Saturday, February 21, 2015

El duro costo del engaño.







Me encontraba sirviendo al Señor en medio de toda esa descomunal inmensidad llamada Santiago, a los pies del Cajón del Maipo, en casa de mis hermanos, cuando, en una noche calurosa de Marzo se desató la tragedia, una escalofriante y dolorosa tragedia sin precedentes en nuestra historia; aunque siempre latente en nuestra memoria, cada uno de los momentos que hemos debido enfrentar debido al azote de los terremotos, casi una costumbre en nuestras tierras; porque la naturaleza, nuevamente, convertida ahora en una temible tempestad, en un arrollador y destructivo torrente de lodo y hielo derretido, llevando en su curso rocas, troncos, incluidas vidas humanas, volvió a vestir de luto a nuestra nación, mostrándonos su lado más terrorífico, su lado más impredecible, tanto así, que pese a los endebles informes meteorológicos que anunciaban lluvias no acostumbradas en esa parte del país, nada hacía prever lo que se venía sobre una gran parte del Norte de Chile.

Las imágenes hasta hoy, dantescas, impresionantes, han sido más que aclaratorias, ellas dan cuenta de un estado en el que la naturaleza, con todos los mecanismos con que cuenta a su disposición, sobrepasó aquellas horas con una violencia inusitada, toda la evidente fragilidad de una forma de vida que aún no comprende que la tierra toda, tal como lo dicta Su Bendita Palabra, sufre dolores de parto, esperando sí, ser revestida de una nueva naturaleza, es decir, nos encontramos frente a una manifestación clara y objetiva de un tiempo que la inspiración y revelación bíblica, define como, “la antesala o introducción a uno de los procesos más oscuros y decidores de la historia de la humanidad”, se trata de la puesta en marcha del llamado proceso de la redención humana en una de sus últimas fases, y en la cual, la naturaleza, jugará al igual que cuando Israel fuera liberado de la mano de los egipcios por intervención directa de Dios, un importantísimo papel, ello, debido a que cada una de estas fases ha de representar para la cristiandad toda, algún importante o significativo elemento en el campo profético y escatológico. Obviamente, para el pensamiento secular, este tipo de fenómeno, como viene siendo la característica, solo será interpretado desde la perspectiva del cambio climático, exceptuando la tremenda importancia como decía, dentro de la realidad PROFÉTICA Y ESCATOLÓGICA, pues no se trata de una situación ajena al contexto espiritual, sino, de una circunstancia absolutamente unida a la manifestación del mensaje de La Cruz, y de cómo el hombre, cautivo dentro de este sistema de cosas, ha ignorado sistemáticamente el mensaje de Dios para este tiempo, lo cual además implica, dentro del plano de La Iglesia de Cristo y del Reino de Dios, que toda esta manifestación de fenómenos naturales a través de todo el mundo, incluido nuestro querido y vapuleado Chile, tiene como objetivo central, no solo señalarnos el tiempo que estamos viviendo dentro de la trama espiritual y profética, sino que juntamente, servir a la cristiandad y al sistema secular, como señales absolutamente legibles de que La Palabra dicha por Dios, en este, y en otros tiempos a través de sus diferentes y certeros interlocutores, se cumple, en toda su cruda y real dimensión.          

El sufrimiento humano entonces, situado en el centro de todas estas magnánimas tragedias, aparece como una forma casi fantasmal de vida, o en su defecto, como el resultado de lo cruel e inhumana que puede llegar a ser la naturaleza cuando ella, totalmente fuera de control, se desborda, y por lo tanto, es capaz de doblegar cualquier forma de defensa con que contemos para contenerla, la fragilidad del ser humano en tal condición, se torna evidente, irrebatible, irreversible en muchos de los casos, pues al parecer, no contamos con instrumentos aún que nos permitan hacer pronósticos claros y objetivos en lo que respecta al hecho de anticiparnos frente a cualquiera de estas desastrosas manifestaciones de la naturaleza, a pesar de todo lo que hemos avanzado en lo referente a tecnología, por lo menos aquí, dentro de nuestro país. No obstante, el problema no parece estar afectándonos a nosotros nada más, la información con respecto a las diferentes modificaciones que ha sufrido el clima, nos hablan de fenómenos naturales en casi todo el orbe mundial, y los cuales, hace un tiempo ya, comenzaron a dejar sus evidentes huellas dentro de un mundo que no comprende o no desea comprender, la importancia de tales fenómenos en la perspectiva espiritual y profética que nos ha tocado vivir en estos tiempos. Dicha fenomenología entonces, ha ido inexcusablemente provocando, al convertirse en un hábito, no solo una nueva comprensión acerca de lo que entendíamos de este factor tan importante para la subsistencia y desarrollo de vida en la tierra, sino que además, un nuevo conocimiento de la propia geografía de los lugares en donde la naturaleza está jugando un papel preponderante, tal como parece ha ocurrido en el Norte de Chile. El problema se torna absolutamente impredecible para los mismos metereólogos, pues no sabemos la manera en que la naturaleza nuevamente, hará su aparición, dejando una vez más a través de su poderosa intervención, una imborrable e ineludible estela de dolor que aguardaba en silencio su oportunidad, lo cual nos deja casi en manos de la propia naturaleza sin saber cómo defendernos de algo tan enorme e impredecible.

