Tuesday, December 06, 2011

Una indiferente prepontecia disfrazada de piedad.






















Uno se cansa de esperar que los grandes y pequeños paradigmas de la fe actual, puedan inmiscuirse en problemas de verdad urgentes para nuestras vidas, para nuestras creencias, para sustentar la dura experiencia de tener que sobrellevar una fe semejante en medio de un mundo como en el que vivimos e intentamos, siempre con la ayuda de Dios, desarrollar nuestras más preciados anhelos, al parecer, más que en aclararnos el destino y propósito de nuestra vapuleada fe, ellos se sienten más conformes de apuntar siempre a no perder un pedazo de su miserable comodidad, a tener que decir aquellas verdades que por lo trascendentes, son tan necesarias para quienes el tiempo simplemente no tiene la misma distancia ni urgencia que para Dios. Se nos dice de todo, se nos aclaran cosas que ya estamos cansados de oír, se nos recuerda lo débiles e imperfectos que somos, lo humano, se nos habla de patriarcas, de personas que no tenían los problemas que nosotros, que solo por el hecho de vivir en este tiempo y en este espacio debemos enfrentar a diario. Viviendo en una contingencia espiritual plasmada de este tipo de ministros, construidos en el placer y en la sensualidad que te ofrece la podrida condición de meretrices de este sistema, nunca vas a perder nada, nunca vas a contradecir una sola línea de La Escritura con Dios, por lo tanto, siempre serás un cobarde, nunca serás un hombre de verdad, el tipo de hombre que Dios necesita urgentemente en este sistema, porque para serlo en Dios, hay que poner toda el alma, todo el ser en esto, y cuando llegas a hacerlo, te das cuenta que hay miles de personas que mienten a tu alrededor, que es imposible a veces defender ciertos principios que solo Dios sabe cómo y de qué manera permanecen.

Nuestras vidas son valiosas, demasiado diría yo, tanto como para no desperdiciarlas en constantes majaderías que no traen ninguna clase de bien ni a Dios ni a nosotros como sus hijos, por eso creo que somos importantes, y creo también que para Dios, para el verdadero sí y autentico Dios que guía nuestros destinos, y no para el dios que pretenden explicarnos y darnos a conocer los fabricantes y consumistas de una forma de Evangelio que nutre la fe actual, de otra forma, caeríamos en la desgracia de pensar que vivimos por vivir, y que el solo hecho de pensar en un pronto retorno de Cristo a la tierra, puede ser razón para tener que evadir realidades profundas de la vida cotidiana, lo que implicaría además, el no tener el valor para decir las cosas por su nombre, y en consecuencia, estar implicados en la causa y en la dirección equivocada para llevar nuestras almas al destino que esperamos con ansia. Por ello es que cuando he abordado en este blog temas como el hambre, como el SIDA, como las guerras, como las enfermedades, la propia, la de otros seres humanos, temas como la miseria que ha traído a este mundo la llamada Doctrina de la Prosperidad, la vulnerabilidad y fragilidad en que viven tantos seres humanos que sufren a diario, mientras que otros millones ni siquiera lo advierten y simplemente pasan por esta vida sin ofrecer siquiera una mirada a los que mueren de hambre en tantos lugares del mundo, y muchos otros temas más, solo estoy tratando de defender y de mantener no solo mi conciencia en el punto y en el espacio indicado, sino que además, intento con ello, mantenerme a distancias prudentes de quienes dicen estar capitalizando en este tiempo, el bendito mensaje de La Palabra de Dios para nuestras vidas, cuido con ello, la salud mental y del alma que me provoca el mensaje puro de Cristo, y de este modo, puedo estar convencido de que lo que dice La Bendita Palabra de Dios en relación a esos temas, no tiene dos lecturas, y por lo tanto, alguien miente o no desea que se conozca la verdad en toda su cruda y potente realidad.


