El duro costo del engaño.
Me
encontraba sirviendo al Señor en medio de toda esa descomunal inmensidad
llamada Santiago, a los pies del Cajón del Maipo, en casa de mis hermanos,
cuando, en una noche calurosa de Marzo se desató la tragedia, una escalofriante
y dolorosa tragedia sin precedentes en nuestra historia; aunque siempre latente
en nuestra memoria, cada uno de los momentos que hemos debido enfrentar debido
al azote de los terremotos, casi una costumbre en nuestras tierras; porque la
naturaleza, nuevamente, convertida ahora en una temible tempestad, en un
arrollador y destructivo torrente de lodo y hielo derretido, llevando en su
curso rocas, troncos, incluidas vidas humanas, volvió a vestir de luto a
nuestra nación, mostrándonos su lado más terrorífico, su lado más impredecible,
tanto así, que pese a los endebles informes meteorológicos que anunciaban
lluvias no acostumbradas en esa parte del país, nada hacía prever lo que se
venía sobre una gran parte del Norte de Chile.
Las
imágenes hasta hoy, dantescas, impresionantes, han sido más que aclaratorias, ellas dan cuenta de un estado en el que la naturaleza, con todos los mecanismos
con que cuenta a su disposición, sobrepasó aquellas horas con una violencia
inusitada, toda la evidente fragilidad de una forma de vida que aún no comprende
que la tierra toda, tal como lo dicta Su Bendita Palabra, sufre dolores de
parto, esperando sí, ser revestida de una nueva naturaleza, es decir, nos
encontramos frente a una manifestación clara y objetiva de un tiempo que la
inspiración y revelación bíblica, define como, “la antesala
o introducción a uno de los procesos más oscuros y decidores de la historia de
la humanidad”,
se trata de la puesta en marcha del llamado proceso de la redención humana en una de sus últimas fases, y en la cual, la
naturaleza, jugará al igual que cuando Israel fuera liberado de la mano de los
egipcios por intervención directa de Dios, un importantísimo papel, ello,
debido a que cada una de estas fases ha de representar para la cristiandad toda,
algún importante o significativo elemento en el campo profético y escatológico.
Obviamente, para el pensamiento secular, este tipo de fenómeno, como viene
siendo la característica, solo será interpretado desde la perspectiva del
cambio climático, exceptuando la tremenda importancia como decía, dentro de la realidad
PROFÉTICA Y
ESCATOLÓGICA, pues
no se trata de una situación ajena al contexto espiritual, sino, de una
circunstancia absolutamente unida a la manifestación del mensaje de La Cruz, y
de cómo el hombre, cautivo dentro de este sistema de cosas, ha ignorado
sistemáticamente el mensaje de Dios para este tiempo, lo cual además implica,
dentro del plano de La Iglesia de Cristo y del Reino de Dios, que toda esta
manifestación de fenómenos naturales a través de todo el mundo, incluido
nuestro querido y vapuleado Chile, tiene como objetivo central, no solo
señalarnos el tiempo que estamos viviendo dentro de la trama espiritual y
profética, sino que juntamente, servir a la cristiandad y al sistema secular,
como señales absolutamente legibles de que La Palabra dicha por Dios, en este,
y en otros tiempos a través de sus diferentes y certeros interlocutores, se
cumple, en toda su cruda y real dimensión.
