¿A quién sigue el cristianismo actual?
Pero a pesar del enorme expediente acumulado de quejas que me antecede y
que forma parte de ésta, mi quebrajada existencia, a pesar de todo el
voluminoso conjunto de incomodidades físicas que me siguen a diario, imperceptibles
para la gran mayoría de hermanos que dicen amar lo que uno hace para Dios, aún
a pesar de lo incongruente que pueda resultar ello para mí mismo, como un
hombre de Dios, como alguien que pretende estar siguiendo las pisadas del
Maestro, una persona como yo, debe sobreponerse con todas las fuerzas del alma a
cada una de las más diversas situaciones que la vida le depara, aún en estas
condición y no obstante a ello, una persona que ha elegido caminar desde la
propia juventud por el inhóspito desierto de las realidades espirituales, sin
evadir ninguna de las grandes disyuntivas que esta clase de convicciones te
presentan a diario, una persona que se ha construido de esta forma y con estas
características, no tiene otra posibilidad en esta vida como la de “otro u
otros”, que cuando se siente cansado de la fama en Cristo, toman a su familia y
se van de viaje en su propio Yate para evadir el fuerte peso de la realidad, de
ningún modo, eso es para verdaderos siervos de Dios, no para un cretino como yo
que se la ha pasado prácticamente toda la vida sirviendo a este noble propósito,
y que por esta hermosa causa, ha sido ignorado por quienes deberían proteger
este munúsculo canto de Dios. Así que no hay excusa alguna que pueda
justificar, toda la enorme realidad y profundidad de mi dolor fluyendo por mis
venas, nada de ello podría conmover inclusive a quienes tienen la
responsabilidad de proteger y de ayudar a sobrellevar estos grandes dilemas de
la existencia, a los siempre cuestionados y pequeños estamentos de la fe
cristiana, quienes, a pesar del fuerte peso de la realidad confabulándose con
la indiferencia de los progenitores de Gozo Artificial en el Reino de Dios,
también hemos invertido todas nuestras fuerzas y esperanzas en un Retorno pronto
de Cristo a este mundo, el cual indudablemente no puede dejarse esperar más.
Sin embargo, es claro que existen las excepciones dentro de este Reino, siempre
las habrá, es una de las inexplicables maneras de por qué nuestras convicciones
aún, no logran desvanecerse, porque uno podría hasta morirse en esta lucha, y
sin embargo, una gran cantidad de hermanos en Internet, jurarían ante Dios que
te aman y que aman lo que haces con tanta pasión por el Señor, aunque jamás te
llamaron para preguntar por tu salud, o simplemente para ofrecerte con todo el
cariño del alma, algún tipo de ayuda que pueda ayudar a mitigar en parte, el
inmenso dolor que la enfermedad va provocando diariamente tanto en tu cuerpo
como en tu mundo interior, ello, para no convertirte en carga de los que
siempre sacan la cara por los indiferentes. ¿O pensaban que los que servimos a
Cristo en Chile no teníamos necesidades? ¿O basta solo con la compra de un CD y
la oración? ¿O creían que en este llamado, “Reino de Dios” existía solo el
Ministerio de Pastor y Apóstol, y que allí terminaba finalmente el propósito
eterno de Dios?
¡No me digan!
Pues bien, si yo pudiese definir mi experiencia con Cristo en este
angustioso momento, solo tengo que decir que ha sido apasionante servirlo a Él,
que nada en este mundo se le parece, nada ha podido provocar en mí lo que Él
provoca con Su Presencia, sí hermanos, Cristo para mí constituye una pasión
inmensa que a pesar de lo quebrantado que pudiera encontrarse mi cuerpo en este
momento, y debido a la aparición de un Virus poderoso que lo ha desencajado
prácticamente todo en mi ser, la experiencia ha sido verdaderamente fructífera.
