Tuesday, July 27, 2010

Una cristiandad desoladora que no advierte.


















Uno podría buscar dentro de este sistema, millones de formas para poder cambiar o alterar en algo la realidad en que nos movemos a diario, en especial, la realidad espiritual, pero sería como un imposible, como intentar llegar a las estrellas sin ponerte siquiera un traje de astronauta, todos se reirían de ti, te dirían que estas loco, que no puedes concebir las cosas de otra manera que no sea como ya existen, así como alguien, quién haya sido, dejara las cosas de manera que el ruin y absurdo vaivén de la rutina cotidiana, jamás permita que aunque sea soñando, seamos capaces de creer que podemos ejercer la facultad de sentirnos por un rato, un poco diferentes.

Es que el gran pecado de muchos de nosotros, es haber creído que la cristiandad, como un "Cuerpo", sería suficientemente madura como para comprender que nuestras vidas, no han sido creadas como estatuas de sal ni para que sigamos parámetros infinitamente diferentes a los de nuestras costumbres, los que hoy día seducen y confunden aún más el corazón de nuestro cristianismo, no aceptan que el trato de Dios comienza primero, en nuestras propias almas, allí, en donde nadie tiene acceso, porque es un lugar demasiado valioso como para permitir que ingresen, con toda la arrogancia y soberbia conocida, los mercaderes actuales de la fe; con su infinita misericordia, Dios es el único capaz de hacer por nosotros, lo que nadie en el mundo ha podido hacer, para ello no necesitamos ir a Roma o a cualquier parte del mundo, ni tampoco sentirnos o hacer como que somos tan buenos, cuando en el fondo no lo somos, allí, en el lugar en el que uno se encuentra, es el lugar indicado para poder experimentar el amor de Dios, único en su género, inconmensurable, fascinante a veces, porque nos conmueve y nos retrae para hacernos mirar lo que a diario no somos capaces de ver a través de nuestras naturalezas enfermas y confusas.

El alma gime, el alma existe, en ese lugar yo acostumbro a guardar aquellas cosas que no puedo guardar en el computador, como son los afectos, las palabras que no logro contener, el valor de las lágrimas, el sentido de mis contradicciones y mi lucha, porque un hombre sin alma no lucha, apenas concibe el dolor como una culpa, del mismo modo como hoy día concibe la cristiandad el que muchos de nosotros no queramos aceptar el camino que ellos han elegido, porque simplemente piensan que somos una mata de rebeldes, nunca piensan en el daño, nunca conciben el que tanta y tanta religión esparcida como esporas en el aire, no permite ver la luz, apenas algunos trazos, como para justificar el que existe Dios, cuando Dios a estas alturas, ya no necesita ser justificado, así la oscuridad nuevamente hace uso de las almas inconstantes, dejándolas impávidas, inhabilitadas para ejercer y oír el dulce canto de las nuevas bendiciones, que al final no son tan nuevas, pero que siempre se agradecen, porque nos dan la fuerza necesaria para seguir combatiendo, porque de eso se trata la vida, de combatir, de pasarse metido en la trinchera dando balazos a quienes no conocemos, de fatigarse alimentando una esperanza que solo se trataba de aceptar, la existencia de Dios, para luego quedarse encerrado dentro de un edificio que no tiene alma ni la forma de las lagrimas que uno derrama cuando no entiende hacia donde nos lleva Dios en este viaje.