El
sufrimiento humano entonces, situado en el centro de todas estas magnánimas
tragedias, aparece como una forma casi fantasmal de vida, o en su defecto, como
el resultado de lo cruel e inhumana que puede llegar a ser la naturaleza cuando
ella, totalmente fuera de control, se desborda, y por lo tanto, es capaz de
doblegar cualquier forma de defensa con que contemos para contenerla, la
fragilidad del ser humano en tal condición, se torna evidente, irrebatible, irreversible
en muchos de los casos, pues al parecer, no contamos con instrumentos aún que
nos permitan hacer pronósticos claros y objetivos en lo que respecta al hecho
de anticiparnos frente a cualquiera de estas desastrosas manifestaciones de la
naturaleza, a pesar de todo lo que hemos avanzado en lo referente a tecnología,
por lo menos aquí, dentro de nuestro país. No obstante, el problema no parece
estar afectándonos a nosotros nada más, la información con respecto a las
diferentes modificaciones que ha sufrido el clima, nos hablan de fenómenos
naturales en casi todo el orbe mundial, y los cuales, hace un tiempo ya, comenzaron
a dejar sus evidentes huellas dentro de un mundo que no comprende o no desea
comprender, la importancia de tales fenómenos en la perspectiva espiritual y
profética que nos ha tocado vivir en estos tiempos. Dicha fenomenología
entonces, ha ido inexcusablemente provocando, al convertirse en un hábito, no
solo una nueva comprensión acerca de lo que entendíamos de este factor tan
importante para la subsistencia y desarrollo de vida en la tierra, sino que
además, un nuevo conocimiento de la propia geografía de los lugares en donde la
naturaleza está jugando un papel preponderante, tal como parece ha ocurrido en
el Norte de Chile. El problema se torna absolutamente impredecible para los
mismos metereólogos, pues no sabemos la manera en que la naturaleza nuevamente,
hará su aparición, dejando una vez más a través de su poderosa intervención,
una imborrable e ineludible estela de dolor que aguardaba en silencio su oportunidad,
lo cual nos deja casi en manos de la propia naturaleza sin saber cómo
defendernos de algo tan enorme e impredecible.
Los parámetros
espirituales al respecto sin embargo, se mantienen invariables con el paso de
los años, en la medida en que el hombre, asentado en su mundo de arrogancia e
indiferencia, es capaz de continuar rechazando el mensaje de Salvación, actitud
con la cual nos acerca necesariamente, al epílogo o final de un período que los
interpretes bíblicos han llamado El Tiempo de La Gracia divina, y nos pone ahora
frente a una época en la cual, muy decidores y profundos acontecimientos
escatológicos, harán su intervención en la existencia o vida humana, acompañados
de fenómenos naturales al igual que en el pasado, dejando muy en claro que la
profecía bíblica, a diferencia del espíritu agorero y de engaño que hoy día opera
en los hijos de perdición, no tiene relación alguna en sus estimaciones con el
proceso de La Redención del hombre, por lo que, la condición del cristianismo
en la antesala del Retorno de Cristo a este mundo, será de fundamental
importancia, ello, debido a que solo a La Iglesia de Cristo lavada con La
Sangre del Cordero de Dios, se le ha asignado roles proféticos que de verdad
estén en íntima conexión con El Propósito de Dios, a nadie más, es decir, como
la humanidad toda se encuentra bajo la influencia del espíritu de engaño, que
según la carta del Apóstol Pablo dirigida a los hermanos de Tesalónica, ha sido
enviado por Dios mismo al mundo para que la gente crea a la mentira y no se
convierta, implica que, los hombres afectados por este espíritu, podrán
declarar La Palabra de Dios, incluso, de manera parecida o igual a la forma en
que La Iglesia de Cristo ha de manifestarla a este mundo en sus aspectos
profundamente proféticos, escatológicos o redentivos, pero, con la salvedad, de
que se trata solo de una palabra, una palabra sin GRACIA DE DIOS,
sin Unción
para transmitirla como
lo hace cualquier hijo de Dios cuando, por dirección del Espíritu Santo, es
movido en este mundo a expresarla a otras personas en el Nombre de Jesús, que en
el caso de los adivinos y entes televisivos actuales, ya es de uso constante,
pero que en ningún caso se trata de La Bendita Palabra de Dios, la que junto
con traer revelación al corazón y espíritu del hombre, trae consigo también la
necesidad de CONVERTIMIENTO.