Ahora que me encuentro un poco más repuesto y puedo valerme por mí mismo, con
toda seguridad puedo decirles que en el instante en que sentí que lo único que
quería era morirme, descansar finalmente de toda esta fuerte y persistente
realidad de la enfermedad atosigándome con fuerzas, pensaba en los enormes y
sufridos momentos que Él debió pasar por causa de nuestras maldades, y de
inmediato me fortalecía, no sanaba, no me curaba, pero entendía que lo que
estaba viviendo esta vez en mi cuerpo, iba a pasar, en un momento debía pasar,
y al parecer, así fue, por lo menos hasta el momento en que he dejado de
escribir estas líneas.
Amigos, yo de verdad no sé cuándo voy a estar bien de salud, no lo tengo
claro, ni tampoco si Dios tiene considerado en su glorioso itinerario de
misericordia, que me va a sanar totalmente de esta esclavitud, Él jamás ha
venido hasta mi cuarto para decirme que desde ese momento seré sano, es decir, Dios
jamás me ha mentido con respecto a esta enormidad llamada TRAQUEOPATÍA
OSTEOCONDROPLASTICA, tampoco me ha dicho que la experiencia que aún vivo debido
a esta gran dificultad, pronto se disolverá como si nada. Debido a esto, es que
la reflexión no puede pasar obviamente inadvertida por mi, de ningún modo, y es
más, es en esta situación en donde tengo claras divergencias con el
cristianismo actual, debido a que no sé por qué razón, la gente que se encarga
de adoctrinar y de enseñar la fe, no desean que los cristianos, cuando nos
hallamos en dificultades mucho más enormes que nuestras posibilidades, seamos
capaces de confrontar la fe en que hemos depositado todas nuestras
convicciones, es como si nos estuvieran diciendo que con ello, perjudicamos a
Dios, o le hacemos daño al Señor, lo que a mi modo de pensar representa, una de
las formas más violentas de impedir que un ser humano, hecho de carne y huesos,
“porque todavía no tenemos alas según entiendo”, podamos expresarnos libremente
con respecto a lo que nos sucede por causa de nuestras creencias, se trata, a mi
modo de pensar, en una forma moderna de INQUISICIÓN que más bien pretende
proteger los intereses del cristianismo comercial más que los de Dios, es
decir, no dar muestra a la gente que no cree aún en Cristo que esta clase de
fe, no es precisamente una taza de leche, sino por el contrario, una ruta
infinita e interminable de pruebas y dificultades que en la mayoría de los
casos, no se cumple para nada ese viejo precepto de que Dios, “jamás te dará
una carga mayor a lo que tú puedas soportar”, al menos conmigo aquello no ha
funcionado jamás, como tampoco, “todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre, yo
os lo daré”. Y muchas otras promesas más que por viejo ahora, está claro que no
veré cumplidas en mi vida.
A veces saco mis propias cuentas, - ¿Y si hubiese sido sanado por Él? Desde
luego que habría tenido menos problemas para trabajar y proteger a mi familia -
Además, la tremenda inversión que uno debe hacer solo en medicamentos
desequilibra cualquier frágil economía, más todavía si uno es el blanco de un Ministerio
itinerante como el mío, no obstante se trata de una realidad socioeconómica que
muchos compatriotas deben enfrentar a diario, pero que la cristiandad toda y simplemente,
no desea tratar en profundidad, pues los cristianos de hoy, prefieren vivir de
bendiciones materiales y por supuesto, disfrutar de programas baratos que
entrega la televisión basura, las cuales apuntan directamente pero, con una
precisión milimétrica, a una realidad espiritual mediocre que en nada
contribuya a tu crecimiento espiritual ni intelectual, es como si ellos le
estuvieran diciendo al mundo primero, que los cristianos no sufrimos de
dolencias o enfermedades, y luego, que estamos tan llenos de amor, que cuando
un miembro de este cuerpo cae en esta clase de desgracia, el cuerpo todo se
quebranta y las medicinas, como por arte de magia, porque Dios no te sana, o
por lo menos cuando tú lo necesitas, van a llegar a tus manos como si nada.
¡Que mierda no!
