Sunday, February 24, 2019

EL PERFECTO EQUILIBRIO QUE HAY EN DIOS.



Los canales del cable que se refieren a la naturaleza, acostumbran a mostrarnos lugares y escenas que tal vez nunca llegaremos a conocer, ese es el negocio de ellos, llevarte, aunque sea en medio de tediosos comerciales por esos espaciosos y selváticos lugares para que, sentado plácidamente en la comodidad de tu living, o simplemente tendido en tu cama en estas noches de claro insomnio, producto de las altas temperaturas, tengas la oportunidad de acceder a estas maravillas de la naturaleza, es una oportunidad imperdible cuando ello ocurre.

Pero, que una de esas oportunidades que nos brinda la naturaleza acontezca frente a tu ventana y cuando el amanecer llama sigilosamente a tu cuarto, eso es otra cosa. La madrugada impregnada de estrellas pululando en el firmamento ha sido una constante desde que llegamos a esta tierra de bendiciones, a pesar de la quebrantada salud que me ha mantenido prácticamente en un estado de contemplación, he tratado de todas las maneras posibles de no perderme absolutamente de nada, nada que el entorno bendecido de este lugar y de este cielo límpido nos traiga, pero, justo en el momento en que un “ternerito” hacía su aparición por primera vez en este mundo, dormía, intensamente, descansaba del dolor y del agotamiento al cual me ha sometido por muchos días esta enfermedad, de todos modos, haciendo un pequeño esfuerzo, logré ponerme de pie y pude contemplar, con un sentimiento de profunda gratitud en mi alma, lo maravilloso que sigue siendo aún este mundo.

Envuelto de sangre y de líquido amniótico, el pequeño animalito intentaba ponerse de pie, pero le era imposible, tendrían que pasar varias horas para que sus piernas débiles e imprecisas, lograran adquirir las fuerzas que se necesitan para sobreponerse y asumir ahora, lo más difícil que es alcanzar las mamas de su progenitora.

La vida, desde siempre se expresa de esta forma en estos espacios, la poderosa energía que emerge desde lo más profundo de su ser, llega a manifestarse y a proveernos de oportunidades maravillosas como estas, es una constante, es parte del proceso que sigue la naturaleza y de cómo ella hace para que el equilibrio finalmente no se pierda. La televisión pretende contarnos estas cosas, decirnos que mientras trabajamos o nos movemos dentro de un entorno material y contaminado por la selva de automóviles que gobiernan y enloquecen nuestro andar, la naturaleza, en todo su esplendor y voluptuosidad, cuenta con sus propias reglas, sigue sus propias pautas, concediendo a Dios, el derecho de hacer lo que a ÉL le plazca en medio de este maravilloso entorno, la evidencia se halla a la vista, la gesta y el encanto de producir y germinar cuando es debido está conectada con el saber divino, es inobjetable.

Jesús dijo alguna vez a sus discípulos, “…sin Mí nada podéis hacer… Yo Soy La Vid, y vosotros los pámpanos…todo pámpano que en Mí no lleva fruto lo quitará; y todo aquél que lleva fruto lo limpiará, para que lleve más fruto… Yo Soy La Vid Verdadera y Mi Padre es el labrador.” (San Juan 15) Lo mismo que ocurre con la naturaleza debería ocurrir con la vida espiritual, sin embargo, nos encontramos en la mayoría de las casos demasiado enfrascados en nuestra cotidianeidad como para inclinar nuestro oído y escuchar, oír lo que Dios y esta humilde tierra quiere decirnos, no somos lo resolutivamente fuertes con nuestra realidad valórica como para imponer reglas trascendentes e inquebrantables en nuestro andar, nos dejamos afectar fácilmente por nuestra particular manera de entender las cosas, y de esta manera, contar con excusas o explicaciones burdas que nos permitan evadir la importancia de sabernos hijos de Dios, siempre tenemos alguna explicación que dar, lo trascendente en conclusión, es que no estamos dispuestos a oír.

El Señor les enseñó a sus discípulos cosas enormes, algunas imposible incluso de entender o de sobrellevar en una etapa primaria para ellos como aprendices, no obstante, sus discípulos se las arreglaron para compatibilizar entre, vida familiar y espiritual. Está escrito entonces que ellos no le dieron poca importancia a las cosas que Jesús les enseñó, queda claro a través de la lectura del libro de Los Hechos y los Evangelios, que ellos no hicieron retroceder el mensaje del Señor para dar prioridad a las cosas que había en sus vidas, por el contrario, fue al revés, por ello es que tenemos a un Apóstol Pedro caminando aunque sea un par de temerosos pasos sobre el mar, es la consecuencia de la siembra que Jesús va dejando en el ser humano, aunque nuestra humanidad, siempre tan limitada y controversial, ponga todos los obstáculos para que La Obra de Cristo pueda manifestarse en plenitud en nuestras propias vidas. 

