PERO CUANDO YA FUI HOMBRE, DEJÉ LO QUE ERA DE NIÑO.
Entonces, siento una gran preocupación cuando comparto con
personas que se muestran neutras en problemas que me parece, no tienen ni dos
caras ni cuentan con varias explicaciones, solo pienso en los grandes miedos
que este tipo de personas debe enfrentar para mantenerse de ese modo en la vida
valórica, porque es una actitud, una posición ética la que han asumido frente a
cosas de verdad trascendentes para la vida del ser humano, y desde esa representación
que ellos hacen, la idea que queda flotando en mi cabeza después de haber
contactado sus vidas es, “cuánto valoran el pequeño mundo que han sido capaces
de construir, cuán frágil será, ¿cuál será la dimensión o el tipo de miedo con
el que están luchando a diario para que en vez de afrontar la realidad y tomar
decisiones fuertes con su vida valórica, elijan un campo tan extenso y tan poco
claro para poner en ese lugar algo tan importante como la vida de nuestras
convicciones?
Es esta una de las razones más fuertes por las que yo me
expreso como lo hago, quienes han seguido mis reflexiones por años en Internet
a través de mi Blog, saben que mi lenguaje es directo, claro, tú no puedes
esperar que la gente entienda o tome parte de lo que haces si te comportas como
un niño frente a ellos, Pablo, el gran Apóstol de Jesús, dijo alguna vez algo
increíble que a veces siento no muchos han experimentado:
“Cuando yo era niño,
hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre,
dejé lo que era de niño.”
(Corintios 13: 11)
Uno no se transforma en hombre o mujer
porque hace cosas de grandes, no amigos, se trata de un paso increíble que uno
da cuando la vida, con todas sus erráticas influencias sobre nuestras existencias,
acecha de tal forma el ser, que no te deja alternativa alguna, o cuando el alma
y el instinto, vulnerados por fuerzas inmensamente superiores a todos tus
sueños y anhelos, desencadenan en tu ser, una tormenta imposible de discurrir y
contener, en ese momento las cosas quedan expuestas al vacío y la incredulidad,
y es ahí cuando te decides a tomar parte, porque el primer implicado en todo
esto eres tú, nadie más podría entender lo que está sucediendo contigo, nadie más
que tú y Dios. Algunos prefieren ignorar, otros deciden no tomar parte, pero en
la mayoría de los casos, todos asumimos los costos y nos embarcamos de verdad en
esta gran travesía de madurar, de no quedarnos “enanitos de por vida”, de vivir
una vida centrada en lo que otros deciden, y por último, de hacer como que
somos chicos pero en nuestro interior, debatiendo con todo lo que uno trae el
modo de ser de los que sí se atreven a expresar lo que sienten, sin miedo a
nada.
El trabajo de escribir, el publicar lo que
escribo, el haber escuchado personas disidentes a lo que yo pienso por largo
tiempo, el saberme leído por gente de otros países que no conozco, todo ello te
va ofreciendo un caudal, una panorámica que otros no tienen, porque la
superficie en donde se extiende el mundo que ellos han elegido como terciopelo
para vivir sus emociones y formas de creer y de vivir la vida, está
completamente definido y protegido, en cambio yo no, no tengo esa fortuna, tú
no sabes que en un momento a otro, aparecen personas que pueden hasta escupirte
por lo que te has atrevido a decir, eso te forma, te la da las agallas para
valorar lo que eres, como persona, como ente reflexivo para tu país, ya no te
ves como segundo de nadie, escribir se torna uno de los más bellos trabajos que
Dios y la vida pudieron haberte entregado, no puedes dormir, tienes que tomar
tu lápiz o pluma o lo que sea, y volver a plasmar la idea, es algo increíble
que quienes tienen este hábito lo deben experimentar constantemente.
Esto y mucho más, es lo que hace que el
miedo prácticamente no exista en mi modo de encarar mi trabajo tanto literario
como el de compositor, “el niño”, del cual hablaba El Apóstol en su reflexión
acerca de la caridad, no es que ya haya dejado al hombre, para nada, no dice
aquello, sino, el hablar, juzgar, pensar como niño, se torna insostenible
cuando la vida nos demanda o requiere en todas las dimensiones del ser, Cristo
es una de las más extrañas pero grandes diferencias que hay en la historia del
mundo, porque desde pequeño Él manifestó cosas que no estaban determinadas
hacer precisamente por un niño, como el de abandonar a sus padres en una ida a
Jerusalén, y encontrarlo discutiendo con los maestros de su tiempo la Ley de
Jehová, ello, estaba determinado solo para gente adulta. Su verdadera naturaleza
divina, no pudo al parecer, ser contenida por la humanidad en la que Él vino a
este mundo, no obstante, es claro que su niñez no fue menos bella que la de
cualquier niño humilde de su Nación.