Está más
que claro entonces que la medida de Dios, en su aspecto más profético, busca
evidenciar a los propios hijos de Dios, que si bien El Señor en este tiempo ha
permitido que un espíritu como el que hoy día opera en los hijos de perdición,
también opere en el cristianismo apóstata, ello ocurre simplemente porque Él,
en Su inmensa e incomprensible Sabiduría para nosotros, solo desea que Su Bendita
Palabra, forjada en el Conocimiento y en la exactitud que le permite su
Carácter divino, llegue a significar para el ser humano que aún no comprende la
importancia de la fe en Jesucristo, que el PROCESO REDENTIVO en el día de hoy, es una completa y muy clara realidad, objetiva y
tangible, y por lo tanto, la humanidad no cuenta con explicaciones o excusas
fundamentadas como para evadir el profundo e insistente Llamado que está
haciendo Dios, como decía al principio, a través de todos sus diferentes
interlocutores. Así que, la cultura de los pueblos dentro de este tipo de
expectativa, no tiene importancia alguna para Dios cuando ésta, al ser
confrontada por una esperanza de la naturaleza de nuestra fe, se ve
absolutamente superada por ella, es en esta realidad entonces cuando, la
naturaleza, la que todos conocemos y percibimos, comienza a parecerse más a un
instrumento de la Justicia de Dios que a otra cosa, lo cual de inmediato nos
trae a la memoria, por obra del Espíritu Santo, aquellos momentos en la
historia en el cual Dios, habiendo hablado de tantas y diferentes formas al
espíritu del hombre, este simplemente ignoró La Voz de Dios, provocando no
obstante y de inmediato, una condición de abandono de parte de Dios hacia
quienes, a pesar del folclor de los pueblos, de sus infinitas y muy diferentes
demostraciones del espíritu religioso que en el caso del Norte de Chile, acoge
y domina a tales personas, pero que en lo concreto, nada tiene que ver con el
Llamamiento de Dios ni con El Propósito Eterno. Aún así, queda establecido en
la conciencia de las personas de que Dios, si ha dado fuertes y muy decidoras
demostraciones de un Amor que ha sido muy mal comprendido por los pueblos de la
tierra, no solo por el mundo inconverso, sino que además, por una forma de
cristianismo que aún no tiene pretensiones siquiera de admitir, que ha pesar
del Llamado de Dios, de la evidente y preocupante hora que nos ha tocado
experimentar, ha perdido un tiempo importante en cosas que en esta realidad profética,
carecen de total relevancia. La Redención humana en tanto, no es un mensaje que
los pueblos hayan asumido ni menos comprendido en el sentido en el que Dios
desea sea comprendida Su Bendita Palabra, por el contrario, los entes
reflexivos de nuestras sociedades, absolutamente apartados del Propósito
divino, no conducen con su modo de entender la realidad a la gente, a un
mensaje semejante, para ello tendrían que convertirse y declarar que han estado
equivocados, y que la verdad dicha por Dios en otros y en este mismo tiempo,
tiene como principal objetivo, hacer volverse al hombre a la mirada que Dios
nos está haciendo a través de su principal medio de salvación, que no es otro
que su propio Hijo, El Señor Jesucristo. Por eso mismo es que la filosofía, el
conocimiento secular, el humanismo, y toda una montaña de otras extravagancias
humanas más, no cumplen con el propósito de aclararle al hombre su real
condición frente a Dios, por el contrario, lo alejan, para ello Dios dejó a Su
Iglesia en este mundo, no la católica, no la protestante, no la Pentecostal,
sino, a una existencia de personas que se han aferrado fuertemente a La Persona
de Jesús y han creído en Su Palabra. El por qué el hombre debe redimirse, es un
tema que cada uno debe resolver, el mensaje de La Cruz para tal circunstancia,
siempre ha estado disponible a todos quienes de verdad desean resolver esta
clase de problemas, a pesar de los hierros humanos, a pesar de la inmensa
cantidad de quejas que tengamos contra todo tipo de organización que diga estar
representando a La Persona o al Carácter de Cristo aquí en la tierra, la
problemática por el contrario, pasa entonces por otro estado, y este dice tener
claramente relación con el corazón y espíritu del hombre, tal como lo ha venido
planteando Su Palabra a través de casi todo el transcurso de la vida humana. La
Biblia por lo tanto, como una verdadera y certera herramienta de revelación y
enseñanza, se transforma en el único libro de inspiración divina que plantea al
hombre, una realidad espiritual de perdición si es que este, no intenta a lo
menos resarcirse de su condición de pecado, por lo tanto cabe la pregunta en
tal condición, de que si de verdad las personas del Norte de Chile, las del
Centro, las del Sur, en fin, todas las personas, serán capaces de reconocer que
Cristo, el que un día murió por todos nosotros en una cruz, el que resucitó de
la muerte, El que la profecía dice que vendrá a buscar a Su Iglesia, es lo
suficientemente poderoso como para transformar con Su Bendita Presencia
nuestras vidas que naufragan.
