Wednesday, November 28, 2012

¿Qué hay imposible para Dios?

Ya lo he dicho muchas veces a través de este trabajo, la vida de todos aquellos que padecemos enfermedades crónicas, o simplemente enfermedades incurables e intratables por la ciencia actual, está hecha de momentos, de pequeños pero significativos logros que, para una conciencia espiritual estancada en circunstancias puramente sensuales y materialistas, no tiene importancia, he aquí entonces, uno de los más importantes escollos que nos separan de toda la amalgama espiritualista y comercial que hoy día pretende dictarnos cátedra acerca del poder y de la gracia de nuestro Señor. Aquí es donde se dividen nuestras experiencias, aquí es donde finalmente, nada se puede hacer sino, seguir en pos de tus propias creencias, poner a salvo por lo tanto, todo el equipaje que da sentido a tu vida en Cristo teniendo que sobrellevar tan enorme periplo, se torna a veces heroico, significativamente personal y característico de un alma que no acostumbra a darse por vencida, es además, en estas circunstancias tan extrañas, en donde muchos de los que se mantenían hasta ahora junto a ti, comienzan a desertar, ya sea por cansancio o porque simplemente el zapato les quedó grande, cual sea la razón, el caso es que, el cansancio llega, y uno, por saberse incómodamente inserto en tal realidad, no cuenta con armas para denostar a quienes en algún momento, decidieron acompañarte en esta difícil experiencia de vida que Dios, en Su Eterna pero perfecta Sabiduría, te ha pedido que vivas, por ningún motivo, es que la propia enfermedad te va poniendo al día en todo lo que respecta al verdadero significado de la palabra hombría, y por eso mismo es que también Dios, en mi caso por lo menos, que puede ser el de muchos de ustedes, de manera hasta increíble, me ha permitido rodearme de personas que lenta pero poderosamente, se han ido incorporado a mi dolor, y ellos, con su persistencia habitual; porque el amor es una experiencia constante y diaria en su manifestación, no han permitido que esta forma de deserción, como es el cansancio, haga de esta verdadera ligadura o conexión espiritual, una forma extraordinaria de vivencia cotidiana que nos tiene, en especial a mi familia, valga la redundancia, viviendo una de las más bellas experiencias de vida en Cristo que jamás pensé experimentar, ni menos en mi condición, sin embargo, esta antigua noción de Cuerpo que nos revela el argumento bíblico, apareció en el momento menos esperado en la forma de hermanos que llegaron hasta mi hogar, para manifestarme un tipo de cariño en Dios que yo pensé solo existía en ciertos amigos del alma con los cuales he compartido gran parte de mi vida en Dios.

A pesar de todo, yo necesitaba esta realidad tangible de Cuerpo operando en mi vida, se trataba de una urgente necesidad que solo Dios conocía, porque si yo seguía en semejante soledad, era probable que mis fieles hermanos que hasta esa hora me acompañaban en esta dolorosa pero intensa problemática, terminaran por agotarse, ello mismo nos hizo tal vez reclamar a Dios en la intimidad junto a mi mujer, fueron días muy difíciles, días que estuvieron llenos de dificultades que pensamos terminarían por destruir incluso nuestra fe, y por cierto, varias veces estuvimos en la cuerda floja. Pero no hemos podido olvidar que en esos momentos, amigos como mi fraterno y fiel hermano y confidente amigo en Cristo, compañero de milicia, hermano Danilo Núñez, junto a su esposa, la hermana Janett Marchant de Rancagua, fueron los que se jugaron su amor por este humilde ministro de Dios, y no permitieron, bajo ningún aspecto, que nos pudiésemos deprimir o sentir solos, de ninguna manera, la calidad del cristianismo que ellos nos han manifestado hasta el día de hoy, nos resulta un enorme milagro, o un regalo inmerecido de Dios cuando reflexionamos junto a mi mujer, en las valiosas enseñanzas que hemos podido aprender de semejante experiencia o modo de vida en Dios, uno puede entender que Dios es grande y poderoso, desde luego que sí, pero comprender que, en medio de un mundo materialista y hedonista como en el que nos encontramos viviendo, Dios sea capaz de despertar el interés y el amor por lo que tú haces en personas como las que antes nombré, solo puede ser producto de un milagro, un sorprendente y asombroso milagro que solo Dios puede ejecutar en el corazón del hombre que ha sido lavado y redimido por la sangre preciosa de nuestro amado Salvador, nuestro Señor Jesucristo.

