EL BENDITO ARTE DE MI CANTO EN DIOS.
El influjo del Espíritu Santo en mi vida es constante, no
para en ningún momento, y de eso doy gracias a Dios, se trata de una bendición
el poder percibir, en medio de nuestra naturaleza fragmentada a veces por el
dolor, La Presencia de un Dios que no deja de tratar con nuestras vidas. Todo ello
se constituye en base para lo que es y lo que será obviamente, es que mi
música, mi canto y mis letras, sólo pueden ser concebidas mediante ese trato
especial que Dios nos da, de otro modo no sabría qué hacer, no se trata de
inventar, de puro escribir o poner notas donde sea, no, para nada, el trabajo
de un compositor de Cristo consiste, fundamentalmente, en oír primeramente, en
esperar, en comprender qué cosas quiere Dios que yo diga y no en decir lo que
me plazca.
Lo he dicho muchas veces, yo no escribo alabanzas, mi canto
está circunscrito a otros parámetros, mis letras buscan otro tipo o forma de
expresar el mensaje que Dios me ha dado, por ello me esfuerzo, por ello además,
no escribo canciones como si nada, padezco muchas veces de sequía, y es en esos
precisos momentos cuando más pongo atención a lo que me rodea, al clima, a las
noticias, a lo que dicen los programas de tv, la CNN u otros medios de
comunicación, a lo que leo en Su Palabra, a las conversaciones, que muchas
veces ignoramos la importancia que una sola conversación puede tener para
nuestras vidas, a los sueños, que en mi caso, componen uno de los más potentes
medios por los cuales Dios habla a mi conciencia, lo cual, con el paso de los
días, llega a convertirse en un 90 a 100 %, en canciones que luego aparecerán
en mi trabajo musical y poético.
La Palabra de Dios dice claramente que Él habla a través de
los sueños, el libro Job dice claramente esto:
“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios;
Pero el hombre no entiende.
Pero el hombre no entiende.
Por sueño, en visión nocturna,
Cuando el sueño cae sobre los hombres,
Cuando se adormecen sobre el lecho,
Cuando el sueño cae sobre los hombres,
Cuando se adormecen sobre el lecho,
Entonces revela al oído de los hombres,
Y les señala su consejo,
Y les señala su consejo,
Para quitar al hombre de su obra,
Y apartar del varón la soberbia.
Y apartar del varón la soberbia.
Detendrá su alma del sepulcro,
Y su vida de que perezca a espada.
Y su vida de que perezca a espada.
(Job 33: 14 – 18)
A pesar del esfuerzo que hace Dios, parece ser que no
siempre estamos en condiciones de entender o percibir La Voz de Dios, …pero el
hombre no entiende… en mi caso, varias de mis composiciones las he recibido a
través de este medio, a color y con sonido, como en una pantalla plana, como si
se tratara de una película, ello se ha convertido casi como en un método,
seguramente durante el día me cuesta mucho comprender, concentrarme, percibir
en medio de la ciudad y el quehacer, igual que cualquiera de ustedes, lo cual
para El Espíritu Santo, debe resultar sumamente complicado, ya que la urgencia
de Dios por llegar a nuestras vidas, es algo inobjetable que ocurre diariamente
con nosotros. De manera que al parecer, cuando ya agotados por el esfuerzo nos
inclinamos en nuestros lechos, se produce allí una instancia imperdible para
que Dios, con todo Su valioso consejo, pueda hablar a nuestras vidas, y de este
modo, nuestra conciencia, nuestro sub consiente, nuestro propio espíritu, en algún
momento del día, nos recuerde dicho consejo.
Mi canto no está de moda, nunca lo estuvo ni estará, y de
eso doy gracias a Dios también, porque siento que mi vida y todo lo que forma
parte de ella, vive un profundo equilibrio, lo espiritual con lo espiritual, lo
que concierne a mis letras con mi música, es decir, soy parte de un verdadero y
genuino proceso en Dios, un proceso que demanda mucho de cada uno de aquellos
que no evaden la importancia de la formación, de la germinación y desarrollo de
la vida espiritual, un solo elemento podría echar por tierra todos estos años
en Dios, y así, de esta manera, obstruir lo que Dios persigue con mi vida a
través de este particular hecho que es, el ser capaz de escribir o componer
canciones. Cada letra de mis canciones entonces forma parte de este singular proceso,
germina con alguna experiencia, con algún hecho que ha marcado mi vida en
Cristo, no podría ser de otra manera, la importancia de nuestras experiencias
finalmente, son en parte las imágenes en las cuales creo yo, se apoya El
Espíritu Santo para hablar a nuestras vidas, no es un trato porque sí el de
Dios en nuestras vidas, si Dios tiene tanto interés en nosotros como para
intervenir de algún modo nuestro mundo onírico, entonces estamos en medio de
una gran y verdadera bendición.
Cuando aprendemos realmente a tratar con Dios, todo se
vuelve mucho más simple, más llevadero, pero en un principio no es así, solemos
ser esquivos al Amor de un Ser tan grande como ÉL, no sabemos cómo será,
estamos adiestrados por el sistema a concebir a Dios a través de imágenes religiosas,
a través de repeticiones, de cosas muy conocidas y sabidas, sin embargo Dios,
sabiendo de todas estas consideraciones, que no son tan simples de evitar, precisa
de un momento como el que dice Su Palabra para hablarnos, de otro modo, no
vamos a retener lo que Él quiere decirnos. Es en el sueño entonces cuando Dios
me ha dado imágenes y palabras que luego yo, cuando siento el influjo de Su
Espíritu para escribir una nueva canción, vienen a mi memoria, ahí, en ese
momento, solo puedo hablar de algo extraordinario, algo que no estaba en mí,
que al igual que en la medicina, ocupa un lugar como un implante dentro de mí,
lo cual transforma nuestra experiencia en Dios, en algo absolutamente fuera de
toda esta amalgama de incredulidad con la cual convivimos a diario, se trata de
un milagro, o mejor dicho, de una experiencia que se ubica mucho más allá del
mundo predecible.
Así, de esta manera se dan a luz mis canciones, esa es la
manera en que Dios me habla, lo que Él me dice, es cosa de Él y mía, pertenecen
al secreto en el cual nos comunicamos, allí, el enemigo no tiene parte alguna,
no se le ha permitido intervenir, Dios tiene absoluta Soberanía para intervenir
nuestro ser que yace, como ausente sobre su lecho, cuántas veces lo hace, no lo
sé, cuántas veces interviene nuestros mundos para declararnos su consejo y
alejarnos del peligro, no lo sé, lo que sí tengo muy claro, es que Dios muchas
veces en mis sueños me ha mostrado precisamente aquello, el peligro en el cual
estoy viviendo, en las cuerdas que el enemigo ha tendido para que yo tropiece,
tengo claro que no podría vivir sin este recurso, aunque a decir verdad, creo
que para Dios nada hay imposible, si no fuera a través del sueño, creo que Él
inventaría una forma para hablarnos, de lo contrario, dudaríamos de su
divinidad, de su capacidad para envolvernos como piezas valiosas dentro de una
Voluntad intransablemente perfecta, una Voluntad y una Soberanía que nos
permite concebir como personas e hijos de Dios, certezas y convicciones en
torno a Su Persona.
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