Wednesday, July 21, 2010

La otra marea de dudas.




La mediocridad entonces, se establece en nuestras realidades, de todas las formas concebibles, de las inconcebibles también, porque cuando nos dejan sin parámetros creíbles para cuantificar y vernos realmente como somos o estamos actuando, todo nos parece bien, elegimos sin oración y sin ninguna clase de objeciones el destino que nos parezca mejor, nos vamos al Sur, al Norte, a Mendoza, a Buenos Aires, a Cancún, a donde sea, el mundo globalizado puede servir para justificar incluso, cualquier estigma de deserción que aparezca de pronto en nuestras vidas, los comerciales parecen estarnos abordando, de manera que no tengamos alternativas para responder al Llamado de Dios, toda la lujuriosa estrategia de los medios nos hace pensar que el Retorno de Cristo es un puro cuento de la religión, un invento que a veces nos impide realizarnos en la vida, porque nos han vendido la pomada de que la felicidad existe, pero existe siempre y cuando no tengas un proyecto claro de vida para ti y para los tuyos, porque cuando tienes las cosas claras, sucede lo contrario, por ejemplo, te das cuenta que el matrimonio, tal y cual como lo habíamos concebido, dejó de ser un proyecto creíble, esa es una de las primeras bases que se nos vino abajo, porque el matrimonio como tal, solo puede ser abordado y financiado por las castas selectas de las cuales se nutre nuestra podrida realidad, los otros, los demás, debemos naufragar siempre, nadar contra la corriente ya casi no tiene sorpresas para quienes debemos esperar largas horas para ser atendido en un servicio de salud pública, el que ya se encuentra sobrepasado y al borde de morir asfixiado debido a la miseria con la cual lo han tratado quienes dicen estar gobernando para el pueblo. Lo lamentable, es que uno se viene a dar cuanta cuando ya ha cometido todos estos errores en la vida, cuando ya no hay nada que se pueda hacer, no obstante, seguimos creyendo que todo puede cambiar, que el “MAREPOTO” no volverá a asolar nuestras frágiles costas, aunque todo parezca estar en contra.   

Los mediocres, instalados como escoria en nuestras realidades espirituales y de las otras, desean hacernos creer cualquier cosa, 45 minutos, con reloj en mano, para darnos una gran noticia, Penélope Cruz se nos casa, y otra que no me acuerdo, ¿qué clase de país es el nuestro? Por favor, hermanos peruanos, no vengan a este país, cuiden su rica cultura, aquí solo encontrarán mercaderes, abusadores, gobernantes que no saben gobernar, los sin proyectos, los que se reúnen en un Castillo en pleno Viña del Mar para tratar los problemas de los chilenos, allí, rodeados de lujuria y una historia que ellos mismos mancharon con sangre, conversan con su Presidente para tratar los problemas de salud del pueblo, en especial de los más pobres, allí también piensan en estrategias para mantenerse en el poder por muchos años, y la mejor que han elegido es denostar a la ex Presidenta de Chile, que caras duras, y porque no nos dicen qué pasó con los cheques de Pinochet y de sus millonarias cuentas bancarias?

Claro, esto no es Palabra de Dios, seguramente los profetas no hablaban de la contingencia, o esperaban que Marcos Vidal o el Wirt les viniera a hablar de los problemas que acarreamos como sociedad aquí en Chile? No señores, la podredumbre que nos rodea parece estar enfrascándonos en la mismísima indiferencia, creemos haber solucionado problemas endémicos pero no es así, la pomada de La Derecha es putrefacta, no les creo, nunca he creído en Opus Dei disfrazados de demócratas, menos en gente que nunca se ha interesado en los problemas de la gente, a otro perro con ese hueso. Pero decía que los mediocres se hayan instalados aquí, sobre nuestras pálidas y siempre alicaídas realidades, toda una mañana de programa en TVN para hablar del muñequito, el que nunca dice nada importante, el que nutre su vida intelectual leyendo las portadas de los diarios mentirosos, tiempo valioso que un canal o una sociedad como la nuestra, pierde en estupideces y más estupideces, estupideces que solo vienen a alimentar aún más, el abultado bolsillo de la argandoña y de toda esa casta de vagos que llenan las pantallas de nuestra televisión abierta. Es lamentable que un país con premios Nóbel a su favor, con grandes escritores, pintores y una cantidad innombrables de artistas alternativos, simplemente pase sobre ello y pretenda antidotarnos para que nuestra conciencia se adormezca, lentamente para que nuestra muerte espiritual e intelectual ni se note, cosa que al acudir a un templo cristiano, ya no vayamos en busca de respuestas a las grandes interrogantes que en otrora, sí movilizó al hombre, en todas sus versiones, en todas sus áreas, pareciera ser que el carrete terminó por sepultar definitivamente, todo intento de reacción por parte de aquellos que aún pensamos que este mundo va mal, muy mal.