Los parámetros espirituales al respecto sin embargo, se mantienen invariables con el paso de los años, en la medida en que el hombre, asentado en su mundo de arrogancia e indiferencia, es capaz de continuar rechazando el mensaje de Salvación, actitud con la cual nos acerca necesariamente, al epílogo o final de un período que los interpretes bíblicos han llamado El Tiempo de La Gracia divina, y nos pone ahora frente a una época en la cual, muy decidores y profundos acontecimientos escatológicos, harán su intervención en la existencia o vida humana, acompañados de fenómenos naturales al igual que en el pasado, dejando muy en claro que la profecía bíblica, a diferencia del espíritu agorero y de engaño que hoy día opera en los hijos de perdición, no tiene relación alguna en sus estimaciones con el proceso de La Redención del hombre, por lo que, la condición del cristianismo en la antesala del Retorno de Cristo a este mundo, será de fundamental importancia, ello, debido a que solo a La Iglesia de Cristo lavada con La Sangre del Cordero de Dios, se le ha asignado roles proféticos que de verdad estén en íntima conexión con El Propósito de Dios, a nadie más, es decir, como la humanidad toda se encuentra bajo la influencia del espíritu de engaño, que según la carta del Apóstol Pablo dirigida a los hermanos de Tesalónica, ha sido enviado por Dios mismo al mundo para que la gente crea a la mentira y no se convierta, implica que, los hombres afectados por este espíritu, podrán declarar La Palabra de Dios, incluso, de manera parecida o igual a la forma en que La Iglesia de Cristo ha de manifestarla a este mundo en sus aspectos profundamente proféticos, escatológicos o redentivos, pero, con la salvedad, de que se trata solo de una palabra, una palabra sin GRACIA DE DIOS, sin Unción para transmitirla como lo hace cualquier hijo de Dios cuando, por dirección del Espíritu Santo, es movido en este mundo a expresarla a otras personas en el Nombre de Jesús, que en el caso de los adivinos y entes televisivos actuales, ya es de uso constante, pero que en ningún caso se trata de La Bendita Palabra de Dios, la que junto con traer revelación al corazón y espíritu del hombre, trae consigo también la necesidad de CONVERTIMIENTO.
  

