LA VIDA EN ABUNDANCIA QUE NOS FALTA VIVIR EN ÉL.
Hoy, que mi cuerpo me limita y el dolor se expande como un
tempano en el océano de mi ser, recuerdo con cariño las tantas veces que debí
encaramarme entre vigas de madera, para sumar algún adelanto en aquella casa en
la que dejé todas mis fuerzas y mis energías, todo con el propósito de
prepararla para la llegada de nuestro pequeño Efraím. Es imposible no recordar
esos momentos, aún con las heridas y el dolor que uno invierte en lo que ama,
lo volvería a hacer, aunque creo, mi salud, ya no es la misma, las ideas
permanecen intactas, pero mi cuerpo segmentado por la enfermedad no me lo
permite, aun así, lo intentaría nuevamente.
Un hombre, dicen, debe en su vida traer a lo menos un hijo a
este mundo, luego, escribir un libro, y finalmente, plantar un árbol. Aunque
estas tres cosas las hice, creo que aún me falta la última, plantar un árbol, y
cuando Dios me dé un espacio para vivir mis últimos días, si así Él lo desea,
creo voy a cumplir fehacientemente con este principio, porque un hombre nunca
debe dejar de soñar, los sueños son importantes, nos estimulan, nos abren
nuevas perspectivas, nos ayudan a mirar un poco más allá del tiempo y del
espacio en el que nos encontramos, de modo que la vida no nos resulte monótona,
aburrida, quizá sea este uno de los mayores recursos con que cuenta mi vida que
no me ha permitido darme por vencido, aun cuando todo en un momento pareció
volverse en contra de mí.
En esta fuerte experiencia que la vida y el Señor me han
permitido vivir, he podido comprender cosas que antes no comprendía, el valor
de las cosas que hacemos, el cariño que debemos poner en lo que hacemos, todo
aquello tiene trascendencia cuando de verdad amamos y estamos dispuestos a
renunciar a todo, con tal de dar lo mejor de nosotros a quienes más amamos como
son nuestros hijos y la mujer que hemos traído junto a nosotros. Yo experimenté
aquello, creo haber cumplido, por esa misma razón no tengo pesadillas, por el
contrario, me animo a soñar pensando que tal vez, en un corto tiempo más, Dios
pueda proveerme de ese espacio vital, en el cual pueda dedicar todo mi tiempo a
escribir y componer música y poesía, es una tremenda necesidad que me urge a
cada momento, y que solo podrá ser desarrollada en toda su magnitud, cuando
abandone definitivamente el bullicio de la ciudad.
Cumplí como padre, como esposo, como amigo de mi mujer, le
ayudé en todo lo que pude, traté de ofrecerle todos mis conocimientos con tal
de verla realizada haciendo su trabajo, la amé con todo lo que puede y debe amar un hombre de Dios a una mujer de Dios. Como padre, debo continuar cumpliendo,
sin embargo, las cosas cambiaron, y como no tengo acceso a mis pequeños, ya no
puedo entregar enseñanzas, lo cual me inhabilita para ejercer en aspectos tan
importantes como la entrega de valores, y desde luego, la distancia lentamente
va dejando sus profundas huellas. Ese es quizás el obstáculo más enorme que
debo a diario librar para mantenerme en ese equilibrio que Dios nos pide
mientras esperamos Su Retorno, yo no he renunciado a ser padre, no obstante,
creo que ya aquello está absolutamente perdido, y si viviera para salvar esta
situación con mis hijitos, no podría luchar como Ministro de Dios, de ningún
modo, primero porque no cuento con medios para ello, y lo otro, es porque mi
salud no me lo permite, de manera que después de haber orado y buscado el
Rostro del Señor, he tenido que dejar gran parte de mi drama familiar, en Manos
de Dios mismo, porque de lo contrario, no podría con esta inmensa carga.
Pero el tiempo que cura nuestras heridas y que se encarga de
ayudarnos a sobrellevar el peso de la realidad, también me ha permitido ir
avanzando en lo creativo, al estar detenido con mi cuerpo debido a esta
tremenda enfermedad que me aqueja, mi espíritu y mi alma, han tenido que experimentar
en profundidad el Amor de Dios, ya sea a través de la creación que nos rodea,
del cariño de los hermanos que constantemente me escriben y me animan a seguir
luchando, o viendo a mis padres, con los cuales vivo actualmente, cómo cada día
se preocupan por mi salud y que nada me falte debido al estado en que
lamentablemente a veces me encuentro. Todo esto me ha permitido ir descubriendo
aspectos diferentes de la vida, ya no solo como padre, sino como persona, como
ser humano, con realidad de Dios sí, pero ser humano, al fin y al cabo, lo cual
me enriquece al momento de pensar y reflexionar la realidad desde la
perspectiva espiritual y valórica, y me provee de aspectos que se complementan
con mi poética y los cantos que logro sacarle a esta valiosa experiencia de
vida.
