Saturday, January 28, 2012

Siendo perseguidos por causa de Su Nombre.





Ciertamente los verdaderos hijos de Dios padecen algún tipo de persecución en este mundo, de ello no hay ninguna clase de dudas, está establecido así, desde mucho antes que fueran dadas a conocer nuestras formas de vivir, desde mucho antes que naciera y se organizará la religión para darle nombre a todo lo que conocemos y entendemos, porque ellos, los hijos de Dios, como singulares y únicas representaciones fieles del amor prodigioso de Cristo en este mundo, no son ni proceden como los que produce la miseria espiritual de este sistema, por el contrario, sus vidas se acercan más a lo que establece La Palabra cuando dice, “los cuales, no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, y eso, eso sí que hace la diferencia, de otro modo, ¿dónde estaría el misterio, a quién tendríamos que recurrir y agradecer? Además, dice también La Palabra: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Por lo tanto, se trata de una identidad, de una íntima y profunda convicción de saberse hijo de Dios, por sobre todas las cosas del mundo, sin títulos humanos que respalden o den características especiales a este extraordinario don venido de Dios, aunque las religiones y los paradigmas espirituales actuales no descansen intentando hacerte convencer de lo contrario, eres hijo, y punto, naciste para ello, y así están dadas las cosas, todo lo demás es paja, hierba seca que no sirve para nada.

Pero, como sostenía al principio, por tratarse de una identidad y de un carácter fuertemente vinculado a Dios, es obvio que por serlo, has de ser perseguido, en todo tiempo, parece ser que la acción demoniaca, aparte de pretender desvalorizar o multiplicar el esfuerzo que hacemos muchos de nosotros por sobrellevar en este mundo, el enorme costo de tener que ser un hijo de Dios y de amar y servir a Dios en medio de una realidad que todo lo ve desde la perspectiva de lo material y lujurioso, y en donde la vida de fe, prácticamente no tiene ningún significado, se obstina en utilizar a veces los más increíbles supuestos para llevar a cabo su soberbia cruzada de incredulidad, aumentando el peso de la responsabilidad y permitiendo muchas veces, que el propio factor sorpresa, que ya a estas alturas en nada debería sorprendernos, venga desde dentro de las misma realidad espiritual. Por ello es que muchos buenos hijos de Dios son prácticamente segregados y pasados por alto dentro del ambiente cristiano incluso, ello, porque de alguna forma, el enemigo de Dios, utilizando todo su poderoso arsenal de engaños y mentiras, logra inmiscuirse en la realidad espiritual de estas personas, socavando principios y arrastrando con su poderosa embestida, sus más profundas convicciones.

Por esta misma razón es que la propia Palabra de Dios, alumbrando como un faro en medio de la decadente oscuridad espiritual que nos rodea, acierta, proféticamente, cuando dice que los hijos de Dios padecerán persecución en este mundo, porque no se trata solo de un texto o de una impronta bíblica no más, sino, de una situación real y constante, de un ir y venir de fuerzas malignas al servicio del mal, intentando destruir o desmoronar, a como dé lugar, la vida de quienes se han dispuesto a servir, humildemente a Dios, con toda su alma y con todo su ser, sin mirar ni considerar los límites que este inicuo sistema pueda colocar delante de sus vidas. Por ello es que un hijo de Dios, además, por simple naturaleza, se ha de convertir en un blanco propicio para quienes dudan de la existencia de Dios, para quienes incluso, no desean someterse a los preceptos divinos de la bendita obediencia que le debemos a Él por habernos salvado y redimido con su amor. Pensarse como hijo de Dios evadiendo esta realidad profunda de la fe cristiana por lo tanto, es intentar cambiar o alterar la naturaleza misma de nuestro llamamiento, el cual, a pesar de la tragedia que han implantado tanto predicadores como comerciantes de la alabanza, sabemos que no puede tener otro norte sino el que nos ha trazado La Bendita Palabra de Dios.