No nos cansaremos por lo tanto de agradecer a Dios por cada una de las manifestaciones de amor venidas de todos aquellos amigos y hermanos en Cristo que nos han hecho sentir que esta realidad de Cuerpo, es una experiencia real y verdadera, el mundo puede hasta jactarse de nuestras convicciones en Dios, sin embargo, nosotros, con nuestra simultánea visión de los hechos que Dios en Su Misericordia nos ha permitido vivir, solo podemos dar fe que el Cuerpo de Cristo existe, aunque muchos cristianos pretendan ignorarlo, aunque muchos cristianos en el día de hoy no hagan siquiera el mínimo de esfuerzo por dar a conocer a otros hermanos lo que de verdad es el amor de Dios. Fue así como uno de esos días, venidos desde tierras lejanas, llegaron hasta nuestro hogar, unos desconocidos hermanos hasta ese momento, que deseaban saber de mi persona y de mi ministerio, ellos, sin saber mi condición y mi drama de salud, tuvieron el valor de venir hasta mi casa y darnos a conocer una vez más, tanto a mis pequeños, Mateo y Efraím, y a mi esposa junto a mi persona, que el amor de Dios no es solo canción, no señores, el amor de Dios, es mucho más que un noble sentimiento, el amor de Cristo es algo que debe impulsarnos a dejar la inercia religiosa que a veces, por largos y tediosos años de nuestras vidas, nos mantiene atados y encadenados a las frías convicciones tal vez de una inocua e inverosímil experiencia espiritual. El amor que Dios desea que seamos capaces de manifestar en un tiempo como este, no puede resignarse a nada, esta clase de amor es capaz de romper el silencio y por lo tanto, nos hace pensar que no todo está perdido, que Dios, nuevamente, en Su Gran Misericordia, podrá ejercer Su bendita Soberanía sobre nuestras quebradizas realidades, impidiendo además, que todo el trance espiritual y la vida que Dios nos dio en calidad de Ministerio, no se pierda, y mejor que aquello, que todo este caudal trasunte, más allá de nuestras experiencias puramente personales y ahora, vuelvan a convertirse en realidades tangibles para la propia vida de La Iglesia de Cristo, aún con la enfermedad a cuesta, ello es lo que hace mucho más valioso el apoyo del Cuerpo en mi circunstancia, de otro modo, hubiese tenido que aceptar que una persona como yo, que debe vivir dependiendo diariamente de la morfina para sobrevivir, no pudiese ser capaz de ponerse en la brecha y salir a predicar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y a la vez, enterarme de todas las cosas que pronto iremos detallando en nuestro trabajo de Blogs y también, si Dios lo permite y me da las fuerzas para ello, en el canal online que estamos preparando para ofrecerles a todos ustedes, nuestra humilde pero honesta visión del Evangelio de Cristo que muchos grandes exponentes de La Palabra de Dios, ya simplemente olvidaron.

Fueron entonces aquellos hermanos, todos ellos, mis queridos amigos de Puente Alto, los que vinieron a corroborar que el Espíritu Santo, no hace acepción de personas, que la doctrina de la Prosperidad está absolutamente desviada del propósito de Dios, porque Dios nos ha demostrado que la enfermedad, no es una justificación para quedarse inmóvil frente a la realidad que todos estamos viviendo, y por lo tanto, Dios puede valerse incluso de una persona con un mal incurable para sustentar Su bendita Palabra:

¿Qué hay imposible para Dios?

Nada pues, así que, teniendo el respaldo de todos quienes forman parte de esta humilde cadena de experiencias en Dios (contarlos a todos me resulta imposible), nos esforzamos a diario junto a mi mujer, la cual ha sido un pilar extraordinario para sobrellevar esta inmensa prueba, no solo para intentar desarrollar nuestras vidas con cierto grado de normalidad, si se puede hablar de normalidad, sino que además, nos ponemos, al igual que Abraham, al igual que los profetas de Dios, en la expectativa divina, esperando que Dios confirme todos y cada uno de los anhelos que forman parte de nuestras esperanzas, creemos que el cariño de nuestros amigos y hermanos en Cristo, ha venido a renovar nuestras vidas, y por lo tanto, la enfermedad no obstaculiza de ningún modo, el sentir que tenemos en este tiempo para servirle a Él, por ello es que agradecemos profundamente a nuestros hermanos de Puente Alto, hermanos que en la persona de nuestro amado amigo, nuestro hermano Carlos, Mauricio, Roberto, sus esposas, hijos y hermanos de esa bella congregación de fieles libres en Cristo, y además, de los antes nombrado y los sin nombrar como, nuestra hermana Elizabeth Otazo, de Puerto Aysen, de mi hermano Jorge, junto a su esposa e hijos sirviendo a Dios en México, y esa larga lista de seres extraordinarios como son la familia Marchant de Rancagua, a mi amigo y hermano en Cristo, Pastor Juan Guzmán y Rosita su esposa, que realizan un trabajo extraordinario para la gloria de Dios, a Ricardo y Javier su hermano, verdaderos pilares de mi vida ministerial en este tiempo junto a su familia de Valparaíso, a nuestra siempre querida y recordada en nuestras plegarias, nuestra hermana Marta de Santiago, que Dios le guarde y le proteja siempre, a mi amigo y hermano en Cristo, Jaime Videla de Quilpué, quienes junto a sus hijos y a su esposa, hemos sido profundamente bendecidos y reconfortados por el cariño y fidelidad a Dios, a mis hermanas y amigas en Cristo que me ayudan con los medicamentos diariamente, y por supuesto, a nuestras amadas familias, en especial a los padres de mi mujer, porque sin el apoyo de ellos, difícilmente podríamos embarcarnos en semejante empresa de fe, a mis hermanas de sangre que son además mis hermanas en la fe, a Marcia e Isabel, y a sus hijas maravillosas, a mi hermano Dino, junto a su familia, que no solo es mi hermano de sangre sino, mi amigo de vida, a todos ellos y muchos mas, muchas gracias, y toda la bendición de Dios para cada uno de ustedes, este humilde siervo de Dios, agradece junto a los suyos, por el inquebrantable cariño que nos han manifestado hasta este momento, solo nos resta mantenernos fieles y hacer todo lo posible por mantener en alto, el siempre Bendito Nombre de nuestro amado Salvador, nuestro Señor Jesucristo.

¡A Él sea toda la Gloria!

0 Comments:

Post a Comment

<< Home