Lo realmente triste y doloroso entonces, no es que uno deba enfrentar
constantemente la enfermedad con las de uno nada más, sino que además, es
decir, sumado a ese inmenso dolor llamado cáncer o lo que sea, debes seguir
luchando, pensando a diario en lo que te han enseñado desde que tienes razón,
de que a pesar de todas las cosas, “Dios te ama”, si hermanos, que Dios me ama,
aunque a veces me falta para todo, aunque a veces el dolor te supera y hasta
tirarte sobre una cama te duele. Es ahí cuando mis problemas recién comienzan a
hacer merma de mis principios de fe, porque busco desde la incomodidad de la almohada
el control de la TV., y me encuentro de repente con un predicador que a simple
vista, en nada se esfuerza para vivir, y curiosamente, también se encuentra
hablando del amor de Dios, casi del mismo amor que me fue enseñado, pero,
sabiendo éste, que una hermosa billetera y de este porte, respalda cada aspecto
de tu bella y conmovedora predica, es decir, si tú te enfermas, o si son tus
hijos los que se enferman, el amor que te hayan profesando te permitirá correr,
a cualquier hora de la noche, hasta la cínica o al centro médico más cercano de
donde te encuentres. ¿Eso es lo que te hace un hijo de Dios? ¿El que cuentes
con medios para solucionar esa clase de problemas? ¿Y los que no tienen esa
clase de medios, no son hijos amados de Dios? O peor, según como lo entiende la
pervertida doctrina de la prosperidad, ¿el no contar con esos medios como hijo
de Dios, es solamente porque le has fallado a Él, o porque estas bajo
maldición? Si esto no es una perversión, entonces ¿qué es? Parece ser entonces
que eso sí es amor de Dios, esa es entonces la clase de amor que a mí me habría
gustado conocer en esta vida, no el de estas magnánimas incongruencias que a
diario cuestionan mi forma de pensar y de creer en Él.
Con una billetera estructurada de más que buenos diezmos, podrás siempre
ver la realidad desde una forma de amor que yo no comprendo, al menos no he
tenido nunca la oportunidad de tener, ya que recibir diezmos no ha sido jamás
una práctica que haya formado parte de mi vida ministerial, ello, en la
realidad, representa una de las más patéticas falacias en el campo de la vida
espiritual y del servicio honesto a Dios, ya que los señores Ministros de Dios,
llámese pastores o lo que sea, se las han arreglado muy bien para que el pueblo
ignorante solo discierna en la realidad de los ministerios, a los mismos pastores,
y de este modo, impedir que los Ministerios itinerantes, que también nos
esforzamos en servir al Señor de señores, tengamos acceso a mejores y mayores
bendiciones en lo que se refiere a mejorar nuestras condiciones humanas. No
obstante, a pesar de las grandes necesidades que sustentan mi experiencia con
Dios, según entiendo, los diezmos en el pasado eran ofrecidos a los que de
verdad necesitaban de ellos, es decir, ellos nunca debieron haberse entregado para
que un siervo de Dios, tuviera la oportunidad de cambiar de automóvil o llenar
de viajes su itinerario espiritual con esta clase de ofrendas, no señores, esa
forma de malversación de las riquezas de Dios, están totalmente penadas en los
Escritos bíblicos.
Pero bueno, como nadie me va a tomar en cuenta ni me van a llamar para
que dicte alguna charla que pueda ayudar en parte a aclarar o poner en orden
estas viejas practicas, quiero que sepan que yo, al igual que muchos de
ustedes, también creo en el amor de Dios, por su puesto que sí, creo en sus
promesas, porque de vez en cuando la bendición también, y no como una lluvia,
se posa suavemente como una lenta pero persistente llovizna sobre los surcos de
mi lar, lo cual, invariablemente, no me pone en la misma superficie en donde se
encuentran los requete consagrados e intocables de la fe protestante actual,
por el contrario, la realidad que me toca vivir a diario como MINISTRO DEL
MISMO DIOS QUE EL DE ESTOS PROFESIONALES DE LA FE ACTUAL, me da clara evidencia
de que nosotros, por alguien o algo, estamos siendo tratados como ministerios
del tercer mundo, y nada más, que cualquier clase de pataleo al respecto no
tiene sentido, porque en lo concreto, nadie, absolutamente nadie se la va a
jugar por ti, por ello es que jamás nunca voy a estar de acuerdo con el
enriquecimiento de ministros de Dios que a pesar del discurso bíblico, jamás
pero jamás le han trabajado un día a nadie, y sin embargo, no pueden vivir con
lo justo, siempre necesitan más, lo cual es lógico que termina por
desarraigarlos del gran propósito de Dios, terminando excedidos de peso y con
una forma de vida que al final, ni siquiera sirve para atraer a los suyos a la
causa del Señor.