Un verdadero hijo de Dios en este tiempo y bajo un entorno como el que nos ha tocado vivir, comprende que la persecución que ha emprendido el destructor de las vidas y del alma, es una norma de vida imposible de evadir, por el profundo significado de nuestras convicciones, por el intrínseco valor de nuestra redención, cualquier otra semejanza con la verdad expresada histórica y bíblicamente por los santos hombres de Dios, no tiene lugar en sus vidas, son capaces de rastrear desde muy lejos el enorme peso de una palabra profética, así que no hay forma de que un hijo verdadero de Dios pueda caer en las sensuales garras de este ignominioso cristianismo que inventó la realidad espiritual corrupta, porque sus ministros, arropados del poder y de la soberbia que les brinda el sentirse protegidos por una infraestructura religiosa que no advierte peligros en el campo de la vida valorica y espiritual, no tienen herramientas para corromper una sola alma que el Dios de la gloria haya salvado con su Amor, de ningún modo, ellos carecen de poder para debilitar las conciencias de estos pocos valientes que al igual que el pequeño David, sabrán imponerse en el Nombre del Dios verdadero en el momento exacto cuando ellos aparezcan para intentar engañarlos y hacerles renunciar a esta forma de vida sencilla y austera que el Santo Espíritu de Dios ha inspirado en la vida de este humilde remanente.

Ningún hijo verdadero de Dios ignora por lo tanto, el verdadero valor e importancia de La Palabra de Dios en la vida de un hombre con Llamamiento, esta clase de seguidores de Cristo, no tiene tiempo para otra cosa que no sea pensar en el acierto profético de Su Bendita Palabra, no existe alabanza ni adorador de moda que se interponga entre Dios y la búsqueda profunda de Su Voluntad expresada en forma de Palabra, y todo porque ellos han comprendido el enorme significado del concepto bíblico de TESTIMONIO, y no el que le han dado los esquivos interpretes de La Palabra en su versión “canuta”, el cual, se encuentra grabado con letras de sangre en sus propios corazones, ello es lo que no les permite deslizarse ni mirar a los lados cuando el cristianismo predecible en el que vive la mayoría de los cristianos ignorantes de las cosas que deberán suceder muy pronto, poco o nada comprende de la realidad apóstata en la cual viven millones de personas en el mundo entero que se dicen ser, “seguidores de Cristo”, no obstante, no olvidan jamás su compromiso con Él, aunque la enfermedad o el dolor llegue a veces a sobrepasarlos, aunque las fuerzas parezcan estar desapareciendo, nada ni nadie podrá evitar que en sus corazones, transformados y recreados por el poder de Su Misteriosa fuerza, sean completamente guardados, he allí el milagro, he allí el verdadero y único destino de aquellos que jamás se doblegarán a una forma de fe material y consumista como la que han impuesto tanto predicadores como falsos ministros de Dios de este y otros tiempos. Es claro entonces, si han de ser perseguidos los hijos de Dios, la mayor persecución vendrá desde dentro del propio cristianismo apostata, tal y cual como está sucediendo en este preciso momento, porque no podemos ignorar lo que de verdad sucede, no hay manera, la evidente era comercial en que se encuentra la cristiandad actual, solo hace más claro el recado divino a través de Su Palabra cuando indica que en este tiempo, los mercaderes de la fe harán mercancía con los creyentes, ¿pero con qué clase de creyentes? ¿Con los que leen y reflexionan La Palabra? ¿Con los que no dudan del principio bíblico? De ningún modo, es demasiado evidente además, y valga la redundancia, que dentro del propio cristianismo, no se le permitirá jamás a los verdaderos hijos de Dios defender, ni los principios divinos, ni el pensamiento apostólico tan necesario para mantener a este residual ejército de valientes cristianos, en la posición que Dios desea ellos puedan mantenerse fieles hasta Su Retorno. El Espíritu Santo por lo tanto, juega un papel preponderante en este sentido, porque todo lo que el Señor transmitió a sus discípulos concerniente al Ministerio que habría de cumplir el Consolador, se cumple absoluta y plenamente en ellos, y en todos los que desean obedecer, en primer lugar a Dios, y por supuesto, a los que desean cumplir con los dictados que nos demanda Su Bendita Palabra, antes que las morbosas y desleales interpretaciones que le han dado a gran parte de Su Contenido muchos de estos ya archiconocidos comerciantes de la fe actual.