Está más que claro entonces que la medida de Dios, en su aspecto más profético, busca evidenciar a los propios hijos de Dios, que si bien El Señor en este tiempo ha permitido que un espíritu como el que hoy día opera en los hijos de perdición, también opere en el cristianismo apóstata, ello ocurre simplemente porque Él, en Su inmensa e incomprensible Sabiduría para nosotros, solo desea que Su Bendita Palabra, forjada en el Conocimiento y en la exactitud que le permite su Carácter divino, llegue a significar para el ser humano que aún no comprende la importancia de la fe en Jesucristo, que el PROCESO REDENTIVO en el día de hoy, es una completa y muy clara realidad, objetiva y tangible, y por lo tanto, la humanidad no cuenta con explicaciones o excusas fundamentadas como para evadir el profundo e insistente Llamado que está haciendo Dios, como decía al principio, a través de todos sus diferentes interlocutores. Así que, la cultura de los pueblos dentro de este tipo de expectativa, no tiene importancia alguna para Dios cuando ésta, al ser confrontada por una esperanza de la naturaleza de nuestra fe, se ve absolutamente superada por ella, es en esta realidad entonces cuando, la naturaleza, la que todos conocemos y percibimos, comienza a parecerse más a un instrumento de la Justicia de Dios que a otra cosa, lo cual de inmediato nos trae a la memoria, por obra del Espíritu Santo, aquellos momentos en la historia en el cual Dios, habiendo hablado de tantas y diferentes formas al espíritu del hombre, este simplemente ignoró La Voz de Dios, provocando no obstante y de inmediato, una condición de abandono de parte de Dios hacia quienes, a pesar del folclor de los pueblos, de sus infinitas y muy diferentes demostraciones del espíritu religioso que en el caso del Norte de Chile, acoge y domina a tales personas, pero que en lo concreto, nada tiene que ver con el Llamamiento de Dios ni con El Propósito Eterno. Aún así, queda establecido en la conciencia de las personas de que Dios, si ha dado fuertes y muy decidoras demostraciones de un Amor que ha sido muy mal comprendido por los pueblos de la tierra, no solo por el mundo inconverso, sino que además, por una forma de cristianismo que aún no tiene pretensiones siquiera de admitir, que ha pesar del Llamado de Dios, de la evidente y preocupante hora que nos ha tocado experimentar, ha perdido un tiempo importante en cosas que en esta realidad profética, carecen de total relevancia. La Redención humana en tanto, no es un mensaje que los pueblos hayan asumido ni menos comprendido en el sentido en el que Dios desea sea comprendida Su Bendita Palabra, por el contrario, los entes reflexivos de nuestras sociedades, absolutamente apartados del Propósito divino, no conducen con su modo de entender la realidad a la gente, a un mensaje semejante, para ello tendrían que convertirse y declarar que han estado equivocados, y que la verdad dicha por Dios en otros y en este mismo tiempo, tiene como principal objetivo, hacer volverse al hombre a la mirada que Dios nos está haciendo a través de su principal medio de salvación, que no es otro que su propio Hijo, El Señor Jesucristo. Por eso mismo es que la filosofía, el conocimiento secular, el humanismo, y toda una montaña de otras extravagancias humanas más, no cumplen con el propósito de aclararle al hombre su real condición frente a Dios, por el contrario, lo alejan, para ello Dios dejó a Su Iglesia en este mundo, no la católica, no la protestante, no la Pentecostal, sino, a una existencia de personas que se han aferrado fuertemente a La Persona de Jesús y han creído en Su Palabra. El por qué el hombre debe redimirse, es un tema que cada uno debe resolver, el mensaje de La Cruz para tal circunstancia, siempre ha estado disponible a todos quienes de verdad desean resolver esta clase de problemas, a pesar de los hierros humanos, a pesar de la inmensa cantidad de quejas que tengamos contra todo tipo de organización que diga estar representando a La Persona o al Carácter de Cristo aquí en la tierra, la problemática por el contrario, pasa entonces por otro estado, y este dice tener claramente relación con el corazón y espíritu del hombre, tal como lo ha venido planteando Su Palabra a través de casi todo el transcurso de la vida humana. La Biblia por lo tanto, como una verdadera y certera herramienta de revelación y enseñanza, se transforma en el único libro de inspiración divina que plantea al hombre, una realidad espiritual de perdición si es que este, no intenta a lo menos resarcirse de su condición de pecado, por lo tanto cabe la pregunta en tal condición, de que si de verdad las personas del Norte de Chile, las del Centro, las del Sur, en fin, todas las personas, serán capaces de reconocer que Cristo, el que un día murió por todos nosotros en una cruz, el que resucitó de la muerte, El que la profecía dice que vendrá a buscar a Su Iglesia, es lo suficientemente poderoso como para transformar con Su Bendita Presencia nuestras vidas que naufragan.    

La ausencia de Dios entonces, se deja sentir en medio de tragedias como las que nos ha tocado vivir, aunque nos parezca doloroso, aunque nuestra mente se resista a creer que Dios también se cansa de esperar a la gente, el problema es que si Dios no hubiera dejado registro de Su Consejo, las personas tendrían razón, pero la evidencia de Su Palabra dicha miles de veces por los profetas que Él tiene dispersos en este sistema, y que el propio cristianismo organizado y secular ha ignorado, no nos permite evadir semejante evidencia espiritual, porque al parecer Dios, queriendo aclarar a los hombres Su Verdadero y Real Propósito, no solo desea que comprendamos que al rechazar el mensaje de La Cruz en toda su profunda circunstancia REDENTIVA, Y NO CULTURAL O FOLKLORICA, como acostumbra a manifestarse la gente del Norte de Chile con sus representaciones religiosas, estamos también dando la espalda a Su Persona y a la claridad de Su mensaje, lo cual define entonces el proceder actual de UN Dios, que a pesar de haber dado claras muestras en la historia de Su Amor por la humanidad, esta vez, apuntando al cumplimiento de los acontecimientos profetizados en Su Palabra, comienza a oponerse a que los pueblos, a pesar de su enorme arsenal de cultura basada en un catolicismo añejo y retrógrado, como el que se cultiva en casi toda nuestra patria, incluido el Norte de Chile, con todas sus expresiones culturales religiosas de planta y carentes de REVELACIÓN DE DIOS, comience en el día de hoy, a dar cuenta de una condición de profunda separación con respecto al Plan de Dios y de Sus Propósitos establecidos mucho antes de la creación del mundo en una época Eterna y distante para la conciencia limitada del hombre. Dios en cambio, ha dado curso a un momento en la historia humana que muchos cristianos, esperanzados en sus promesas, simplemente aguardaban con el alma, porque esta clase de personas, no se quedaron con lo que la gente o el saber popular de las gentes fomentaron en esta tierra, desde ningún punto de vista, a lo largo de los años hemos vivido rechazando lo que el espíritu de este sistema, en forma de religiones, o de intentos humanos por comprende el propósito divino, en forma de políticos corruptos, en forma de cultura, en cualquiera de los envases, nos han querido imponer, pero que, apoyados por una Presencia sobrenatural de Dios en estos días, aún se haya a la espera y en alerta acerca de un momento crucial para la historia de la humanidad.