Pero Dios, como buen piloto, debe tener claro hacia donde y como llegar al lugar a donde nos lleva, ya el problema lo vivió con sus discípulos, a ÉL también le preguntaron, pero eso fue hace más de dos mil años atrás, y la interrogante parece nuevamente estar rondando nuestras cabezas, ¿sabrá Dios lo que nos pasa? ¿Sabrá que estamos hasta el cuello de delincuencia? ¿Que ni siquiera podemos ir a ver a un amigo o un hermano para no dejar la casa sola, porque de lo contrario, nos entran a robar? ¿Sabrá que el costo de nuestras enfermedades fácilmente podría ser menor si Él, como Señor, se dignara a mirarnos y sanarnos? Pues bien, yo no estoy metido en la Nueva Era del Evangelio chanta de los mercaderes de la fe, esos que por Internet hablan de sus millones y de las ganancias fraudulentas de sus negocios en torno a la fe de Jesucristo, por lo tanto, mi lengua se mueve al ritmo de La Palabra, al movimiento de las aguas que el ángel comienza a tocar, levemente para que los fatuos y escapistas de la fe verdadera, ni siquiera noten cuando Jesucristo, El Señor, aparezca con su ejército de ángeles y nuestras almas reciban el descanso que se merecen.


Por eso este podrido sistema se pudre aún más, por la incapacidad de los propios cristianos de abordar los problemas actuales con hombría, porque se la pasan adquiriendo mensajes venidos de otras tierras con otras costumbres, y cuando uno les nombra el grave problema de las desigualdades aquí en nuestra patria, piensan que uno se volvió comunista, o anarco, pero lejos de todo eso, me siento arriba de toda la religión que no ha sido capaz de proferir, a pesar de la enorme infraestructura con que cuentan, a pesar de los lazos que les unen a los políticos, una miserable verdad que los pueda poner en contradicción con el sistema, solo para creerles que de verdad aman a Dios, que están dispuestos a dar su vida por ÉL. Aquí naufragamos entonces, el LSD, perdón, el LCD, no será suficientemente potente como para impedir que la conciencia del ser humano, en especial la del cristiano actual, pueda salvar algo por lo menos de lo que habrá de perderse cuando el agua nos suba hasta el mismo cuello, cuando ni el reguetón, el mismito que se bailó la pinturita del Witt en Viña, no sirva para enagenarse y no ver las cosas que deben ocurrir pronto o están ocurriendo en este mundo. El naufragio entonces está anunciado, el mundo no desea ver la verdad, lo peor no es eso, es que quienes deberían estar haciendo algo para que el mundo vea y conozca la verdad, simplemente han ignorado el contundente llamado de Dios para no dejarse embaucar por los falsos profetas y agoreros de la fe comercial actual, ¿o caso La Palabra miente? ¿O en vano dice lo que dice?


Uno quisiera decir y escribir otras cosas, pero a veces la urgencia me supera, el espíritu de los verdaderos anarco y derechistas mafiosos instalados en nuestra sociedad al costo de botar millones y millones dólares y pesos aquí en nuestra propia realidad, no me deja quieto, duermo mirando con un ojo, a penas concibo el sueño, no se puede así, vivir volando sobre las nubes entonando alabanzas complacientes para que Dios y los cristianos se sientan bien y Dios, por ningún motivo, se ofenda cuando alguien, desde esta desolación llamada tierra, clama porque las cosas cambien y en definitiva, Jesucristo vuelva a poner las cosas en el orden que deben estar, para que no haya más indigentes en el mundo, para que los asesinos y violadores sean extirpados de la creación, para que los corruptos que envenenan el alma de los pueblos con la maldita droga, reciban el castigo que les corresponde, ¿eso es pedir mucho? Entonces, ¿para qué creemos, para qué soñamos? Dios tiene ahora la respuesta y la última decisión, el cristianismo actual no tiene metas de este tipo, yo lo sé, leo las páginas de muchos cristianos en Internet que me dan vergüenza, por lo cobardes, por aduladores, por sensuales, por afeminados, porque creen que lo que nos dicen los canales de televisión es la verdad, y que lo que publican diariamente los periódicos es inmodificable e incuestionable, allá ellos, pero yo, no estoy dispuesto a condescender, con nadie, la vuelta de Cristo debe ser una realidad ya, porque si la fe desaparece de este mundo, y solo queda, la religión, el mundo estará totalmente a la deriva y perdido, sin Norte ni ningún parámetro claro de vida, Cristo prometió un retorno como el que muchos esperan, aquí seguiremos entonces, aguardando, que así sea. ¡Pronto!

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