La ausencia
de Dios entonces, se deja sentir en medio de tragedias como las que nos ha
tocado vivir, aunque nos parezca doloroso, aunque nuestra mente se resista a
creer que Dios también se cansa de esperar a la gente, el problema es que si
Dios no hubiera dejado registro de Su Consejo, las personas tendrían razón,
pero la evidencia de Su Palabra dicha miles de veces por los profetas que Él
tiene dispersos en este sistema, y que el propio cristianismo organizado y
secular ha ignorado, no nos permite evadir semejante evidencia espiritual,
porque al parecer Dios, queriendo aclarar a los hombres Su Verdadero y Real Propósito,
no solo desea que comprendamos que al rechazar el mensaje de La Cruz en toda su
profunda circunstancia REDENTIVA,
Y NO CULTURAL O FOLKLORICA, como acostumbra a manifestarse la gente del Norte de Chile con sus
representaciones religiosas, estamos también dando la espalda a Su Persona y a
la claridad de Su mensaje, lo cual define entonces el proceder actual de UN Dios,
que a pesar de haber dado claras muestras en la historia de Su Amor por la
humanidad, esta vez, apuntando al cumplimiento de los acontecimientos
profetizados en Su Palabra, comienza a oponerse a que los pueblos, a pesar de
su enorme arsenal de cultura basada en un catolicismo añejo y retrógrado, como
el que se cultiva en casi toda nuestra patria, incluido el Norte de Chile, con
todas sus expresiones culturales religiosas de planta y carentes de REVELACIÓN DE DIOS, comience en el día de hoy, a dar
cuenta de una condición de profunda separación con respecto al Plan de Dios y
de Sus Propósitos establecidos mucho antes de la creación del mundo en una
época Eterna y distante para la conciencia limitada del hombre. Dios en cambio,
ha dado curso a un momento en la historia humana que muchos cristianos,
esperanzados en sus promesas, simplemente aguardaban con el alma, porque esta
clase de personas, no se quedaron con lo que la gente o el saber popular de las
gentes fomentaron en esta tierra, desde ningún punto de vista, a lo largo de
los años hemos vivido rechazando lo que el espíritu de este sistema, en forma
de religiones, o de intentos humanos por comprende el propósito divino, en
forma de políticos corruptos, en forma de cultura, en cualquiera de los
envases, nos han querido imponer, pero que, apoyados por una Presencia sobrenatural
de Dios en estos días, aún se haya a la espera y en alerta acerca de un momento
crucial para la historia de la humanidad.
