EL BIEN QUE NOS PRECEDE EN PLENITUD...

Pero, ningún lugar en la tierra, por bello que sea, carece sin
embargo de males, ninguno está falto de mezquindades o ruindades humanas con
las cuales tengamos lidiar todo el tiempo que permanezcamos en esta tierra, en
este sentido, la comunidad de Miguel Riglos, como muchos otros lugares que
derrochan paz y tranquilidad en el mundo entero, no es la excepción, desde
luego que no, en esta bucólica y casi prístina realidad, están dadas las
condiciones para que la mentira, la falsedad o la hipocresía; enquistadas a
veces con magnánimo silencio en el corazón de nuestras sociedades, tal como una
de estas casi invisibles agujitas que uno de los miles y miles de insectos que
pernoctan en nuestras espaldas, son capaces de inyectarnos mientras divagamos y
nos echamos a andar; puedan pasar inadvertidas y sin duda alguna, provocar el
mismo o tal vez peor daño que este tipo de faltas nos hace cuando, al merodear
distraídos por las esquinas de nuestras endebles realidades, intentamos con
nuestro caminar, hacer sucumbir la ironía del tedio y la congoja de lo absurdo.
La sublimación por la naturaleza entonces, pasa por mi
parte, asumo esa responsabilidad, soy yo el que adolezco de esta gran
necesidad, no tiene otra explicación la constante importancia que doy a mi
entorno y al valor de lo que Dios ha creado en casi todos mis escritos, cantos
y reflexiones, y ello se debe esencialmente a mi forma de entender y de vivir
la vida, así que por lo tanto, se trata de mi alma, del estado en el cual mi
propia alma se encuentra cuando decide transmigrar y desprenderse de lo
cotidiano, de lo trivial y pasajero, la que mientras se allega y se aferra
poderosamente a La Mano de este Dios Creador y Misericordioso, y que en su estado
natural pretende producir en esta vida y en este momento, el vuelo final que le
ha de llevar a lo divinamente inconmensurable, paralelamente genera instancias
oníricas dentro de sí, a la misma hora en que la mayoría de los que viajamos en
metro, somos capaces de ascender a él infectado de malos olores, y sin considerar
o tomar en cuenta que nuestras vidas, por orden divino, es capaz de impregnarse
de sueños y de visiones divinas que nos vuelven o nos hacen sentirnos eternos.
Es algo inherente en mi ser, estoy constituido de esta
forma, lo tengo claro desde que hice uso de mi razón por primera vez, más aún
cuando descubrí que el hecho de ser un hijo de Dios en este mundo, es la
oportunidad precisa que te da Dios y la vida para ofrecer a tu ser, todo un
enorme panorama de fuertes y poderosas alianzas que nos han de arrastrar
inevitablemente, y con lo puesto a veces solamente, hacia todas aquellas cosas verdaderas
que existen en medio de todo este universo y que jamás han dejado ni dejarán de
ser, por el solo hecho de que pertenecen a Dios y al Eterno despliegue de Su
Fuerza manifestada en lo creado y perfeccionado por Su Amor.
Escribir entonces, es parte de esta prodigiosa propuesta que
nos hace el mismo destino cuando aún no sabíamos hablar ni comunicar lo que
había en nuestras almas, es un regalo fortuito de Dios que me mantiene
incorporado a las demás realidades, y de esta manera, los distintos escenarios
no logran dispersarme, salvo cuando un mal sueño parece recordarme o traer a mi
memoria, algo que no deseo por nada del mundo recordar. Pero así constituidos o
hechos los seres humanos, de contrariedades, de incongruencias a veces, por
ello, por bello y perfecto que sea el entorno, está claro que el mal pasa por y
en nosotros, ineludiblemente que es así, tal como al principio, como cuando
nuestros primeros padres, enrolados dentro de una atmósfera irrepetible de paz,
y con la compañía de Dios produciendo toda clase de bienes para que la estadía
de nuestros padres fuese perfecta en ese lugar, nada impidiera además que ellos
fueran atraídos e inclinados hacia lo que hoy día aún, pasados miles de años, mantiene
separados a los hombres del Amor Bondadoso de Un Dios Inconmensurable y
Misericordioso como es nuestro Dios.