La medicina para semejantes tragedias se encuentra a nuestro lado, sin embargo, la soberbia humana, la de los políticos corruptos, la de los jueces pusilánimes, la de los canales de televisión que solo muestran porquería y una forma de vida basada en la degradación y depredación del hombre por el hombre, la de los policías que no hacen bien su trabajo y dejan a la gente a la intemperie, absolutamente expuestos al peligro diario de las pandillas que se toman nuestras poblaciones como si nada, son solo algunas razones que tiene Dios para permitir que similares tragedias dentro de nuestro tiempo, nos estén aguardando. Piense solamente en la cantidad enorme de gente que hoy en nuestra patria, vive, a pesar del inmenso dolor que padece la gente de nuestra patria en el Norte, totalmente indiferente a lo que les ocurre a nuestros compatriotas, es decir, vea usted la cantidad de fiestas y de juguetón que se baila y canta por estos días, cuando de verdad debiera esta nación estar bajo un temido y profundo LUTO, Y NO DE FIESTA.
Pero los señores interpretes y modeladores del espíritu y vida actual del chileno común y corriente, no lograrán relacionar estas cosas con las que han de venir, la mano siempre vendrá peor, recuérdelo, y no porque Dios lo haya querido así, se trata solamente de la soberbia humana. Pues bien, y finalmente, ellos no pueden vislumbrar que en vez de amortiguar con sus conductas el estado del Carácter de Dios con respecto a la situación de nuestras vidas espirituales, lo que hacen con su conducta retrógrada, es empeorar la condición nuestra delante de Dios, ello me hace presagiar con toda y serena honestidad, que a nuestra Patria, aún han de venir grandes y muy dolorosas tragedias, porque al parecer, en nuestro Chile, partiendo de quienes nos gobiernan, Dios nada tiene que ver en todo este cuento, por el contrario, mientras más se acerca el día de Su Venida, la ceguera para estar dando luz de que nuestros gobernantes, no desean reconocer que Dios, El Dios de toda la tierra y del Universo, incluidas sus pequeñas y soberbias vidas, tiene toda la Autoridad para exigir de ellos, primeramente, que se conviertan y busquen con todo el corazón, Al que hizo los montes y los mares, pero que al igual de haberlos creado, también es capaz de utilizar esas mismas fuerzas para desentrañar el pecado en el cual vive hoy la humanidad toda, incluida nuevamente nuestra querida Patria llamada por todos, CHILE.


Esto no termina con la reconstrucción de Concepción, de un Valparaíso siniestrado varias veces por el fuego o intentando reponerse de un Terremoto, las tempestades o lo que sea, incluida la tragedia de un Norte que nos ha dejado en evidencia que las castas que dirigen a esta sociedad desde Santiago o donde sea, y que llevan a nuestra sociedad al más desconcertante abismo en el campo de la vida espiritual y moral, nos dejan sin ninguna otra posibilidad más que la de plantearnos un contexto semejante a la situación de Israel en Egipto, y por lo tanto, la declaración de Moisés a Faraón, parece ser el mensaje más decidor para una forma de cristianismo que sí desea o añora la vida que Cristo le ha ofrecido:

“¡Deja ir a mi pueblo¡

… ello se hace sentir con toda su fuerza en nuestros oídos y en nuestras conciencias, y en los propios oídos de una sociedad que ha establecido sus bases sobre los frágiles elementos que le proporciona la sociedad de mercado, lo que lamentablemente a mi modo humilde de pensar, solo traerá más y más dolor, es inevitable. Esto recién comienza entonces, y vaya como ha comenzado. Los cristianos verdaderos, alejados de las multi-formas que adopta el sistema religioso, aguardan el momento de la liberación total, ello solo acontecerá cuando El Cristo de La Gloria aparezca en las nubes y nos haga partícipes del gran anhelo de Dios:

“A dónde Yo Estoy, deseo que también ustedes estén.”

