino que además, para distorsionar el fuerte peso moral y ético de La Persona de Cristo, soporte en la construcción del carácter de millones de personas que ven, en La Persona del Señor Jesucristo, el modo o el ejemplo a seguir. De tal modo, es claro que el cristianismo actual, con su escalada de cobardía espiritual de moda, solo allana el camino para que el ser humano de la contingencia, rodeado de improntas materialistas y consumistas, vea en el Evangelio de La Gracia de Dios, un medio para ocultarse del verdadero poder transformador de La Palabra de Dios, así, solo nos queda aguardar, pero, ¿aguardar qué?

El campo profético es elocuente en cuanto a esto, nadie quedará impune, Su bendita Palabra tiene mensaje para todo y todos, no hay forma de escapar, el instinto divino no es como el humano, tal vez ello es lo que quiso describir el profeta cuando dijo, “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos ha dicho el Señor”, dicho de otra forma, el proceder de Dios está determinado por el Carácter con el cual ÉL ha definido lo que está escrito para la humanidad de este tiempo, Su Omnisciencia, no solo está revelada en el corazón de La Escritura, sino que además, trasciende el puro aspecto escritural cuando la profecía, acatando el orden divino, se cumple en cualquier parte del mundo, sin que alguna de las grandes cadenas de televisión informativas del mundo lo logre advertir, allí se encuentra el milagro, allí tal vez radica la importancia para los cristianos, que Dios, siendo un Dios de amor, no dejará a los suyos sin un mensaje, es profético, es parte de Su Provisión, por nada del mundo, el que creó el habla enmudecerá para que ignoremos lo que en definitiva deberá acontecer, Dios no procede de este modo, La Escritura, en todo su orden histórico, nos muestra a un Dios preocupado porque Su Pueblo no ignore Su Voluntad, la cual, actúa en consideración de todas las armas redentivas que Él ha dispuesto para que los hombres procedan al arrepentimiento, de no ser así, también La Escritura establece que la culpa puede radicar en el hombre, no en el hombre que no sabe diferenciar su derecha de su izquierda, sino, de aquél al cual se le ha demandado expresar la suprema verdad de Dios, y él, por razones puramente de comodidad o debilidad de carácter, la ha evadido, eso para Dios, no es solo pecado, sino que también, un factor ético que en mi opinión, se le demandará a la realidad actual de La Iglesia de Cristo cuando tenga que dar cuenta de su inobjetable mayordomía escritural y profética.

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