Friday, September 03, 2010

Las fiestas que se oponen al Propósito Divino.























Muchos querían un Chile ausente de dolor, así por lo menos lo han hecho ver todos quienes haciendo caso omiso de la gran tragedia del terremoto y tsunami en el Sur de Chile, piensan solo en el carrete, en las fiestas del bicentenario, en el reguetón del Dady Yankeeeeee, que dice ser cristiano, y en otras hierbas más, acumuladas como estopa sobre la gran tragedia social, cultural y espiritual que padece nuestra sociedad chilensis. Porque justo cuando este país creía emprender el vuelo, se suscita el drama, y aquí estamos nuevamente, detenidos, por mucho tiempo más, aunque la realidad espiritual de este país diga otra cosa, aunque el silencio cómplice de una religión inmovilizada para declarar a los cuatro vientos La Palabra de Dios, no haya sido capaz de aprovechar la oportunidad que les brinda la providencia para enfrentarse a los mercenarios de la mediocridad, a los abusadores, a los parásitos que pululan libres y sin obstáculos por los mediáticos y lujuriosos matinales de la porquería televisiva, los intocables, las vacas sagradas, los que no reciben ninguna clase de rasguño cuando se trata de medir los grandes desastres en vistas solo a un arquetipo producto de la madre natura, porque para ellos Dios no cuenta, simplemente no existe, para ellos, la imagen de la Virgen, o de quien sea, puede reemplazar o sustituir El Carácter Omnisciente de un Dios que, de diferentes formas y por mucho tiempo, está haciendo un claro Llamado a un mundo que converge hacia una Apocalipsis que ya comenzó su trágica secuencia de sucesos en una tierra convertida en mugre y estiércol.


Uno de las cosas resultantes de la lectura del libro de los libros, es que la relación que existe entre las grandes tragedias acontecidas y el comportamiento espiritual de las sociedades, es íntimo. Babel, Noé, Las Plagas de Egipto, Sodoma y Gomorra, Nínive, Babilonia, los Grandes Imperios, New Orleáns, Las caídas de Las Torres en Nueva York, y una infinita lista de sucesos que por demasiados, otros simplemente prefieren obviar, deben ser las más elocuentes demostraciones que nos deja la experiencia, de cómo Dios, El Inmutable y Todopoderoso, es y ha sido capaz de intervenir con fuertes portentos, la historia de la humanidad. Pero la realidad es inobjetable, la acumulación del recurso profético es aclaratorio y definitivo, el propio Señor Jesucristo, a quién los curas idólatras ni siquiera nombran en su aspecto profético, dio a conocer delineamientos claros y objetivos en cuanto a la relación que existe entre, el comportamiento moral y espiritual de los seres humanos, y su implicancia en los hechos que la naturaleza ha de manifestar, quiéranlo o no, porque por mucho que se esfuercen en tratar de explicarnos los del Nacional Geographic, Discovery, la Onemí o quien sea, todo lo relacionado con el comportamiento climático actual y su desoladora influencia, para un lector y creyente en La Revelación, ambos se encuentran intrínsicamente unidos, la conducta nefasta del hombre en su relación con su medio, ha dejado claras y profundas huellas a lo largo de la historia, tantas como para impedir que sean borradas de nuestra memora colectiva como si nada, es que todo pasa por el hombre, por su cultura, por su incapacidad para ejercer un claro dominio sin que con ello altere el habitat en donde desarrolla toda su indescriptible jornada de esclavitudes. Tampoco podemos obviar su actitud de soberbia frente al drama de otros seres humanos que habitan el mismo planeta, es innegable que la humanidad actual se encuentra sobrepasada en lo que respecta al gran drama de la vulnerabilidad en que viven muchas personas que actualmente, no tienen ninguna posibilidad frente a la gran catástrofe de la estructura económica y productiva que han levantado las hipereconomías del mundo emergente, porque la irresponsabilidad con que se ha manejado todo el problema productivo, es lo que en definitiva ha traído un mundo mucho más lleno de desigualdades, de injusticias sociales nunca antes vistas, parámetros claros de que la humanidad está llegando a su momento decisivo en lo que respecta a su realidad ética y moral, sobretodo cuando se trata de medir costos en cuanto a producción.