Así parecen estar las cosas entonces, hoy día manda el billete, el
mugroso y siempre pervertido billete, el que puede comprar la conciencia del
más abnegado e irrenunciable ser humano, es por eso que yo me encuentro en esta
situación, es por ello que muchos pastores no desean verme, a ellos, mi modo de
ser en Cristo, les recuerda que el servicio a Dios, no está tan ligado a la
forma de amor que ellos proclaman a los cuatro vientos, no señores, el ver a
una persona como yo, aún en este tiempo de comercio espiritual en el que todo
tiene valor material, subsistiendo del sonido de unas cuantas cuerdas y un
manojo de canciones, les hace pensar que esta forma de servicio a Dios, atrae
la pobreza.
¡Así de miserables con Dios y con la vida!
Es decir, El Evangelio del Señor ya no es para los que se encuentran
enfermos y necesitan imperiosamente de un médico que pueda curar sus heridas, que
es el espíritu con el cual el Señor Jesucristo hizo Su Ministerio terrenal, sino,
para gente que cuente con recursos materiales onerosos, no cualquier recurso, de
manera que al ministro, en esta realidad, no le falte absolutamente nada de
nada, y que incluso aquello, le sirva para darse algún exquisito gusto por la
vida, a eso hoy día le llaman, Evangelio.
Una de las cosas que la encuesta CASEN no logra aún cuantificar, es el
hecho de que en un país con tanta riqueza como Chile, no se justifica que un
porcentaje como el que ellos han dado a conocer, sea tan pobre, porque según
entiendo yo, la pobreza aquí en mi Valparaíso, no ha descendido, por ningún
motivo, los pobres existen a montones, y al ser los sueldos tan miserables, no
permiten a esa inmensa cantidad de seres humanos, otra clase de vida, y todo
ello sucede por una sola cosa, que como les decía, la CASEN no trata, y es el
hecho poderoso de que en nuestro país, lleno de grupos selectos que ganan
millones y millones de pesos, a muchos de los que pertenecen a esta clase de
castas, les importa un comino de que exista, en primer lugar, la estadística
como tal, y luego, que un enorme conjunto de compatriotas ganen lo que este
otro grupo y su entorno, se puede gastar en una sola tarde en un Restauran, o
en una tienda como ZARA O FALLABELLA. De inmediato entonces comienza a tener
sentido en mi mente el concepto o la idea de que la miseria espiritual, más que
la material, es la que finalmente está ahogando y asfixiando a todo ese conjunto
de personas que debe a diario hacer enormes esfuerzos solo para subsistir, me
doy cuenta además, que la huella del inmenso monstruo que corroe y destruye a
nuestra sociedad, avanza, a pasos realmente agigantados, si señores, no lo mide
la casen ni alguna otra entidad que dedique todos sus esfuerzos y energía a
jugar con las estadísticas, porque en cuanto a estadísticas, al parecer somos
campeones mundiales, pero en el hacer por los demás, prácticamente estamos en
deuda, al menos así lo demuestra la propia encuesta. Así que el verdadero
Espíritu Santo de Dios, no el que promueven las dictaduras que han llegado de
forma absolutamente prohibidas por LA PALABRA DE DIOS a nuestro país, como si
fueran la panacea a nuestros dramas de la vida en Cristo, no guarda silencio en
un país en donde estas realidades, simplemente pasan inadvertidas para quienes
a diario tienen por hábito, esclavizar a sus congéneres con tal de que a ellos,
no les falte nada de nada en esta vida, pregúntese:
¿Cuántos Senadores y diputados de la UDI y del partido que sea, renunciarán
por Ética al Congreso después que se ha dado a conocer lo del Banco Penta?