El imperio de la verdad, yace por lo tanto, en el corazón mismo del cristianismo, el cual, por revelación, se halla en las vidas de aquellos que habrán de dar hasta sus propias vidas con tal de dejar en alto el Nombre Glorioso de nuestro salvador, y no en quienes pretenden, a través de costosas cruzadas comerciales, seducir el alma de muchas personas que aún, y a pesar de la fuerte embestida de esta clase de paradigmas de la indiferencia, mantienen sus almas completamente aferradas al poder transformador de Su Palabra que, a pesar del costoso mercado en cual han invertido hasta sus almas los grandes mercaderes por ustedes ya conocidos, son capaces de ignorar a seductores como Witt y toda esa plaga de meretrices de un sistema colapsado de indiferencia. Por lo tanto, sí existe queridos amigos y hermanos, el imperio de La Verdad, el cual, no necesita los millones de dólares que produce la sola industria de la alabanza en Estados Unidos para existir, no señores, porque está claro que para ganar un Grammy cristiano, no es necesario escribir buenas canciones, no señor, el Sr. Witt y todo su costoso ejército de servidores, nos dejó en claro que su mayor logro como músico supuestamente al servicio de la fe cristiana, está en haber seducido al cristianismo protestante y en haberlo llevado a una de las más esqueléticas formas de fe que jamás hayamos conocido, eso sí que es todo un logro, por ello, UN OSCAR, ¿para qué un Grammy? Para existir eso sí, el hombre no solo necesita un Grammy, sino que además, no decir nada en las letras de sus ya conocidas alabanzas, nada que haga pensar al cristianismo de turno que Dios, el Dios de la gloria y de la verdad, sí está preocupado por el hambre que hay en este mundo por ejemplo, y no por los millones que este comerciante dice haber cosechado gracias al espíritu sensual con el cual se le ha conocido en el medio cristiano evangélico infartante.

Esta triste realidad que hoy vive la cristiandad evangélica mundial, nos debe hacer pensar en la gravedad de los actos que hay detrás no solo de estos comerciantes de la fe, sino que además, de todo el pueblo cristiano que apoya a estos movimientos “espirituales” y nutre su realidad de toda esta porquería, sin dejar de mencionar a los distinguidos Ministros de Dios que les importa un bledo que el pueblo sepa o no lo que La Palabra de Dios dice al respecto, procurando con ello, restar o minimizar en importancia a un problema que La Palabra apostólica sindica como fundamental para comprender el devenir histórico de La fe cristiana. Finalmente, es claro que tanto para los grandes exponentes de la alabanza como para los defensores de estos grandes movimientos, el cristianismo no necesita del factor profético ni histórico, y en tales circunstancias, es claro también que para muchos de los que hemos elegido la disidencia como arma de lucha, ese mismo factor, el profético, será el que terminará por hacer sucumbir a esa realidad, no sin antes permitir con ello, el exacto cumplimiento de La Palabra de Dios en relación a la desnaturalización y distorsión de la fe cristiana en manos de comerciantes como los antes mencionado, lo que en el concepto bíblico recibe el nombre de, “APOSTASIA”. Sin ninguna duda, todas y cada una de las sentencias bíblicas dirigidas específicamente a un tipo de realidad espiritual que no ha querido comprender la verdadera y única vocación para la cual ha sido llamada, esperan solo el momento en que Cristo dé inicio al proceso de su establecimiento aquí en la tierra para dar dinamismo total a ese tipo de expectativa profética y teológica, tema que seguramente no querrán tratar en profundidad en sus cantos, por lo agotadoras tal vez, no obstante, debe quedar claro eso sí, que a pesar de la violencia y del poder con el cual han operado detrás de una fachada supuestamente piadosa, siempre hubo y seguirá habiendo personas, hijos de Dios en este mundo, que no permitirán que sus conciencias enmudezcan y sirvan a otro propósito que no sea el de enaltecer y engrandecer el glorioso Nombre de nuestro Salvador.

¡Eso sí que es un gran logro para Cristo!

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