La medicina
para semejantes tragedias se encuentra a nuestro lado, sin embargo, la soberbia
humana, la de los políticos corruptos, la de los jueces pusilánimes, la de los
canales de televisión que solo muestran porquería y una forma de vida basada en
la degradación y depredación del hombre por el hombre, la de los policías que
no hacen bien su trabajo y dejan a la gente a la intemperie, absolutamente
expuestos al peligro diario de las pandillas que se toman nuestras poblaciones
como si nada, son solo algunas razones que tiene Dios para permitir que
similares tragedias dentro de nuestro tiempo, nos estén aguardando. Piense
solamente en la cantidad enorme de gente que hoy en nuestra patria, vive, a
pesar del inmenso dolor que padece la gente de nuestra patria en el Norte,
totalmente indiferente a lo que les ocurre a nuestros compatriotas, es decir,
vea usted la cantidad de fiestas y de juguetón que se baila y canta por estos
días, cuando de verdad debiera esta nación estar bajo un temido y profundo LUTO, Y NO DE FIESTA.
Pero los
señores interpretes y modeladores del espíritu y vida actual del chileno común
y corriente, no lograrán relacionar estas cosas con las que han de venir, la
mano siempre vendrá peor, recuérdelo, y no porque Dios lo haya querido así, se
trata solamente de la soberbia humana. Pues bien, y finalmente, ellos no pueden
vislumbrar que en vez de amortiguar con sus conductas el estado del Carácter de
Dios con respecto a la situación de nuestras vidas espirituales, lo que hacen
con su conducta retrógrada, es empeorar la condición nuestra delante de Dios,
ello me hace presagiar con toda y serena honestidad, que a nuestra Patria, aún
han de venir grandes y muy dolorosas tragedias, porque al parecer, en nuestro
Chile, partiendo de quienes nos gobiernan, Dios nada tiene que ver en todo este
cuento, por el contrario, mientras más se acerca el día de Su Venida, la
ceguera para estar dando luz de que nuestros gobernantes, no desean reconocer
que Dios, El Dios de toda la tierra y del Universo, incluidas sus pequeñas y
soberbias vidas, tiene toda la Autoridad para exigir de ellos, primeramente,
que se conviertan y busquen con todo el corazón, Al que hizo los montes y los
mares, pero que al igual de haberlos creado, también es capaz de utilizar esas
mismas fuerzas para desentrañar el pecado en el cual vive hoy la humanidad
toda, incluida nuevamente nuestra querida Patria llamada por todos, CHILE.
Esto no
termina con la reconstrucción de Concepción, de un Valparaíso siniestrado
varias veces por el fuego o intentando reponerse de un Terremoto, las
tempestades o lo que sea, incluida la tragedia de un Norte que nos ha dejado en
evidencia que las castas que dirigen a esta sociedad desde Santiago o donde
sea, y que llevan a nuestra sociedad al más desconcertante abismo en el campo de
la vida espiritual y moral, nos dejan sin ninguna otra posibilidad más que la
de plantearnos un contexto semejante a la situación de Israel en Egipto, y por
lo tanto, la declaración de Moisés a Faraón, parece ser el mensaje más decidor
para una forma de cristianismo que sí desea o añora la vida que Cristo le ha
ofrecido:
“¡Deja ir a
mi pueblo¡
… ello se
hace sentir con toda su fuerza en nuestros oídos y en nuestras conciencias, y
en los propios oídos de una sociedad que ha establecido sus bases sobre los
frágiles elementos que le proporciona la sociedad de mercado, lo que
lamentablemente a mi modo humilde de pensar, solo traerá más y más dolor, es
inevitable. Esto recién comienza entonces, y vaya como ha comenzado. Los
cristianos verdaderos, alejados de las multi-formas que adopta el sistema
religioso, aguardan el momento de la liberación total, ello solo acontecerá
cuando El Cristo de La Gloria aparezca en las nubes y nos haga partícipes del
gran anhelo de Dios:
“A dónde Yo Estoy, deseo que también ustedes estén.”
“ Voy pues a preparar un lugar
para cada uno de ustedes.”