La enfermedad, sin embargo, me detiene, es imposible hacer
una vida normal con todo el daño que llevo en mi cuerpo debido a este mal. Los
medicamentos también juegan un papel importante, aunque este año ya no estoy
usando drogas inyectables, lo cierto es que el frío invernal me pasa la cuenta
y debo hacer todo lo posible por mantenerme lo más lejano de él, pensando un
poco en el todo que he debido experimentar, solo podría definirlo como si
hubiese pasado sobre mi cuerpo y mi ser entero, una inmensa Locomotora, y
luego, comenzar a unir lentamente cada aspecto de mi vida para que ella vuelva
a tener sentido, en todo esto, los sueños han jugado un papel importantísimo,
porque Dios habla a través de ellos y nos da a conocer Su Consejo, o
simplemente nos permite desprendernos por un breve lapso de todo lo que estamos
viviendo, para reforzar algún elemento que pueda enriquecernos desde nuestro
propio mundo onírico.
El día que los sueños me abandonen, dejaré de ser yo mismo,
porque he demostrado en esta vida, que si uno lucha y se esfuerza por lo que
cree, es posible convertir aquello en realidad. Pese a que ya no tengo hogar ni
familia, ni a mis hijitos para regalonearlos como siempre lo hice, no me siento
un fracasado, desde ningún punto de vista, yo no destruí mi vida familiar,
hasta el final luché porque ella no se desmoronara, y cuando vi que ya no se
podía, simplemente me llené de dolor y tristeza, porque no era yo el que quería
destruir algo tan bello como mi hogar, de modo que no tengo quejas contra Dios
ni contra la vida, cada cual es responsable de lo que hace, más aun en medio de
una sociedad que le interesa nada prácticamente si tú, a pesar de hacer lo
imposible por luchar para que tu hogar no se desmorone, además eres
valientemente capaz de defender los principios de Dios detrás de un Ministerio
de Fe.
No, cualquiera no puede con algo así, yo me siento
privilegiado de la vida y no un frustrado, porque Dios siempre ha estado de mi
lado ayudándome, nunca me ha dejado solo, ni en esta oportunidad que parecía
que iba morir de angustia, por la ausencia de mis hijos pequeños, ni en
cualquier otra, he comprendido que de todo mi esfuerzo y el amor con el cual
traté a mi ex esposa y a mis hijos, el verdadero testigo fue el Señor, y por lo
tanto, no me interesa lo que puedan pensar familiares, amigos o quien sea, mi
testigo que es Cristo lo sabe todo, cumplí, y por lo tanto, mi proceso sigue
adelante, voy por nuevas proyectos, por nuevas perspectivas en el campo de la
fe y del Ministerio, creo en la renovación del entendimiento, le creo al Señor,
y Él, como Dios de Amor, sabrá llenar mi soledad y consolar mi alma para que
continúe sirviéndole como siempre lo he hecho.
Mi vida no ha terminado aún, quedan muchas canciones por
escribir, muchas poesías por transcribir, sueño que voy a viajar lejos de este país
y podré llevar mis cantos a otras personas, con otra forma de ver y de entender
la vida, eso es de lo que me habla ahora El Santo Espíritu de Dios, porque no
me dejé amedrentar ni disminuir por la maldad que hubo detrás de todo este
drama que he vivido, por nada del mundo, Dios, en medio de todo mi dolor, habló
a mi corazón, suministró de verdaderos amigos y hermanos a mi alma, de tal
forma que me no me dejé morir, muy por el contrario, ya saliendo de este duro
proceso de dolor por causa de esta enfermedad en este invierno, sé que vienen
muchas bendiciones para mí y mis hermanos, bendiciones que solo el corazón de
un Dios como el nuestro, es capaz de proporcionarnos y entregarnos con tanto
cariño y fidelidad para que continuemos ejerciendo esto que Su Palabra llama,
la vida, la vida pero en abundancia.
Florencio Navarro
Cantautor Cristiano Chileno.
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