El Cristo que se resiste a desaparecer.
El amor
incondicional hacia un Dios Supremo como Jehová en La Persona de Su Hijo
Jesucristo, es lo que me ha llevado a persistir en esta vida en la condición en
que me encuentro, ello, por supuesto, cuando se trata de la vida espiritual,
porque en la realidad humana, son muchas también las razones que me dan fuerza
para soportar toda clase de inconvenientes relacionados con el dolor. Sin
embargo, es claro que quienes no padecen ninguna clase de mal crónico o alguna
enfermedad que te va quitando la vida de a poco, como el cáncer, o cualquier
otra enfermedad, es obvio que no pueden entender a quienes diariamente detrás
de profundas dolencias, hacemos esfuerzos hasta sobrehumanos por conservar los
valores y principios que nos han sido enseñados de nuestra fe cristiana, es
inevitable que exista esta clase de personas, es claro además, que muchos de
ellos, viven también indiferentes al Llamado de Dios en relación con el
sufrimiento, es más, lo evitan, logran sortear con una sapiencia casi delictual
cada uno de los tantos llamados de atención que hizo Jesús en relación con la
congoja y las amarguras humanas, ellos, por una cuestión de simple economía
espiritual, no serían capaces de comprender que el sufrimiento del Señor duró
apenas unas cuantas horas, a diferencia del nuestro, que en muchos de los
casos, dura casi toda una vida.
Los
cobardes, a mi modo de pensar entonces, no son quienes están dispuestos como yo
incluso, a renunciar a su fe por causa de los ineptos que hoy día llenan y
llenan las filas del llamado Evangelio de La Prosperidad u otras
castas más, de ningún modo, es ahora cuando el carácter oriental de la fe
cristiana, logra tocar profundamente las fibras entrecortadas de mi interior, para
llegar a provocar en el, una profunda necesidad de alcanzar al Cristo que subía
a los montes a orar, y no a esa patética figura de un cristo que la religión
actual, ha alzado como una imagen que debemos reconocer y adorar, sin mediar
ningún tipo de reflexión o necesidad superior. El valor que adquiere uno cuando
debes lidiar día y noche con una enfermedad que te corta la vida, por supuesto
que no es tema para los grandes profetas de la mediocridad espiritual que han
centrado todo su mensaje en el ya conocido y repetido tema del dinero, tampoco
podrían entender que Jesús se pasó el corto tiempo de Su Poderosa vida, sanando
enfermos y expulsando demonios, de manera que es difícil encontrarse en nuestra
realidad con parámetros semejantes, uno mira el panorama y solo advierte la
presencia de avaros, cristianos inmersos en sus deudas, viviendo de sus
esclavitudes, sobreviviendo y apenas alcanzando a comprender que el valor de la
vida en Cristo se encuentra en el amor al próximo, y no en lo puramente
individual y egocéntrico como la vida que te ofrece el marketing actual. Con
una perspectiva de vida semejante, estas personas no son capaces de dar un solo
paso importante en sus vidas espirituales y morales por defender de verdad la
vida cristiana de quienes deben pagar el costo más grande para que los demás,
puedan disfrutar sin culpa alguna de las delicias que este mundo y este sistema
corrupto a diario les ofrece.
El
culto al dios oriental Krishna en tal circunstancia, poco o nada tiene de malo cuando medimos o
comparamos la condición del cristianismo actual, en relación a la manera como
hemos entendido el dolor humano y la forma en que debemos tratarlo, porque una sola
oración por el que sufre, simplemente no sana y ni siquiera puede acercarte un
milímetro a lo que en verdad necesita un enfermo Terminal o crónico. La Palabra de Dios nos
muestra con suma crudeza al verdadero Cristo, en ello no hay objeción alguna,
el cristianismo en cambio, el de los Apóstoles actuales, el de los
profesionales de la fe, el de los cantantes que ganan cifras millonarias por
cantar alabanzas, el de los cristianos que ni siquiera son capaces de
cuestionarse estas realidades corruptas de fe, está en decadencia hermanos, y
se encuentra en decadencia no porque El Cristo de Las Escrituras haya errado en
Su Propósito, de ningún modo, el problema se gesta en la necesidad que mueve a
los próceres de la fe actual, y en la medida que ellos eligen para concebir al
personaje central del cristianismo que es Jesús. Allí, es donde a mi modo de
pensar, se encuentra el cisma o el punto de inflexión, no hay otro, porque para
el cristianismo de las sutilezas actual, resulta mucho más económico y practico
a la vez, aceptar la realidad de un Cristo no relacionado con las dolencias
humanas, el costo por seguir a un personaje de estas características, vuelve a
los seguidores absolutamente predecibles, sin poderosos fundamentos en el área
valórica y espiritual como para discrepar con el sistema, ni con la mediocridad
espiritual envasada que llega a nuestras realidades desde distintos puntos de
la tierra. El hecho asume ribetes de tragedia cuando los enfermos, centro de
toda aspiración ética en el mensaje de Cristo, dejan de tener importancia en
los mecanismos que posee la religión cristiana actual para hacer y reflexionar la
vida de fe.