 “ Voy pues a preparar un lugar para cada uno de ustedes.”   

Lo dijo antes de partir, antes de dejar este mundo, pero no hemos quedado huérfanos como Él mismo lo declaró, Su Espíritu Santo es el que nos declara Su Mensaje a diario, Él es el encargado de indisponernos contra la incongruencia de este oscuro sistema plagado de mentiras, Él es el que nos prepara para el gran encuentro con nuestro Señor. En cambio, parece ser que el mensaje de Las Plagas de Egipto, estuviera tomando una tremenda importancia en nuestras vidas, porque Presidentes con la arrogancia de un Faraón como el que humilló al pueblo de Dios allá en Egipto, hoy día son prácticamente una cotidianeidad, necesaria para la construcción y mantención de sociedades como las nuestras, si, una gran necesidad para cuidar y proteger los intereses de los poderosos de una forma de mundo que ha dejado de pensar en la responsabilidad que tenemos frente a Dios, por el contrario, todo el armamento valórico con que cuenta hoy día solo nuestra sociedad, deja en evidencia que para quienes nos gobiernan, El Propósito y Dios, simplemente no existen, y por lo tanto, ni siquiera ignoran el mensaje de La Cruz, para ellos, la vida espiritual y todas sus demandas, no tiene sentido, aunque para todos los que hemos creído en Él, no se puede vivir un solo día sin Él, no se puede luchar con una enfermedad como la que me aqueja a diario, tan fuerte y poderosamente actuando en mi contra, pero sin impedirme sentir que Él, El Señor de señores, es toda una realidad en nuestras vidas y por lo tanto, no dejará nuestra fe inválida de afectos y repuestas tan necesarias para nuestra vida en Él. Lo valórico, lo Ético, lo espiritual, lo Moral, es verdad, ya no tiene sentido en medio de una sociedad alienada para no percibir el mensaje La Cruz, contrariamente, la sociedad nuestra, después de los acontecimientos de carácter naturales que nos han asolado, cree inocentemente que solo con una reconstrucción las cosas continuarán tal como antes, no percibe que la hora se aproxima, la hora en que deberemos dar cuenta a Dios de nuestros actos, todos, incluidos los políticos, los de Penta, el hijo de Bachellet, su esposa, los generales, los que han defraudado a los pobres con falsas promesas, los jueces corruptos que inclinan la balanza de la justicia a favor de los adinerados, los policías incompetentes que no hacen bien su trabajo, los que jamás consideraron a Dios en nada, absolutamente en nada, todos tendremos que dar cuenta de nuestro despilfarro, o simplemente oír cuando Dios diga, “venid benditos de mi Padre”, ¿pero los demás?     


No se puede ser tan inocente cuando la evidencia de la creación da cuenta de un Dios que todo lo ha hecho en su tiempo y bien, y que desde el momento en que el hombre dio la espalda a este bondadoso ser, la cosas no han marchado bien para el propio ser humano. Nada aún se halla resuelto, desde luego que no, aún el hombre, el individuo de la calle, el otro como nosotros, el que nos dicta las noticias en la noche, el que nos anuncia qué hará en su agenda La Presidenta tal y cual día sin decir siquiera si Dios quiere, este hombre de la arrogancia, aún tiene un tiempo precioso para valorar lo que hombres dispuestos nos han señalado en la historia con su mensaje, el dejar para otro día algo tan fundamental, puede ser mortal, si amigos, la tragedia podría encontrarse a la vuelta de la esquina, el comportamiento del clima en estos últimos años solamente, es solo un reflejo de la incongruencia del hombre de creer que uno mismo, con toda nuestra artillería de explicaciones, es suficientemente capaz de dirigir algo tan complejo como nuestra propia vida, para ello Dios mandó a Su Hijo Jesucristo, ignorarlo puede tornarse fatal, incluida a nuestra Presidenta, incluida a toda la casta política que dirige los destinos de un país que se encuentra, creámoslo o no, en el centro de un evidente y ya traumático LLAMAMIENTO DE CARÁCTER DIVINO.

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