Ello es lo que nos trae a recorrer estos lugares, no solo hemos
venido a intentar descansar o retrotraernos de nuestras actividades cotidianas,
por el contrario, el afán por las almas, por beneficiar al hombre en su
búsqueda de la verdad, es nuestra principal necesidad, lo demás, es solo
migrar, vacacionar, sin propósitos a veces. Pero esta no es la ocasión, por
ello escribo a estas altas horas de la noche, me dejó atrapar por esta humilde insinuación
del Espíritu Santo, y escribo, proyecto mi alma en lo maravillosamente Eterno y
me dejo atrapar, y con ello, fructifico, por sobre todas las cosas, fructifico,
no hay tiempo perdido en mi rutina diaria, menos en lo que respecta al Reino de
Dios, todo está inmerso en ello, nada quedará sin propósito, en Dios, todas las
cosas tienen sentido.
Pero el pecado siempre será pecado, es indiscutible, no
obstante, el mal siempre conseguirá arroparse y mimetizarse, y la manera en que
los cristianos de este tiempo podemos colaborar para que nuestras sociedades no
terminen como la vieja Babel, es simplemente dando a conocer el mensaje de
Cristo a otras personas, por allí se da comienzo recién a nuestras actividades
solidarias, porque no hay mayor ni mejor solidaridad en esta vida, que el
hablar a otros del Amor de Cristo, luego, intentar una integración, hacer lo
posible por introducirnos en un mundo en el que tal vez, nunca hubiésemos
querido estar, pero que en Dios si tiene sentido, para ello, la praxis o la
práctica de nuestra fe, solo tiene una manera clara de no resultar embotada ni
tampoco afectada por estratagemas humanas o religiosas, y esa es, siendo lo más
honesto y sincero de lo que podamos en nuestra exposición o manifestación
externa de nuestras convicciones en Dios.
En eso estamos, en ello nos encontramos invirtiendo gran parte
de nuestras energías, hemos compartido nuestra fe con otras personas, sin
embargo, aún pretendemos con nuestras evidentes limitaciones, dar mucho más
testimonio del Señor y de Su Bendita Paz, La Palabra de Dios es un rio que no
debe dejar de fluir por nada del mundo, están las personas absortas en sus
propias y limitadas condiciones sobreviviendo, pero Dios, como Dios, siempre
tiene propósitos, mucho más intensos incluso que la lluvia y los granizos que
cayeron a raudales sobre la superficie y los campos verde–amarillos que ahora
tapizan los valles de esta tierra. De modo que no podemos dejar de considerar
que este solo viaje, con el paso ineludible del tiempo, alguna buena nueva nos habrá
de proporcionar, La Palabra está siendo sembrada, y cuando hablo de sembrar,
hablo de expectativas reales, no del circo y de la fábula comercial que hoy día
precede La Venida de Cristo a este mundo de manos de los comerciantes de la fe,
concedida y respaldada por un cristianismo pusilánime que no reflexiona ni se
interesa en las condiciones sociales ni humanas de quienes tanto necesitan en
este momento del Amor de Dios.
Aún a pesar de ello, a pesar del sosiego en el que se
encuentra el cristianismo actual, el ser humano, objetivo de tragedias y de
dramas por miles en esta vida, aún provoca en el corazón del cristianismo
sincero, verdaderos y profundos intereses, no estamos confundidos como para
evadir semejante realidad, desde luego que no, cada persona es una posibilidad
de aportar a que el cristianismo veraz, pueda ejercer dominio finalmente y
comenzar La Buena Obra que El Señor, alguna vez comenzó y de seguro terminará,
el peligro está en las mismas personas, en el Amor que cada una de ellas pueda
poner por sobre lo que hemos tratado de entregar, en la humildad con la cual
puedan ellos trabajar sobre estas mismas premisas eternas, allí, de seguro florece
en nuestros corazones, una especie de temor, no sabemos qué ocurrirá con ellos
cuando partamos, a pesar de esta circunstancia, nos hemos atrevido, le hemos creído
al Espíritu Santo y desde luego, seguiremos navegando en esta vertiente
luminosa de fe genuina que nos precede y nos hace bienaventurados al momento de
ejercer lo que El Señor, con tanto Amor y sinceridad nos demanda.
Florencio Navarro
Cantautor cristiano chileno
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