¿Cuántos generales y almirantes ofrecerán un servicio a la patria,
renunciando a parte de sus benéficos sueldos para proteger la vida de los que
más sufren en esta vida y en especial, en este país?
¿Creen acaso que ellos en el Congreso se rebajarán sus sueldos debido a
esta encuesta?
Y por consecuencia de esta misma encuesta, ¿creen ustedes que algo
cambiará en la realidad, como los grandes dramas de la salud pública? ¡No me
hagan reír, ello no tiene implicancia alguna en la realidad, se trata de un
viejo hábito que aún no podemos erradicar en nuestras sociedades, porque si le
diéramos más importancia a la vida del alma, de seguro ni siquiera
necesitaríamos de las estadísticas!
Realmente son una vergüenza, y si la casen se preocupara de medir el
estado del alma de la humanidad o de los chilenos en general, les aseguro que
en cuanto a miseria espiritual, la estamos reventando, si hermanos, porque es
el ser humano corrupto, y no otro, el que hoy día nos está gobernando desde su
mimetizada realidad, no es el diablo de cachos y disfrazado de rojo como el que
nos pinta el cine norteamericano comercial, el que hoy día hace y deshace en
nuestro mundo, por el contrario, el diablo de este tiempo, fue a la
Universidad, se preparó, se capacitó, eligió las palabras, y cuando tuvo la
oportunidad, se contactó con los poderes fácticos de este miserable país, y los
hizo sus socios, así que ahora, como uno que hizo un master en economía en una
de las más ilustres universidades de la Puta norteamericana, llega a estas realidades
y se viste de cuello y corbata, de manera que puede ser ubicado en casi todos los
lugares donde haya presupuesto estatal para lo que sea, total los cara dura, ni
siquiera se van a ir a asomar después por algún centro penitenciario, esa clase
de lugar no es para esta casta de ladrones en mi país, la cárcel sigue siendo
para los más pobres y marginados de la sociedad chilensis, por lo tanto
hermano, este diablo actual, no el del infierno con fuego y toda esa
pirotecnia, finalmente no se encuentra allí, por nada del mundo, no lo busquen
ahí, el infierno no es un lugar para él aún, porque él se cree muy bien lo que
pretende ser, piense en las cantidades ignominiosas que políticos de todos los
partidos gastaron solamente en sus campañas hasta aquí, y se dará cuenta de
porqué les cuesta tanto a estos energúmenos solucionar los problemas de la
gente, al menos los de la gente común. Es triste darse cuenta que la sola
campaña de Bachelett, que se dice ser socialista, costó varios millones de
dólares, cuando en mi patria hay compatriotas que a veces no tienen nada que
llevar a sus casas. Lo que hoy día necesitábamos, no eran más políticos, al
cuerno con todo eso, lo que nuestra patria necesita, es misericordia, es
piedad, es CARIDAD y no amor, CARIDAD como la expresó y enseñó el Apóstol Pablo
allá en el puerto de Corinto, de manera que los Hospitales y Consultorios
públicos, junto con la educación de este pueblo, realmente responda a las
verdaderas expectativas de lo que nosotros esperábamos cuando se decía que la
alegría ya venía. Todo aquello era solo un sueño, un bello y exorbitante sueño
que sirvió para que los eternos selectos de las cúpulas sociales y políticas de
este país, se convirtieran en ricos gracias a la miseria que han propagado
desde los intocables e inaccesibles domos de la infame política chilensis,
burgueses modernos que jamás les interesó de verdad el bien común ni menos el
servicio a los que sufren en esta patria, no obstante, fuimos capaces de creer
que las cosas sí podían cambiar, sin embargo, no hay que cavar tan profundo
para darse cuenta de cómo políticos tanto de DERECHA como de IZQUIERDA, se han coludido
para granjear enormes sumas de dinero, lo cual, en un país lleno de pobres y de
personas que no tienen atención de calidad en los servicios de salud pública,
constituye en una de las más vergonzosas demostraciones del estado espiritual
en que se encuentra la realidad de Chile, lo cual nos deja al borde de lo
enajenación como sociedad, ellos, los servidores públicos, como se ha hecho
llamar, se han hecho millonarios con los problemas de la gente, eso es lo que
nos ha traído la mal llamada DEMOCRACIA, una enorme y horrorosa GARRAPATA
enquistada en el alma de nuestra sociedad, moviéndose con suma lentitud entre
las vertiginosas realidades de nuestros conciudadanos, y esclavizando a diario a
quien se le ponga por delante, recuerde que se alimenta de sangre y del alma de
este pueblo, y como una ignominiosa realidad, se halla ubicada nada menos que
aquí, aquí, en el mismo corazón de esta adolorida y empobrecida metrópoli, en
medio de nosotros, frente a todas nuestras dolencias y tan humanas
fragilidades, casi como un burla, como una constante paradoja que no nos permite
mirar el futuro con verdaderas y justas esperanzas.