No podría entonces abordar esta inmensidad
valórica, ya no se trata solo de una persona que escribe algunas cosas en
Internet, yo lo tengo claro, para poder asumir o tomar conciencia de lo que soy
realmente para Dios y muchas personas que leen mis artículos y opinan de ellos
además, he debido pagar un costo enorme, hacerme de una forma de ser y un mundo
que me permita desarrollar una dinámica de escritor, aunque aún no haya
publicado un solo libro, eso es para después, lo importante está en lo que hoy
está sucediendo con lo que hago, en la manera como este gran Propósito divino,
se cumple en mi vida del tipo nómade, en toda esas miles y miles de personas
que han logrado tener un contacto con mi modo de ser y de entender los grandes
conflictos de la fe, los grandes dramas de las sociedades nuestras, con sus
guerras, sus desarmes, sus derramamientos de sangre, sus perversiones, en fin,
todo esto es lo que te forma valórica y moralmente para dar pasos aún mayores
con tu vida y todo lo que haces.
El miedo y el temor al ridículo hace mucho
tiempo quedaron atrás, sumergidos, en una especie de tártaro inexpugnable, en
donde nadie puede tomarlos y traerlos a este presente, puede que de repente
aparezcan nuevas formas de miedo, tal vez, no sé, mientras tanto, no doy
crédito a todo aquello, la fortaleza del movimiento que guía mi instinto me
dice que debo continuar, porque el haberme hecho responsable de todo lo que
digo y compongo en mis canciones, me ayudó a comprender la importancia de
nuestra vida valórica, del enorme significado que puede tener para uno mismo,
el pensar y tomar decisiones propias o personales.
Cuando uno es capaz de abordar la vida del
Señor simplemente leyendo los Evangelios, se da cuenta de cuán inservible es,
una montaña enorme de palabras y explicaciones que los seres humanos damos a
los demás, cuando tratamos de decir o explicar a los demás lo que sentimos.
Jesús era una persona que no perdía su tiempo en lo que no tiene sentido o te
va a desperfilar de lo que crees es importante. Hoy, que vivimos en el tiempo
de la imagen, centrados más en lo que somos capaces de proyectar que en lo que
realmente somos en nuestro mundo interior, la verdad, en su esencia valórica,
se haya absolutamente pasada a llevar, colapsada en su ámbito de recelosa y
eterna obstinación, y no se debe a que no comprendamos qué o cuáles cosas son
las que sustentamos cuando decimos la verdad, sino porque a veces, en nuestro
simple orgullo, ni si quiera somos capaces de otorgar a quienes debemos luego
de haber oído aunque sea, una verdad pequeña a nuestro entender, pero una
verdad al fin y al cabo.
El miedo a ser cuestionados nos consume, de
tal manera que en esta circunstancia, aparece o damos a luz, una forma perversa
de seres humanos, los indecisos, “los intermedio”, es decir, nuestra sociedad
de los adelantos tecnológicos que nos deslumbran, es capaz de producir seres
humanos que frente a lo inmoral, balbucean, como niños, frente a desastre ético
y valórico de este mundo, sonríen, quizás por ello es que tanta trivialidad sin
sentido, esté absolutamente contenida en las redes sociales como Facebook, sin
reflexión, sin puntos de vista, o lo que es peor, que los demás digan pero uno,
“jamás dar a conocer lo que piensa”, para no tener problemas.
Una gran cantidad de problemas que Jesús
debió sortear en su corto pero intenso Ministerio en Palestina, se debió
principalmente a la clase de oposición que dio a ciertos hechos que marcaron su
vida y su mensaje finalmente, Él pudo haber evitado muchos de los dramas que
sufrió con solo guardar silencio, pero el hecho de haber comprendido que Él era
La Persona sindicada para ejercer el liderazgo entre los hombres de su tiempo,
le obligó a tener que asumir el costo, de ese modo es como se formó Su Carácter
de predicador y enseñador, opinando, comprendiendo que a pesar de ser ÉL el
portador de La Luz verdadera que venía a este mundo, las tinieblas que rodeaban
y eran parte de nuestro mundo, pueden provocarte todas estas dificultades si no
tomas las decisiones acertadas en el campo de la vida valórica, incluso dejarte
sin ninguna clase de posibilidad.
No es fácil asumir los retos valóricos que
están implicados en nuestra realidad espiritual, no es fácil sobrellevar el
hecho de que los demás te conozcan porque piensas o crees entender el mundo de
manera muy diferente a como lo piensan o lo ven los demás, Pablo nos da el
empuje cuando nos dice que el niño, no desaparece de nosotros cuando debemos
asumir nuestras conciencia valórica, solo que debemos dejar atrás esas cosas de
niños, pero en el alma, ¿quién va a dejar el niño que Dios nos ha dado? Ninguno
de nosotros, es demasiado apreciado por nosotros para desarraigarlo por
completo del ser, Jesús dijo:
“En aquel tiempo los discípulos
vinieron a Jesús, diciendo:
¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
Y
llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en
el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como
este, a mí me recibe.”
(Mateo 18: 1 – 5)
Pero en la misma carta, Corintios l, un capítulo más adelante Pablo dice:
"Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar."
(Corintios l Capitulo 14)
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