Escucho predicadores e intento explicarme la razón de ser de algunos, algunos que niegan a la gente la poderosa experiencia del retorno de Cristo a este mundo, las consecuencias del rechazo sistemático del hombre a la verdad revelada en Su Palabra, todas las razones que tiene Dios para permitir que el dolor humano se extienda como una alfombra sobre la superficie de este planeta, todo ello es frecuente en mi reflexión para construir este tipo de trabajo, incluso con mis canciones, las cuales, no soy capaz de componer como si se tratara de algo fácil de digerir, me tomo mi tiempo, me doy el tiempo necesario para comprender hasta qué punto puedo llegar, hasta dónde quiere o desea Dios que llegue con lo que estoy pensando, por ello es que no pienso como todas estas personas, por ello es que siempre me pregunto, ¿qué estarán diciendo?, ¿qué estarán pensando?, ¿cómo irán a enfrentar tal o cual tema? Todo esto me ha transformado con la misericordia de Dios, en un disidente declarado, ustedes lo saben, como saben también que no me he negado a ninguna clase de reflexión que pudiera colaborar a la no extinción del verdadero cristiano que aún aguarda la esperanza gloriosa del retorno de Cristo a este mundo. Y no soy el único, lo tengo claro, sé de muchos de ustedes que a pesar de no estar vinculados a alguna agrupación en especial, desarrollan poderosamente la fe de Cristo a través de lo que hacen, y que habiendo disentido alguna vez de la fe tradicional, eligieron estar solos o simplemente aguardar, con todo el peso que te provoca y te trae a diario la irreemplazable fuerza de la franqueza sobre tus espaldas, eso para mí es valor, una casi extinta fórmula de acción en contra de lo predecible, lo cual, sin ánimo destructivo, porque creo también en la honestidad de los que buscan con corazón sincero dentro de las agrupaciones, es una manera de hacer que tus convicciones no sean objeto de burla ni de manipulaciones humanas que en nada colaboran con el desarrollo de nuestra fe. Para el gran Apóstol de la era poderosa de la fe cristiana, EL APÓSTOL PABLO, las convicciones en Cristo eran suficientemente necesarias como para desbordar el alma en una eterna búsqueda que le permitiera darlo y entregarlo todo, solo así él comprendía que el tipo de Amor que gobernaba su existencia, era honrado y motivo de bendición en otros seres humanos que fueron conociendo su experiencia con Cristo.

Por ello es que hablar de Apóstoles, de hombre enormes de verdad, para mí, se remite a esa era específicamente, porque hombres como estos, la cristiandad, jamás volvió a producir, no amigos, no volvimos a ver hombres de la talla de un Pedro, de un Juan, de los profetas, la Nueva Era de la fe actual nos quiso convencer de que ellos eran capaces de producir esta clase de hombres, pero el tiempo nos ha dado la razón, el Espíritu Santo, que nos guía a toda verdad y a toda justicia, no nos ha permitido derrochar nuestras fuerzas en búsquedas yermas que no producirán las respuestas adecuadas a la gran necesidad que tenemos de oír la verdad como verdad, y no como una verdad adaptada solo al tipo de personas que asisten al templo, en especial, a lo que tiene que ver con la condición económica de los creyentes, eso es lo que delata y descubre a muchos ministros de Dios en la actualidad que se revuelcan en explicaciones cuando se trata de temas de verdad importantes para nuestra condición espiritual. Esto es lo que viene a explicar entonces, en el día de hoy, la existencia de “diferentes iglesias”, las distintas agrupaciones que han ido formándose en torno a la fe de Jesucristo, en el poder económico que algunas de ellas han logrado alcanzar a tan corto tiempo de nacidas, uno, como creyente, esperaría una explicación más convincente al respecto, pero no es así, jamás se dice que se parcela a los creyentes, que el mensaje de Dios no se trata de igual forma en donde el riesgo a perderlo todo, materialmente me refiero, se encuentra en juego cuando uno debe exhortar la Palabra de Dios con toda crudeza, y no porque se te antoja, sino, porque es necesario, porque el mundo ha perdido sus batallas y se encuentra agonizando, porque el propio cristianismo, solo en nuestro país, viviendo por muchos y condenados años de palabra prestada, de medias verdades expuestas, de profecías traídas desde cualquier parte del mundo y nunca reveladas en el corazón de nuestro escuálido cristianismo, hace lo que le dicta la forma de cristianismo impuesto, y no lo que el Espíritu Santo nos pide que hagamos, por ello es que subsistimos todavía, sobrevivimos aún en la promesa hecha por Cristo a Su Iglesia, en la más completa soledad, aislados de toda esta fabulosa experiencia del gozo y la prosperidad actual, como si se tratara de abortados, de no ser creídos ni amados, de no ser tomados en cuenta. Pero, pensándolo bien, ¿qué importancia podría tener para nuestras vidas el no ser considerados por esa clase de cristianismo? ¿Qué perdemos con ello? ¿Cuánto está en juego de lo que Dios nos ha dado cuando ellos, amparados y protegidos por el poder material que les brinda esté forma de cristianismo, pretenden ignorar el valor de nuestros sencillos pero valiosos ministerios, o cómo quieran llamarles?