¿A quién beneficia entonces la política, o los políticos?
¿Qué beneficios nos ha traído a nosotros cuando, por la realidad de la
enfermedad que padezco nada más, hace poco debí permanecer más de cinco horas
en un servicio de emergencia esperando por una atención que simplemente no
llegó?
¿Para qué realmente sirven los políticos si no ayudan a mejorar la
condición humana de sus hermanos?
Muchos cristianos no desean hablar ni oír hablar de estos problemas, a
esta clase de dramas ellos les llaman, ”dramas de los políticos”, y los
cristianos obviamente, no deben inmiscuirse en política. ¡Al carajo con todo
eso! Dios no nos ha puesto en este mundo podrido para que seamos contemplativos
de la realidad como los tibetanos, no señores, es en el poder de La Palabra de
Dios y en Su Glorioso Nombre que los PROFETAS en el pasado, hicieron oír sus voces,
al costo de morir incluso por declarar mensajes contestatarios relacionados con
la justicia y el derecho, no los derechos humanos, porque esa clase de derechos
ya estaba declarado anatema por la actitud de los propios jueces y ricos que
humillaban a los seres humanos en los tribunales de aquellos tiempos, sino, el
derecho de Dios de gobernarnos.
El silencio de la Iglesia Evangélica en Chile está más que asegurado
entonces, eso sí que está más que claro para mi, todo por lo que lucharon
muchos valientes hombres de Dios en el pasado en nuestra patria, se fue por el
inodoro, y a ellos simplemente les ha importado un carajo, ¿por qué? Porque
solo piensan en el billete, en los diezmos, en la plata, la que en tiempos del
Apóstol Pablo, ya había cobrado el alma de varios y buenos cristianos. Este
parece ser el destino de nuestras realidades, nos perderemos tal vez, en medio
de las podridas vertientes subterráneas que llevan nuestros desechos, solo
porque a unos corruptos representantes del Evangelio de la Prosperidad, les
importó nada el esfuerzo y la valentía con que en este mundo, fuimos muchos
cristianos honestos, capaces de defender hasta con nuestras propias vidas las
convicciones que el Señor nos traspasó con Su Santo Espíritu. Así que el dolor
en algún momento aumentará, el dolor del alma, porque ya no habrá necesidad de
reclamar a nadie la veracidad de Las Escrituras, desde luego que no, porque
para vivir una vida como la que hoy día han pretendido los propios Ministros de
Dios, no se necesita tanta majadería en torno a una verdad que pertenece a otra
época, a otra realidad, no a esta, no a la de Chaparro, no a la Édito Espinoza,
no a la Witt, no a la de cualquier Ministro de Dios que aferrado en su corazón
a las ganancias obtenidas por predicar el Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo, hoy día dicta cátedra del amor de Dios, incluso en lugares en donde
la verdad bien podría transformar la vida de esa clase de personas e infundir
en ellos, una verdadera y sublime emoción que nos haga volvernos al verdadero
sentido de la CARIDAD de Cristo que reside, ya no en las prédicas de los
famosos, o en los cantos de los profesionales multimillonarios que hoy día
hacen nata del pueblo que les acoge y les protege, sino, en las aún vigentes
páginas de este antiguo y maravilloso libro que me sigue desafiando a diario, en
la controvertible pero siempre admirable Persona de Nuestro Señor Jesucristo.
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