Las horas
de oración y de reflexión en los montes, el alejamiento del Señor de los
suburbios para hablar y conversar con Su Padre, su estilo de vida absolutamente
austero y oriental, cumpliendo con todo el rigor de una circunstancia colapsada
de ritos, hizo de Su Mensaje y de Su Vida, una posibilidad cierta para los que
esperaban esa clase de Mesías, y no
otro, al igual que los que aún esperamos sumergidos en nuestras dolencias, no
uno a la medida de los secuaces comerciantes norteamericanos, saturados de
carroña, como los predicadores y encantadores actuales, un tipo de Cristo que
no se sirvió de los dolores y esclavitudes de la gente para convertirse en
Salvador del mundo, Él nació para ser un Salvador, no se formó para dar cuenta o
amalgamarse con los religiosos de su tiempo, por el contrario, fueron ellos sus
más grandes y poderosos detractores, a diferencia de los que sí recibieron el
toque de su amor en forma de Sanidad divina, y quienes tuvieron esa fortuna,
supieron que este Cristo, Jesús de Nazaret, era el anunciado por Las Escrituras
y no otro, por ello dice Su Palabra:
Fui buscado de los que no preguntaban por mí; fui hallado de los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba Mi Nombre: Heme aquí, heme aquí.
Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos... (Isaías 65)
Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos... (Isaías 65)
Este era el
destino de un Mesías semejante, Él sabía de antemano que sus coterráneos no
habrían de comprender su mensaje ni el poder transformador de Su Verdad.
Por ello es
que muchos hermanos cuando leen mi Blog, me juzgan y me condenan sin conocerme,
sin saber el por qué yo pienso de este modo. Otros más incautos aún, me
ignoran, pensando que uno se gasta la vida escribiendo pura basura, no
reconocen Ministerio alguno en tus palabras, no se dan cuenta que muchas de las
líneas que han llegado hasta este trabajo virtual, han sido redactadas incluso
desde las salas de un hospital, o cuando el rigor de la enfermedad te puede
hasta quitar la vida. No, ellos no son tan valientes como para acceder a
conocer a alguien que podría hacerlos hasta titubear un poco en su fe acomodada
y mediocre, no señores, solo el que es valiente puede acceder a semejante
mensaje, porque la verdad no solo es cruda en tal condición, sino que además,
tiene un costo, y ese costo está relacionado con el cambio que Dios espera,
opere en nuestras vidas cuando hemos oído un mensaje de esta naturaleza. Hay
personas que se atreven a vivir esta experiencia profunda con EL CRISTO DE LOS
MILAGROS, sin embargo, hay otros que adoptaron desde hace mucho tiempo atrás,
una actitud de conformidad que no va a permitir absolutamente ningún tipo de
cambio que pueda alterar el estado en que en la actualidad vive tal creyente,
él, para tal condición, se ha preparado, se ha instruido, se ha capacitado, no
está en condiciones de dar vuelta y ver todo lo que Dios desea que él vea, por
su puesto que no, el costo simplemente por voltear a ver la verdad marginal, es
absolutamente impagable.
Existe una
infinidad de Cristos en el mundo entonces, existe los corporativos, los
preocupados por el dinero, los incapaces de dolerse con los que sufren. Están
también los intelectuales, que creen saberlo y comprenderlo todo, pero que
jamás apuntan hacia la negación de su Yo, de un eterno Yo que solo conduce a la
separación del hombre de los verdaderos deberes establecidos por Dios en Su
Santa y Perfecta Ley. Pues bien, pero también existen los cristos más pequeños,
como los marginales, los que aún se suben a los cerros a orar, y que buscan con
un afán casi oriental la salud, o el bálsamo que precisan nuestros cuerpos para
seguir luchando, esa clase de cristianos son irreemplazables, no hay manera de
que el cristianismo de las profecías económicas y comerciales, pueda producir
un solo y pequeño de estos importantes cristos, no queridos amigos, para ello,
muchos tendrían que depender menos de los interlocutores mexicanos, colombianos
y hasta argentinos para dar paso a la verdad pura de Su Santo Evangelio, y créanme,
ello, en esta realidad contaminada, solo podría ser operado por Dios, y a
través de un poderoso milagro que en mis parámetros, ya no es posible, no
hermanos, no porque Dios no lo pueda hacer, sino porque cada uno algún día, deberá
dar cuenta de su fe, es decir, de qué realmente fue capaz de defender en esta
vida como valores cristianos, y en ello, Dios no puede hacer más que lo que ya ha
hecho para salvarnos y llegar a nuestras vidas como es, enviarnos a Su Hijo
Jesucristo a morir por nuestros pecados, y dejarnos Su Evangelio para entender
qué es realmente La Verdad
por Él proclamada hace a penas 2000 años atrás.
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