Ésta, quizás sea, una de las mayores razones por la cual yo dejé de discipular hace rato, lo confieso, es una pérdida de tiempo, porque el hombre actual ya no desea, en primer lugar, enterarse de la verdad, y en segundo lugar, no tiene tiempo para conversar, para dialogar, para aprender, como está tan informado, cree saberlo todo, así que no necesita formación de carácter, ni menos que alguien con menos educación que él, le diga quién era o de qué forma desea Cristo que seamos en este tiempo, el hombre actual solo desea cantar, sentarse y escuchar una prédica favorable que apenas toque ciertos pelos de alguna verdad en extinción, total, él será capaz, con su vociferante actitud, de sobredimensionar su conocimiento precoz y poner las cosas en su lugar cuando sea necesario. Para formar y hacer discípulos, son necesarias otras cosas, hoy día nadie tiene el tiempo suficiente para tratar el asunto del alma, con suerte puede que en una de esas, y con un vaso de vino en el cuerpo, a alguien le interese el problema de Cristo porque en tales circunstancias, ello le recuerda en cierto modo sus propios ideales, ideales que fueron arrancados quién sabe donde y en qué circunstancias. Por eso me río cuando veo los posteos de quienes creen que yo, por no estar cantando en sus reductos, prácticamente he desaparecido, lo que no saben, es que son ellos los que desaparecieron de mi vida, porque muchos de ellos son una verdadera pérdida de tiempo para mi, salvo las siempre benditas excepciones, compuesta por hermanos que a pesar del tiempo, insisten en buscar el rostro del Señor al costo que sea, ellos me bendicen, pero no los lujuriosos que pretenden, porque bajaron un par de canciones nuestras sin pagar un peso en Internet, decirnos si estamos o no metidos en esta cuestión que nos quita el sueño.


La porquería entonces nos rodea, a lo mejor ustedes no la ven, pero yo, me siento como si estuviese en New Orleáns, naufragando en medio de los utensilios y deshechos que vomita nuestra sociedad, y que poco a poco se tornan mucho más peligrosos que el mismo huracán. Pero allí usted los ve, siempre iguales, sin debate, sin contradicciones, a la espera de cualquier cosa, esperando que los acontecimientos lleguen a las mismas puertas de sus casas, rodeados de tranquilidad y pasividad, creyendo que la mar no volverá a golpearnos, solo porque en Santiago no hay mar, ¿dónde la vieron? ¿Y las otras marejadas que produce por ejemplo el Transantiago? ¿La salud pública? ¿La Educación y sus deserciones? ¿Sigo? Para qué, si ustedes mismos conocen los temas, para qué decir la delincuencia. En todo caso, aquí en Valparaíso, la cosa no está muy buena, si orando igual se meten a robar a tu casa, imagínense lo que sería de nosotros si no orásemos. ¡Dios nos libre y nos guarde!

Hoy necesitamos que los profetas verdaderos de Dios, no los chantas que hay en la radio o en la tele privada, alcen su voz, no para ser oídos por los otros chantas que se adueñaron de la fe, sino por Dios mismo, ¡Clama a mí y yo te responderé! Basta de adoradores, por favor, basta de traer más chantas a Chile, aquí tenemos profecía de más para lograr que nuestras realidades aspiren a algo más que tener un día en este país para celebrar no sé que cosa. Los profetas de Dios están en todas partes, pero me temo que el silencio y el miedo los ha paralizado, causándonos un dolor y una soledad incomparable, ellos, auténticos defensores del Derecho de Dios, por nada debieran estar en silencio, no existe razón para no alzar la voz en estas realidades en donde la porquería se ofrece como pan caliente por los medios de comunicación, un profeta de Dios no debe claudicar en su afán, las grandes interrogantes deben acompañarlo hasta en el baño, todo debe estar plasmado de sus inquietudes, pero si cambia su Unción y decide alabar a Dios y quedarse tranquilo, dejará expuesta a la sociedad, a la propia cristiandad, a los ciudadanos todos, en una precaria condición que no tendrá la fuerza suficiente como para defender lo que nos va quedando no solo como cristianos sino, como seres humanos, por ello está La Palabra, no para leerla de vez en cuando, cuando nos tinque o cuando tengamos un problema de verdad, ese tipo de evangelio más parecido a un Bombero, no provoca absolutamente nada, las sociedades deben ser advertidas, no porque haya posibilidad de un próximo terremoto o algo por el estilo, sino, por el declive valórico que provocan por ejemplo, su forma de interpretar la vida, de vivirla, de evadir los conceptos que podrían mejorarnos como sociedad. Es cierto que la gente no desea conocer verdades profundas, pero no es menos cierto que nosotros como cristianos, también hemos obrado con mediocridad, ¿cuántas veces decimos que iremos a ver a tal o cual hermano y nunca vamos? ¿Cuánto tiempo esperamos a veces por una respuesta que nunca vino de parte de algún hermano? Estamos llenos de chantas, el espíritu del chileno chanta se adhirió fuertemente a nuestras vidas, por eso el sincero no tiene lugar en vuestras realidades, por eso el canto con mensaje dejó de ser útil para muchos cristianos, porque lo que nada les dice fomenta la mediocridad, la indiferencia, y ello, colabora a que nuestro mundo siga hundiéndose aún más en este lodazal que nos está alcanzando a todos por igual, de ello no hay duda.


Sigo firme entonces, sin esperar condecoraciones, sin esperar reconocimiento o algo parecido, los traidores siempre tiene un buen pasar en este mundo, hasta que son descubiertos, hasta que alguien se da cuenta que te han vendido la pomada, pero yo, yo no voy a esperar que la cristiandad se de cuenta que hace rato perdieron el rumbo, además de ser injusto, no es para lo que el Señor me llamó, sino, para revolver un poco las aguas, las turbias aguas de la realidad que se hayan estancadas y llenas de estiércol y otras realidades innombrables, pero igual, al moverlas yo tengo la convicción de que el ángel aparecerá y alguien sanará, siempre es así, otros se irán con el rabo entre sus piernas, pero muchos, de seguro, darán gloria a Dios porque la palabra aún no logra ser silenciada ni menos amordazada para decir todo lo que a Dios se le ocurra decir, eso, jamás. Así que hasta aquí llego, hace mucho frío y debo cortar un poco de leña porque o sino me entumo, y yo, por nada puedo enfriarme, no solo por el estado de mi salud, sino, para proteger el patrimonio de la verdad que Dios puso en éste, mi quebradizo montón de neuronas y células despiertas.

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