Su innegable responsabilidad cuando se trata de hacer realidad los sueños de unos pocos, debería ser materia de análisis de los entes reflexivos de la realidad espiritual, porque ellos se vinculan a la vida espiritual, porque están estrictamente relacionados, la vida humana sin parámetros claros en el campo de los valores, solo ha traído más desdicha, porque sin vida valórica, el hombre relativiza absolutamente todo, dejando expuesta su propia conciencia a los libres y siempre contradictorios dictados de una mente sin revelación de La Persona del Señor Jesucristo ni de Su Palabra. El caos valórico entonces, es una realidad ya, el comportamiento de la sociedad actual lo deja bien en claro, esta es una sociedad nihilista, una sociedad que no desea ni admite el gobierno de Dios, por lo tanto, se halla en el blanco de la mira de Dios, y por lo tanto, nada podrá evitar lo que ha de sobrevenir a un mundo que ha decidido hacer caso omiso al Llamado de Dios, incluido el cristianismo apostata.

Como humanidad, deberíamos haberlo comprendido ya, sin embargo, el hecho de contar con Telescopios enormes y costosos, como el Hubble allá arriba, sujeto sobre la nada en el abismo, declarándonos que aún no hemos sido capaces de hallar un hogar que pueda reemplazar este que ya tenemos convertido en un chiquero, no nos ha hecho cambiar de idea, por el contrario, la hiper producción nos ha convertido en antropófagos sociales, llegando a dañar incluso nuestra clase de vida urbana y poniéndonos en contacto con una forma de guerra que diariamente deja muchas vidas en el camino, como son el infanticidio, el femicidio, y en muchos de los casos, dramas con secuelas familiares y sicológicas imposibles de reparar, porque ya no se trata solo de un cambio estructural o de leyes, es simplemente el hombre en toda su voraz y pertenencia a un mundo que le ha arrebatado su bien más preciado, su propia humanidad, y por el cual, es capaz de herir y destruir si puede al prójimo en su versión más humana.


Esos pequeños hombres, atrapados bajo esa enorme montaña llena de metales y rocosas estructuras, tal vez no saben o no comprenden el valor que debería tener para la propia sociedad chilena, la tragedia que hoy se encuentran viviendo, no tendrían porque saberlo, ellos se acuestan y se levantan pensando en producir, el sistema no les permite otra clase de vida, eso solamente está dado para los que tienen poder, para los que son capaces de vivir como a ellos les de la gana, total, está todo tirado, hay corrupción, hay permisividad, no existe ninguna clase de organismo estatal que se enfrente con los privados a la hora de construir casas, colegios, poblaciones, edificios, o simplemente autorizar el que una mina, sin contar siquiera con planos serios del lugar en donde se suponen hay hombres intentando extraer las riquezas que la tierra les ofrece, funcione sin medir ninguna clase de consecuencias, lo que sea, al final, si es que alguien se va preso, resulta ser siempre el que trasladaba el sucio billete, nunca nadie logra encerrar a los que de verdad deberían estar tras las rejas, a los que le roban el alma al pueblo, a los que con la plata de la gente envían a sus hijos a los colegios de curas para que nadie pueda sospechar nada. Pero allí no se detiene nuestra mediocre historia de convulsiones cotidianas, porque en medio del dolor de muchos compatriotas que aún no ven nada, pero absolutamente nada de los millones que se juntaron para ir en su ayuda después del terremoto, la lista de conciertos y burdeles traídos desde tierras lejanas para enmudecer ahora la conciencia del chileno común, es enorme, baile y más baile, Chile se llena de nebulosas para no ver la crisis valórica en que se encuentra, pareciera ser que este largo territorio, ya tiene su pertenencia, ya se ha declarado religiosamente seguidor de vírgenes y santos, y por lo tanto, no desea otra clase de experiencia en el campo de la fe y de la vida espiritual.