El cristiano de hoy, colapsado de placer, de medios, de intervalos, de treguas, no entiende que el sistema de vida que vivimos nos ha hecho un daño enorme, que la filosofía con la cual se han establecido los parámetros valóricos de esta sociedad, es la que finalmente nos ha provocado el daño mayor, un daño que afecta inevitablemente nuestra vida espiritual y moral, lo que llamamos, “nuestro mundo interior”, incluido el espiritual, por lo tanto, es evidente que en nuestra propuesta actual, no se trata de cambiar una casa en medio de una ciudad colapsada de ruidos, por un espacio bucólico y rodeado de silencio como en el que nos encontramos en este instante, suprimir de nosotros el estigma por el cual padecemos todas las dolencias que nos ha traído el llamado “progreso”, debe constituir uno de los propósitos más honestos y fuertes que debemos enfrentar antes, por la importancia que tiene precisamente este aspecto para nuestras vidas como hijos de Dios, porque no es cosa como de cambiarse de ropa y listo, de ningún modo, el proceso de cambio es mucho más hondo y valórico, se trata de cosas que en el ser humano tienen que ver con nuestro entendimiento acerca de lo que creemos es nuestra fe en Dios, y obviamente, de nuestra dependencia diaria de Él.

Los seres humanos de la ciudad, los comunes y corrientes como nosotros, hemos aprendido a disfrazar muy bien nuestras falencias y necesidades, como sociedad, contamos con los medios adecuados para hacerlo, para solucionar el problema específico, hemos construido los “mall” o centros comerciales, toda una amplia y poderosa infraestructura comercial que representa en estos días, el intento humano por querer solucionar el problema del alma, a través de una perspectiva hedonista y material, y siendo muy honestos, desde la apariencia o perspectiva del consumo, lo cual nos permite acceder de manera fácil además, al disfraz adecuado para cada bolsillo y problema en particular, de modo que, nos debe quedar más que claro que en medio de una realidad campestre y lejana del albur consumista, no podemos mentir, nuestros disfraces no están construidos como para pasar por alto semejante realidad, estamos colmados de grandes y mortales precariedades como para evadir un entorno tan influenciado de Dios, tan evidentemente límpido como para enrarecerlo con nuestras limitaciones, y ello se debe esencialmente, a que el problema que vivimos, está centrado en la subsistencia del alma, del ser interior del cual nos habla tan claramente El Apóstol Pablo en la mayoría de sus cartas, de cómo estamos enfrentando la vida que nos ha correspondido vivir, de la forma en que Dios nos ha pedido que vivamos nuestra experiencia con Él, y si estamos o no cumpliendo con esta demanda, la de vivir la vida abundante, pero de manera correcta. 

De modo que si nos trasladamos de la ciudad al campo, lejos del bullicio y de la toxicidad de los automóviles, y en esencia, continuamos siendo los mismos, entonces, no es el espacio el que nos está dañando sino, lo que traemos dentro, lo que nos hace ser en medio de un sistema que nos permite todo tipo de ocultaciones, por ello es importante lo que Jesús dijo, porque nos afecta no solo como hijos de Dios, sino que también, como personas, y más aún, estando aquí en el campo o en medio de la gran ciudad, el caso es que en cualquier condición lo que Él planteó, es una verdad inobjetable que deberíamos considerar ya, y no dejar pasar el tiempo, justo ahora que estamos llenos de ecologistas millonarios, llenos de salvadores y redentores de una naturaleza que ellos mismos contaminan y destruyen con sus oscuros emprendimientos, el caso es que no es la tierra la que necesita ser redimida, en primera instancia, es el hombre el que necesita de un salvador, y cuando ese hombre recibe la salvación a  través del Amor de Cristo, el ser que hay dentro del hombre se encarga de bendecir y de sanar la tierra, lo demás, lo hace El Señor.

Dentro de esta misma perspectiva, es cierto que debemos disfrutar de todo lo que Dios nos da, disfrutar al máximo de Su Creación y de las oportunidades que la naturaleza nos brinda, más aún si somos hijos de Dios y nos encontramos en medio de todo este maravilloso espacio, de cosas que muchos seres humanos aún no han tenido siquiera la oportunidad de ver y de contemplar, sin embargo, para un hijo de Dios, que ha comprendido la medida y el perfecto equilibrio que debe haber entre lo creado y nuestro estilo de vida, hasta el disfrutar debe ser algo con sentido, con verdadero y claro propósito, nuestras vidas en Dios, deben ser capaces de generar el equilibrio necesario para no dañar lo que Dios desea hacer en nuestras vidas, de modo que seamos portadores de bendiciones y no del estigma, de ese mismo estigma que muchas personas trasladan con su inconciencia a lugares en donde La Presencia de Dios, germina con Amor y hasta de manera milagrosa, aún la más pequeña semilla que existe, dejándonos una evidencia palpable de cuánto Dios nos ama y sigue dispuesto a dar para que nosotros, sus hijos, y el ser humano en general, aprendamos juntamente a valorar lo que Él con tanto Amor nos ha entregado.

Florencio Navarro
Cantautor cristiano chileno.

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