La Palabra en cuanto a esto es elocuente, La Iglesia de Cristo será tomada por Él, algo poderoso, inexplicable e incomprensible sucederá de pronto, es decir, no estamos diseñados como propósito esencial de Dios, el mantenernos viviendo para siempre en este lugar, a pesar de nuestras elecciones, a pesar de lo que pensemos de ello, nuestras vidas han sido proyectadas por el mayor Arquitecto que diseñó y creo todo el Universo, y ÉL, fiel a sus promesas, cumplirá con todo lo que nos ha prometido, desde guardarnos de todo el mal que en este mundo hay y permanecer con nosotros hasta el fin, hasta llevarnos un día a Su Bendita y Gloriosa Presencia, lo que es mayor obviamente cuando puedes observarlo desde el lugar en que te encuentras desprendido de este sistema y no dependiendo de sus mugrosas ofertas, porque si ellos te han convencido de lo contrario, si les has creído absolutamente todo, si te han convencido que Ripley o Falabella tienen la última papa, de ningún modo podrás darte cuenta del valioso mensaje que encierra el saber, en este tiempo, en estas circunstancias, en la que hoy nos encontramos sumergidos, que Cristo ha de retornar por segunda vez a este mundo. Por lo tanto, si te mantienes firme en ÉL, si no dudas de su fidelidad, si no ignoras que la mayor realización ya está hecha, si sabes que no puedes llegar a construir una vida más cómoda que la que Dios te da que construyas, si entiendes que no puedes realizar en este mundo, nada que pueda siquiera empañar la gloria que en Dios nos espera solo por haber creído en el Señor Jesucristo y sus promesas, entonces, eso mismo hará que tu vida sea distinta, que tu propia experiencia con Dios esté siendo motivo de bendición para otras personas, esto mismo además, es lo que debe terminar por sentenciar nuestras vidas en Cristo, y no lo que pueda ofrecerte una forma de cristianismo que en su sedentarismo, ni siquiera concibe el que un Ministro de Dios deba hablarle a los creyentes de la forma en que Dios desea que les hablen. Marcar la diferencia entonces, puede que en este instante sea motivo incluso de que nuestros propios hermanos en Cristo nos vean como bichos raros, que se burlen incluso de nuestros proyectos, de nuestros sueños en Dios:

¿Cómo crees que lo vas a lograr?
¿Cómo piensas que lo vas a hacer?
¿De dónde vas a sacar fuerzas si estás enfermo?
¡No cuentas con el dinero necesario!
¡Eso solo se logra con dinero, la fe para nada sirve!


Y todo un considerable volumen de condiciones que uno se cansa de nombrar y de escuchar, como si Dios no tuviese nada que decir al respecto, como si Dios te fuese a olvidar cuando te falte lo necesario para subsistir, y en cuanto a esto, ¿de qué nos pueden hablar los seguidores del consumismo actual?, si somos nosotros los que a diario vemos el milagro, somos nosotros los que experimentamos en el día a día el maravilloso poder de nuestro Dios, y no porque vivimos dentro de un condominio rodeado de pasto y de vidas predecibles, por el contrario, al estar dependiendo de Dios, nuestras vidas, constantemente ejercitan con el bienestar que nos provoca la dependencia exclusiva en el poder y la manifestación de Su Gracia en nuestras vidas, no miento en ello, Dios ha sido fuerte con nosotros, sin embargo, a pesar de todo esto, estoy más que seguro que muchos de ellos, tenazmente, quisieran hacernos creer que todo lo que te brinda este sistema consumista, es todo lo que debes esperar de Dios y no otra cosa, es decir, no lo que ÉL te ha dicho que te va a dar o debas esperar de Él, sino, lo que otros te ofrecen a través de este sistema como forma o norma de vida, y no lo que debes descubrir tú mismo y gracias a tu empuje y a la fuerza que recibes de este mismo Dios enorme en el que has creído y persistido, por tratarse de tu vida, de una vida que Dios mantiene milagrosamente bajo su cuidado permanente. La verdad que nos han vendido por lo tanto, no es La Verdad que Dios ha plasmado en nuestras valiosas almas, esa verdad que debería trascender, por lo importante para nuestra subsistencia incluso, no es la que te ofrecen desde un pulpito parapetado de mentiras y temores nacidos en el corazón de hombres que aún no han experimentado en su profundidad la experiencia diaria de la dependencia con el Dios de La Misericordia, ella, ha sido modificada, por verdades aparentes, por realidades engañosas que se han interpuesto entre Dios y el corazón del creyente, haciendo creer al hombre de Dios incluso, que al experimentar el consumo en su más poderosa dimensión, experimenta con ello, La bendición de Dios, una premisa que obviamente no nace en el corazón del Evangelio del Señor Jesucristo, de ningún modo, es más bien, en muchos de los casos, una potente excusa para excluirnos de la crítica bien fundada, y que por razones antes expuesta, no vale la pena extenderse más por ahora.

Yo he experimentado como muchos de ustedes con la misericordia de Dios, pero debo ser honesto, desde el momento mismo en que creí y acepté que estaba equivocado en algunos conceptos, las cosas han sido diferentes, he descubierto una forma distinta de honrarle y de seguirle, a veces termino en un valle rodeado de naturaleza con mis hijos y mi esposa dando gracias a Dios, al no tener convenios con el sistema, al estar desconectado de la basura televisiva, esta fuerza que despliega Dios sobre este mundo, para que sigamos creyendo y sustentando nuestras vidas en Él, y que la gente de este propio mundo no alcanza a ver ni a percibir, se nos manifiesta de manera casi inverosímil, porque los milagros existen, de no existir, la fe no tendría sentido, la fe en Cristo me refiero, así que, desde hace mucho tiempo vengo poniendo mucho oído y atención a quienes con gran esfuerzo logran salir adelante en esta vida, debe haber algo divino en ello, de lo contrario, ¿cómo podríamos seguir creyendo en Él?

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