Pues bien, uno puede comprender que el flayte se amanezca con el reguetón, puede hasta solidarizar con su causa, por su educación, por su formación, por su nula comprensión del medio y sus efectos sociales, pero que Universitarios tomen tu realidad y nos obliguen a hacer uso de la fuerza pública para pedirles por favor que nos dejen dormir los fines de semana, es el colmo, Carabineros debería estar en otra cosa, pero ellos nos obligan, nos dejan sin alternativas, pudiendo utilizar otros medios, otros espacios, ellos simplemente se han apoderado de nuestras realidades para traernos una forma de ser humano que raya en la tragedia, porque es una verdadera tragedia no sólo en nuestros pastos urbanos lo del alcoholismo en los “niños”, porque el dueño de la licorería que hay a unos pasos de la vicaría de la solidaridad que construyó el cura Opazo en Reñaca, debe estar nadando en plata con las entradas que le proporciona solo la venta de alcohol a menores el fin de semana, es una locura. ¡Ah, pero ellos no toman cerveza, …y si toman, toman de las caras! ¡Pero ellos son del carrete costoso, y tienen financiamiento para ello, solo tragos fuertes! ¡Gracias a San Expedito entonces que colabora con el desarrollo de nuestra región!


Todo esto y mucho más, muuucho más, es lo que está deteriorando y requebrajando aún más la fuerza de una sociedad que no desea enfrentar seriamente la verdad que le ha tocado vivir, para ello se ha impermeabilizado, haciendo uso de verdades discretas y recortadas cual papeles de colores conformando un collage, un sucio y estúpido collage de mentiras que parten por los formadores, por los censores que deberían estar declarando su guerra a los medios que imparten basura en nuestros hogares a diario, sin que nadie pueda hacerlos pensar un solo momento, que si una sociedad persiste en su escalada de indiferencia y soberbia, tarde o temprano esa misma soberbia ha de volverse en tragedia, cobrando en muchos de los casos, vidas muy valiosas, porque existe fuerzas dentro de este universo, mucho mayores que el egoísmo y la soberbia humana, fuerzas que no dependen del hombre y sus siempre tardías y poco congruentes respuestas, ellas son las que han sido utilizadas por Dios a través de la historia, créanlo o no, para advertir, poner en la línea, o simplemente castigar la indiferencia humana, es bíblico, tarde o temprano lo que hacemos a la naturaleza terminará por dejarnos a expensas de estas fuerzas que aún no comprendemos, y que en el tiempo que nos ha tocado vivir, todo ello nos plantean una enorme cantidad de problemas que no dejan a la humanidad ponerse de pie. Por ello El Señor Jesucristo hace dos mil años atrás, predijo con exactitud profética gran parte de los acontecimientos que hoy se encuentran asolando a este planeta, muchos profetas del Antiguo Testamento lograron vislumbrar que el futuro para este mundo no venía color de rosas, el propio Apóstol Pedro, hablando del tiempo futuro, dijo que la tierra sería purificada con fuego:



Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

(2 Ped. 3: 10).

Palabras como estas no pueden ser desechadas ni pasadas por alto por el cristianismo, el tiempo se acerca, la verdad profética comienza a tener sentido en la realidad histórica, los cristianos han de volverse en definitiva a la verdad, no tenemos otra alternativa, Jesucristo dijo que cuando Él regresara, el mundo se hallaría totalmente colapsado, no obstante, también el fundamento bíblico profético nos habla de la condición moral y espiritual de la humanidad, y de cómo ella afectaría a la propia realidad de La Iglesia de Jesucristo, dejando sin verdad contextual y profética a una realidad que nunca debió abandonar su vocación ni llamamiento divino. Por ello, ya casi de nada sirven las advertencias, de algún modo la propia cristiandad se ha inmunizado para que la crítica no toque sus realidades materiales, no obstante, La Palabra de Dios no nos deja sin esperanza a quienes pensamos de otro modo, por el contrario, ella nos urge a depender cada día más de La Bendita Benevolencia de un Dios que no tiene la menor intención de perjudicar al hombre, sino, todo lo contrario, lamentablemente, pareciera ser que la decisión por parte de la humanidad, ya ha sido tomada, en tal caso, solo hay que esperar, Dios no se tarda, y si lo hace, es para que el mayor número de personas pueda acceder finalmente a esta Gracia que rápidamente ha de ser extirpada junto con La Iglesia de Cristo que vivirá el esperado, arrebatamiento.

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