Lo dijo
antes de partir, antes de dejar este mundo, pero no hemos quedado huérfanos
como Él mismo lo declaró, Su Espíritu Santo es el que nos declara Su Mensaje a
diario, Él es el encargado de indisponernos contra la incongruencia de este
oscuro sistema plagado de mentiras, Él es el que nos prepara para el gran
encuentro con nuestro Señor. En cambio, parece ser que el mensaje de Las Plagas
de Egipto, estuviera tomando una tremenda importancia en nuestras vidas, porque
Presidentes con la arrogancia de un Faraón como el que humilló al pueblo de
Dios allá en Egipto, hoy día son prácticamente una cotidianeidad, necesaria
para la construcción y mantención de sociedades como las nuestras, si, una gran
necesidad para cuidar y proteger los intereses de los poderosos de una forma de
mundo que ha dejado de pensar en la responsabilidad que tenemos frente a Dios,
por el contrario, todo el armamento valórico con que cuenta hoy día solo
nuestra sociedad, deja en evidencia que para quienes nos gobiernan, El
Propósito y Dios, simplemente no existen, y por lo tanto, ni siquiera ignoran
el mensaje de La Cruz, para ellos, la vida espiritual y todas sus demandas, no
tiene sentido, aunque para todos los que hemos creído en Él, no se puede vivir
un solo día sin Él, no se puede luchar con una enfermedad como la que me aqueja
a diario, tan fuerte y poderosamente actuando en mi contra, pero sin impedirme sentir
que Él, El Señor de señores, es toda una realidad en nuestras vidas y por lo
tanto, no dejará nuestra fe inválida de afectos y repuestas tan necesarias para
nuestra vida en Él. Lo valórico, lo Ético, lo espiritual, lo Moral, es verdad, ya
no tiene sentido en medio de una sociedad alienada para no percibir el mensaje
La Cruz, contrariamente, la sociedad nuestra, después de los acontecimientos de
carácter naturales que nos han asolado, cree inocentemente que solo con una
reconstrucción las cosas continuarán tal como antes, no percibe que la hora se
aproxima, la hora en que deberemos dar cuenta a Dios de nuestros actos, todos,
incluidos los políticos, los de Penta, el hijo de Bachellet, su esposa, los
generales, los que han defraudado a los pobres con falsas promesas, los jueces
corruptos que inclinan la balanza de la justicia a favor de los adinerados, los
policías incompetentes que no hacen bien su trabajo, los que jamás consideraron
a Dios en nada, absolutamente en nada, todos tendremos que dar cuenta de nuestro
despilfarro, o simplemente oír cuando Dios diga, “venid benditos de mi Padre”,
¿pero los demás?
No se puede
ser tan inocente cuando la evidencia de la creación da cuenta de un Dios que
todo lo ha hecho en su tiempo y bien, y que desde el momento en que el hombre
dio la espalda a este bondadoso ser, la cosas no han marchado bien para el
propio ser humano. Nada aún se halla resuelto, desde luego que no, aún el
hombre, el individuo de la calle, el otro como nosotros, el que nos dicta las
noticias en la noche, el que nos anuncia qué hará en su agenda La Presidenta
tal y cual día sin decir siquiera si Dios quiere, este hombre de la arrogancia,
aún tiene un tiempo precioso para valorar lo que hombres dispuestos nos han
señalado en la historia con su mensaje, el dejar para otro día algo tan
fundamental, puede ser mortal, si amigos, la tragedia podría encontrarse a la
vuelta de la esquina, el comportamiento del clima en estos últimos años
solamente, es solo un reflejo de la incongruencia del hombre de creer que uno
mismo, con toda nuestra artillería de explicaciones, es suficientemente capaz
de dirigir algo tan complejo como nuestra propia vida, para ello Dios mandó a
Su Hijo Jesucristo, ignorarlo puede tornarse fatal, incluida a nuestra
Presidenta, incluida a toda la casta política que dirige los destinos de un
país que se encuentra, creámoslo o no, en el centro de un evidente y ya
traumático LLAMAMIENTO
DE CARÁCTER DIVINO.
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